El bádminton nació en tierras asiáticas pero fue reglamentado por los ingleses, quienes crearon su propia federación y le cambiaron su antiguo nombre. Argentina, sin tanta repercusión, será el país sede en estos Juegos Olímpicos de la Juventud y eso ayuda a que el bádminton continúe con su etapa de desarrollo. El barilochense Mateo Delmastro, de 18 años, dirá presente en esta disciplina.
Por Lucas Diccea
En 1984, el chino Yang Cheng Xiang, el mismo sujeto que descubrió tiempo después a la española multicampeona Carolina Marín, viajó a Argentina y presentó un nuevo sistema de juego y entrenamiento. En el primer campeonato sudamericano de ese mismo año, jugado en Buenos Aires, el campeón fue Perú y la Selección local, con este nuevo formato asiático, terminó segunda por arriba de la poderosa Brasil. Ese subcampeonato fue un gran salto para Argentina en el bádminton.
Este deporte podría considerarse como una cruza con el tenis y el vóley. Antiguamente, los jugadores se vestían todo de blanco en cada torneo, como tradición, similar a lo que hoy hace el Wimbledon. A este deporte se juega con una pelota en forma de cono con plumas llamado volante. Es un deporte de velocidad mental, el volante es muy ligero y casi no se ve. Existen competencias de nivel singles y dobles para masculina, femenino y mixto. Se requiere de un total de 21 puntos para ganar cada set. En caso de empate en 20, se sigue hasta que uno gane por diferencia de dos.
En Argentina es un deporte que está en una etapa de desarrollo. Aún es amateur y lleva un crecimiento lento pero seguro. Tienen una federación propia y con una carencia de apoyo económico. Se necesita una masa de jugadores y formación de entrenadores de base para llegar al desarrollo que se desea. Ya se han fundado clubes nuevos donde se practican, mayormente en el sur del país.
Mateo Delmastro tuvo la difícil tarea de dejar el hogar y a su familia por un sueño: “Vivir en el C.E.N.A.R.D es realmente una experiencia nueva. Me acostumbré al ambiente con el tiempo pero sí, hay veces que extraño mi hogar”, dijo íntimamente el argentino, que desde chico era una persona muy deportista. Le gusta el fútbol, no logró llegar a ser el profesional y escogió el bádminton por descarte. Fanático de “Manu” Ginobili, sueña con llegar a lo alto con su bandera. Ahora ese chico soñador, oriundo de Bariloche, que vive en el C.E.N.A.R.D, será el argentino que representará al país en los Juegos Olímpicos de la Juventud. “Me alegra mucho que los Juegos se hagan acá para que la gente pueda ver y conozca más sobre este deporte”, dijo Delmastro.
“Será un gran orgullo que Mateo nos represente. Juega muy bien y es el mejor que tenemos a nivel nacional. Merecida su clasificación”, dijo Alejandro Almada, presidente de la Fe.Ba.Ra (Federación de Bádminton de la República Argentina) desde hace tres años, quien se muestra optimista por el buen camino que pasa el deporte a nivel nacional: “Lo bueno que tenemos de estos Juegos Olímpicos Juveniles es que Argentina tuvo la oportunidad de presentar deportistas en la mayoría de las disciplinas. Nosotros actualmente tenemos una pequeña camada de jugadores que están jugando realmente bien”. La máxima autoridad agregó: “La inclusión de este deporte en los Juegos Evita ayudó un montón en este desarrollo. Hoy en día, Argentina no se encuentra en condiciones de jugar un Juego Olímpico pero siempre contamos con una cantidad de proyectos a futuro con tal de levantar este deporte”.
El bádminton se popularizó en Inglaterra pero su verdadero origen es en India, el cual lo llamaban “Poona”, por la ciudad de en donde se jugaba por primera vez. En 1873, el ejército inglés observó este nuevo deporte que jugaban los hindúes y se lo llevaron, crearon una federación, le cambiaron el nombre al actual y fundaron clubes. Este deporte de raqueta comenzó a ser disciplina olímpica a partir de Barcelona 1992, siendo Indonesia el primer medallista de oro tanto en masculino como en femenino.
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