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EL BASTIÓN DE LOS VERDADEROS PARAGUAS


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En el barrio de Boedo existe una paragüería que hace casi 60 años se dedica a vender y arreglar a los protectores de lluvia. Supera los precios bajos de los Made in China y sigue ofreciendo productos de calidad, por eso se pueden conseguir desde $200 a $7500.

Por Bárbara Sciuto

paraguas Barbi Sciuto (2)

Caminar por la calle y cruzarse con kioskos, supermercados, farmacias o locales de ropa no es extraño, pero toparse con una paragüería sí. Víctor es un local ubicado en la esquina de Colombres e Independecia, donde paraguas de todos los tamaños y colores están a la espera de mojarse.

Desde 1957 la familia Fernández vende y arregla éstos elementos que nos cubren de la lluvia. Primero fue a dos cuadras de ese cruce de calles, veinte años después se posó sobre la dirección nombrada para quedarse hasta el día de hoy. “Es un negocio que no sirve para comprarse un barco pero sí para vivir”, cuenta el dueño. 

 

En este lugar no sólo venden paraguas sino que también te enseñan como usarlos. “Lo más importante es abrirlo con el botón y cerrarlo con el mismo. Dejarlo secar antes de guardarlo y por sobre todas las cosas, que lo abras apuntando contra el viento”, instruye Victor, el dueño, a una clienta que compra un plegable. 

Cuidadoso, sistemático, ordenado: Victor heredó el oficio de paragüero de su padre, Elías, un europeo que dejó su Galicia natal hace más de 50 años vive de no sólo de vender sino también de arreglar al mejor amigo del hombre un día de lluvia. “Las mujeres son las que más los arreglan y en la mayoría de los casos hay sentimientos de por medio”, asegura mientras de fondo puede verse la gran variedad de colores, tamaño, calidad y modelo.

Según Victor, la gente que compra paraguas en su local  “son personas que están hartas de comprar algo que se rompe enseguida” y asegura que “no vienen acá porque seamos los mejores sino porque es un rubro muy escaso”. 

La industria nacional se fundió hace casi 40 años. En 1978 con la economía al mando de Martínez de Hoz, las importaciones se abrieron masivamente. “Después del gobierno de Alfonsín se dejaron de hacer paraguas en todo el mundo. Ahí arrancaron los chinos”. Y ahí también empezó a perderse este oficio, ya que era imposible competir con los precios tan bajos que ofrecían ellos. 

Victor asegura que los chinos dominan el mercado, que si bien hay de calidades diferentes, los económicos son los que más se venden porque están en todos lados: “Podes conseguirlos en el supermercado o en un maxikiosko”. El país asiático no sólo los fabrica sino que también es proveedor de los insumos que aparecen en todos los paraguas, incluyendo los ingleses y los italianos.

paraguas Barbi Sciuto (1)

Más allá de la situación, el negocio de este hombre, que pasa de lunes a sábado en el barrio de Boedo conviviendo con paraguas y bastones, sigue intacto y le es esquivo a los Made in China. A éstos, que si bien están a la moda por sus diseños, fallan en la calidad, justamente lo que ofrece Victor y por eso se niega rotundamente en vender paraguas chinos. Prefiere vender menos a un costo mayor y otorgar un material que no se va a romper a la primera tormenta. Por eso, se pueden conseguir desde $200 un tradicional, $400 un plegable y $7500 uno inglés.

Los bastones también forman parte del negocio: “Tradicionalmente se vendían en las paragüerías. Hoy en día es un gran complemento de venta ya que hay más gente que los usa. Hace 25 años se quedaban en su casa sin salir”. 

Algunas personas se quedan sin salir un día de lluvia, pero no todas pueden tomar esa elección. A muchas los días lluviosos les quitan las ganas de salir y de hacer sus responsabilidades diarias. A Victor los motivan. En este rubro el pronóstico es casi una bola de cristal: “Siempre hay más trabajo cuando llueve. Un día de lluvia todo el mundo se acuerda que acá se venden paraguas. El problema es que nosotros no vendemos esos que se compran en caso de emergencia. Los compradores invierten en algo que vale la pena”. 


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