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“TRABAJÉ CON MUCHA GENTE Y ESO TE LO DA EL IDIOMA”


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El actor, director y psicólogo Carlos Kaspar habló sobre sus experiencias personales, entre las que se incluye un trabajo con el artista Brad Pitt; sus inicios en el teatro, al que comparó con el cine y la televisión; su grupo La Yunta; y reveló un proyecto acerca de su primera película como director.

Por Branko Krželj

Es una cara conocida pero pocos lo reconocen por su nombre. Su porte corpulento le permitió interpretar a numerosos “malos” y alemanes a lo largo de su carrera. En televisión es más recordado por su papel como el matón Beby en la novela Resistiré, en 2003. Es un apasionado por el teatro, arte con el que comenzó a experimentar en su adolescencia. Sentado en el fondo de un McDonald’s situado en la Avenida Corrientes en el barrio porteño de San Nicolás, Kaspar sale un rato de la obra El Guardarropas, que ensaya en una sala del Paseo La Plaza.

-¿Qué tan importante fueron en tu carrera el alemán y el inglés?

-Los idiomas son importantes para cualquiera. Cuantos más sepas, más puertas se te abren. El alemán, que es mi lengua materna, me dio la posibilidad de poder trabajar en mi profesión y con figuras con las que jamás hubiera pensado que compartiría escena, como el actor Max Riemelt. El inglés me permitió trabajar con gente como Brad Pitt o directores como Jean-Jacques Annaud. Trabajé con mucha gente y eso te lo da el idioma.

-En cuanto a la televisión, ¿no te cansó en algún momento repetir el papel del “malo” o “del alemán”?

-Para nada, no creo en los encasillamientos. Si te llaman siempre para hacer un malo, cada malo tendrá que ser distinto. Eso forma parte del trabajo y es lo divertido, poder darle a cada personaje su propia impronta. También pasa que de pronto grabás algo y después no queda, como pasó en la película Siete Años en el Tíbet. He hecho de todo y no me quejo.

-¿Dirigirías alguna película?

-Tengo escrito un guión que el INCAA me aprobó hace dos años. El director está en Estados Unidos y estamos esperando que vuelva para poder empezar a rodar. También tengo un corto que quería dirigir antes de que el dólar se disparara. Nunca me detengo por una cosa o por otra. Me divierte mucho y me gusta.

1-¿Cuándo te diste cuenta de que tu vocación era el teatro?

-Mi primera experiencia fuerte fue en la escuela. Un día sentí que no quería bajarme más de un escenario por el placer que me producía. Estábamos haciendo La Fierecilla Domada y fue un momento mágico. Al poco tiempo, armé un grupo de teatro con un amigo en una iglesia y allí empecé a dirigir, a los 15 años. Lo hice porque ninguno se animaba. A los 18 me quedé sin amigos y descubrí que el autoritarismo es fruto de la ignorancia. Por suerte después los recuperé a todos.

-Habiéndote recibido de psicólogo, ¿veías a la actuación como un hobby en tus primeros años?

-Yo estudié psicología por el teatro. Podría haber optado por estudiar arte dramático, pero como venía dirigiendo y actuando sentía que la psicología era una profesión que me podía dar una herramienta no sólo para vivir sino para trabajar con otros seres humanos. La vida te va llevando, no es que me propuse vivir del teatro desde el vamos.

-¿Cómo surgió el grupo La Yunta?

-Fue una manera de retribuirle al colegio lo que me dio. De hecho, yo trabajo ad honorem porque me gusta. Muchos chicos que pasan por La Yunta después siguen estudiando. Le he arruinado la vida a unos cuantos (se ríe). Muchos ex alumnos hoy son actores profesionales.

-¿Qué tiene el teatro que no tiene ni el cine ni la televisión?

-Son placeres diferentes. El teatro tiene la adrenalina del momento. Cada función es diferente, tiene el vértigo de confrontar al monstruo de mil cabezas, que es el público. Arriba del escenario nunca sabés qué va a pasar. Tenés que enfrentar cualquier contingencia que aparezca y no hay posibilidad de retomar ni empezar de nuevo. En ese sentido, el cine y la televisión te dan esa ventaja.


LA BRONCA CONTRA EL GOBIERNO NACIONAL

El director Carlos Kaspar dijo: “Este es un gobierno destructor de la cultura, la cual está en uno de sus peores momentos”.

El artista expresó que la única forma de afrontar la situación económica y social del país desde el teatro es denunciar y resistir. “Es muy difícil que se nos calle”, manifestó.

Kaspar tildó al gobierno nacional de “asesino, apátrida y excluyente de la clase baja”. “Considero que no me representa y, en este momento, mi país está ocupado”, dijo.


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