“Uno ya no sabe qué le están poniendo con esas vacunas”, murmura Carlos, un bancario padre de familia, casi como pensando en voz alta mientras prepara la cena. Desde la pandemia le quedó esa cosa de no creer del todo, aunque ya su esposa ni sus dos hijos sentados en la mesa le discuten. Su opinión no es única ni aislada. Enfermedades como el sarampión, que no registraban casos autóctonos desde el 2000, están resurgiendo. En lo que va del año ya se detectaron 21 casos confirmados, 10 en la Ciudad de Buenos Aires y 11 en la Provincia, según datos del Ministerio de Salud de la Nación. La baja tasa de vacunación en el país es una de las principales causas del rebrote.
La desinformación, el miedo a los efectos adversos y la reducción de campañas oficiales son algunos de los factores que explican la desconfianza en las vacunas. “En 2023, ninguna logró superar el 90% de cobertura”, asegura la Sociedad Argentina de Vacunología y Epidemiología (SAVE) en su sitio web.
La mayor caída se registró en las vacunas que se aplican a los 5 años o al ingreso escolar, especialmente en la triple viral (sarampión, rubéola y paperas). En este sentido, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) emitió una alerta epidemiológica debido al aumento de casos de sarampión en varios países de la región de las Américas, como Canadá, Estados Unidos, México y entre los que también se encuentra Argentina.
¿Por qué caen las tasas de vacunación en la Argentina?
Daniela Hozbor, Doctora en Bioquímica y experta en vacunología del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), afirma que las enfermedades no tienen fronteras. En este contexto, enfatiza en que “el rebrote de sarampión se dio porque hay personas que se infectaron en el exterior y como nuestro país bajó su escudo protector en términos de inmunidad conferida por vacunas, el virus entró y provocó el aumento de casos”.
La vacunación es sinónimo de prevención, evita que las personas se enfermen o desarrollen cuadros graves. Foto: iStock.
La profundización de esta tendencia se remonta a la pandemia, ante la alta demanda de información, muchas voces circularon sin evidencia comprobable. En ese clima de incertidumbre, comenzaron a difundirse teorías infundadas: que las vacunas eran experimentales, que la población estaba siendo usada como “conejillos de Indias” por las farmacéuticas, que contenían imanes o incluso sustancias tóxicas.
La experta Hozbor advierte que a pesar del enorme aporte que hicieron las vacunas durante ese período, “los movimientos antivacunas crecieron debido a que tienen estrategias de comunicación que apelan al miedo y a la insistencia, sin necesidad de pruebas ni evidencia”. Sin embargo, los datos muestran claramente el impacto positivo de la vacunación. De acuerdo con la OMS, las vacunas contra el COVID-19 evitaron más de 1,4 millones de muertes en Europa entre diciembre de 2020 y marzo de 2023. En Argentina, según los datos más recientes del Ministerio de Salud, se administraron más de 118 millones de dosis.
La importancia de vacunarse
Hozbor destaca que para que la vacunación contra el sarampión tenga un impacto real tanto en el individuo como en la sociedad, es necesario alcanzar una cobertura del 95%. Además, resalta el papel fundamental de las vacunas en la lucha contra una de las enfermedades más temidas de la historia: “La viruela, una enfermedad causada por un virus devastador, fue no solo controlada, sino erradicada gracias a la vacunación”.
En esta misma línea, la pediatra Julieta Morelli sostiene: “La vacunación previene la muerte, ningún efecto adverso se puede comparar con el riesgo de muerte que se tiene al no estar vacunado”. Asimismo, hace hincapié en que “es urgente que todos tengan la vacunación obligatoria para ingresar al jardín, a la primaria y al secundario”. Y agrega que la vacuna que uno se coloca también protege al otro. De esta manera, también se previene al que no puede recibirla por tener una enfermedad inmunodeficiente y al bebé que todavía no puede inmunizarse.
“La disminución de la vacunación al ingreso escolar preocupa. Hay muchos que en la pandemia no se vacunaron. Cada tanto vemos a algunos que no la han completado, y esto es de mucho riesgo, esto hace que aumenten los casos, por ejemplo, de varicela”, insiste Morelli.
Campaña de vacunación en la Provincia de Buenos Aires
El Gobierno de la Provincia de Buenos Aires puso en marcha una nueva campaña de vacunación de refuerzo contra el sarampión, destinada a niñas y niños de entre 6 meses y 5 años el pasado 7 de abril. La dosis es gratuita, no requiere orden médica y se aplica en todos los vacunatorios de la provincia, incluso si el menor ya cuenta con las vacunas del calendario. Sólo se requiere la libreta sanitaria o el carnet de vacunación. Según informó el Ministerio de Salud bonaerense, hasta el momento se aplicaron 2200 vacunas.
El plan de vacunación en PBA está dirigido a menores de 5 años. Foto: Gobierno de la Provincia de Buenos Aires.
La estrategia fue definida por el Consejo Federal de Salud (Cofesa), con el respaldo de la Comisión Nacional de Inmunizaciones (CoNaIn). En el Área Metropolitana de Buenos Aires (Amba), se aplicará la vacuna doble viral a niñas y niños de entre 6 y 11 meses, y también a quienes tienen entre 13 meses y 4 años y 11 meses.
También se dio inicio a la segunda etapa de la campaña antigripal, que incorporó a embarazadas, puérperas, niñas y niños de 6 meses a 2 años, personas con factores de riesgo de entre 2 y 64 años y personal estratégico. Estos grupos se suman al personal de salud y mayores de 65 años, que ya estaban siendo vacunados.
La Semana Mundial de la Inmunización, que se celebra cada año en la última semana de abril desde 2012, es una iniciativa liderada por la OMS con el objetivo de promover el uso de vacunas para proteger a personas de todas las edades contra enfermedades prevenibles. Esta campaña global busca generar conciencia sobre la importancia de la inmunización como una herramienta fundamental de salud pública.
Cajas grandes, medianas, pequeñas. Cajas vacías y cajas con productos. Abiertas, cerradas, apiladas desde el suelo hasta el techo. Bolsas cerradas, bolsas abiertas. Bolsas vacías y bolsas llenas. En la cocina, comedor, pasillo. Papel film, tijeras, cutter.
–Esta ya es la tercera tanda que hacemos –dice Mirta mientras se sienta. Habla en plural porque la actividad la comparte con Héctor, su marido. Lo dice con una pequeña sonrisa en el rostro, ante el escenario caótico de esa casa de techos altos y ambientes varios y amplios, un hogar que sabe recibir seis hijos y ocho nietos. Un hogar en el cual las paredes blancas casi ni se pueden ver, porque desde hace unos meses se ha convertido en algo similar al depósito de una papelera.
Héctor y Mirta son jubilados. Tienen 70 años y hace 48 que están casados. Él es paciente oncológico, ella paciente cardíaca. Viven en la localidad de Ciudad Jardín Lomas del Palomar, partido de Tres de Febrero, en la zona oeste del conurbano bonaerense. Ella es jubilada con la mínima. Él es jubilado de EDENOR (Empresa Distribuidora y Comercializadora Norte Sociedad Anónima dedicada a la distribución y comercialización de energía eléctrica en la Ciudad de Buenos Aires y en los municipios del norte y noroeste del Área Metropolitana de Buenos Aires), en la que trabajó durante 35 años, y sus ingresos estaban bastante por encima de la media.
Pero, el cambio de Gobierno los desacomodó: hace unos meses debieron pedirle a uno de sus hijos que le consiguiera algún trabajito, “una changa”, porque por primera vez desde hacía años, por primera vez desde su etapa de jubilados, no llegaban a fin de mes. Hoy, su casa es un espacio de trabajo, tres ambientes de home office donde arman bolsas con productos de muestras gratis para eventos corporativos.
A Héctor le da vergüenza hablar. A Mirta, todo lo contrario:
-Mi vida laboral comienza a los 18. Entro al Banco Central como empleada administrativa y trabajé durante siete años. También estudiaba en la Facultad de Farmacia y Bioquímica. Lo conocí a mi marido en el 75, me casé en el 76 y empecé a tener hijos. Héctor trabajó en una tornería, vendió libros para el círculo de lectores, en una boletería en el ferrocarril. Ahí, el trabajo fuerte era el mío. Cuando nace mi tercer hijo, mi marido empieza a trabajar en lo que aquel entonces era SEGBA (actual EDENOR. “Servicios Eléctricos del Gran Buenos Aires” era una empresa pública nacional encargada de la generación, transmisión, distribución y comercialización de energía eléctrica para la entonces Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires –actual CABA-, la Provincia de Buenos Aires y el Gran La Plata). Ya con 3 hijos no me queda otra que renunciar al trabajo y dejar la facultad.
Mirta no se queda quieta. Camina y camina por toda la cocina en torno al grabador. Pese a que no debería por las contraindicaciones respecto a su salud cardíaca, fuma un cigarrillo detrás de otro.
–Después pongo varios negocios. Yo trabajaba medio tiempo, cuando los chicos estaban en la escuela. En esos años nacen los mellizos y después una hija más. Nos agarra la hiperinflación de Raúl Alfonsín y tenemos que cerrar el negocio. Siempre algo para la casa aporté. Con un sueldo solo y seis hijos no se podía. Y siempre mis trabajos fueron casualidades. Yo no presenté un currículum en ningún lado, siempre empecé a trabajar de casualidad.
Mirta cuenta que en los años siguientes trabajó de secretaria para un contador y luego en la oficina de personal en el Hospital Privado Modelo de Florida. Estuvo allí siete años hasta que la echaron por una licencia médica tras una fractura de tobillo. Un día en ANSES, porque aún cobraba el seguro de desempleo del hospital, escuchó cómo una empleada le explicaba de mala manera a una abuela lo que era el “SICAM”:
-Me dio bronca porque la estaban tratando mal. Entonces voy y le digo: ´Disculpame, la señora no entiende y yo tampoco, ¿me podés explicar qué es el SICAM?´. Ahí me enteré que se trataba de un plan de pagos que tenías que hacer para poder jubilarte. Era justo en la época en que Cristina Fernández de Kirchner había sacado la mal llamada “jubilación para amas de casa”.
Como esas casualidades de las que habla Mirta, esa misma noche la llamó su cuñada abogada y le ofreció trabajar haciendo SICAM. Realizó un curso, se convirtió en gestora y se empezó a relacionar con los jubilados. Hizo montones de jubilaciones, alrededor de 400.
-Ahí veo el maltrato que había con los jubilados. Los hacían ir mil veces y se tiraban la pelota entre ANSES y AFIP.
Créditos: CNN en Español
El maltrato y desprecio hacia los jubilados y adultos mayores sigue siendo muy visible hoy en día. Y esto, no solo se limita al ámbito humano, sino también al económico. La decisión del Gobierno actual de recortar el subsidio a varios medicamentos es una forma de maltrato. Pacientes oncológicos en tratamiento como Héctor, cuya medicación alcanza valores descomunales, son prácticamente condenados a muerte de no tener una obra social que los respalde.
A esta situación hay que sumarle el aumento en las tarifas, algo que Hector y Mirta sufren enormemente mes a mes. Y, en este contexto de dificultades y necesidades visibles, declaraciones del Presidente como “la gente va a decidir de alguna manera para no morirse de hambre”, no hacen más que evidenciar la total falta de compromiso y desconexión con los sectores más vulnerables de la sociedad. Y también, es en este mismo contexto donde Mirta y Hector tuvieron que volver a trabajar. Pero, como resalta Mirta, uno puede volver a trabajar y solo “zafar”, porque ya no se tiene la capacidad física y mental como para poder tener un buen trabajo.
-En cada Gobierno que pasa la jubilación va perdiendo poder adquisitivo. Pero con Javier Milei nos fuimos al recontra carajo. Te achicás, recortás algunas cosas, después ya no podés más. Lo que más me duele es que antes les hacía regalos a todos mis nietos para el cumpleaños, para el Día del Niño. Ahora ya no regalo a nadie. Pienso en cortar el cable, vender el auto, pero a su vez pensás: “¿Es justo a esta altura del partido, cuando trabajaste toda la vida?”. Pero bueno… tirás para adelante, no te queda otra.
El grabador se apaga junto con el cigarrillo de Mirta, quien se va de la cocina al comedor y lo llama a Héctor: ya es hora de seguir armando bolsas. Los Héctor y Mirta se replican por todos lados. Cada vez hay más jubilados que deben seguir trabajando porque no llegan a fin de mes. La voz de estas personas se hizo resonar el último 11 de septiembre, donde miles se congregaron frente al Congreso argentino mientras se desarrollaba la sesión parlamentaria en la que se debatía el posible aumento a los jubilados, que finalmente se vetó. Diversos medios replicaron declaraciones como “no me acuerdo lo que es comer carne”, medicarse “cuando se puede”, o “como una vez al día”.
Argentina tiene una larga tradición de manifestaciones callejeras, y las personas de mayor edad no quedaron exceptuadas de tener que salir a la calle durante los 90, cuando sus pensiones se mantuvieron congeladas durante años. Una de las caras más conocidas de aquellas marchas, Norma Plá, aparece hoy homenajeada en pancartas en las que se exige una jubilación digna y se destaca la leyenda: “Todos somos jubilados, es una cuestión de tiempo”.
Créditos: Infobae
“Estoy re podrido de laburar, pero no tengo alternativa”, dice Víctor Amarilla en medio de la multitud durante la marcha del 11 de septiembre, a un corresponsal del Dario El País de España. Porque si, esta congregación de uno de los sectores más vulnerables de la sociedad trasciende fronteras. Jubilado como conductor de trenes a sus 72 años se ve en la necesidad de trabajar medio día como portero de un edificio.
“A nosotros nos sacan cada vez más plata en vez de sacársela a los que más tienen. A los ricos les perdonan impuestos y a los evasores les llaman héroes”, critica Victor sobre el blanqueo de capitales aprobado por el Congreso. Agrega que si bien los $18.000 extra que contemplaba la ley vetada por Milei no solucionaba la mala situación económica de muchos jubilados argentinos, suponía un alivio para los más vulnerables.
“He dejado de comprar uno de los medicamentos que tomaba porque su precio se multiplicó por cinco en sólo un año. Milei se llena la boca con la palabra libertad y lo que quiere es un país libre de viejos”, dice Teresa Olmos de 84 años manteniendo distancia del cordón policial por miedo a que los antidisturbios comiencen a reprimir, como en las manifestaciones pasadas.
Una vez más, los jubilados debieron salir a la calle a pedir por sus derechos. Repasando la historia, ¿con quienes ganaron y con quiénes perdieron los jubilados? Gracias a la ANSES (Administración Nacional de la Seguridad Social) es posible conocer cuánto es la jubilación mínima. También se dispone del Índice de Precios al Consumidor (IPC) del INDEC (Instituto Nacional de Estadística y Censos), quien mensualmente publica y actualiza las estadísticas sociales, poblacionales y económicas en su página oficial. A partir de esos datos, y teniendo en cuenta el precio de los bienes y servicios se pueden hacer las comparaciones adecuadas para saber si el valor de la jubilación aumenta o disminuye.
Las jubilaciones en Argentina en números
Durante la convertibilidad, las jubilaciones estuvieron congeladas. La inflación que trajo la caída del 1 a 1 y su devaluación hizo que perdieran un 20% de su poder adquisitivo en el primer semestre de 2002.
Desde 2002 hasta 2009 hubo 14 aumentos por decreto de las jubilaciones, en conjunto con la apertura de una masiva moratoria en 2004 para incorporar a aquellos que no tenían todos los aportes hechos. El resultado: la jubilación mínima tuvo un incremento del 69% respecto al que tenía durante la convertibilidad, y casi tres millones de adultos mayores, en su enorme mayoría mujeres, fueron incorporados al sistema.
Durante el Gobierno de Cristina Kirchner, la jubilación mínima aumentó un 31,4% su poder adquisitivo entre 2009 y 2015. La fórmula aplicada en 2009 era una ecuación que contemplaba la variación de los recursos del sistema previsional y la evolución de los salarios. Se trataba de una fórmula muy dependiente de que la economía estuviese en un ciclo de crecimiento y expansión del trabajo registrado y de su remuneración.
Durante la gestión de Mauricio Macri, la jubilación mínima nunca ganó poder adquisitivo, sino que sufrió una pérdida próxima al 25% respecto del inicio del mandato. A fines de 2017, el macrismo modificó la movilidad jubilatoria. La nueva fórmula preveía actualizaciones trimestrales, no semestrales, producto de una ecuación que combinaba el IPC y la evolución salarial. En un contexto de plancha de salarios y aumento de inflación, esto no sirvió.
La gestión de Alberto Fernández se caracterizó por los espasmódicos saltos del poder adquisitivo de la jubilación mínima gracias a la aplicación de bonos, que se pagaron 24 veces. Eso equivale a la mitad de los meses de un Gobierno. Fernández también cambió la fórmula jubilatoria y volvió a la ecuación utilizada durante el ciclo de Cristina, pero esta vez con actualizaciones trimestrales en lugar de semestrales. La diferencia con el ciclo anterior fue la disparada de la inflación. Fernández terminó su ciclo con una caída de 6,6% en el poder adquisitivo en noviembre de 2023, en comparación con noviembre de 2019.
Milei hizo su propia reforma de la movilidad jubilatoria, pero por decreto. Desde julio, las jubilaciones se actualizan todos los meses de acuerdo con el IPC que elabora el INDEC. Es decir que se ajustan por inflación. Este índice se publica 15 días después del mes analizado, por lo que la inflación de julio, por ejemplo, se conoce a mediados de agosto. De esta forma, el porcentaje de incremento en las prestaciones impacta en la liquidación de haberes del mes siguiente. Por lo tanto, hay un rezago entre la fecha de cobro y el porcentaje de referencia del Indec.
En octubre de 2024, los jubilados y pensionados en Argentina recibieron un incremento del 4,17% en sus ingresos en concordancia con el aumento de precios registrado en agosto, que fue del 4,2%. Con este ajuste, la jubilación mínima fue de $244.390,92 en octubre, y en caso de otorgarse el bono podían percibir un total de $314.390,92.
Según el INDEC, la medición de la pobreza con el método de Línea de Pobreza (LP) consiste en establecer, a partir de los ingresos de los hogares, si éstos tienen capacidad de satisfacer por medio de la compra de bienes y servicios un conjunto de necesidades alimentarias y no alimentarias consideradas esenciales.
El procedimiento parte de utilizar una Canasta Básica de Alimentos (CBA) y ampliarla con la inclusión de bienes y servicios no alimentarios (vestimenta, transporte, educación, salud, etcétera) con el fin de obtener la Canasta Básica Total (CBT).
Para determinar la incidencia de la pobreza, se analiza la proporción de hogares cuyo ingreso no supera el valor de la CBT; para la indigencia, se calcula la proporción de los que no superan la CBA. En septiembre de 2024, los valores de la CBA y de la CBT para un adulto equivalente fueron de $138.744,31 y $312.174,7 respectivamente. En septiembre de 2024, la CBA tuvo una variación mensual de 1,7% y la CBT de 2,6%. En el año, la CBA y la CBT acumularon incrementos del 78,1% y 94,6%, respectivamente
De este modo, teniendo en cuenta las proyecciones de inflación publicadas por el Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM) que elabora el Banco Central, el poder adquisitivo de una jubilación mínima cayó en septiembre un 5,8% real con relación a diciembre de 2023.
La ley vetada establecía una mejora en los haberes jubilatorios con la recomposición del 8,1% por la inflación de enero que no fue reconocida por el Gobierno. Asimismo, ratificaba la fórmula de movilidad que impuso el Gobierno por decreto, por la cual se actualizan los ingresos de los jubilados por inflación.
Además, proponía un aumento anual adicional en marzo según la diferencia entre el índice RIPTE (Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables) y el IPC. No importa la cuenta que se saque. Los jubilados pierden.
Volver a trabajar para subsistir: la realidad de los jubilados en Argentina
Es sábado por la mañana. El flete arranca y se va, cargado con las 2.000 bolsas con muestras gratis que se repartirán entre los asistentes al evento empresarial. Mirta cierra la puerta de la casa mientras Héctor termina de recoger del piso las pocas cajas vacías que quedaron diseminadas por la cocina y el comedor. Los ambientes vuelven a respirar. Entra luz y se pueden ver las paredes blancas pero solo por unas horas: el lunes volverá a llegar un nuevo flete con cajas y cajas de muestras gratis, cajas y cajas de bolsas vacías para ser llenadas. Y el trabajo se reiniciará nuevamente.
Mirta extrae de la heladera un tupper con comida que sobró de la cena la noche anterior, y la pone a calentar en el microondas. Héctor le dice que no tiene hambre, y se va a dormir la siesta. Cuando el microondas hace sonar un pitido anunciando que el tiempo ha finalizado, Mirta saca el plato y se sienta a comer.
Mirta, jubilada de la mínima, paciente cardiaca, comerá durante los siguientes 30 minutos la comida recalentada de la noche anterior mientras observa su cocina y comedor y piensa de qué manera acomodará esta vez las decenas de cajas que le llegarán el lunes. Mientras tanto, en Olivos, el Presidente Millei festejaba con un asado junto a los “héroes” que vetaron el aumento de $18.000 a los jubilados.
*Estudiante de la carrera de Periodismo y Producción de contenidos a distancia.
En febrero de este año, el Presidente de la Nación, Javier Milei, modificó por decreto la Ley 26.743 de Identidad de Género que, entre varias cuestiones, era la primera legislación en el mundo que permite el cambio de nombre e identidad de género bajo estándares de autoidentificación y el derecho a la salud integral.
Este hecho fue un ataque directo a la comunidad LGBTQ+, pero sobre todo a las personas trans que, según el Censo 2022, representan un 0,4% de población: un total de 196.956 personas en el país que no se identifican con el género asignado al nacer.
Martin de 17 años es uno de ellos. Vive en Mar del Plata y asiste a un colegio secundario técnico. Su transición empezó hace ya casi cinco años: realiza un tratamiento hormonal desde mediados de 2022 y llevó a cabo una cirugía de mastectomía en abril de 2023.
-¿Cuál es tu opinión sobre esta modificación?
-La capacidad de ser auténticos y expresar libremente la propia identidad es esencial para sentirse libre. No hay mayor derecho que la libertad que ser lo que realmente sentís porque, ¿cómo puede uno ser libre si no es quien es?
-¿Te parece que afecta esta modificación en la salud mental de los adolescentes trans?
-Las hormonas son importantes para nosotros, hay un montón de estereotipos arraigados a la sociedad y eso afecta a la autoestima. Es muy difícil para un adolescente trans leer esa noticia.
-¿Sentís que la sociedad en general se vio afectada con este cambio?
-La sociedad es un poco egoísta y esto es un retroceso. Las opiniones se dividen en dos: los adolescentes trans enojados y, por otro lado, la gran mayoría que apoya el decreto. Estos últimos están y estuvieron en contra de la Ley. Ocultan su transfobia y atacan pero sin que parezca algo directo.
-¿Cómo es un tratamiento de hormonas?
-Comencé con la testosterona antes de cumplir 16 años usando medio sobre de hormonas en gel por aproximadamente seis meses. Después, se puede optar por seguir con el gel o iniciar inyecciones. Las inyecciones se pueden hacer cada mes, pero es más común cada tres o cuatro meses. Hoy en día uso inyecciones.
-¿De qué forma puede afectar al tratamiento no recibir más hormonas?
-Depende de la cantidad de tiempo. En mi caso tengo un balance hormonal bueno, pero la hormonización tiene cambios reversibles e irreversibles. Por ejemplo, mi voz no volverá a ser femenina. Pero es diferente para los chicos que usan gel.
-Este tipo de terapias, ¿son exclusivas de la medicina privada o también podés realizarlas en un centro de salud pública?
-Tanto obras sociales como hospitales públicos y privados están obligados a cubrir el 100% del tratamiento, sea hormonal o quirúrgico. Tal vez pagues la consulta con algún médico si decidís ir con tu doctor o endocrinólogo de cabecera, pero todo el resto no.
-¿Cómo es una primera consulta médica a la hora de averiguar por un tratamiento de hormonas o una cirugía?
-En la mayoría de los casos se empieza con las hormonas. El especialista debe explicarte el tratamiento, los cambios reversibles e irreversibles, y cómo aplicar las hormonas. También te informan sobre trámites con la obra social y opciones gratuitas.
Para las cirugías, debes sacar un turno con un cirujano quien te detalla el proceso, el pre y post quirúrgico, los medicamentos y estudios necesarios.
-¿Cómo es el procedimiento con la obra social y médicos para realizarse la mastectomía?
-Una vez que elegís el cirujano para la mastectomía, comenzás con los trámites. El médico te entrega los requisitos para la obra social, que son muchos, costosos y tardan en aprobarlos. Cuando los aprueban empezás con los prequirúrgicos: mamografía, análisis de sangre y analgésicos.
-A partir del momento en que trancisionaste y le contaste a tus vínculos cercanos, ¿hubo un cambio en la manera cómo te trataba la gente? ¿Alguna vez sufriste discriminación o maltrato?
-Mi mamá lo aceptó pero tardó en cambiar mi nombre o pronombres; lo mismo le pasó a toda mi familia. Yo asisto a una escuela técnica y transicionar en este ambiente, donde hay actitudes machistas, fue difícil. Muchos profesores no me trataban con pronombres masculinos y justificaban su comportamiento con comentarios sobre mi apariencia. Incluso los directivos me seguían tratando en femenino. De por si, la adolescencia ya es complicada y para alguien trans, la discriminación la hace aún más difícil. Está todo el mundo negándote.
Créditos: La Izquierda diario
-Cuando tramitaste el cambio de género en el DNI, ¿de qué manera manejaron esto en los espacios a los que concurrías?
-Al principio, cuando empecé a transicionar, no tenía el DNI y las respuestas de mis profesores al pedir que no me llamaran más por mi nombre anterior eran todas que no. Ahí consulté a una abogada que me dijo que no había ninguna ley que lo prohibiera. Cuando obtuve mi DNI, fui a la escuela para que actualizaran mis datos; pero no fue algo rápido.
-Llama la atención ver cómo la violencia está cada vez más presente, el retorno de las ideas de la derecha y la libertad que se dan las personas a la hora de discriminar. ¿Cómo vivís esto?
–Nunca vi tantos comentarios de odio hacia las personas trans como los hay ahora. Antes existían, pero la gente tenía miedo de opinar por el temor a ser juzgada. Ahora, con la cantidad de violencia pública injustificada que hay en el día a día, se sienten con más derecho a discriminar.
-Se menciona en la actualidad que hay una “falta de conocimiento cabal” respecto de los efectos a largo plazo de las terapias de hormonización, ¿esto es real? ¿Creés que no se conoce la suficiente información sobre las terapias de hormonas?
-Es completamente falso y es una manera de excusar el decreto. Buscan justificaciones para ocultar su discriminación y transfobia. Cuando uno llega a un centro médico y habla con un endocrinólogo está obligado a informar sobre los efectos a largo y corto plazo del tratamiento, ya sea de hormonización o cirugía.
-En la modificación de la ley se limitan absolutamente todas las terapias, las arrancadas y las que no, ¿crees que esto lo podrían haber abordado de otra manera?
-Partimos de la base de que el decreto, en general, me parece una estupidez. De por si, ser adolescente es difícil, ser una persona trans lo es aún más. Durante la adolescencia se descubre la identidad, lo que se quiere ser y hacer, y lo que se siente. Deberían haber modificado el decreto para algo que realmente ayude a los menores en su salud física, psicológica y emocional.
-¿Creés que esta política puede cambiar en un futuro o los adolescentes van a tener que esperar a cumplir la mayoría de edad para poder realizarse tratamientos?
-Espero que la política cambie… pero que se modifique una ley no quita que las personas trans y los tratamientos clandestinos no existan. La necesidad de transicionar y ser quien realmente deseas te pueden llevar a situaciones riesgosas, enfermedades, una mala praxis, uso de sustancias sin conocimiento médico e incluso la muerte.
*Estudiante de la carrera de Periodismo y Producción de contenidos a distancia.
Mientras el gobierno de Javier Milei evalúa eliminar la figura de femicidio del Código Penal y con ello la Ley Brisa, los datos siguen siendo alarmantes: solo en enero de este año se registraron 27 femicidios en todo el país, el 49 por ciento de los hijos que quedaron huérfanos son menores de edad y en el 60 de los casos el asesino era la pareja o ex pareja de la víctima.
La Ley Brisa fue creada para dar una respuesta a esas situaciones. Se sancionó en 2018 con el número 27.452 y reconoce el derecho a una reparación económica mensual a niñas, niños y adolescentes que hayan perdido a su madre por femicidio cometido por su padre. El beneficio es retroactivo al momento del crimen y se extiende hasta los 21 años o de manera vitalicia si hay discapacidad. También contempla acceso a salud mental, asistencia legal y acompañamiento integral. Sin embargo, en la práctica, no funciona como se espera.
Con 41 años, Pamela Lodola es una abogada que trabaja desde hace diez años en la Oficina de Asesoramiento y Acceso a la Justicia de la Villa 1-11-14 de Capital Federal. Según ella, “en el último tiempo las denuncias de abuso sexual aumentaron, no porque ahora haya más abusos sino porque nos animamos a denunciar”. Pero no obstante advierte sobre una consecuencia de la violencia y los niveles de odio de estos tiempos: “El temor más grande es que estos discursos de odio se repliquen en las mujeres”, contó a ETER Digital.
LOS OBSTÁCULOS DE LA LEY
Uno de los principales obstáculos que presenta la ley es su alcance limitado: en su versión original, el beneficio estaba destinado únicamente a hijas e hijos biológicos del autor del femicidio. Esta condición excluía automáticamente a niñas y niños cuya madre fuera asesinada por un padrastro, una pareja conviviente o en casos en los que el agresor se suicidaba luego del crimen. Si bien la interpretación de este punto se fue flexibilizando, la falta de información, los requisitos judiciales y los contextos de vulnerabilidad económica profundizan la desigualdad en la aplicación de la norma.
Después de su sanción, la ley comenzó un proceso lento de implementación que derivó en la Comisión Permanente de Seguimiento (CoPeSe). Integrada por equipos técnicos de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia (SENAF), y la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES), tiene la tarea de coordinar todo lo relacionado con el Régimen de Reparación Económica para Niñas, Niños y Adolescentes (RENNyA).
LOS INTENTOS DE ELIMINAR EL “FEMICIDIO”
El Observatorio de Femicidios “Adriana Marisel Zambrano”, de La Casa del Encuentro, contabilizó que hasta enero de 2025 hubo 1 femicidio cada 26 horas. En varios de ellos, la Ley Brisa hubiera sido aplicable.
Frente a este panorama, organizaciones que trabajan en la temática expresaron su repudio hacia los funcionarios que minimizan la violencia de género. “Con la autoridad que nos otorga el camino recorrido, repudiamos enérgicamente los conceptos vertidos tanto por el Presidente de la Nación (Javier Milei) como por el Ministro de Justicia (Mariano Cúneo Libarona), para quienes el género es una ´joda que se usó como negocio y arma extorsiva´, y por lo tanto planean, entre otras cosas, eliminar la figura de femicidio -homicidio en contexto de violencia de género- del Código Penal”, advirtió La Casa del Encuentro.
Pamela Lodola combina su profesión con su militancia como abogada voluntaria de esa organización. Según ella, el intento por parte del Poder Ejecutivo de eliminar la figura del femicidio produce un efecto negativo en las mujeres. “Hay todo un discurso de deslegitimación porque según el Presidente no existen las violencias y los femicidios se redujeron, por lo que ya no es una política pública necesaria. Eso desmotiva a las mujeres”, comentó.
LA RESPUESTA DE ALGUNOS SECTORES DE LA SOCIEDAD
Daiana de los Ángeles Barrionuevo tenía 24 años cuando desapareció el 20 de diciembre de 2014. Su cuerpo fue encontrado tres semanas después envuelto en una frazada de sus hijos dentro de una bolsa de consorcio, flotando en un arroyo de Moreno. La había asesinado Iván Rodríguez, su pareja, de quien ella quería separarse.
Tenía tres hijos: gemelos de 7 años y una nena de 2, Brisa. Después del crimen, los chicos fueron a parar a la casa del abuelo, Osvaldo, pero tiempo más tarde, Cintia, hermana de Daiana, los recibió en la suya. En un contexto marcado por la desinformación y la falta de recursos, la familia tuvo que organizarse como pudo.
Maximiliano Montenegro, periodista de Diario Popular e integrante de la Red de Periodistas con Perspectiva de Género, fue uno de los primeros en mostrar la relevancia del caso. “Empezamos a visibilizar esta situación periodísticamente desde lo individual en el Diario Popular, y desde lo colectivo con la red y con un montón de gente que se fue sumando”, explicó. Con un seguimiento periodístico, la figura del abuelo Osvaldo empezó a tener relevancia por su esfuerzo en el mantenimiento de los niños. “Era un hombre de 70 años con las necesidades básicas insatisfechas. Me acuerdo de una charla en la que me dijo: `Tengo que elegir entre el ibuprofeno o la comida de los nenes’”.
El interés y preocupación de Montenegro generó que organizaciones sociales defensoras de los derechos de las mujeres empiecen a involucrarse. La Casa del Encuentro, asociación civil que lucha contra toda forma de violencia hacia las mujeres, niñas y niños, se encargó de proponer el proyecto de la Ley Brisa ante el Senado. Luego de que durante dos años el proyecto de ley durmiera en el Congreso, fue aprobado gracias a la militancia en las calles y la intervención periodística.
“EL ESTADO NOS TIENE QUE AVALAR”
Pamela Lodola tuvo la posibilidad de observar la realidad en los barrios, al enfrentarse a mujeres que están atravesando situaciones de violencia: “Ahí empecé a escuchar que esto es sistemático. Todos los casos son más o menos cortados por la misma tijera y los varones violentos tienen las mismas frases y formas”.
“Me parece que lo que tenemos que plantear es que no tenemos que tener miedo y que tenemos que salir a denunciar. El Estado nos tiene que avalar y debe reconocer nuestros derechos como mujeres”, exigió no sin reconocer una de las raíces del problema: “Los obstáculos siempre son burocráticos y la Justicia suele ser un organismo expulsivo para la sociedad”, concluyó.