Caso Pablo Grillo: el acto que acompañó una indagatoria clave
Durante la mañana del miércoles 17 de septiembre, bajo un tenue sol en la Avenida Comodoro Py, se realizó un acto para acompañar a la familia de Pablo Grillo al mismo tiempo que el cabo Hector Guerrero, acusado de dispararle al fotoperiodista, era indagado por el juez Ariel Lijo.
Las rejas de los tribunales estaban decoradas con fotografías tomadas por el joven en distintas movilizaciones. Allí podía verse el avance de las fuerzas de seguridad, manifestantes atados en el suelo y personas cubiertas con leche y limón para curarse del efecto del gas pimienta. Al otro lado, banderas del Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SIPREBA) y de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE).
Una gigantografía de Pablo sacando fotos en una marcha tomó protagonismo en el centro del escenario: impactaba y emocionaba en partes iguales. Al comienzo del acto, la comunicadora y tía del fotoperiodista, Cora Gamarnik, tomó la palabra. “Un día de justicia”: Guerrero se presentaba para declarar ante un juez gracias a la lucha de organizaciones y personas de a pie que también pujaron para que la causa no pierda visibilidad. Mientras hablaba, miraba la carátula de su sobrino con lágrimas en los ojos, comparando la lucha de Pablo por salir adelante con la lucha del pueblo argentino. Y una metáfora: Argentina cae, se para y levanta nuevamente para seguir peleando contra la adversidad.
Cuando Cora terminó de hablar, se fundió en un largo abrazo con Fabian, el padre del joven. Al unísono, compañeras y compañeros de trabajo del fotógrafo cantaban: “Che Pablito, recuperate pronto para volver al barrio, para seguir luchando”.
Llegó el turno de Diego Pietrafesa, secretario de Derechos Humanos de SIPREBA, quien tomó con fuerza el micrófono para hablar en nombre del sindicato. “El periodismo es un servicio al pueblo”, remarcó y terminó su alocución expresando que el gobierno miente porque le teme a los comunicadores populares. Su discurso fue aplaudido especialmente por los trabajadores de la prensa, quienes lo ovacionaron y levantaron sus cámaras en señal de admiración.
Fabian Grillo se acercó para hablar entre aplausos, elogios y gritos. El hombre, que vestía una remera roja con la cara de su hijo y un rezo de justicia, respiró hondo para expresar su agradecimiento a quienes acompañaron a su familia en un día tan importante para la causa. Fabián, con la voz entrecortada por la emoción, declaró su profunda esperanza y confianza en la recuperación del fotoperiodista, pero también en los amigos y compañeros de Pablo. Mientras hablaba, un chofer de colectivo de la línea 26 abrió la puerta y clamó: “¡Fuerza Pablo!”. El hombre le agradeció golpeándose el pecho y su discurso finalizó en un abrazo con Agustina Lloret, una de las abogadas de la familia.
Al mismo tiempo, dentro de los tribunales, el gendarme Guerrero declaraba ante la Justicia: “Yo jamás tuve la intención de lastimar a ninguna persona, y al lanzagas lo usé a medida que me instruyeron y de acuerdo al manual del uso. Soy inocente”. El juez Ariel Lijo se encargaba de tomarle indagatoria en reemplazo de la jueza Maria Servini, la responsable del Juzgado N° 1. Su declaratoria terminó y una corrida de reporteros avisaba que algo inédito estaba por ocurrir: ese mediodía fotografiaron su cara por primera vez desde el disparo que cambiaría por completo la vida de Pablo.
Narrador sensible, inteligente y memorioso, el dirigente y militante del Partido Justicialista (PJ) recorre su historia y traza un mapa afectivo entre dos ciudades: La Plata y Neuquén Capital. A la primera llegó con apenas 16 años para estudiar medicina, y marcó el inicio de su militancia.
En 1976, bajo la dictadura cívico-militar fue detenido y sobreviviente de una de las etapas más oscuras del país. Neuquén fue el lugar donde retomó su vida después de haber estado nueve meses desaparecido. Esa ciudad fue su refugio, su familia, sus amores, el territorio donde sigue teniendo esperanzas.
David Lugones nació el 24 de octubre de 1956. Fue concejal de la ciudad de Neuquén entre 1999-2003 y asesor en la Legislatura. También secretario de Derechos Humanos de la Municipalidad entre 2009-2011 y delegado en la provincia de Neuquén de la Secretaría de DDHH de Nación entre 2013-2015.
-¿Volviste a La Plata en algún momento?
-No volví más a La Plata salvo en febrero de 1977 cuando quise ver a algunos compañeros. Me alojé en Buenos Aires y fui un día a La Plata. Busqué a una compañera en su departamento, pero no respondió; después supe que ya la habían asesinado.
Fui al Hipódromo a ver a Miguel Grass, quien me ayudó a moverme con cuidado. Me dio un boleto de caballo donde, en el reverso, había escrito una dirección. Cuando llegué, una hora y media después, una anciana me atendió; Miguel se había refugiado allí: vivía en una habitación entre perros recogidos de la calle. Miguel me contó que ya no militaba pero sabía que los desaparecidos eran arrojados al mar y conocía lo que pasaba en los centros clandestinos. Me advirtió: “Salí de acá, tomá el colectivo a Buenos Aires y volvé a Neuquén. No vuelvas por mucho tiempo”. Y le hice caso.
-¿Cómo fue el día en que te liberaron?
-Estuve nueve meses preso. Ya tenía 20 años cuando a los 15 días, Luis Alberto Farías Barrera llamó a mi papá y le dijo que fuera a la cárcel a firmar mi salida, porque había llegado el decreto que ordenaba mi liberación, hasta ahí seguía preso en la cárcel.
Mientras mi papá me esperaba, Farías me dijo que “si fuera por él” yo no estaría ahí. Que era una orden del General, de la Brigada, que me liberaran y que si alguna vez yo contaba esto iba a aparecer con un balazo en la cabeza y, como aparecen tantos, muerto en un zanjón.
Siempre digo que mucho caso no les hice. Ellos decidían sobre la vida y la muerte de cada uno de nosotros, de los argentinos. Y a veces un dato, un libro, un contacto, hacía que los tipos decidieran la vida o la muerte. Sólo ellos saben por qué unos morían y otros no. A veces me pregunto: “¿Por qué estoy vivo y Oscar Ragni no?”. Se creían Dios y nunca lo sabremos.
-¿A quiénes les contaste lo que te había pasado?
-A los primeros que les conté no fue a mi viejo ni a mi vieja porque les iba a causar mucho dolor. A los primeros que les conté fue a mis amigos del alma: Patricia, Carlitos y “El Zorri”. Ellos fueron los primeros que me bancaron, en pleno año 77 cuando por estar con alguien ya podías ser sospechoso de ser subversivo y te podían secuestrar.
Yo confiaba en ellos, en que no iban a contar nada a nadie. Es muy importante lo de los amigos, las amigas, y la solidaridad, los gestos pequeños cuando está en juego todo: la vida, la muerte, todo. Uno aprende mucho ahí.
David Lugones en la ex U9 donde estuvo detenido en la última dictadura militar en La Plata. Créditos: Rionegro.com.ar, 2019
-¿Cómo fue tu primer contacto con la política?
-Mi primer contacto con la política fue en la noche del 25 de mayo de 1973. Llegaron mis compañeros después de la asunción de (Héctor José) Cámpora y fuimos a la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires porque se estaba tratando la Ley para liberar a los presos políticos. Estábamos en la puerta de la legislatura. Salió alguien y dijo: “Se aprobó la Ley de libertad a los presos políticos”. Fueron liberados quienes habían estado presos durante toda la dictadura de (Juan Carlos) Onganía, de (Roberto Marcelo) Levingston.
Mientras esperábamos empecé a preguntarme: “¿Por qué estaban presos? ¿Qué era ser preso político? ¿Cómo pasaron 10 años presos por ser peronista? ¿Cómo puede ser posible?”. Lo que nunca me imaginé ese día, cuando vi la cárcel por fuera, fue que años después terminaría conociéndola por dentro. Me refiero a la U9 de La Plata, la que llamaban “cárcel modelo”.
Ese fue mi primer contacto con la política. Después empecé a participar en el Centro de Estudiantes de Medicina, en una agrupación política llamada “Azul y Blanca” de la Juventud Peronista Universitaria en el año 1974.
-¿Cómo fue esa experiencia cuando estudiabas? ¿Cuál era el clima político y social?
-Yo iba dos años adelantado en la escuela asique en 1973 con 16 años me fui a estudiar medicina a La Plata. Me fui a vivir a una pensión. Ese año fue muy particular porque fue el momento en que asumió Cámpora y ganó el peronismo después de 18 años de proscripción. Fue un momento de mucha efervescencia política y social.
-¿Te habías interesado anteriormente en la política o fue en La Plata?
-En La Plata comencé a militar. Siempre digo que fue un momento muy especial de nuestro país. Era común militar, participar de la política, en un gremio, en distintas organizaciones sociales, en un centro de estudiantes. Era más común participar que no hacerlo. Los que no participaban eran pocos, la mayoría compartían una militancia de algún tipo.
-¿Dónde vivías en La Plata?
-Fui a estudiar con Alejandro Villar, un gran amigo de Neuquén. Juntos hacíamos medicina y con él vivíamos en una pensión. Yo digo que tuve la suerte de llegar a una pensión porque allí pude hacer amigos. Estaban los estudiosos, los deportistas, los rockeros, los faloperos, los vagos, los militantes políticos, y estaban aquellos militantes políticos que eran más grandes que yo como “Miguelito”.
Miguel Grasshabía llegado en la década del 60. Estudiaba cine y se dedicaba a trabajar sobre el primer caso de un desaparecido de la década del 60. Se trataba de un dirigente gremial, pero Miguel descubrió que lo estaban siguiendo, entonces deja cine y empieza a estudiar ingeniería. Sabía mucho de filosofía y compartimos mucho. Trabajaba en el Hipódromo de La Plata. Con Miguel comparto una historia muy particular porque con él aprendí muchas cosas.
-¿Cómo era la militancia en esos años?
-Lo central en nuestra militancia era leer mucho. Libros como “La formación de la conciencia nacional” de Hernández Arregui; Cooke; “Los condenados de la tierra” de Frantz Fanón; “El medio pelo en la sociedad argentina” de Jauretche. Estudiábamos mucho de historia, de economía; leíamos la revista Crisis, la revista Humor. Conocer, estudiar y leer. Interiorizarnos mucho. Una idea muy fuerte de ese momento fue la de construir una sociedad distinta, más igualitaria.
El objetivo estaba enmarcado en la universidad pública, la gratuidad, la eliminación del ingreso (yo hice el examen de ingreso) y en un contexto internacional como el Mayo francés. Leíamos sobre eso, el Che Guevara, las revoluciones en África, Vietnam, todo el proceso latinoamericano, Allende en Chile, el golpe de Estado. Siempre estaba muy impregnado de leer mucho, militar y estar convencido. Éramos miles y miles de jóvenes seguros de la necesidad de construir una sociedad distinta: un país más libre, justo y soberano, bajo las banderas del peronismo.
Hay un hecho de esos primeros años que me marcó mucho: fue cuando decidimos ir a un barrio industrial de las afueras de La Plata, más cerca de Berisso y Ensenada —dos lugares muy paradigmáticos, llenos de fábricas—. Fuimos a colocar vacunas en una salita y a ver la realidad de cómo vivían los chicos, la gente. Me marcó la pobreza, la desigualdad, las injusticias sociales y la búsqueda de una sociedad que, para nosotros en ese momento, era una revolución para la construcción de un socialismo nacional desde el peronismo con esa identidad tan fuerte que tenía el movimiento.
-¿Encontrás similitudes entre la dictadura y este momento político?
-Hay muchas similitudes. La dictadura tuvo un objetivo central: implantar un modelo económico del cual nunca pudimos terminar de salir definitivamente. Y hoy ese modelo económico es el mismo de (José Alfredo) Martínez de Hoz, de (Carlos) Menem, de (Mauricio) Macri y ahora de (Javier) Milei. Las 4M malditas son una mierda.
El modelo económico reúne parte de las similitudes: el endeudamiento, el poder del sector financiero, la desigualdad, la riqueza concentrada, la pobreza, la apertura de importaciones, la desocupación, la pérdida del poder adquisitivo y la desindustrialización del país. Este es el modelo por eso hay similitud. Para imponerlo necesitan de la represión y del convencimiento a la sociedad, utilizando los medios de comunicación y las redes sociales que es el otro gran elemento.
Es equivocada la idea de que las redes sociales permiten una democratización de la sociedad. Es a través de los algoritmos y los datos que se impone sentido. Ya no son golpes de Estado con ejércitos y muertos, son estos mecanismos donde los sectores nacionales y populares estamos atrasados. Sin ser una dictadura, las derechas llegan a esos bordes a través de mecanismos de dominación, mentira, engaño y transmisión cultural.
David Lugones (chomba celeste) recorriendo la ex U9 donde estuvo detenido en la última dictadura militar en La Plata. Créditos: Rionegro.com.ar, 2019
-¿Cómo sentís tu militancia hoy?
-La militancia si no es con reflexión y organizada, no es militancia. No podemos reflexionar en soledad. Necesitamos una fuerza política y social, un colectivo. Hay varios colectivos: las mujeres, los ambientalistas, los pueblos originarios, pero no alcanza y no somos capaces todavía de una construcción colectiva mayor.
Yo tengo la suerte en mi trabajo de seguir asistiendo a los asentamientos, las tomas. Me siento útil desde ese punto de vista. En mi militancia estoy descorazonado con lo que está haciendo el peronismo como factor movilizador. No solo estamos desunidos sino que nos falta capacidad de reflexión. Yo siento que no estoy dando todo lo que tengo que dar porque necesito un colectivo político-social que me dé un horizonte más de esperanza. No es que sea pesimista, pero es lo que necesito y no lo tengo. No lo encuentro.
-¿Ves signos de resistencia en nuestra sociedad?
-Estamos en una etapa también de resistencia. El tema con los factores de resistencia es que lo primero que hay que saber es que, si alguien viene a destruir el hormiguero, no hay que atacar el palo sino a los que están atrás.
Las derechas han logrado inocular en la sociedad una gran dosis de individualismo y lo fomentan. Cada vez que nos dicen “emprendedores” pensamos que vendiendo dos cosas vamos a poder salir, esto es parte de la metodología que utilizan. Van destruyendo los mecanismos de organización social. Por ejemplo, los sindicatos todavía existen pero casi el 50% de la población no tiene ningún trabajo formal, no pertenece a ningún sindicato. No tiene aportes, no tiene nada. ¿Cómo incorporo ahora al 50% que no tiene trabajo formal? Necesitamos reflexionar sobre todo eso.
Los sindicatos que, en su momento, nucleaban a la mayoría de los trabajadores ahora son solo una parte. Si a esto le sumamos, que hago home office… entonces tendremos que ser creativos y buscar nuevas formas que fortalezcan el sentido de pertenencia y comunidad. Formarnos, pelear, luchar. Si soy solo yo con el celular y una red social, no sirve. Tenemos que dar nuevas respuestas.
*Estudiante de la carrera de Periodismo y Producción de contenidos a distancia.
La escena en el Tribunal Oral N°3 de San Isidro parecía sacada de una serie judicial: familiares de Diego Maradona sentados en la primera fila, los imputados atentos al fallo, y un final inesperado pero temido. El juicio por la muerte del ídolo fue declarado nulo por los jueces Maximiliano Savarino y Veronica Di Tommaso, tras confirmar que su colega, la jueza Julieta Makintach, había participado de manera inapropiada en un documental sobre la causa.
Más de 40 testigos ya habían declarado en el proceso, iniciado el 11 de marzo de 2025. Los imputados entre ellos, el médico Leopoldo Luque y la psiquiatra Agustina Cosachov enfrentaban cargos por homicidio con dolo eventual. Pero todo se vino abajo cuando se detectó que una de las juezas estaba involucrada en la realización de un material audiovisual relacionado con el juicio, sin autorización y durante el desarrollo del mismo debate.
Savarino fue categórico: “La participación de Makintach en ese documental evidenciaba su interés personal en el resultado del proceso, algo incompatible con su función”. Di Tommaso sumó un tono más emocional, pero igual de firme dijo: “La justicia no se mancha”.
Un caso que expone grietas en el sistema judicial
El periodista judicial Sergio Farella, en diálogo con Eter Digital, expresó que “fue un desastre judicial que aún no alcanzamos a dimensionar completamente”. Farella sostuvo que lo más grave fue la sospecha de que la jueza podría haber tomado decisiones dentro del juicio en función de un guión ya escrito. “Muchas que estaban en el guión del documental sucedieron después en el juicio. Eso genera una sospecha muy seria”, señaló. Además, critica la forma en que se dividió la causa desde el inicio y advirtió que “volver a someter a las hijas de Maradona y a los testigos a otro juicio es un despropósito”.
Desde el plano legal, el abogado penalista Roberto Jorge aportó que el 15 de mayo marcó un punto de quiebre, cuando se denunció a Makintach por autorizar grabaciones sin consentimiento. A partir de ahí se abrió una investigación judicial y se realizaron allanamientos. “El problema radica en que un juez debe garantizar un proceso objetivo y transparente. La revelación de un vínculo con la producción del documental pone en riesgo todo eso”, afirmó a este medio.
Además, Jorge recordó que Makintach tenía un jurado de enjuiciamiento. “En este caso es un claro ejemplo de cómo la falta de ética judicial puede desmoronar un proceso que debería ser transparente y justo”, concluyó.
Al respecto, Florencia Adorante, licenciada en Criminalística y Perito, manifestó: “En este caso, entiendo, que va a ser juzgada por mal desempeño de su función o por tener un interés particular en la causa, que la acusen de haber recibido dinero por hacer el documental o tener un interés propio de hacer cerrar su carrera. La realidad es que el juicio político es un proceso para decir te saco de este lugar por tal motivo y te juzgo como una persona como cualquier otra y no con el carácter de jueza”.
Los peritos trabajarán en el análisis de 3 celulares que fueron incautados por la justicia a finales de mayo. Los dispositivos a analizar son pertenecientes a María Lía Vidal, íntima amiga de Makintach, que además presenció todas las audiencias del juicio en el Tribunal de San Isidro; a Jorge Hernández, camarógrafo que grabó las audiencias del juicio; y a José Arnal, productor del mini-documental.
Según Florencia Adorante, con la confirmación de los peritajes a los celulares, el proceso judicial avanzará hacia una etapa necesaria y esclarecedora. Explicó que será clave determinar si quienes fueron requeridos entregaron o no sus contraseñas, ya que en caso contrario se utilizará un sistema especializado llamado UFED para acceder a los dispositivos y extraer la información. Además, señaló que esto permitirá verificar si hubo contenido eliminado y documentar de forma certificada el intercambio de comunicaciones realizadas a través de esos medios.
Los fiscales Carolina Asprella, José Amallo y Cecilia Chaieb están expectantes, ya que creen que estos peritajes pueden revelar información determinante sobre la participación de los involucrados en el registro no autorizado del juicio.
Para Adorante, lo ocurrido pone en evidencia la importancia de reforzar la rigurosidad en causas con alto impacto mediático. “Un peritaje puede aportar pruebas clave para demostrar si hubo mal desempeño. Pero todo tiene que hacerse con máxima prolijidad, especialmente cuando se trata de funcionarios con poder dentro del sistema judicial”, explicó.
También detalló que los peritajes técnicos como la apertura de celulares, pueden resultar determinantes para evaluar las decisiones tomadas por los jueces. “Lo importante es que todos los pasos tengan respaldo legal, cadena de custodia y control de imparcialidad. De lo contrario, toda la prueba puede caerse y arrastrar el proceso con ella”.
La nulidad del primer juicio no solo generó reacciones en Argentina, sino también a nivel internacional. La figura de Diego Maradona trasciende cualquier frontera: su muerte y el posterior proceso judicial fueron cubiertos por medios de todo el mundo. “Trabajo también como corresponsal de Associated Press y te aseguro que esto tuvo repercusión en Europa, en América Latina y en Estados Unidos”, señaló el periodista Sergio Farella.
Varios medios internacionales reflejaron la nulidad del juicio con titulares que destacaban el escándalo judicial en Argentina.
The Sun (Inglaterra) tituló: “El juicio por homicidio de Maradona se derrumba después de que la jueza presentara un documental sobre la muerte del ícono”. En la bajada anotó: “Se decía que el juicio estaba al borde del colapso hace apenas 24 horas después de que una glamorosa jueza apareciera en un deslumbrante documental sobre el caso en curso”.
Por otro lado, The New York Times (EE.UU) anunció: “El juicio a Diego Maradona está en duda tras la dimisión de una jueza por actuar como una actriz” mientras que Il Mattino (Italia, Nápoles) sentenció: “Anulado el juicio a Maradona: empezará desde cero”.
En todos los casos, se destacó la gravedad institucional de que un juicio de este nivel haya sido anulado por la conducta de una jueza.
El caso también reabre el debate sobre el acceso a la justicia en casos de alto perfil. Según una nota de Clarín de julio de 2023, en Argentina uno de cada cuatro médicos enfrenta en algún momento una demanda por mala praxis y las causas judiciales en el poder civil crecieron un 20% en cinco años. Además el porcentaje de procesos que avanzan a juicio oral es mucho menor, y los plazos para resolverlos pueden extenderse por más de tres años, lo que complica el derecho a obtener respuestas rápidas y justas.
Sergio Farella concluyó con un tono pesimista: “He visto muchos escándalos judiciales quedar en el olvido. Promesas de reformas que después se diluyen. Esto va a dejar una marca, pero pronto será reemplazada por otro papelón”.
El juicio por la muerte de Maradona que prometía dar respuestas, terminó postergando más aún las preguntas. ¿Quiénes son responsables? ¿Cuándo habrá justicia? Nadie lo sabe. Lo cierto es que Diego, en ese rincón del cielo donde todos lo imaginan gambeteando, sigue esperando como muchos acá abajo.
Imaginate que empieza a oscurecer y ya te vas inquietando. Sabes que va a ser otra noche de insomnio dando vueltas en la cama. Ahora imaginate que durante las 24 horas del día sentis un ardor constante que se instala en cada milímetro de tu piel y en cada ínfimo hueso. Hasta que aparece una solución “mágica”. Unas simples gotitas por la mañana y otras por la tarde hacen que esas noches de insomnio queden en el olvido y que ese dolor constante deje de acompañarte.
“Disfruto la vida mucho mejor, ahora descanso”, admite Alberto (70), quien cultiva sus propias plantas de marihuana desde hace doce años. “Al otro día de tomarlo deje de sentir dolor, fue un antes y un después en mi vida”, son las palabras de Jacquelina (48), quien sufre de esclerosis múltiple hace nueve años y es paciente de cannabis medicinal desde hace uno.
Estas son solo dos historias de las miles que existen y también de las que, gracias al cannabis medicinal, han dejado de existir. Pero, ¿cómo te sentirías si el gobierno decide sumar más exigencias para acceder a este elixir que te cambió la vida?
Un poco de historia: cómo se legalizó el acceso al cannabis medicinal
En 2016 se creó la ONG Mamá Cultiva, formada por madres que descubrieron que el aceite de cannabis mejoraba la calidad de vida de sus hijos. Esta organización junto con otras, se unieron para reclamar por una regulación que las sacara del lugar de “madres criminales”. Fue entonces que en 2017 se sancionó la Ley 27.350, que regula el uso medicinal y científico del cannabis, autorizando su investigación y producción legal.
Más adelante se creó el Registro del Programa de Cannabis, mejor conocido como REPROCANN, el registro del Ministerio de Salud que, desde 2021, permite el autocultivo y transporte legal de cannabis medicinal para pacientes, cultivadores y organizaciones.
“Cuando se creó el registro muchas ONGs lo celebraron, pero enseguida notamos que ese derecho al acceso estaba condicionado a cumplir con el registro, y no al revés”, explica Mariano Bar, ex abogado de Mamás Cannabis Medicinal (MACAME), quien acompañó a la organización santafesina en su lucha por la legalización del cultivo. “Eso mismo es lo que está pasando hoy con los cambios que se implementaron en el sistema”, agrega.
Movilización para reclamar la legalización del autocultivo. Foto: Nicolás Stulberg – Infobae.
Cambios en el REPROCANN
El pasado viernes 23 de mayo, el Ministerio de Salud de la Nación anunció cambios importantes en el funcionamiento del REPROCANN a través de la Resolución 1780/2025. Desde el Gobierno explicaron que el objetivo es reforzar los controles, evitar el mal uso del rol de “cultivador solidario” (persona que cultiva para la persona en tratamiento, profesional de la salud y ONGs) y asegurar que el uso del cannabis siga siendo médico, terapéutico y legal.
Más y más burocracia para las ONGs
Las personas jurídicas, como ONGs, asociaciones y fundaciones, son las más perjudicadas con los nuevos requisitos. Mientras que los autocultivadores tendrán permisos por tres años, estas entidades solo por uno y deberán cumplir con varias exigencias antes de fin de año.
Entre los requisitos se incluyen: la presentación de la nómina de usuarios autorizados, los certificados de antecedentes penales (sin delitos relacionados con estupefacientes) de los miembros administrativos, un informe cromatográfico por lote y un informe semestral con la cantidad de plantas y el número de pacientes vinculados.
Además, cada organización deberá incorporar dos nuevas figuras: un Director Médico, que presentará informes semestrales con la nómina de pacientes y los detalles del tratamiento, y un Responsable Técnico, que se encargue de detallar el proceso de cultivo, debe ser un profesional del área agrícola o de investigación vegetal.
Cómo están los cultivadores solidarios actualmente
Todos estos cambios, necesarios para seguir cultivando y acompañando a los pacientes en su día a día, no serán fáciles de implementar. Tal como señala Maximiliano Nodar, fundador de la Asociación para el Desarrollo y Cultivo Solidario del Cannabis Medicinal y Afines de la Ciudad de Buenos Aires, la entidad tiene todas sus actividades suspendidas por un plazo mínimo de 90 días, hasta poder regularizar su situación. Este período podría extenderse hasta 120 días, en función del cumplimiento de las nuevas exigencias. Cabe aclarar que durante este periodo no podrán incorporar nuevos pacientes a la asociación ni hacer nuevos cultivos de cáñamo.
Cultivo de cannabis medicinal. Foto: Gobierno de la Provincia de Salta.
Sigue la lucha de Mamá Cultiva: “Manifestamos mucha preocupación”
“Hay 300 mil personas inscriptas en el REPROCANN y al Gobierno le parecen muchas”, declaró Valeria Salech, fundadora de Mamá Cultiva, en relación a los recientes cambios anunciados. Y agregó: “Buscan la manera de ponerle trabas a las personas para que desistan de ejercer sus derechos”.
Tras la publicación de la Resolución 1780/2025 en el Boletín Oficial, la organización emitió un comunicado en el que expresó su preocupación: “Estas exigencias son una forma encubierta de exclusión”. En el texto remarcan que los nuevos requisitos administrativos implican un gasto adicional que impacta directamente en los pacientes, y le exigen al Ministerio de Salud que revise los términos de la normativa.
“En Argentina logramos políticas que son ejemplo en el mundo”, remarca Valeria. Mamá Cultiva es una organización que acompaña, capacita y facilita el acceso al aceite de cannabis. En 2020, fue una de las principales impulsoras del REPROCANN. “Este registro le dio un impulso enorme a la industria del cannabis”, afirma Valeria, y resalta que también permitió visibilizar a quienes forman parte de esta comunidad: personas que cultivan por su salud, que hacen macetas, sustratos, y que se adaptan a una realidad en la que el cultivo es una necesidad para la salud de mucha gente.
Movilización por los cambios en el REPROCANN. Foto: El Destape.
¿Cómo acceder al aceite y cuánto cuesta?
Existen varios caminos para acceder al aceite de cannabis. Uno de ellos es a través de organizaciones y asociaciones. “Para acceder a nuestros productos primero te ve el médico de la asociación y te indica qué tratamiento es el adecuado. En base a eso te ayudamos con la inscripción al REPROCANN”, detalla Maximiliano, quien también cuenta que, dependiendo del tipo de aceite, el precio puede variar entre los 30 y 50 mil pesos por mes.
Además de las fundaciones que proveen el aceite y acompañan a pacientes, existen otras formas de acceso al cannabis medicinal. El laboratorio ELEA produce el aceite Kanbis CBD que cuesta 31 mil pesos el frasco para un mes. “Me lo prescribió mi médica, pero la prepaga no me hace descuento”, cuenta Jacquelina que conoció el aceite por medio de una amiga y se lo comento a la médica que la acompaña en su tratamiento para la esclerosis múltiple.
Otra opción, es la que elige Alberto desde hace doce años, es el autocultivo. En su caso, cuenta con un patio donde hacerlo y con tiempo para cuidar sus plantas. Además, se capacitó en el cuidado de las plantas y en la producción del aceite. Un pack de cuatro semillas feminizadas puede costar entre 25 y 40 mil pesos y alcanza para obtener unos 15 frascos que cubren todo un año. “Autocultivar te asegura que consumís un producto mucho más seguro en cuanto a su composición”, asegura Alberto.
Si no tenes patio, aun así podés cultivar. “Existen semillas automáticas que sabés que van a crecer si o si”, explica Priscila de Chill Growshop. También detalla que estas plantas tienen que cumplir con un ciclo de 20 horas de luz y 4 de oscuridad. Por eso, se requiere una mayor cantidad de materiales: una carpa, luces con temporizador, extractor, ventilador, entre otras cosas, que en total tienen un costo base de aproximadamente 400 mil pesos.
Cultivo de marihuana en indoor. Foto: Buddha Seeds.
¿Cómo actúa el cannabis medicinal en el cuerpo y para qué se usa?
El cannabis medicinal actúa sobre el sistema endocannabinoide, una red de receptores que se encuentra en todo el cuerpo. “Regula el funcionamiento general del organismo”, explica el médico César Dip, miembro fundador de la Sociedad Argentina de Endocannabinología y Terapéutica Cannábica (SAET). Los principales compuestos activos del cannabis son el THC (tetrahidrocannabinol) y el CBD (cannabidiol). El THC tiene efectos psicoactivos, pero también propiedades analgésicas y antieméticas. El CBD, por su parte, no produce efectos psicoactivos y se destaca por sus propiedades antiinflamatorias, ansiolíticas y anticonvulsivas.
“Su consumo debe estar supervisado por un profesional de la salud”, advierte César Dip y explica que esto se debe a que el cannabis está en contacto con otras sustancias químicas presentes en otros medicamentos que consume el paciente. Hay que tener en cuenta que para cada paciente existe una dosis recomendada y que le permite mejorar el síntoma. El doctor Dip ajusta la dosis progresivamente hasta llegar al efecto deseado.
El cannabis medicinal se utiliza como tratamiento complementario en enfermedades como epilepsia refractaria, esclerosis múltiple, fibromialgia, artritis, dolor crónico, náuseas y vómitos asociados a quimioterapia, insomnio, ansiedad y algunas condiciones neurológicas. También se estudia su efectividad en trastornos del espectro autista y Parkinson. “Esta lista sigue creciendo a medida que van avanzando las investigaciones y se va difundiendo la terapéutica cannábica”, asegura César.