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GRANERO 2.0


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“Hay pueblos que nacen para crear futbolistas y otros para comprarlos”. Esta frase de la extensión de un tuit, genuina del escritor catalán Manuel Vásquez Montalbán, resume de lo que trata este informe. “Matar vacas es malísimo, pero comer carne es riquísimo”. Bajo esta misma analogía podemos decir: “Exportar y vender niños es cruel, pero todos soñamos con verlos en nuestro club levantando copas”.

Por Fuad Jamis

En el negocio del fútbol nada es coincidencia. Argentina es el país número uno en el ranking de jugadores vendidos al extranjero, según el último informe anual “Football Player Exports” de la empresa Euromericas Sport Marketing. En menos de un año, saltó de los 3223 futbolistas a 6877, siendo así –por sexto año consecutivo– el mayor exportador de jóvenes promesas del balompié mundial, lo sigue de cerca Brasil con 4456 deportistas. Este crecimiento exponencial se explica, también, porque en este último informe (2016) se logró contabilizar a los futbolistas que migran de las academias filiales que existen en Latinoamérica de los grandes europeos, como por ejemplo del Real Madrid. Los merengues, a través de su Fundación Real Madrid, ya están en 62 países con más de 200 escuelas “socio-deportivas”, de donde salen muchos de estos futuros cracks.
Qué dice la FIFA
Clara, como la supremacía sudamericana en este ámbito, es la fragilidad legal a las que están sujetas estas operaciones. Ante esto la FIFA decidió –en su 57° Congreso el año 2007 en Nassau– crear la FIFA TMS (Transfer Matching System), un servicio informático que tiene por misión, según su propia página web, mejorar el mercado de las transferencias futbolísticas.
Diez años han pasado y nada parece haber cambiado sustancialmente y la FIFA lo sabe. Sumidos en tiempos turbulentos, la organización con sede en Zúrich mira con inquietud esta arista en la transferencia de jugadores. En el último lustro, advertimos que un 41% de los transferidos no llegó a debutar en un equipo de primera división, lo que implica una menor cotización en el mercado a la hora de negociar por ellos. Otro dato revelador: son menores de edad con un promedio ponderado de edad cercano a los 15 años. O sea, se venden cada vez más y cada vez más chicos.
Es importante recalcar que, para el derecho internacional, el fútbol –como todos los deportes– se reconoce formalmente como trabajo una vez que el jugador ha firmado su primer contrato profesional; antes de que esto ocurra, se considera solo una actividad recreativa.

Principales destinos de futbolistas sudamericanos. CIES Football Observatory Report

Capitales

La presencia de capitales de inversión viene de los países petroleros, como son las multinacionales Gulf Finance House y GFH Capital Limited, del empresario kuwaití Fawaz Al Hasawi –y sus hermanos– quienes operan, mediante la figura de grupo económico, con los clubes amateurs a los que financian desde un 40% a un 100% de las próximas promesas del balompié planetario.

Destaca, también, la figura del empresario Nasser Al Khelaifi, natural de Qatar y dueño del PSG francés, quien posee un grupo de asociados locales que se encargan de buscar talentos. Abdalá Ben Nasser Al Thani, jeque qatarí, máximo accionista y Presidente del Málaga, también tiene un brandteam en clubes de la región. Otro de los conjuntos inversores que pisa fuerte en la Argentina es el Wandsworth Services LLP de Hitchin, Inglaterra, mancomunado con Broward Capital Inc. ubicado en las Islas Vírgenes. Los clubes locales, los extranjeros y estos capitales son un gran equipo, que en la generalidad de los casos, marcha como tal.

Scouters

“A los pibes que pintan bien los tengo que agarrar ahora o nunca”, declaraba Julio Vega en una entrevista publicada en el diario Clarín en el año 2007. Vega actuaba como director general de la Juve Internacional, empresa que busca jóvenes talentos en el continente para representarlos y, en lo posible, venderlos a algún club de Europa. “Creo que el fútbol es un negocio, y el mío es encontrar chicos con 11, 12 ó 13 años que aún no tengan compromisos legales con los clubes argentinos”, exponía sin culpas Vega.

La respuesta a esta realidad es que la mayoría de los scouters (denominación que se les dio o se dieron a sí mismos los cazatalentos) se mueven a corto plazo: si tienen una oferta intentan no dejarla pasar, porque no saben si a futuro un jugador valdrá lo mismo. Puede valer más o menos, pero la regla de oro en este negocio es que no pueden arriesgar.

Origen de jugadores extranjeros en Europa. CIES Football Observatory Report

Padres

Tomas Soria tiene 11 años, juega en la novena de River Plate y, al parecer, tiene un promisorio futuro. Luego de un entrenamiento en Nuñez, me intento acercar a él para conocer la actual realidad de una potencial promesa del fútbol argentino. Es hábil, escurridizo y goleador, juega de delantero y se dice que tiene importantes ofertas de Europa.

Su padre, quién ni siquiera quiso revelar su nombre, es quién lo “maneja” y decide qué come, dónde va, con quién habla y todo lo que hace fuera de la cancha. El señor Soria es más escurridizo que su hijo a la hora de esquivar los llamados y mensajes con los que lo intento contactar. Al parecer, no quiere saber nada sobre posibles investigaciones que puedan entorpecer una futura venta de su hijo a quién sabe qué club extranjero.

Es clave el rol que cumplen los progenitores en el negocio, ya que –en la mayoría de los casos– son ellos quienes deciden cuáles ofertas escuchar y cuáles no. Al respecto, el mismo Julio Vega exponía: “Hay muchos padres que se enteraron de mi empresa y quieren que yo les traiga a sus hijos a España para aprovechar mis contactos con los equipos de acá y conseguirles pruebas”.

Caso Barça

La arista legal que envuelve este sistema es compleja, ya que en cada país la reglamentación difiere y la FIFA no tiene la potestad para unificar términos.

Pongamos como ejemplo el caso del F.C. Barcelona, al cual el ente regulador del fútbol le impuso, en 2014, una sanción de un año sin fichar jugadores, debido al recurrente traspaso de jugadores inferiores a los 18 años. La FIFA ha respondido a los excesos prohibiendo los traspasos de futbolistas menores de edad salvo en tres excepciones: que los padres del menor cambien de país por razones no relacionadas con el fútbol; que el traspaso se efectúe entre países de la UE o del Espacio Económico Europeo, teniendo el jugador entre 16 y 18 años; o que jugador y club de destino, perteneciendo a distintos países, no estén a más de 50 kilómetros de la frontera. Consecuentemente, los clubes han optado por maniobrar con la primera opción, ya que es muy difícil de comprobar el motivo por el cual un padre migra de un país a otro.

Si un menor extranjero quiere lograr la licencia federativa en España tiene que pedir el CTI (tránsfer) a la federación de origen, previo visado de la FIFA en la operación, y utilizar el sistema servidor informático TMS para dejar constancia de la misma. Es algo que debe hacer la Real Federación Española de Fútbol, pues es el único representante español en el ámbito internacional.

Al concluir este informe, podemos incluso cuestionar si esta problemática roza otra, mucho más complicada: el tráfico de niños. Y es que es muy delgado el margen entre un niño futbolista y un niño comercializado.

 

Bitácora

Esta indagación nace luego de leer el libro “Niños Futbolistas”, del periodista Juan Pablo Meneses. La obra fue, desde el principio, la piedra angular de este trabajo. En él, el autor explica mediante procesos reales las sistemáticas ventas de niños a clubes extranjeros y la atmósfera que las envuelve. Es más, mientras desarrolla la investigación, Meneses se percata que la única forma de ilustrar este nebuloso sistema es comprar uno de estas lozanas promesas del balompié sudamericano para ejemplificar el paso a paso de la transacción.

Al adentrarme en el tema y, luego de releer este libro –que se encuentra en la Biblioteca Nacional– logré dar con un dato clave, que hasta ese entonces desconocía: Argentina fue, en el 2016, el país número uno en exportar futbolistas a nivel mundial. Esta información cambió el curso de mi investigación y me centré en buscar diferentes rankings sobre venta de futbolistas al extranjero; sin muchos resultados ya que el único confiable y regular es el de la Euroamericas Sports Marketing, mencionado en esta averiguación.

Intenté, también, descubrir una cifra que me pudiese proyectar a una nueva línea investigativa: cuánto representaban las ventas de futbolistas al extranjero en el Producto Interno Bruto de Argentina. No pudiendo dar con la cifra, se transformó en un punto muerto del proceso.

Otro aspecto que pudo cambiar el curso de esta pesquisa, fue la aproximación al niño Tomás Soria. Sebastián Corda –compañero de cursada y jugador profesional de Comunicaciones– me comentó sobre el caso de este jugador de las inferiores de River Plate. Asistí al complejo de Nuñez para observar in situ al joven deportista y apenas intenté interceptar a su padre para indagar sobre el supuesto seguimiento de diferentes clubes extranjeros sobre Tomás, fui “invitado” a salir del lugar. Conseguí su número para insistir y tras periódicos llamados y mensajes sin respuesta, solo pude apuntarlo como referencia de un potencial caso.


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