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“NO SIENTO PRESIÓN POR LOS JUEGOS”

Sol Ordás, la joven nacida en San Nicolás, es la esperanza en remo de la nueva generación. Hija de padres olímpicos, tiene el mandato familiar de ser campeona olímpica en las aguias de Puerto Madero.

Emiliano Viera

El tono que viene por defecto en su celular comienza a sonar a las 7am; la alarma indica el comienzo de un nuevo día y el de su rutina. Un té con tostadas y mermelada es el desayuno antes de comenzar el primer entrenamiento del día. Puede tocar gimnasio o salir a remar. “Dependiendo la semana y la carga de entrenamiento que tengamos me toca remar entre 16 y 18 kilómetros en el primer turno”, cuenta Sol Ordás, mediante Instagram, red social en la que vuelca contenido de sus entrenamientos, además de las bromas que les hace a sus compañeros. En un nuevo mensaje agrega: “Si vamos al gimnasio entrenamos entre dos horas, dos horas y media”. Los trabajos están a cargo de Martin Cambareri, exremero que se desempeña hace 11 años y medio como entrenador en Tigre Boat Club.

Si toca remar, Sol junto con sus dos compañeros: Tomas Herrera, mendocino de 18 años y Felipe Modarelli, de 17 años nacido en Campana, se trasladan hasta el lago de Nordelta. Con el bote en el agua los chicos comienzan a hacer las repeticiones que correspondan para llegar a los 16 o 18km estipulados por el entrenador. Concluido el primer turno, la rubia y sus dos compañeros regresan para el almuerzo al hotel Fundación Agustín Garcia, ubicado en Tigre donde se hospedan desde marzo de este año y en el cual se quedarán hasta el 2 de octubre, día en el que se mudarán a la Villa Olímpica. “Estoy ansiosa de llegar a la Villa y de competir en Puerto Madero”, comenta con tono acelerado.

Luego del almuerzo llega la hora de la siesta. “El tiempo que nos dan para dormir la siesta lo uso para estudiar”, cuenta Sol, que en este momento está cursando el último año de la secundaria en el Sistema de Educación a Distancia del Ejército Argentino (Seadea) gracias a su plataforma web. Al terminar con el estudio se prepara para el segundo turno, en el que le puede volver a tocar entre remo o gimnasio. Por lo que en caso de volver a remar, se vuelven a trasladar a Nordelta para realizar los kilómetros faltantes y completar 30 diarios. Si la rutina la lleva al gimnasio realiza ejercicios de fuerza y potencia: sentadillas, despegues, cargadas, dorsales, barras, press militar y subida al banco para completar las dos horas de sudor. Al regresar al hotel y luego de la cena, repasará los contenidos de la escuela a distancia.

Sol es hija de Damian Ordás y Dolores Amaya, ambos remeros. De ellos heredó el físico impactante, arriba del metro ochenta. Su papá ganó dos medallas doradas y una de plata en los Juegos Panamericanos de Winnipeg 99 y además se clasificó para competir en los JJ.OO. de Sydney 2000. En el año 2008 sufrió un ACV y luego de un año de recuperación volvió a competir en regatas junto con sus alumnos del club Canottieri Italiani. Dolores quien también se había clasificado para los olímpicos de Sydney, no pudo competir ya que estaba embarazada de Sol. A pesar de haber nacido en una familia remera, Sol cuenta que empezó “por cuenta propia a los 13 años” y que nunca sintió presión de sus padres. “En realidad la presión que sentía era mía, interna”, comenta con voz reflexiva.

Se propuso como objetivo subirse al podio en los próximos Juegos Olímpicos de la Juventud Buenos Aires 2018, meta que también se propuso para el Mundial Juvenil disputado en agosto en Republica Checa, en el que alcanzó, además del segundo puesto, un nuevo record mundial junior para los 2.000 metros (7m31s500).

La competencia en la corta pista de Puerto Madero, que con solo 500 metros atenta con su estilo potente y de largo aliento, comenzará el domingo 7 de octubre en los diques de Puerto Madero y concluirá el miércoles 10.


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