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BOXEANDOLE A LA CALLE


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Jesús Romero es un ex boxeador argentino nacido en Abra Pampa, provincia de Jujuy. En la década del 90’, ya retirado, tomó la decisión de poner un comedor con la ayuda de su familia. Las cosas fueron bien y más adelante, gracias a su gran trayectoria y su reconocimiento a nivel nacional, logró cumplir su sueño. Con la ayuda del gobierno de la ciudad y en especial, gracias al apoyo municipal de Federico Pinedo y el respaldo mediático de Daniel Hadad, Jesús construyó un espacio gratuito donde hoy se enseña el arte del boxeo. Un lugar de inclusión y ayuda a los más carenciados.
El gimnasio “Jesús Romero” ubicado en el Barrio Rivadavia de la 1-11-14 recibe el apoyo del programa municipal “Boxeándole a la calle”, a través del cual el gobierno de la ciudad otorga materiales y organiza eventos que permitan darle mayor impulso a estas iniciativas.
02Jesús destaca la importancia de que estos proyectos se estén desarrollando en diversos barrios de la ciudad ya que permiten que muchas personas accedan a las clases, dado que de otro modo les resultaría imposible pagarse el traslado. “Los jóvenes vulnerados son los que primero vienen, en total ya son casi 200 los chicos que participan de esta iniciativa”, cuenta Romero.
Según los impulsores de este proyecto, el sentido va mucho más allá de la práctica del deporte ya que el espacio se vuelve esencialmente un lugar para compartir y educar. Al respecto, Jesús manifiesta la satisfacción que le provoca ver que los chicos se comporten respetuosamente y se entusiasmen con el trabajo que realizan. “Teníamos muchos chicos que todos los días estaban en las esquinas y ahora los padres agradecen porque salen del gimnasio, están cansados, se van a la casa y se acuestan a dormir”, afirma el ex campeón sudamericano.
Ana, esposa de Jesús y titular del comedor, explica que el aporte municipal a estos espacios se centra fundamentalmente en la entrega de materiales necesarios para practicar el boxeo. De hecho, este mes el gobierno local brindó manoplas, guantes, bolsas, vendas, remeras, cabezales y colchonetas a los cinco gimnasios que vienen trabajando en la ciudad.
“Hay chicos que han venido acá drogados, habían abandonado la familia, todo por las drogas, y ahora se juntaron con la familia, vienen con la señora, los nenes. Están cambiados”, cuenta con orgullo el ex boxeador acerca del aporte de sus clases.
Sobre el desarrollo profesional de quienes asisten al gimnasio, reconoce que posiblemente sean pocos los que se dediquen al boxeo. Pero destaca: “Esto es una educación y tienen esa gran satisfacción porque cuando están en el gimnasio están contentos, vos los ves felices a ellos haciendo gimnasia”.
De ese sitio, ya ha logrado sacar a un campeón argentino, Víctor Hugo Velázquez, que se coronó en marzo de 2014 con el título de la categoría welter; pero sus prioridades son otras. La tarea solidaria que emprende en aquella zona carenciada es simplemente una huella de lo que le han enseñado el pasado, de los valores de las personas que lo han llevado al triunfo. Es un agradecimiento a la vida misma.


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