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EL DÍA QUE ÁFRICA ENTRÓ EN LA HISTORIA “MUNDIAL”


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Mencionar al fútbol africano es sinónimo de estima. Detrás de América del Sur y Europa, las principales regiones exportadoras de la elite de este deporte, viene África. Jugadores que sobresalen en las ligas más importantes, los buenos resultados en Copas del Mundo, las victorias ante potencias y las medallas obtenidas por las selecciones juveniles, hacen que los africanos se ganen su lugar en el podio. Pero todo esto tiene su inicio. Este respeto tiene un origen: el primer triunfo en un Mundial, el de Túnez en Argentina 1978.

Por Martín Galeano (@martinngaleano)

Rosario, Santa Fe. 2 de junio. Diecisiete mil personar fueron al Gigante de Arroyito para ver el cuarto partido del Mundial. Era el segundo día de competencia y el fervor por asistir a la inauguración del estadio llevó a miles de rosarinos a presenciar un encuentro que, en la previa, parecía intranscendente. Se enfrentaban Túnez y México por el Grupo 2. Los primeros, de camiseta roja; los segundos, de blanco, con una franja verde y roja que cruzaba en vertical desde el abdomen hasta el cuello. Los africanos llegaban con el peso de ser el único abanderado de su continente. Habían perdido un solo partido de las Eliminatorias. Sin embargo, no tenían muchas expectativas. Su DT, Abdelmajid Chetali, había confesado antes de viajar a la Argentina que “el Mundial debe servir como experiencia”. En un país donde no existía el fútbol profesional, y en el que 21 de sus 22 jugadores eran amateurs, el pronóstico era entendible. Si los hinchas tunecinos tenían al menos un ápice de fe, era por un muchacho de 23 años que era distinto a los demás: Tarak Dhiab, coronado como el mejor futbolista africano de 1977. El jugador del Esperance de Túnez, de juego pausado y lento, pero lujoso y asistidor, le hacía honor al nombre de su equipo y era el estandarte. Julio Chiappetta, redactor del diario Clarín durante el Mundial 1978 en ese mundial, lo describe así para ETER Digital: “Un petisito atrevido y encarador, que parecía salido de un potrero de Barracas”. Además de su figura, los tunecinos contaban con la experiencia de su capitán y goleador, Temmime Lahkzami, y del motor de su mediocampo, Nejib Ghommidh. “El estilo de juego era prácticamente sudamericano, con tenencia de pelota, pases cortos y ambición ofensiva”, recuerda el periodista.
Los mexicanos, por su parte, portaban el lema optimista forjado por el periodismo de su país: “Ganarle a Túnez, empatar con Polonia y no perder por mucho con Alemania”. Venían de golear 3 a 0 a Estados Unidos y clasificarse invictos en la Ronda Final de las Eliminatorias, y depositaban sus esperanzas en el mediocampista Leonardo Cuellar. Apostaban también por un chico de 19 años, centrodelantero, llamado Hugo Sánchez.
John Robertson Gordon, el escocés y árbitro del encuentro, pitó el inicio. Hasta pasada la media hora, el arquero mexicano Pilar Reyes debió intervenir ante disparos de Jebali y Agrebi, y cortar los centros que proliferaban por el sector derecho Del otro lado, Mokhtar Naili, quien reemplazaba al histórico arquero Sadok Sassi, mejor como conocido Attouga, no vio acción sino hasta los 45 minutos del primer tiempo, cuando un centro de De la Torre pegó en la mano zurda de Jebali. Al juez no le queda otra que cobrar el penal. Arturo Vázquez lo metió y puso a México 1 a 0. A los 10 minutos de la segunda mitad, Agrebi se lanzó por la banda derecha y combinó en pared con Dhiab, tiró el centro y el defensor Ali Kaabi, bajo la sorpresa de Reyes, la durmió y la colocó contra el palo izquierdo para poner el 1 a 1. Los africanos mantuvieron su dominio hasta quince minutos después, cuando su 10 dejó sólo en el área contraria a Ghommidh, quien puso el 2-1. Los mexicanos sintieron el gol como un mazazo y no tuvieron reacción. Solo pudieron ver como Douieb definió con justeza ante la salida de Reyes y estampó el 3-1 final.
El final del partido mostró a los tunecinos abrazados, sorprendidos: acababan de ganar su primer partido en un Mundial. Además, rompieron el lema mexicano. El público del Gigante de Arroyito celebró el triunfo de “la Cenicienta” de la zona, que también integraban Alemania y Polonia. Esta victoria también fue la primera de un país africano en una Copa del Mundo.
Gracias al éxito en Rosario, la FIFA contempló aumentar el cupo de selecciones africanas en los mundiales. Túnez, luego, perdió 1 a 0 contra la Polonia de Lato y empató en 0 ante la Alemania defensora del título. Quedó tercero y eliminado, aunque hizo historia.


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