El 21 de junio de 1975, una noche antes de la fecha 27° del Torneo Metropolitano, en la que Huracán jugaba contra River, René Houseman se fue a festejar el cumpleaños de su hijo Diego, bajo la promesa de volver temprano. “A las diez de la noche me pasaron a buscar para ir al Hotel, pero les dije que se dejen de joder y me dejen más tiempo. Así fue como se me pasó volando la hora, y sin entender cómo, llegué al otro día”, confesó el “Loco”, riéndose.
Por Sol Underwood
A Houseman nunca le gustó quedarse concentrado en un Hotel los viernes o sábados a la noche.”Prefería salir a jugar partidos que se armaban en el barrio y alguna que otra vez salir de fiesta”, dijo, con su voz ronca y pícara. A pesar de eso, regresaba con el plantel temprano y en buenas condiciones, sus compañeros estaban acostumbrados. Hasta que hubo una noche en la que eso no pasó.
“Cuando llegué del cumpleaños de mi hijo, me retaron todos y me obligaron a ducharme docenas de veces con agua helada, y me dieron como tres tazas de café para poder avivarme un poco más, y si bien me despertaron, seguía tan borracho que con el aliento a alcohol que tenía, podía emborrachar a cualquier jugador de River”, agregó.
Con un vago recuerdo, Houseman recuerda que jugó casi todo el partido entero en ese estado. A los 41’ del segundo tiempo, el delantero fue a buscar una pelota de “Fatiga” Russo, esquivó a Héctor Osvaldo López, de River, y cuando tuvo a Ubaldo Fillol, el mejor arquero del Torneo, mano a mano, lo cruzó con su pierna derecha y metió un gol que ningún hincha de Huracán olvidaría. “Me dijeron que me quedé tirado en el piso riéndome por el gol, yo les creo, es típico mío. Pero después de eso, me hice el lesionado, pedí el cambio y me fui a dormir a mi casa, no quería saber más nada”, reveló el ‘Loco’.
“Aunque todos me tengan de borracho, y no niego que lo fui y lo soy, esa fue la única vez que jugué en ese estado. Personalmente no lo recomiendo, pero yo no me arrepiento de nada”, finalizó Houseman.
Juan Villanueva fue uno de los miles espectadores de ese gol. El joven de aquella época fue a ver a su equipo favorito con su papá, como siempre, pero sin saber que ese partido iba a quedar para la historia y dijo: “Tenía diez años, no podía creer ese gol. Si bien no sabíamos que estaba en ese estado, fue hermoso y unos de los pocos que recuerdo de esa época”.
“El ‘Loco’ jugó como siempre casi todo el partido. Pero cuando vi el gol y se empezó a reír a carcajadas después de gritarle a la hinchada, todos empezamos a cantar: Y chupe, chupe, chupe y no deje de chupar, el Loco es lo más grande del fútbol nacional”, confesó Villanueva.
“Me enteré mucho después que ese gol fue estando borracho, pero no me sorprendí en lo más mínimo. Puedo asegurar que a nadie le pareció una locura. Por algo nosotros le cantábamos eso, sabíamos cómo era, le gustaba la fiesta más que a cualquier otro de esa época”, cerró Villanueva.
Finalmente, Houseman, que se veía como un rebelde del fútbol, logró formar parte de la historia de Huracán. Los hinchas afirman que es “especial, único y nadie va a ser como él”, por lo que pasará a la memoria de los hijos de las personas que estuvieron presentes en ese histórico partido.
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