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“NO TENEMOS LOS PERFILES PROFESIONALES ADECUADOS”


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Luego de ser premiado junto a su equipo como el mejor sitio de noticias de Latinoamérica por su trabajo en LaNación.com, Gastón Roitberg, Secretario de Redacción digital, habló con ETER sobre la situación que atraviesan los medios, cómo la vive él de local y cuál es el futuro que se avecina para el periodismo.

Por Diana Agustina Fernández

Son las 8am, afuera corre un viento fresco, adentro una luz tenue se desliza tímidamente por el espacio blanco y moderno, y él es el único que allí hace sombra. Parece tranquilo pero hay mañanas mejores: continúa la búsqueda por el ARA San Juan y, como en toda redacción, el estado físico y anímico de los cuerpos están supeditados a los hechos noticiosos.

La búsqueda continúa y Gastón Roitberg, Secretario de Redacción Multimedia de La Nación, tampoco deja de buscar: nuevas historias,  otras formas de contarlas, audiencias que quieran verlas, leerlas y escucharlas. Y esa búsqueda y creación está plasmada en lanacion.com, recientemente premiado por la Asociación Mundial de Diarios y Editores de Noticias (WAN-IFRA)  como el mejor sitio de noticias de latinoamérica.

Mientras tanto, muchos otros medios han cerrado o presentan una inminente quiebra o se están moviendo para transformarse y no quedar bajo esta ola que parece afectar a todos.

Se habla mucho de la crisis y los cambios que están atravesando los medios. ¿Cómo ves el panorama?

-La transformación tecnológica que impactó en los distintos rubros también impactó en el periodismo, una actividad que desde que nació se transforma con la tecnología. El detalle no menor es que Internet democratizó el acceso a la publicación: antes tenías que ser el dueño de un medio para comunicar fotos, textos u otros formatos, pero en los últimos años las plataformas de publicación se hicieron mucho más simples. Además, Internet llega cada vez a un número mayor de personas —aunque todavía no a la mayoría: de 7.000 millones de habitantes en el mundo, apenas 2.500 están conectados.

-En este contexto, ¿qué diferencias hay entre los medios tradicionales y los digitales?

-La industria periodística tradicional tenía una cantidad enorme de barreras: los medios gráficos, por ejemplo, requerían de una impresora, una inversión gigantesca. La publicación digital borra todos esos condicionamientos y esos mega presupuestos. Hoy, alguien con una conexión a Internet y una idea más o menos interesante que sepa manejar algunas herramientas puede dar a conocer información, su opinión, un documento exclusivo, etc. Siempre hago la salvedad de que no es lo mismo ubicar contenido en Internet que hacer periodismo. Hacer periodismo implica una cantidad de procesos: producción, chequeo de información, redacción, contrastación de fuentes. Todas cosas que no hacen la mayoría de quienes gustan de producir contenido.

-Decíamos que los medios están en crisis, ¿el periodismo también?

-Soy optimista y prefiero hablar más de transformación que de crisis, porque es una industria que ha tenido capacidad de acción para salir de momentos así. Veo una industria que se está transformando, pero también veo un montón de oportunidades para que los periodistas puedan desarrollar nuevos perfiles profesionales acordes a la necesidades actuales. En las redacciones hay hoy una cantidad enorme de roles que no pueden ser de cubiertos porque no tenemos los perfiles profesionales adecuados. La universidad no los forma porque también está adecuándose a esos cambios y desde los medios seguimos pensando con categorías tradicionales, cuando ya hay una audiencia que piensa en otros niveles.

-¿Cuáles son las posibilidades se abren?

-Con herramientas de medición muy efectivas, hoy podemos de entender con claridad qué hace un lector, un televidente o un oyente con el contenido que le interesa: cuánto tiempo lo navega, con qué niveles de profundidad, qué temas comparte, etc. Toda esa data disponible permite programar el contenido de manera más cercana a los intereses de la audiencia.

-Además de las nuevas posibilidades, Internet generó algunos conflictos en torno a la financiación de los medios. El papel paga más pero ahora, que se vende cada vez menos, se buscan nuevas formas de conseguir fondos. La Nación apostó al modelo de paywall. ¿Por qué?

-El mercado publicitario viene cayendo como fuente de ingreso y hay que encontrar modelos de financiamiento alternativos: la mayor parte de la publicidad online se la reparten los grandes, como Google o Facebook. Creo que el paywall es una buena medida para empezar a trabajar con el modelo de periodismo pago que en algún momento tuvimos con el diario papel. El problema es que con Internet surgió la idea de que los contenidos eran gratuitos. Pero el periodismo no tiene costo cero: el buen periodismo de investigación, la cobertura en el lugar de los hechos, los análisis, los reportajes; todo eso cuesta dinero. Por lo tanto, me parece bien que la sociedad apueste a mejorar el periodismo y haga un esfuerzo para apoyarlo, de la misma manera que lo hace pagando un ejemplar de un diario papel o un servicio de televisión por cable. Seguramente surgirán también otros modelos: no creo que los paywall vayan a solucionar al cien por ciento la caída del ingreso publicitario.

-¿Cuál es la audiencia de LaNacion.com?

-Tenemos un público bastante fiel de la marca, principalmente argentino. Pero también tenemos un ojo puesto en los lectores de habla hispana, porque La Nación es una marca muy relevante en nuestro idioma: por el tipo de contenido que tiene, porque tiene buena dosis de análisis en su oferta diaria, porque es un medio digital que no corre detrás de la noticia sino que intenta ofrecer una cuota equilibrada entre breaking news y valor agregado. Por eso apostamos al periodismo de datos, a piezas interactivas y contenido más curado para Internet.

-¿Cuáles son las características de ese público?

-Es un público que tiene un nivel socioeconómico y educativo relativamente alto. Nos gustaría tener un público más joven, pero el lector de diarios sigue siendo un público bastante maduro, que estudió en la universidad y formó una familia: tenemos una dosis de lectores tradicionales que por la propia inercia de Internet migró a la plataforma digital o combina el papel con el digital.

-¿Hay una búsqueda de nuevas audiencias?

-Obviamente buscamos tener cada vez una mayor audiencia, pero trabajamos muy focalizados en el tema de la suscripción y el lector fiel. Nos interesa esa base de fidelidad porque son consumidores de los que podemos aprender mucho más que de una masividad anónima absoluta. Claro que cuanto más grande es la boca del embudo, más posibilidades tenés de generar un público fiel al que dirigirle la membresía.

-¿LaNacion.com apunta más a lo general o a las temáticas particulares?

-Somos un medio generalista y nos enfocamos en diferentes temáticas; no somos un medio especializado en economía o lifestyle. Lo que tratamos de hacer, en todo caso, es identificar grupos de interés sobre la base de nuestros suscriptores para reforzar esos nichos temáticos. Para eso necesitás una buena base de suscriptores y saber bien qué hacen, qué temas prefieren, si les gustan más los análisis o prefieran más la investigación.

-Hay un ejemplo representativo sobre las posibilidades reales de llegar a nuevas audiencias. Un hombre pidió a dos amigos que googleen “Egipto”: en un caso, el buscador arrojó resultados relacionados con turismo y en el otro, con el terrorismo y las guerras. ¿Cómo se pueden romper las burbujas de audiencia que  tienden a crear lo algoritmos de Google?

-Nosotros trabajamos en tres líneas de producción paralelas. La primera es el olfato periodístico: esa sensibilidad que tiene la profesión para identificar los temas que están dando vueltas en la conversación pública; tiene que ver con la propia experiencia del periodista, el contacto con lo que ocurre en la calle, en su grupo de interés, etc. La otra avenida de producción es Google. Producimos una gran cantidad de contenidos que no pasan por la portada y están dirigidos a gente que busca determinados temas en Google: tratamos de que nuestros resultados de búsqueda resuelvan un problema, una pregunta o desarrollen un tema. Es un porcentaje de audiencia alto y que no podemos desestimar. La tercera avenida son las redes. Hay mucho contenido que se distribuye allí que tampoco pasa por la home. Tiene un tono y código particular que depende del público de cada red: Instagram, Facebook, Twitter o Snapchat. En definitiva, queremos entender el ecosistema de cada uno de estos espacios para traccionar la producción de contenidos sin desestimar ninguno de los tres.

-Los periodistas tratamos de contar historias. ¿Cuáles son las últimas ideas que estuviste trabajando para contar historias de una forma diferente?

-Por suerte no soy yo el que piensa esas cosas ni tampoco tengo tantas buenas ideas: hay todo un equipo que sí las tiene porque si no sería imposible que funcione. Te cuento tres casos. Uno es el Congresoscopio (http://votaciones.lanacion.com.ar/), una lupa sobre el trabajo de los legisladores en el Congreso. Cualquier ciudadano puede hacer un monitoreo de presencias y ausencias, saber cómo vota cada legislador, qué temas presenta, etc. Es una interesante herramienta de seguimiento ciudadano. Otro caso fue, en las últimas elecciones, un mapeo de los resultados a un nivel de profundidad muy alto: podías ver cómo había salido la elección en tu mesa, más allá de los resultados distritales. Lo hicimos prácticamente en tiempo real, apenas empezaron a entrar los datos oficiales. Un proyecto más chiquito, pero también interesante, es una plataforma con información de servicio y recomendaciones: por ahora de libros y museos y, posiblemente en un tiempo no lejano, también de gastronomía, viajes y series de Netflix. Son desarrollos muy limpios en cuanto a la usabilidad y la experiencia de usuario que pretenden generar un diferencial para que ese lector siga pagándonos la suscripción y siga siendo parte orgullosa de nuestra comunidad de lectores.


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