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EN URUGUAY, LA PELOTA PUDO MÁS QUE LAS URNAS


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Las Primarias presidenciales del primero de junio, originalmente iban a llevarse a cabo el 29, pero  se cambió la fecha para que no coincida con el Mundial. ¿Está bien que el fútbol influya en este tipo de decisiones?

Por Juan Martín Cángaro Di Carlo (@jmcangarolvp)

La única voz en contra: Alfredo Solari

En noviembre de 2012, Uruguay deambulaba por las Eliminatorias con varias complicaciones. Hacía cuatro partidos que no ganaba y en esa cantidad de encuentros había recibido doce tantos, con goleadas en contra frente a Colombia (4-0), Argentina (3-0) y Bolivia (4-1), y un empate de local con Ecuador (1-1). La última fecha de ese año, que se jugó en octubre, lo encontró en un quinto puesto que le permitía jugar el repechaje, pero con perseguidores como Chile que amenazaban con dejarlo afuera.

Era uno de los momentos más difíciles de la clasificación para la “Celeste”, pero justo entonces el Parlamento discutía una medida que daba por sentado que en junio de 2014 los uruguayos iban a tener otra preocupación además de votar. Las elecciones Primarias presidenciales, que definen dentro de cada partido a los candidatos a presidente en las definitivas de octubre, estaban pautadas para el 29 de junio. Sin embargo, un proyecto de ley proponía que se lleven a cabo 28 días antes, el primer domingo del sexto mes del año. ¿El motivo?, evitar la superposición con Brasil 2014.

La propuesta presentada por un grupo de diputados señalaba: “En el año 2014 ambas actividades llenarán por completo nuestros debates y acapararán toda la atención y el interés de los uruguayos. Habrá Mundial y habrá Elecciones. Lo malo es que ambas ocurrirán al mismo tiempo”.

El Parlamento entendió, en una inmensa mayoría, que no era bueno que la cita deportiva y los comicios se disputaran la atención de los medios de comunicación y del pueblo al mismo tiempo. Alfredo Solari fue el único senador que estuvo en contra de los términos de la Ley 19.005, publicada el 16 de noviembre de 2012. “Toquetear el calendario electoral por un evento deportivo debilita a las instituciones”, justificó el representante del Partido Colorado (PC).

Juan Manuel Garino es de “Vamos Uruguay”, una facción del PC, pero se manifestó completamente diferente que su compañero de espacio. “No debe haber formalismos, está bien separar dos cosas de gran trascendencia para los uruguayos”, señaló, y se preguntó: “¿Es lógico votar y que Uruguay juegue un partido fundamental del Mundial el mismo día?”.

No es fácil encontrar uruguayos que piensen como Solari, pero sí están los que creen que no modifica nada. “El que quería votar, fue a votar. Yo no me voy a Brasil y no me cambió en nada la fecha”, dice Gustavo, un joven que estudia en la Facultad de Ciencias Económicas de Montevideo. Nicolás, carpintero de 23 años y también de la capital, en cambio, cree que “igual, con lo que hay para elegir da lo mismo el día”.

Ope Pasquet, senador del mismo espacio que Solari, remarcó que hay que evitar un conflicto de protagonismo entre la política y el deporte más popular: “Siempre va a ganar el fútbol. Los uruguayos merecen elegir a sus candidatos a presidente y luego disfrutar del Mundial”, sostuvo Rafael Michelini, del Frente Amplio.

Estadio Centenario

María, abogada de Paysandú, no es muy futbolera, pero entiende lo que genera socialmente. “Es una cuestión de sentido común, no se puede negar la importancia que tiene el Mundial. Vivimos en un lugar donde el fútbol importa mucho más que la política”.

Para Rubén “Menem” Fernández, periodista deportivo, ex diputado de la provincia del Chubut (2003-2010) y Subsecretario de Información Pública chubutense entre 2010 y 2011, la medida que tomaron los uruguayos fue “muy sensata”. “Si la política y la pelota se disputan el protagonismo durante este mes, va a ganar el fútbol”, agregó.

No es la primera medida progresista que tomaron los legisladores orientales durante el gobierno de “Pepe” Mujica. La legalización de la marihuana fue de una de las que más polémica generó, junto con la despenalización del aborto. El matrimonio para personas del mismo sexo y el aumento de la licencia por maternidad y paternidad también fueron leyes aprobadas en el último año y medio.

La particularidad es que la única prácticamente indiscutida para los diputados fue adelantar las elecciones por el Mundial. La despenalización del aborto tuvo 17 votos a favor y 14 en contra, mientras que el matrimonio igualitario, si bien contó con más consenso, sumó ocho  voces contrarias.

La realidad marca que el primero de junio los uruguayos eligieron los candidatos para suceder a José Mujica, trece días antes de debutar en Brasil contra Costa Rica. Aunque no coincidió con la Copa del Mundo, sólo el 35 por ciento del padrón se presentó a votar y eligió como principales candidatos a Tabaré Vázquez (Frente Amplio), Luis Lacalle Pou (Partido Nacional) y Pedro Bordaberry (Partido Colorado).

Mientras tanto, si Uruguay gana el grupo D, el domingo 29 de junio a las 17 en Recife, jugará por los octavos de final, lejos de la preocupación por las urnas.

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La única voz en contra: Alfredo Solari

Alfredo Solari es médico. Se recibió en los ’60 en la Facultad de Medicina de Montevideo. En 2009 fue electo Senador suplente por el Partido Colorado y en 2010 asumió como titular porque Germán Coutinho, que ocupaba esa plaza, ganó la intendencia en Salto. Es, además, la única persona en todo el Parlamento de Uruguay que entendió que adelantar las elecciones por Brasil 2014 era mala idea.

La carrera política de Solari empezó en 1962, en el seno de la Lista 99 “Por el Gobierno del Pueblo”, un desprendimiento del Partido Colorado (PC). Siempre estuvo ligado a ese espacio político al que ahora pertenece y que es uno de los más tradicionales del país oriental. Se caracteriza por apoyar ideas de derecha y conservadoras.

Sin ir más lejos, la gran mayoría del PC, incluido Solari, se mostró en contra de la legalización de la marihuana, presentó algunas objeciones a la ampliación de la licencia maternal y votó en contra de la despenalización del Aborto.

Si bien está identificado con los colorados, el legislador fue Secretario de Salud Pública entre 1990 y 1991, con el gobierno de Luis Lacalle, del Partido Nacional. Luego, ocupó el mismo puesto de 1995 a 1997, pero con un presidente del PC: Julio María Sanguinetti. En el último período en ese cargo, se registró una denuncia en su contra por presunto cobro de diez mil dólares para dictar una conferencia en Suiza, aunque después el tema se diluyó.

El año pasado el Senador Luis Gallo, presidente de la Junta Nacional de Salud, lo denunció por difamación e injurias, dado que Solari lo acusó de beneficiarse por el cierre de un hospital de Canelones.

A lo largo de su carrera, la principal preocupación del Senador pasó por la salud. “Desde que llegué al Senado hemos trabajado para que los uruguayos tengan la salud pública que merecen”, define en su perfil de Facebook. También, sostiene que hay que fortalecer el diálogo en pos del avance del país sin importar las formas de pensar. Además, para Solari, la política le puede ganar al fútbol durante el Mundial.


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