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ENGORDÓ EL GRANERO DEL MUNDO


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En los últimos años creció de manera exponencial la obesidad en el mundo. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) estima que el 58% de la población tiene sobrepeso. En Argentina la batalla contra esta enfermedad parece lenta, de trincheras.

Por Dylan Resnik

“Es la primera vez en la historia de la humanidad que los hijos vivirían menos que sus padres por tener obesidad en la infancia y arrastrarla a la adultez”, dice Nancy Buschenbaum y digiere la afirmación con un sorbo más de té.
Buschenbaum se recibió de médica en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y luego se especializó en nutrición. Actualmente da clases de trastornos de la conducta alimentaria en la Universidad Favaloro, trabaja en el centro de la doctora Mónica Katz -fundadora del Equipo de Trastornos Alimentarios del Hospital Municipal Carlos G. Durand- y es autora del libro Vidas Pesadas, publicado por la editorial El Cuento de Nunca Acabar en 2016.
Las cifras oficiales indican que el año pasado el 53.4% de los argentinos tenían sobrepeso. Dos de cada diez eran obesos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que, según los patrones globales, el primero aumentó al 60%. Esto llevó a que en junio se publicara en el Boletín Oficial la Resolución 732/2016, que sancionó la creación del Programa Nacional de Alimentación Saludable y Prevención de la Obesidad.
Argentina es el noveno país con índices más elevados de Latinoamérica y el Caribe. También es el cuarto país en el mundo con mayor disconformidad corporal. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) calcula que los argentinos disponen de 3.141 calorías diarias en el mercado, sin embargo los estándares de nutrición recomiendan que esta cantidad no supere las 2.400 calorìas.
El siglo 20 se caracterizó por la abundancia de dietas. Se creyó que la enfermedad era responsabilidad de quien la portaba. Se apeló a su fuerza de voluntad como única solución. Para comprender la obesidad hay que ponerla en contexto: vivimos en una sociedad obesogénica. En este conflicto el Estado, los medios de comunicación y la industria juegan un papel principal. Este fenómeno se relata en el libro La No Dieta de la doctora Mónica Katz.

Buschenbaum hace hincapié en dos factores: “La disponibilidad y la accesibilidad son fundamentales para que elijas el alimento. Si en el supermercado los productos saludables tienen un costo más alto, mucha gente no va a poder comprarlos”. Hay países, como México y Barbados, que cobran impuestos a las comidas con alto contenido de azúcares libres, grasas saturadas y sal para bajar el consumo de alimentos no saludables.
Una de las discusiones que no tiene lugar en Argentina, pero sí en países como Chile, Bolivia y Francia es el etiquetado especial de estos productos. La industria alimentaria abusa en muchos casos de agregados en los alimentos: esto genera una mayor predisposición al deseo. Argentina es el tercer país de América Latina que más consume alimentos procesados, 185 kilos anuales por persona. Francisco Yofre, Oficial a Cargo de FAO Argentina, opina que al margen del etiquetado de alimentos, existen otras medidas para fomentar una alimentación saludable: “Se pueden hacer campañas de educación alimentaria, las cuales ayuden a los consumidores a realizar una selección y compra más consciente y responsable de los alimentos”.

En los medios de comunicación el tema no hace eco. Buschenbaum deja entrever la administrativa frase: “No vende”. Uno de los únicos programas que lo aborda es Cuestión de Peso, pero según ella, de manera poco efectiva. También critica que dentro de este tipo de programas se comercializan productos procesados no saludables, pero esto no le llama la atención: en América Latina y el Caribe, de un total de 33 países, solo 7 regulan la publicidad de estos productos.
Mucha gente no sabe que la obesidad es una enfermedad. Es el sexto factor principal de riesgo de muerte en el mundo. Sin embargo un médico en Argentina tiene dos semanas de nutrición a lo largo de su carrera.
Son muchos los enfoques posibles. La malnutrición tiene alerta a todo el mundo. En el informe anual del FAO del año 2014 se publicó la premisa de que el mundo produce la cantidad de alimentos suficientes para responder a la demanda global. Sin embargo, la desnutrición y su cara opuesta, la obesidad, siguen siendo los puntos principales de los proyectos de las organizaciones de la salud.
Todos los argumentos dejan entrever que no hay solución mágica para este problema. La doctora y el equipo del que forma parte insisten en el punto fundamental de un abordaje integral. “El Estado es fundamental para frenar esta epidemia de obesidad. Es muy naif pensar que el mercado va a retroceder solo”, dice Buschenbaum y se sirve más agua en el té.

Precios Descuidados
Dentro del listado de Precios Cuidados, actualizada en enero del 2017, hay solo 5 frutas y verduras: cebolla, lechuga, manzana, papa y zanahoria.


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