En la actualidad el fracaso deportivo está mal visto. Desde la palabra de un psicólogo, un periodista y un ex jugador de fútbol buscamos que nos expliquen cómo se trata el fracaso deportivo desde distintas ramas, la psicología, los medios de comunicación y en primera persona.
¿Qué entendemos por fracaso?
Producción: Brenda Haffner, Verónica Castillo, Gustavo Ferreyra, Mauro Romano, Héctor Speranza, Oscar Herrera, Silvina Rodríguez y Leandro Guerra.
Entre presiones, redes sociales y sueños que penden de un hilo, los futbolistas juveniles conviven con la exigencia de rendir siempre. En este contexto, psicólogos deportivos y familias intentan acompañar un proceso tan formativo como emocional.
Una fila de chicos, camisetas transpiradas y miradas tensas. En una tarde cualquiera de entrenamiento, los técnicos reparten pecheras, observan en silencio y toman nota en sus planillas. Al final de la jornada llaman a algunos por su nombre: siguen una semana más.
A otros no los nombran o les dicen directamente: “Quedás libre”. Así, sin mayores explicaciones se define quién continúa y quién no en el sistema de inferiores. Para los que quedan afuera, el sueño se corta de golpe. Para los que siguen, la presión apenas comienza.
Antes de llegar a Platense, Valentino “El Pola” Grossi jugaba en las inferiores de Boca hasta que, a los 13 años, lo dejaron libre de la noche a la mañana. Germán Grossi, su papá, quien también jugó en divisiones menores y no pudo llegar, cuenta que el nombre de su hijo empezó a sonar entre padres y entrenadores. Como consecuencia, comenzó a ganar seguidores en las redes sociales y rápidamente pasó de ser un héroe incipiente a villano.
Cuando se fue de Boca se fueron también los seguidores, pero Valentino no se quebró: eligió quedarse en Platense, entre otras opciones, y siguió entrenando con la misma intensidad.
Más allá de la versión de su padre, la historia de Valentino es como la de muchos chicos que pasan de jugar en uno de los clubes más importantes a perder su lugar e intentar en otros equipos, a veces menores.
Son cientos de miles que viven bajo la presión constante que oscila entre la mirada de técnicos, padres y el juicio anónimo de internet. En ese camino lleno de filtros, frustraciones y exigencias, la salud mental juega un partido clave pero no siempre tiene espacio en la cancha.
Pedro Schargorodsky es psicólogo deportivo, trabaja en las inferiores de Racing, y es autor del libro “Competir con ventaja”. Allí, reflexiona sobre las exigencias del alto rendimiento y la importancia del acompañamiento emocional. Asegura que la salud mentalocupa un lugar “chiquito” en las instituciones deportivas.
Si bien reconoce que hay “más conciencia” y que, desde la pandemia, los clubes “están obligados a contar con profesionales en el área”; sin embargo muchas veces se trata de una figura aislada que debe atender a cientos de chicos. “Un psicólogo para 300 pibes no puede hacer magia, pero el hecho de que exista ese lugar ya es un avance”, reflexiona.
Schargorodsky en la presentación de su libro.
Las presiones que atraviesan los juveniles son múltiples y se extienden en un abanico que va desde la competencia por la titularidad -al temor de quedar libre al final de cada año-, la incertidumbre del futuro y la posibilidad de ser uno de los tantos que quedan en el camino.
“Están constantemente a prueba. En cada partido se juegan su lugar y eso emocionalmente es difícil de asimilar”, advierte el especialista y sigue: “Muchas veces aparece el burnout (el agotamiento emocional) que es una de las principales causas por las que muchos chicos se lesionan, dejan el club o estallan emocionalmente”.
En ese contexto, la figura del psicólogo se vuelve fundamental. Schargorodskytrabaja con técnicas variadas que van desde ejercicios de respiración y relajación hasta charlas con familias y entrenadores. Por consiguiente, asegura que no hay una única forma de intervenir -ya que cada caso es singular- y que todo dependerá de la estructura del club y de la apertura hacia su rol.
“Hay resistencia, cada vez menos, pero existe. Algunos prefieren que no los molestemos. Otros te piden cosas, te invitan, te exigen; y eso está buenísimo”, comparte.
Grossi reconoce la importancia de ese acompañamiento en su hijo y señala que no todos los clubes lo implementan de manera activa. Valentino tiene psicóloga pero, según expresa, nunca ocupó un rol importante en ninguno de los clubes donde jugó su hijo. “Ante una frustración o un bajón, muchas veces no lo llaman. Nosotros tuvimos que buscar apoyo por fuera”, comenta el padre del jugador de Platense.
Dice que tuvieron que recurrir a “entrenamientos mentales” en un centro privado, donde su hijo trabajó “aspectos” como toma de decisiones, memoria y control bajo presión. Más allá de la estructura institucional, la narrativa exitista que rodea al fútbol infantil y juvenil suele invisibilizar todo lo que no termina en éxito deportivo. Por tanto, el psicólogo deportivo insiste en que “hay que cambiar la mirada”.
“Solo se habla de que no llegan a Primera, pero no se dice todo lo que ganan en habilidades socioemocionales, como es la tolerancia a la frustración. Eso también es formación”, asegura a la vez que recuerda uno de los momentos que más lo marcó como profesional de la salud trabajando en un equipo grande.
Schargorodsky dice que fue el mensaje de un chico que quedó libre: “Gracias por enseñarme a nunca bajar los brazos y a ser cada vez más fuerte”. Para él, ese es el verdadero logro del trabajo en divisiones inferiores. No las medallas ni los campeonatos, sino ayudar a los que no llegan.
Pedro Schargorodsky en las Juveniles de Racing.
“Lo difícil es que después de mucho esfuerzo y sacrificio, un pibe que la pasó mal pueda seguir intentándolo. El gran logro va por ahí”, resalta el profesional.Es que hablar de salud mental en el fútbol ya no es una opción: es una necesidad urgente.
Detrás de cada chico que llega a Primera, hay cientos que no. Y si en ese camino no hay contención, la frustración puede dejar marcas invisibles. Visibilizar, acompañar y transformar ese recorrido debería ser una prioridad en cada club. Porque entre la euforia del triunfo y el silencio del vestuario vacío, hay una generación entera que aún lucha por no bajar los brazos.
Puerto Yeruá se transformó en el escenario ideal para los amantes del Mountain Bike (MTB). La Asociación Concordiense Amigos del MTB organizó su apertura de temporada el pasado 13 de abril, atrayendo a más de 200 ciclistas y a un entusiasta público que llenó de energía el ambiente.
Gran marco se vivió en la localidad turística a la vera del Río Uruguay, ya que no solamente mucha gente se acercó a observar la prueba, sino que también asistieron competidores de distintos puntos de la provincia incluso, como es un clásico, pedalistas de la República Oriental del Uruguay.
Desde primeras horas de la mañana, la localidad vibraba con un aire festivo. El sol brillaba intensamente, iluminó cada rincón del circuito. Los ciclistas se prepararon para un día lleno de desafíos y emoción. Familias y amigos se congregaron alrededor del circuito, y crearon un ambiente de apoyo y camaradería que solo el deporte puede fomentar. Algunos asistentes comentaban lo emocionante que era ver a los ciclistas listos para competir, mientras otros compartían anécdotas sobre sus propias experiencias en el ciclismo.
Con una salida explosiva, los competidores comenzaron a pedalear por senderos llenos de obstáculos que pondrían a prueba su destreza y resistencia. Entre los participantes se encontraba Matías Cabrera, quien rápidamente tomó la delantera. “La clave es mantener la calma y no dejarse llevar por la adrenalina y los nervios”, comentó tras completar la carrera. Su estrategia le permitió llegar a la meta como campeón, dejando una huella imborrable en el evento.
El circuito presentaba diversas dificultades, desde curvas cerradas hasta terrenos irregulares que exigían concentración y habilidad por parte de cada ciclista. Se desafiaban entre sí mientras el público vitoreaba con cada paso que daban hacia adelante.
Una espectadora emocionada expresó lo increíble que era ver cómo todos apoyaban a los corredores; destacó así que el evento era una verdadera fiesta para la comunidad local y también para quienes venían desde lejos.
El circuito de poco más de 9 kilómetros tuvo a las distintas categorías que las recorrieron en cuatro vueltas para Elite, Sub 23, Master A1 y A2; Master B1 y B2; Master C1 y C2; mientras que Master D, Juveniles y Promocionales realizaron 3 giros; dos vueltas para Principiantes, Damas (todas las categorías), Master E giraron 2 vueltas; mientras que Menores realizaron una vuelta completa al circuito.
Los momentos más tensos llegaron cuando algunos ciclistas enfrentaron contratiempos inesperados. Gastón Larralde, uno de los favoritos y campeón bonaerense, sufrió un desliz en una curva complicada, pero logró recuperarse rápidamente gracias a su experiencia. Relató que había sido un susto considerable, aunque también reconoció que esas situaciones formaban parte de la emoción al competir. “Cada error te enseña algo nuevo”, dijo con determinación mientras se preparaba mentalmente para su próxima carrera.
Al final del emocionante día, lleno de adrenalina, Jennifer Dörsch se coronó como ganadora en la categoría Elite femenina. Recibió aplausos estruendosos y abrazos cálidos de sus compañeros competidores. “Cada pedaleada fue un desafío”, expresó emocionada aún con el sudor corriendo por su frente. Su triunfo no solo era un reflejo del esfuerzo personal sino también del esfuerzo colectivo que todos habían puesto en esta jornada inolvidable.
Resultados de la 1° fecha del Campeonato concordiense de MTB
Mujeres Elite
Jennifer Dörsch (Concordia) con 1 hora 27’ 44”
Belén Labriola (Concordia) con 1 hora 27’ 46”
Sofía Núñez (Concordia) con 1 hora 54’ 47”
Hombres Elite
Matías Cabrera (Concordia) con 1 hora 30’ 50”
Maximiliano Buenas (Villaguay) con 1 hora 32’ 58”
Gastón Larralde (Ezeiza) con 1 hora 33’ 44”
Diego Salto (Monte Caseros) con 1 hora 39’ 39”
Pablo Castillo (Salto, Uruguay) con 1 hora 48’ 51”
Sebastián Pozzi (Chajarí) con 1 hora 52 ’36”
Enzo Squarzon (Concordia) con 1 hora 59’ 03”
Agustín Tisocco (Concordia) con 2 horas 08’ 49”
Créditos: Amigos del MTB
La jornada concluyó con risas contagiosas y abrazos entre competidores y espectadores, y dejó en claro que este campeonato no solo era una competencia: era una celebración del amor por el ciclismo y la comunidad que lo rodea. Todos esperan ansiosos volver a reunirse y vivir otra vez esta apasionante experiencia sobre ruedas. La energía positiva generada por este evento promete seguir creciendo con cada nueva edición.
Los organizadores también manifestaron su satisfacción por el éxito del evento. Destacaron cómo cada año crece la participación y el interés por el mountain bike en la región. “Es gratificante ver cómo más personas se suman a esta pasión”, comentó uno de los miembros de la Asociación Concordiense Amigos del MTB.
Sin duda alguna, Puerto Yeruá se ha consolidado como un punto clave para los amantes del ciclismo en Argentina; su belleza natural ofrece un telón de fondo perfecto para vivir momentos inolvidables sobre dos ruedas.
Altense festejó en el estadio Armando Traini luego de ganarle 66 a 59 a su contrincante. Ante el público, se vivió el desenlace de un torneo que ya es tradición en la ciudad: el Torneo Preparación “Ciudad de Punta Alta”. Cada año, mientras los equipos locales aguardan por el inicio del Torneo de Segunda de la Asociación Bahiense de Básquet, esta competencia reúne a los cinco clubes más representativos de la ciudad: Espora, Altense, Ateneo, Los Andes y Pellegrini en una intensa lucha por la gloria local. Esta vez, el duelo final fue entre dos históricos: Espora, con ventaja de localía, y Altense.
Y fue Altense quien terminó celebrando. Con una actuación cargada de carácter, el conjunto local se impuso 66 a 59, cerró la serie 2 a 0 y se quedó con el título en cancha ajena. Los jugadores de Nicolás Altamirano remontaron un cierre adverso (52-59) gracias a una defensa zonal que dejó sin ideas a su rival y un parcial demoledor de 14-0. Brillaron Ezequiel Pordomingo, Juan Manuel Bicondoa, Brian Baier y, en el momento más caliente, Joaquín Gómez clavó un triple que revirtió el tanteador y desató la locura visitante. Fue una noche en la que el básquet fue más que un juego: fue identidad, barrio, pasión y orgullo puntaltense.
Detrás del triunfo también hay una historia que se viene construyendo desde los entrenamientos silenciosos y los ajustes tácticos. “Sabíamos que ellos iban a buscar correr, por eso la marca para defender en zona fue clave para frenarlos. Tuvimos paciencia y corazón”, explicó Altamirano, director técnico de Altense, minutos después del pitazo final, aún con la voz quebrada por la emoción.
En sus palabras se percibía el alivio de haber quebrado una racha adversa en finales anteriores. Altense no ganaba un título oficial ante Espora desde 2017, y hacerlo en su casa le dio un sabor todavía más intenso al logro.
Las tribunas ofrecieron un espectáculo aparte. La parcialidad de Altense copó un lateral completo del Estadio Armando Traini con una presencia que fue creciendo a medida que se acercaba la hora del salto inicial. Entre bombos, trompetas y camisetas verdes flameando como estandartes, los cánticos no cesaron ni siquiera cuando el equipo estuvo siete puntos abajo.
El momento de mayor éxtasis llegó con el triple de Gómez: fue como si el techo del estadio hubiera vibrado. El aliento se transformó en un rugido ensordecedor, una mezcla de orgullo, desahogo y pertenencia. “Esta gente se lo merece todo, jugamos por ellos”, dijo Baier emocionado con una venda aún fresca en la pierna derecha.
El desarrollo del torneo dejó otras cifras interesantes. Según datos publicados por la Asociación de Básquet de Punta Alta, el certamen reunió a más de 1.500 espectadores en total entre las fechas regulares y los playoffs, marcando un récord de asistencia en comparación con años anteriores. Además, Espora y Altense protagonizaron una serie final inédita en cuanto a intensidad: en los dos partidos, la diferencia total fue de solo 13 puntos y ambos duelos se definieron en los minutos finales.
Más allá del resultado, el torneo consolidó su importancia como cita obligada del básquet local y dejó claro que, en Punta Alta, el deporte también se juega desde las gradas. Entre la marea verde que se agolpó contra el alambrado del Armando Traini, un hincha veterano de 50 años con la camiseta de Altense gastada por el tiempo y los abrazos resumió el sentir de muchos: “Yo vengo a ver a este club desde que era un pibe. He llorado más veces de las que festejé. Ganarle a Espora acá, cómo se dio… es algo emocionante”.
El hombre, que se presentó como Mario Rodríguez, había llegado al estadio tres horas antes con su hijo y un par de amigos del barrio. “Esto es más que básquet, es identidad. Es el club, el escudo, el potrero y los asados después del partido”, agregó con los ojos húmedos y el celular en la mano registrando la victoria de los jugadores.
Cuando las luces del Traini empezaron a apagarse y los últimos bombos resonaban entre los pasillos del estadio, lo que quedó flotando en el aire fue mucho más que el eco de un triunfo. Altense se llevó el trofeo, sí, pero también algo más profundo: la validación de un trabajo sostenido, el abrazo colectivo de un barrio entero y la alegría compartida entre generaciones que viven el básquet como parte de su identidad. Porque en Punta Alta este deporte no es solo un pasatiempo; es una forma de encontrarse, de reconocerse, de construir comunidad.
El Torneo Preparación ya no es simplemente un certamen previo al calendario oficial. Con el correr de los años se convirtió en una tradición arraigada, un pequeño clásico de verano donde la competencia es intensa, pero el espíritu de pertenencia siempre gana. Y, esta edición 2025, con una final que tuvo todos los condimentos y fue remontada heroica con tribunas encendidas y jugadores en estado de gracia quedará en la memoria como una de las más vibrantes. Altense, con su gente, con su historia y con sus jugadores dejándolo todo, escribió una página dorada.
Cuando, en unos años, alguien recuerde esta noche, probablemente no mencione todos los puntos, ni cada falta o cada rebote. Pero sí se hablará del triple de Gómez, del rugido de la hinchada, del corazón de Baier jugando cuando volvía de una lesión y de la emoción de Altamirano al borde de la cancha. Porque esas son las imágenes que hacen grande al deporte. Y en Punta Alta, el básquet es mucho más que un juego.