Pablo Huisi director técnico de Juventud, un club de barrio del pueblo de Laprida, al Sur de la provincia de Buenos Aires, nos contó qué rol cumplieron durante la cuarentena.
Por Nerina Rosende y Francisco Radaelli
Pausado, con calma, con una tonada tranquila, con una amabilidad y gentileza que solo las personas que viven en pueblos pueden tener. Pablo Huisi es el director técnico del primer equipo y de la Reserva del Club Social y Deportivo Juventud, un club de barrio del pueblo de Laprida, al Sur de la provincia de Buenos Aires. Como en toda Argentina, la llegada del Covid-19 detuvo el trabajo de todo el fútbol en el club, aunque el femenino ha retomado. Pablo nos contó cómo afectó la pandemia durante estos meses y los planes que ya están en marcha para la vuelta del fútbol en la liga zonal.
¿Cuál es la situación del Club desde que inició la pandemia?
“Actualmente el club podríamos decir que está cerrado. Hace una semana han empezado a trabajar las chicas con el fútbol femenino con un protocolo que se presentó y en los clubes de Laprida están trabajando ellas con fútbol. En cuanto al masculino, desde marzo cuando empezó la pandemia dejamos de trabajar. Al principio se seguían entrenando los chicos por su cuenta pero después ya no. Como sabemos, a través de las reuniones de la Liga, que no va a haber fútbol este año, pensamos en el próximo año. No hacemos más nada, se mantienen las instalaciones, nada más”.
“Otro club empezó con algunas categorías inferiores. Lo mejor, pienso, es no empezar porque eso genera el pago de los profes. Los clubes no han podido generar dinero. En Juventud se hace una rifa anual con un monto acotado y cada 30 o 15 días se hacen pollos, empanadas o pizzas que no se ha podido hacer. Se hizo la rifa con 333 números. Me parece que está bien que el fútbol se haya parado y solicitar ayuda municipal como para que los clubes no terminen el año perdiendo, al menos empatado. El fútbol femenino está bancado por el municipio, que paga los gastos de todas las profes y no origina gastos tampoco porque se hace de día”.
En tu caso, ¿tenés otros trabajos?
“En mi caso particular, yo soy profe de Educación Física y estoy jubilado. Si se quiere, ese es mi ingreso. También soy artista casi full-time, hago pinturas y esculturas. Hoy también me sirve para mantenerme ocupado, aunque me considero muy activo”.
En una esquina, entre las calles Perón y Henderson, se encuentra el estadio rodeado por un alambrado donde la gente se enganchaba para ver el partido lo más cerca posible. La cancha tiene dos gradas, una local y una visitante, de cada lado. Detrás de los arcos solían ubicarse los autos en fila, estacionados, que más temprano que tarde un pelotazo les iba a caer. Así eran las previas de los partidos antes de la cuarentena.
¿Cómo trabajaron durante la pandemia? ¿Realizaron entrenamientos a distancia? ¿Tu plantel sufrió modificaciones (altas o bajas, problemas de conectividad, lesiones)?
“Los entrenamientos al principio eran con el Preparador Físico, que les pasaba lo que podían hacer. Después se cortó. Cada vez que salgo a correr, me encuentro con alguno, pero en general no están haciendo entrenamientos. Esto va a ser un problema para cuando empecemos con continuidad, esperemos que sea en febrero o marzo. Si bien son sanos y proclives a trabajar bien, creo que la inactividad nos va a jugar en contra”.
¿Cómo ves la realidad de los clubes de barrio a nivel zonal?
“Mi opinión personal sobre los clubes de barrio, fundamentalmente los de ciudades pequeñas como nosotros, como Lamadrid, como Juárez, Pringles e incluso Olavarría, es que han tomado una importancia dentro de la sociedad muy grande. Les tengo una consideración muy alta. Cuando fui funcionario municipal propuse un plan que se llamó “Fortaleciendo mi club” que es el aporte de dinero de las arcas municipales para ser utilizado exclusivamente en obras que llevó un proceso de aceptación de la obra, por montos y en cuanto a la fiscalización, y después el aporte de dinero de manera periódica y pre pautada. Los clubes de barrio tienen una actividad fundamental, no solamente es ir a hacer algo en el club si no que se mezclan las cuestiones sociales de los chicos en las escuelas y en sus hogares. Lo veo como muy gratificante”.
“Ha salido hace poco tiempo una ley provincial que tiene que ver con las tarifas y hay un programa nacional que se llama “Clubes en Obras”, pero siempre a los clubes del Interior les es muy difícil poder llegar y aplicar. En esta oportunidad solo un club pudo. No olvidemos que los dirigentes son gente común que cuando se involucran en un club le quitan tiempo a sus casas y familias. Los aportes deben venir del municipio, porque en esas instancias es más fácil y rápido, nos conocemos entre los funcionarios y la gente común. Entonces es más fácil y práctico canalizar el dinero público de esta manera y se puede ver la obra inmediatamente bien, por lo que no hay posibilidad de desvío de dinero en otras cosas”.
“Soy muy optimista con el rol que tienen los clubes dentro de las comunidades como las nuestras. Así que espero que el Estado esté más presente, aunque no es presente el término, sino más práctico: se dan muchas vueltas para poder acceder a programar y eso no es beneficioso. Espero que se revea y se pueda volcar a la sociedad pero sobretodo a los pibes”.
Agregar comentario