Jorge Olguín, el hombre que de todos lados se fue mal, como se define, tiene a Costa Rica como uno de los países en los que se desempeñó como director técnico de un equipo de fútbol. Lo hizo en el equipo de Navas, mucho antes que la selección tica se transformara en la revelación de una Copa del Mundo.
Por Nicolás Maldonado (@NicoAMaldonado9)
Jorge Olguín buscaba calmar las aguas de su vida personal y futbolística, sin embargo, se enfrentó a un nuevo desafío. Lejos quedaban el campeonato mundial de 1978 en el que se coronó campeón con la Selección Argentina, las épocas de gloria como jugador con San Lorenzo, Argentinos Juniors e Independiente. Pero cerca se mantenían aún los recuerdos que le causaban nostalgia y que mantenían la llama viva de su amor por el fútbol. El ex campeón del mundo emigraba al exterior para dirigir al Saprissa, de Costa Rica.
Su llegada fue con turbulencias, luego de una mala experiencia en el club Argentinos Juniors en el que lo destituyeron de su puesto de entrenador por problemas políticos de la entidad de Paternal y no por resultados que tuvieran que ver con el fútbol.
El Saprissa era uno de los equipos que estaba acostumbrado a pelear siempre arriba en la tabla de posiciones junto a otros tres conjuntos más. Pero su presente no era grato; lo aquejaban dificultades futbolísticas y económicas. “Dentro de sus problemas me encontré con un club ordenado. Tenían una meta, que era que querían otra vez al Saprissa dominando la liga. Tenían voluntad, tanto jugadores, como dirigentes y se logró el objetivo”, rememora vía telefónica el ex San Lorenzo sobre lo que vivía en 1997.
“Me recibieron muy bien. Es un país muy futbolero, muy apasionado que cada año se agiganta más. Me respetaban mucho por haber salido campeón del mundo. Al nivel futbolístico no se compara con el argentino, les falta mucho aún, pero son el más avanzado de Centroamérica”. Pero su carrera como entrenador tomó otro rumbo. “Me fui del Saprissa porque no cumplieron. Cuando llegué había jugadores que no cobraban hace 9 meses. Y otra vez me vinieron con la promesa de que les iban a pagar y no cumplieron. Entonces lo hablé con los jugadores y me fui”. El ex defensor se fue una vez más y se quedó con el trago amargo. “Lo lamenté por los hinchas, que depositaron su cariño y su confianza en mí; se armó un lindo vínculo, pero no pudo ser”.
Olguín agarró sus valijas y volvió a la Argentina luego de su paso fugaz por el país centroamericano. Pero después de seis años de dirigir en equipos argentinos, sin trascendencia, volvió a Costa Rica, esta vez al club Santa Bárbara. “En mi primer viaje a Costa Rica hice relación con un grupo de empresarios que al poco tiempo compró al club Santa Bárbara. El equipo estaba en descenso. Cuando se enteraron de que estaba sin trabajo me llamaron y agarré. Elegí volver porque acá estaba todo el problema del 2001, había mucha violencia e inseguridad. Y además porque tenía ganas de dirigir y fue lo que me ofrecieron. Estaba cómodo, la gente allá es muy amable y solidaria. Ya te conocen un día, entrás en confianza y te invitan todos los días a la casa, te toman cariño muy rápido y mi familia estaba contenta”. Entre risas, el ex jugador de la Selección Argentina admite que extraña esa tranquilidad costarricense y más que nada a la gente, pero que sin pensarlo, elige tener a sus hijos cerca.
“En Santa Bárbara hubo un buen proyecto con los jugadores juveniles, ese fue el objetivo mío, poder potenciar a los chicos. Yo manejaba la Reserva y subí a siete pibes a la Primera que tuvieron una excelente campaña. En el segundo semestre salimos subcampeones”. Jorge Olguín, con pasado como entrenador en la Reserva de San Lorenzo de Almagro, sabía sobre potenciar futbolistas que recién empezaban. “Reconozco que trabajar con la Reserva del Santa Barba no fue nada difícil. En Costa Rica hay sed de gloria y maman el esfuerzo día a día. Muchos tienen una vida sufrida por el hambre y valoran mucho a la persona que trata de ayudarlos”. Pero las aguas se enfurecían otra vez: “No llegué a un acuerdo con los dirigentes para seguir. A pesar de la buena campaña querían a otro candidato para el puesto de director técnico”.
El ex futbolista ya experimentado en el fútbol costarricense se convirtió en un ciudadano más de ese país y pasó a ser parte del club Alajuelense, en el que su estadía duró una temporada. “Tuve conflicto con los dirigentes porque había jugadores con mucha experiencia de selección, yo quería un recambio e hice debutar a varios de inferiores, pero el presidente no estaba de acuerdo con seguir con ese proyecto. Querían soluciones rápidas, cuando en el fútbol eso no es posible; salir de la crisis lleva su tiempo. Tuvimos una seguidilla de derrotas y eso sumado a las diferencias hizo que yo me fuera”.
Olguín, mientras transitaba el 2003, dio fin a su paso en el país en el que experimentó tres años de su vida como director técnico. Con voz autorizada, dice: “Costa Rica tiene un semillero importante, vi muchos chicos con potencial. Pero a veces a los técnicos les cuesta depositar confianza en ellos, porque se juegan puntos importantes y en el medio está mantener el trabajo propio que depende de los resultados. Entonces prefieren comprar jugadores del exterior. Vi que no se le da mucha importancia al fútbol juvenil, que es donde más hay que trabajar, para crear un proyecto a futuro”.
El ex campeón del mundial 1978 hoy en día dirige las divisiones inferiores de Villa Dálmine, junto a su hijo César como ayudante. “Hoy busco que los chicos saquen lo mejor de ellos para así subirlos al equipo de Primera y que tengan su oportunidad”.
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