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La selección que impuso un estilo


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Hay equipos que perduran en el tiempo y en la memoria, que van más allá de cualquier resultado o título obtenido. La Holanda de 1974 dejó una huella imborrable en el mundo del futbol.


La “Naranja Mecánica”, como apodaban al conjunto holandés de esa época, llego al Mundial de Alemania 1974 para romper el paradigma de malos torneos y poder obtener una participación exitosa. La cabeza del grupo fue Rinus Michels, que venía de dirigir durante muchos años al Ajax y también al FC Barcelona, acompañado de estrellas mundiales como lo eran Johan Cruyff, Johan Neeskens, Johnny Rep, Rob Ressenbrink y Ruud Krol.

Dejaron a todos sorprendidos por su manera de jugar con su 4-3-3. Los matices que tenía este equipo eran nuevos para la época: La posesión, rotación constante, presión alta, fuera de juego como método defensivo y la preparación física de los jugadores. Otra de las características era que todos jugaban de todo; nadie tenía una posición fija, pasaban por todas los sectores del terreno.

Un torneo casi perfecto para el conjunto naranja: 5 victorias, un empate y una derrota. Una fase de grupos soñada para Holanda, que volvía a participar de una Copa del Mundo luego de Francia 1938, victoria ante Uruguay por 2-0, empate ante Suecia y goleada ante Bulgaria por 4-1 para cerrar el Grupo 3 como puntero.

La fase 2 sería aún mejor: tres victorias en tres partidos para conseguir el pase a la final y sin recibir ningún gol en contra. Con un nivel superlativo de todo el equipo, dejaron en el camino a Argentina, Alemania Democrática y Brasil; 4-0, 2-0 y 2-0 respectivamente. Otra vez volvía a ser primero en su grupo con un juego que nadie podía creer. Del otro lado, el finalista seria Alemania Federal, que venció a Yugoslavia, Suecia y Polonia en el grupo B.

El Olímpico de Múnich sería el estadio que acogería aquella final entre Alemania Federal y Holanda. Todo el mundo pendiente al duelo de capitanes: Beckenbauer y Cruyff. El equipo visitante fiel a su estilo quiso imponer condiciones de arranque y lo logro. Tras un minuto con posesión de balón y 16 toques, los alemanes le cometían falta dentro del área al capitán holandés. Neeskens sería el encargado de adelantar a su selección en el marcador; en lo que fue el gol más rápido en la historia de las finales de los Mundiales.

El empate alemán vendría por la misma vía. Paul Brititner no perdono y logro igualar el partido a los 25 minutos del primer tiempo. 18 minutos más tarde, Gerd Muller adelantaría a los locales para decretar el 2-1 que duraría hasta el final. El anfitrión se consagraría campeón de dicho torneo.

Holanda se quedaría en la puerta del título mundialista. Un equipo que fue el foco del torneo de principio a fin, ya que hasta la final no perdió ningún partido. Marco 15 goles a favor y recibió tan solo 3 goles. Su goleador fue Johan Neeskens con 5 goles y su máxima figura fue, su capitán, Johan Cruyff.

Demostraron que se podía jugar de otra manera a la cual todos estaban acostumbrados. Fue una selección que dejo las bases del futbol que se practica hoy en día, innovaron una estilo que dejó asombrados a propios y extraños. Por eso, aun sin ganar nada, son una de los mejores equipos que se haya visto en un Mundial.


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