Lionel Messi redondeó un buen partido. En la mañana del lunes, estuvo la posibilidad que el 10 arrancara desde el banco por la seguidilla de partidos que lo tenía agotado. Sin embargo, estuvo presente en el once titular y jugó todo el encuentro.
Messi estuvo muy activo en el primer tiempo. Se paró de enganche, aunque varias veces bajó hasta la posición de cinco para agarrar la pelota. Generó desequilibrio por el centro, fue clave en la jugada el gol y tuvo un tiro libre que se fue por poco afuera. Era el primer jugador en iniciar la presión a la defensa rival. En el complemento se quedó sin energías y, tirado sobre la derecha del ataque, solo participó en jugadas aisladas.
En la primera parte estuvo muy participativo del juego argentino. Creó sociedades por la derecha con Ángel Di María, que fueron de gran peligro para Paraguay. Y quedó en evidencia en el gol. Messi recibió un pase del Fideo en la mitad de la cancha. Amagó a Andrés Cubas. Con espacios, avanzó a gran velocidad hacia el área rival. Pocos metros antes de la zona caliente, tocó a la izquierda con Di María, que asistió a Alejandro Gómez. Minutos más tarde, la Pulga tuvo un tiro libre en la puerta de máximo peligro. El astro argentino acomodó la pelota y sacó un zurdazo, por abajo, que se pasó cerca del palo derecho del arquero paraguayo.
Sobre el final del primer tiempo, llegó un centro desde la izquierda para el capitán argentino. Se tiró de palomita para intentar cabecear esa pelota. No lo logró. De todas formas, el balón rebotó en Gustavo Gómez y terminó en gol argentino. Pero, a instancias del VAR, fue anulado ya que, segundos antes, Messi, estaba, milimétricamente, en posición prohibida, luego de un tiro de Di María. En el complemento lo más destacable fueron algunas apiladas o gambetas que terminaron, en su mayoría, en pérdida de la posesión. Más estancado en la derecha se lo notó cansado, impreciso y poco participativo.
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