El astro brasileño no gravitó en la derrota de su equipo ante Bélgica por los cuartos de final de Rusia 2018 y volvió a despedirse de un Mundial antes de lo deseado. Frío, previsible, desconocido, el delantero padeció hasta la última jugada del partido.
Por Ignacio Galimberti
Neymar tuvo la posibilidad de redención en su botín derecho: pudo empatar en el minuto 93 del duelo de cuartos de final entre Brasil y Bélgica, pero el gran arquero Curtois, a mano cambiada, le ahogó el grito y eliminó toda ilusión brasileña de llegar a las semifinales de Rusia 2018. Minutos antes, el 10 había intentado comprar al árbitro en una jugada en el área, pero el referí no interpretó penal.
En esas dos situaciones, se acaba el análisis de la figura de la Canarinha. Para Neymar, fue un partido regular, no pudo mostrar toda su categoría, su magia y aquello que lo caracteriza como uno de los mejores jugadores del mundo. Tampoco hizo gala de esa resistencia física que había evidenciado en los últimos partidos.
El delantero intentó fabricar dos penales en jugadas en las que hubo contacto con los defensores belgas, pero mínimos. Como ya le había pasado en las veces anteriores en que lo buscó, el árbitro no compró. Sin desequilibrio, despliegue físico ni faltas ganadas, estuvo lejos de su mejor partido, sin dudas. Al principio del duelo en Kazán, parecía que iba a causar problemas a sus rivales, pero éstos se cerraron y le terminaron causando conflictos a él: no pudo armar juego, no encontró a sus compañeros y hasta le costó gambetear. Sin el espacio para ejecutar su talento, estuvo más que incómodo.
En el segundo tiempo, con un Brasil envalentonado en busca del empate, Neymar estuvo más activo. Por momentos, fue el que todos esperaban, mostraba su habilidad, se libraba de marcas. Sin embargo, no fueron más que eso, momentos. Así, engrosó su peor recurso, simular faltas, pedir penales que no son, mostrarse dolorido. Ahora, Neymar, figura de la medalla dorada que había conseguido Brasil en sus Juegos Olímpicos hace dos años, enfrentará las críticas que ya habían asomado tras el triunfo sobre México.
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