CULTURA
TELONES EN RESISTENCIA

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Los teatros independientes están en serios problemas económicos para subsistir. Integrantes de la Asociación Argentina de Teatro Independiente que agrupa a un centenar de salas en la Ciudad de Buenos Aires cuentan el conflicto con el Gobierno de la Ciudad y cuáles son sus principales dificultades.
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En un bar de Hurlingham, Bazooka abre la noche. La banda mixta de post punk, compuesta por bajo, guitarra, teclado, batería y voz, enfrenta problemas técnicos: el sonidista le pide a la tecladista que baje la ganancia, ella cumple tras un breve, aunque incómodo, intercambio.
La bajista advierte un problema con su línea, pero la respuesta del sonidista es cortante y el show continúa. Más tarde, sube Reybruja, una banda integrada por hombres que también enfrentan problemas de sonido. Esta vez, el sonidista sube al escenario y ajusta los equipos, marcando una clara diferencia en el tiempo dedicado a resolver el inconveniente. ¿Somos testigos de un trato desigual o de una situación circunstancial?

“El bajo tuvo problemas en todos los shows”, dijo alguien del público que estuvo esa noche y agregó: “Pero la piba lo hacía visible y el de Reybruja, no. Nunca me di cuenta que se desconectó el bajo hasta que ella le dijo por micrófono al sonidista”.
Algo similar comentó un músico que estuvo en el bar, quien afirmó que los integrantes de Reybruja, a pesar de ser conscientes del problema con la técnica, siguieron sin darle indicaciones al sonidista porque “es algo con lo que tenés que convivir”.
Quienes conocen la escena under de la música pueden observar que, en la actualidad, el debate sobre el trato desigual entre géneros no ocupa un lugar central en este ámbito. A diferencia de la última ola feminista del año 2018, donde las demandas por más igualdad ganaron visibilidad en diversas áreas de la cultura, esta temática ya no atraviesa la agenda de este colectivo contracultural. Esto podría interpretarse como un reflejo de los avances logrados gracias a movimientos como la campaña #XMásMujeresEnLosEscenarios que impulsaron una mayor presencia de mujeres en los espacios artísticos.
La gestación de la igualdad de género en el ámbito musical
En el marco de la impulsión del proyecto de cupo femenino y acceso de artistas mujeres a eventos musicales (Ley 27.539), la etnomusicóloga e investigadora del CONICET, María Mercedes Liska, realizó una encuesta a 314 músicas argentinas. El 60% de ellas coincidían en que las actitudes discriminatorias en el rubro estaban relacionadas a la desigualdad en el trato.
Por su parte, Giuliana Peveri, cantante y música en el circuito alternativo, indicó: “En 2016 me pasaba que solían tener prioridad los varones con el horario, a mí me tocaba en un horario y me iban cambiando porque llegaban varones que les tocaba después y se tenían que ir”. Al hilar más fino, se ve que el 31% de las artistas están de acuerdo con que las actitudes discriminatorias se manifiestan en las actuaciones en vivo.

Estadísticas de la encuesta sobre situaciones de discriminación vividas por músicas mujeres. Análisis realizado en 2019 por María Mercedes Liska con la colaboración de Alejandro Liska, sociólogo y profesor de estadística de la Universidad de Buenos Aires.
Giuliana afirma que su período más activo musicalmente fue entre 2018 y 2019 y se lo atribuye al contexto revolucionario en cuanto a materia de género. “Fue una etapa gloriosa para las mujeres en todos los panoramas, era como ‘vamos a romper todo, vamos a tomar todo’: habían mujeres en los escenarios, en las calles, en la política, en todos lados”, recuerda.
En sus inicios, la cantante participó en varios castings porque “era la única forma de pegarla en la música” y contrasta que, a diferencia de aquella primavera feminista, “en todas las convocatorias para mujeres” en proyectos musicales era para “ser coristas” y agrega que “el lugar del instrumento siempre estuvo reservado para el varón”. Las aserciones de Giuliana permiten ver algunos indicios de cambio que comenzaron a gestarse en ese agitado período.
Un nuevo paradigma con la participación de mujeres en eventos musicales
La Ley de cupo se sancionó en el año 2019 y estableció un mínimo del 30% de participación de mujeres en eventos musicales, triplicando el porcentaje relevado en los años 2017 y 2018 por Celsa Mel Gowland, exfuncionaria del Instituto Nacional de la Música (INAMU).
El impulso de la ley no se trató sólo de una cuestión legal, también logró sacudir las estructuras de un ámbito en el que las mujeres fueron históricamente relegadas. Es decir, se instaló en el debate público la cantidad de bandas integradas por mujeres en las convocatorias, pero también se polemizaron las prácticas machistas que se manifestaban de una manera más implícita.

Conversatorio realizado el 24 de noviembre de 2023 en el Teatro Coliseo de Buenos Aires donde Mel Gowland expone otros cambios luego de la promulgación de la Ley de Cupo.
Para develar si efectivamente cambiaron algunos comportamientos en el ámbito musical, artistas de la escena actual conversaron sobre cómo ven el panorama en cuanto a igualdad. Florencia Manigot, cantante y guitarrista de Parkour en el Geriátrico manifestó: “Al menos ahora no veo una brecha de oportunidades entre mujeres y hombres”. Desde su experiencia, incluso existen más posibilidades actualmente, en ocasiones gracias al cupo las llaman “para que haya alguna banda de minas”. Sin embargo, advierte: “No sé si eso es bueno o malo”.
Además, la artista resaltó el cupo como un punto de bifurcación, incluso en el comportamiento de las músicas. “Con el auge que hubo y con todo lo del cupo, surgió esa necesidad de demostrar que las mujeres también estamos acá”, comparte.
Juana Chiesa, tecladista y vocalista de Nolamires, se propuso el desafío de “dar mucho más” después de enfrentarse a los estereotipos cuando ingresó a la banda. “Mucha gente me decía que soy una milipili”, indicó la artista que actualmente se encuentra trabajando en su proyecto solista, y agregó: “Estos chabones piensan esto de mí y yo sé que puedo cerrarles la boca”.
Y así fue, a pesar de no sentirse “capaz” al principio, Juana fue perdiendo el miedo a medida que pasaban las fechas de Nolamires y logró su objetivo: “Terminaron viniéndome a ver y me confirmaron que me prejuzgaron”. Sin darse cuenta, estaba dando los mismos pasos que las artistas que la inspiraron. “De chica miraba Casi Ángeles y cuando Lali Espósito se lanzó como solista con su propio sello discográfico, me pareció muy admirable”, reflexionó.

Show de Lali en Vélez, 2025.
¿Batalla ganada?
Tanto Juana como Florencia coinciden en que la participación en roles como producción, técnica y management siguen siendo espacios masculinizados. Sin embargo, cada vez es más notoria la participación femenina en esos ámbitos. Juana comentó que hay un grupo de mujeres en la escena que incitan a otras músicas a tener iniciativa en ocupar esos espacios. Como es el caso de Lola Tabarovsky, fundadora del sello discográfico autogestivo “Imán”, y cantante y guitarrista de Homogénica, banda que pisa fuerte en la escena under porteña.
La actitud de las integrantes mujeres de Bazooka puede estar vinculada al miedo implícito de no ser escuchadas, sería al menos extraño si así no fuera, luego de observar los números. “Son más los prejuicios que una misma se pone, hay una confianza que los hombres se tienen a sí mismos que a las mujeres nos cuesta más agarrar”, reflexionó Florencia.
Quedará en cada una entonces despojarse de esos prejuicios –sean propios o ajenos–, como lo hizo Juana y tantas otras más, para establecer que existir en estos espacios, es una posibilidad que todas tenemos.
*Estudiante de la carrera de Periodismo y Producción de contenidos a distancia.
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CULTURA
Nuevos Eternautas: cuentos, animación y muestras que “continúan” la historieta y dialogan con la serie

Es en ese universo expandido de significados en el que se encuentra el libro Desde Hoy: El Eternauta del colectivo Un Faulduo, el corto “60 segundos de oscuridad” de Pablo Conde, la antología de cuentos Nosotros después que llegaron ellos, editado por Grendel Bellarousse o la muestra apócrifa Huellas de una invasión, llevada a cabo por la productora NOS.
Una obra en cortocircuito
“El carácter alegórico de El Eternauta permite lecturas variadas. La prueba de eso es la serie ahora. Y creo que una de las cualidades que tiene la historieta, y un poco la serie también, es que los materiales resisten a cualquier tipo de lectura”, afirma Nicolás Zukerfeld, director de cine e integrante de Un Faulduo, un colectivo de investigación y experimentación alrededor del campo de la historieta, que compone junto a Nicolás Daniluk, Ezequiel García y Nicolás Moguilevsky.
Desde Hoy: El Eternauta del colectivo Un Faulduo, es una intervención hecha sobre la revista Gente número 201, la cual contenía el comienzo de la historieta de Oesterheld y Breccia. Cortesía: Un Faulduo.
Con una revista experimental y una intervención que utilizó como base un ensayo de Masotta en su haber, eligieron El Eternauta para su nueva obra. Pero no cualquier edición: tomaron el número 201 de la revista Gente de 1969, en el cual comenzó a ser publicada la versión de Oesterheld y Alberto Breccia. De esa forma, buscaban hacer un trabajo inverso al usual: recontextualizar la historieta original y hacerla dialogar con aquel momento histórico.
“No queríamos convertir la revista Gente en El Eternauta. Nosotros queríamos que estuvieran en tensión, que estuvieran las fisuras, que a través del montaje de ese texto, de esas imágenes, se generara como ese cortocircuito”, explica Zukerfeld.
Aquella reelaboración se manifiesta en la cuidada edición de Tren en Movimiento, publicada en 2023, en donde la pluma de Oesterheld se cuela entre publicidades, reseñas y coberturas y todo es inundado por el trazo y la atmósfera de Breccia. “¿Cuándo observa este mapa no siente que su ‘su norte’ está en el sur?”, aparece en una de las hojas, como conversando con la reciente serie.
El Colectivo Un Faulduo: Nicolás Moguilevsky, Nicolás Zukerfeld, Ezequiel García, Nicolás Daniluk. Cortesía: Un Faulduo.
La tensión de la que habla Zukerfeld palpita en aquel contraste, entre una invasión que cae sobre Buenos Aires y que es encubierta por otros temas, en un movimiento análogo a lo que haría la revista años más tarde, cómplice de la última dictadura al desviar el foco de las desapariciones con notas banales. “Trataban de vampirizar un poco la cultura alternativa pero ese experimento les salió mal. Es una especie de vampirización a la que le termina ganando el vampiro”, afirma Zukerfeld.
Aquel experimento de Oesterheld y Breccia se precipitó a su fin antes de tiempo. Los lectores arremetían contra la revista en un tono conservador; más que rechazando la nueva versión del escritor, se oponían al trazo experimental de Breccia.
“También elegimos la revista por eso. Por el carácter un poco fallido, un poco torpe. Todo experimento tiene riesgo de fallar, y a nosotros nos interesa más los que fallan que los que triunfan. Hay algo ahí de la historia de un fracaso”, concluye.
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El Eternauta dialogó con la Marcha de Jubilados del 7 de mayo. Foto: Santiago García. Fuente: El Ciudadano.
Cada miércoles, los jubilados marchan por una jubilación más digna. Y el 7, una semana después del estreno de la serie, caminan con carteles con consignas como “nadie se salva solo”, “lo viejo funciona”, o con la misma historieta El Eternauta en sus manos. Incluso llevan máscaras puestas, pero no para protegerse de una nevada mortal, sino para defenderse de los gases lacrimógenos. Entre los insultos que les lanzan a los policías, se escucha “cascarudos”.
Un universo animado
Pablo Conde es animador, y a los 11 años su tío le mostró las páginas de El Eternauta en el suplemento original en el que fue publicado. A esa edad no supo reconocer la obra que tenía entre manos, pero más tarde, a los 24, la volvió a leer y una fascinación lo invadió, impulsándolo a buscar todo lo que pudiera sobre el viajero de la eternidad y sus creadores. Al no encontrar casi ningún trabajo de animación sobre la obra dijo: “Hay que armar algo”.
Junto a su primer colaborador, Javier Tedin, dividieron la historieta en diez capítulos, en caso de que pudieran adaptar todo, y seleccionaron una escena en particular, al principio de la historieta. Conde dirigió el proyecto durante cinco años, trabajando en los ratos libres y los fines de semanas.
El corto animado de Pablo Conde, “60 segundos de oscuridad”, adapta una secuencia de la historieta y se puede encontrar en YouTube. Cortesía: Pablo Conde.
Diferentes colegas entraron y salieron del proyecto. Si debía rechazar algún trabajo para avanzar, lo hacía. “En el medio me separo, se muere mi gata. Yo estaba como ‘público el corto y si me muero mañana no me importa más nada’”, afirma Conde.
En una animación breve pero contundente, y fiel al material original, el corto estrenado en 2017 comienza con “Caminito”, primero la versión original de Gardel, luego una reversión de Diego Maniowicz, que se convierte en el leitmotiv del corto. Salvo y Favalli, más que los protagonistas de la acción, son los espectadores de un crimen que pasa ante sus ojos: un hombre sale de su casa a los gritos, y otro le apunta y dispara.
Conde, aparte de dar clases de desarrollo audiovisual de dibujo y animación, cuenta con un proyecto entre manos, una obra original que ganó en Ventana Sur y que por ahora está en formato de webcomic, Elementarios.
Pablo Conde, el animador y director de “60 segundos de oscuridad”. Cortesía: Pablo Conde.
Ante la pregunta de si le gustaría realizar una versión completa de aquel corto, una película animada que adapte la historieta y que conviva en paralelo a la serie, él responde: “Ojalá me llamen ya. Sería un sueño hecho realidad”.
Una imagen se viralizó en las redes poco después del estreno de la serie: su afiche, pero intervenido. En él, cinco fotos de personas con sus historias, edades y sus respectivos nombres: Diana Irene Oesterheld, Estela Inés Oesterheld, Beatriz Marta Oesterheld, Marina Oesterheld y Héctor Germán Oesterheld. El escritor y guionista y casi toda su familia desaparecida a manos de la última dictadura militar.
Cuentos de una invasión
Las relecturas de El Eternauta no solo son en clave animada o mediante intervenciones artísticas; su expansión ocurre también en forma literaria. Como aquella novela inconclusa de Oesterheld, el relato de la invasión puede cobrar la forma de antología de cuentos, y el escritor y editor Grendel Bellarousse lo llevó a cabo en Nosotros después que llegaron ellos, editado por Luvina Editorial.
La antología de cuentos Nosotros después que llegaron ellos, editado por Grendel Bellarousse, ocurre en el contexto de la invasión. Cortesía: Bellarousse.
Como Pablo Conde, leyó la historieta por primera vez a los 11 años, en otra de las tantas iteraciones en las que fue editada, en su caso en los fascículos coloreados de Ediciones Récord. Aquel amor por el género lo continuó leyendo la revista El Péndulo y Minotauro, y más tarde, trabajando en las ilustraciones de la Revista Próxima, editada por Laura Ponce. El proyecto de ampliar el universo de El Eternauta surgió en 2023.
“Tímidamente me acerqué a los autores, que fueron elegidos a dedo. Les hablé del proyecto. La premisa era hablar no de El Eternauta, sino de la invasión. La consigna era cómo uno la encara teniendo la desgracia de enfrentar a los cascarudos, a los manos, a los gurbos y a los hombres- robot”, explica Bellarousse.
En su caso, la antología publicada en 2024, de la que formarían parte escritores como Eugenia Alcatena, Paul Calvetti Costa o Claudia Cortalezzi, incluía un juego profundo con el lenguaje y con las historias laterales a las contadas en la historieta original. No ocurre desde el punto de vista de Salvo y compañía, así como no se denominan de la misma forma a los extraterrestres: en las páginas del libro se cuenta qué le pasó a aquel colectivo de la línea 60 estrellado, qué le ocurrió a la gente marginalizada durante la invasión o cómo se originó la nevada mortal.
La estética brecciana cubre el libro de cuentos. Cortesía: Bellarousse.
Como el colectivo Un Faulduo, también hay un rescate de la estética brecciana, que cubre la gráfica del libro. Y también como aquel trabajo, hay un diálogo constante con la actualidad. “Es un homenaje respetuoso y el punto era eso, ver qué pasaba con nosotros. Y el peso del valor del pronombre ‘nosotros’”, concluye Bellarousse.
Al scrollear en redes sociales, días después del estreno de la adaptación, uno se encontraba con la siguiente línea: “Podés ser nieto/a del creador de El Eternauta”, una consigna impulsada por Abuelas de Plaza de Mayo e H.I.J.O.S y replicada por muchos medios y cuentas. A raíz de la serie, se reportó un crecimiento de más de un 300% en las consultas de búsqueda de identidad de nietos de desaparecidos, respecto al mismo periodo del año pasado.
Una muestra apócrifa
Hace 11 años, se hizo en Tecnópolis una muestra que revisitaba El Eternauta en carácter apócrifo, es decir, en un movimiento borgeano, recreando un hecho que jamás sucedió pero haciendo de cuenta que sí ocurrió: la invasión extraterrestre en la Buenos Aires de los cincuenta.
Un gurbo a través del lente “found footage”, en uno de los cortos de la muestra apócrifa Huellas de una invasión. Cortesía: NOS.
La muestra, realizada en el 2014 a partir de una idea de Martín Oesterheld, se llamó Huellas de una Invasión y fue llevada a cabo por la productora audiovisual NOS, famosos por haber sido pioneros en la realización de narrativas en espacios, como el mapping hecho para los festejos del Bicentenario.
El lapso de tiempo y el presupuesto era limitado, por lo que tuvieron que explotar al máximo los recursos que tenían. Durante cerca de tres meses y con un equipo aproximado de 50 personas entre el rodaje y la posproducción, se desarrollaron un total de tres cortos y los diferentes objetos, maquetas y esculturas que serían parte de la muestra. Para ello contaron, entre otros, con el escultor Martín Canale (actual diseñador y modelador en la serie), con la escenógrafa Adriana Maestri o con la artista Alejandra Jorquera.
“Elaboramos trajes, dioramas de momentos de las batallas, y fotos de una Buenos Aires antigua pero llenas de nieve. Agarramos imágenes de River cuando se estaba edificando, momentos de la construcción de la 9 de Julio e imágenes del bombardeo del 55 y las intervenimos”, explica Emiliano Riasol, productor general de NOS.
Un mano en el corto de Huellas de una invasión. Cortesía: NOS.
El corazón de la muestra era un corto de estilo “found footage”, en el que se contaba cómo Funes (referencia claramente borgeana), un archivista de la nación, encontraba metraje de una invasión de la que nadie se acordaba pero que parecía verídica. Así, se mostraba en una vieja cinta, la visión de uno de los combatientes mientras luchaba contra cascarudos, huía de gurbos, entrevía a un mano y finalmente era derrotado por hombres-robot.
Se filmó en locaciones reales como la Estación Plaza de Mayo de la Línea A o el Estadio Monumental. La verosimilitud de lo relatado era amplificada con la presencia del filósofo Darío Sztajnszrajber o diferentes testimonios entrevistados. “La gente se iba preguntándose si eso había pasado de verdad, dudaban”, afirma Riasol.
El Eternauta en diálogo con la marcha de los científicos, en contra de la paralización del sector. Fuente: RAICYT.
Miles de investigadores científicos se movilizaron en contra de la paralización del sector, marcada por las políticas del gobierno nacional, el miércoles pasado. Los carteles de “nadie se salva solo”, “sin ciencia no hay futuro” o de “una nieve tóxica destruye la ciencia y la universidad” eran alzados por científicos vestidos con máscaras y pilotos.
“El Eternauta no se ve como una historieta vieja, porque no está preocupada solamente con representar un presente histórico, sino que lo trasciende”, afirma Zukerfeld. ¿Quién sabe cuántas más obras, intervenciones y acciones serán llevadas a cabo por Eternautas que, como en la historieta original, continúan navegando una y otra vez por los significados que aquella obra sigue emanando, casi 70 años después?
Uno de los elementos que hacen a la historieta todavía vigente en el tiempo son sus locaciones. En aquel momento, los relatos de ciencia ficción transcurrían en lugares alejados de las mentes argentinas, como Nueva York o Londres. Pero la historieta de Oesterheld, tal como en la adaptación, parte de las inmediaciones de su hogar, en el norte del Conurbano bonaerense.
Vicente López, como en la obra original, tiene un protagonismo absoluto en la serie. “Bruno Stagnaro quiso mantener el espacio en el partido, por lo que la búsqueda se atuvo principalmente a esa zona”, aclara el asistente de locaciones y jefe de locaciones del último capítulo, Sebastián Cerezo.
La casa de Favalli se encuentra en las cercanías del chalet en donde vivió Oesterheld y en donde comienza la acción de la historieta, en Beccar. Siguiendo los pasos del Juan Salvo encapotado en el capítulo 2, la terminal de El Tren de la Costa se muestra cubierta de la nieve mortal.
Luego, Salvo tiene una impactante escena en la estación Bartolomé Mitre de la línea Mitre, que, como afirma Cerezo, fue filmada en los Talleres de Victoria de Trenes Argentinos (San Fernando) y aquel espacio fue insertado más tarde en las vías de la estación.
El edificio donde vive Elena, la ex esposa del personaje que encarna Ricardo Darín, se encuentra en Florida. Mientras el protagonista escapa del edificio con ella, los demás personajes van al Cuartel Central de Bomberos Voluntarios, ubicado sobre Av. Maipú entre Libertad y Arenales.
Más tarde, Salvo y Elena van en busca de su hija. La escuela en donde investigan es el Colegio León XIII, ubicado en Palermo. Por otro lado, la casa con la pileta por la que pasan y la farmacia están ubicadas en San Fernando y Olivos, respectivamente.
El capítulo 4 transcurre principalmente en los alrededores del Puente Saavedra, en un claro guiño a “El Combate de la General Paz” del cómic. Así, la Avenida San Isidro Labrador toma un lugar protagónico. Se les negó el permiso para filmar en la Parroquia ubicada allí, por lo que se utilizó la fachada y el interior de la Parroquia de San Telmo.
El túnel que atraviesan los protagonistas y que sigue a la calle Vuelta de Obligado, por debajo de la General Paz, tiene una historia particular: “Hace 14 años habían encontrado un cultivo de marihuana gigante abajo de la autopista, en un lugar como ese. Hubo que pedir un permiso a la autopista para que nos dejen abrir un boquete. Así que rompimos el túnel, armamos una falsa pared, filmamos la escena y después se volvió a sellar de nuevo”, cuenta Cerezo.
Más tarde, los personajes atraviesan la ciudad en dirección norte por la Panamericana. En el camino, hacen una pausa en un desolado y reseco puerto de Olivos, para luego llegar al Shopping Soleil, lugar central del quinto capítulo.
A diferencia de la historieta, la acción se mueve por el Camino del Buen Ayre hacia Campo de Mayo, en San Miguel, en donde se organiza la resistencia. Aquel espacio tiene una memoria sensible: “Fue bastante delicado porque es uno de los lugares donde había estado también secuestrada una de las hijas de Oesterheld”, afirma Cerezo.
Luego, vuelven al sur, pasando la General Paz y ya en Palermo, los espacios de la Torre Dorrego y la aledaña estación Ministro Carranza de la línea D son de los últimos lugares mostrados en la temporada, para luego concluir en Barrancas de Belgrano, con el Estadio Monumental (tan importante en la historieta) en la lejanía. Allí, concluyó la primera temporada, y desde allí arrancará la segunda, cuyo guión se está escribiendo ahora mismo.
CULTURA
Katy Perry revolucionó Buenos Aires: tango, política, empanadas y un show entre luces y sombras

Katy Perry aterrizó en Buenos Aires el domingo 7 de septiembre y desde su llegada no dejó de generar repercusión. A diferencia de sus anteriores visitas, esta vez la cantante estadounidense se convirtió en protagonista de una serie de situaciones que excedieron por completo lo musical.
Un show de tango, Evita y una fan que la llamó “peronista”
La primera noche de su estadía en Buenos Aires, Katy fue vista en el Hotel Faena, donde asistió a un show de tango. Allí recibió un retrato de Eva Perón como obsequio y al salir del lugar donde un grupo de fans ya la esperaba, no solo se detuvo a saludar, tomarse fotos y firmar autógrafos con cada uno, sino que también posó sonriente con el cuadro de Evita; en una imagen que se volvió viral al instante.
El momento coincidió con el triunfo electoral de Fuerza Patria, lo que disparó lecturas simbólicas y todo tipo de memes en redes sociales. Una fan incluso le gritó entre risas: “You are peronista!”, mientras ella sostenía el cuadro ante decenas de cámaras. La escena se multiplicó en X (ex Twitter) y TikTok, sumando millones de visualizaciones en pocas horas.
Una fake news política y el blooper de Feinmann

Foto: Los Andes
Al día siguiente, la figura de Katy volvió a estar en boca de todos por una razón muy distinta: se viralizó una foto falsa en la que supuestamente se la veía visitando a la ex- presidenta Cristina Fernández de Kirchner en San José 1111, el departamento donde ella cumple su condena. La imagen fue compartida por múltiples cuentas y hasta llegó a los medios.
El periodista Eduardo Feinmann difundió la noticia en su programa en A24 como un hecho real, lo que generó un fuerte revuelo. Horas más tarde, tras descubrirse que se trataba de una foto editada, Feinmann debió retractarse públicamente. El episodio generó burlas, memes y un debate en redes sobre la rapidez con la que se difunden noticias falsas.
Katy Perry en el Movistar Arena: entre el espectáculo visual y la pérdida de autenticidad
En la última década el pop internacional transitó un proceso de espectacularización creciente. La consolidación del streaming, la competencia feroz por la atención del público y la estandarización de las giras globales llevaron a que muchos artistas privilegien producciones gigantescas, con escenografías monumentales, efectos especiales y coreografías casi teatrales. Un modelo que busca impactar visualmente y generar contenido para redes sociales, ha diluido en parte la espontaneidad y el protagonismo de la música en directo. En este marco, incluso cantantes consagradas como Katy Perry adoptaron shows conceptuales con un alto componente de playback y puesta escénica, siguiendo la tendencia de un pop cada vez más performático y menos centrado en la ejecución vocal o instrumental.

Foto: Página 12
El 9 y 10 de septiembre Katy Perry regresó a Buenos Aires para ofrecer por primera vez dos funciones consecutivas en un estadio cerrado como el Movistar Arena. Fue su cuarta visita al país y para muchos seguidores, un reencuentro esperado con una artista que supo marcar una época. Sin embargo, lo que se vio sobre el escenario distó bastante de aquella vocalista que conquistó al público argentino en sus primeras presentaciones.
Durante los últimos años la cantante ha atravesado cambios notables a nivel artístico. Después del éxito de sus tres primeros discos “One of the Boys” (2008), “Teenage Dream” (2010) y “Prism” (2013), Perry fue adoptando cada vez más los códigos de la industria pop mainstream. En ese proceso, su estilo original y genuino, que mezclaba con frescura pop, rock y un toque punk, comenzó a diluirse. El espectáculo en Buenos Aires dejó en evidencia esa transformación: visualmente impactante, dividido en cuatro actos con estética futurista y coreografías milimétricas, pero con poco espacio para la música en vivo.
En escena, los músicos quedaban relegados a un costado casi invisible, mientras decenas de bailarines y pantallas gigantes acaparaban la atención. La propia Perry parecía, por momentos, un personaje más dentro del despliegue escenográfico. El show se apoyó en pistas pregrabadas, con apenas tres canciones interpretadas en directo. La diferencia entre el playback y la voz real de la cantante se notaba especialmente cuando interactuaba con el público: donde era evidente su timbre poderoso y cálido, recordando por qué llegó a ser una de las grandes voces del pop.
Quienes asistieron pudieron disfrutar de un show visualmente cuidado y de la presencia de Perry sobre el escenario, pero muchos salieron con un sabor agridulce: la sensación de que se privilegió la espectacularidad por encima de la autenticidad.
Desde 2016 la carrera de Perry experimentó altibajos: discos con menor impacto creativo y letras más vacías, compensados por producciones gigantescas que maquillan la falta de inspiración. Recién en su último trabajo aparece una canción titulada, “Lifetimes”, que algunos consideran su primera obra destacable desde Prism. El caso de Perry es ilustrativo de un modelo de entretenimiento que exige cada vez más shows conceptuales y menos música real.
La comparación con otras artistas de su generación resulta inevitable. A mediados de los 2000, cuando emergieron figuras como Lady Gaga, Miley Cyrus y la propia Perry, cada una proponía una estética distinta. Lady Gaga apostaba por la extravagancia; Miley y Katy mezclaban pop-rock con frescura y actitud. En ese momento, las bandas en vivo eran parte fundamental del atractivo y las canciones transmitían autenticidad. Perry mantuvo ese espíritu hasta 2015. Después, quedó atrapada en la lógica de la industria.
El show en el Movistar Arena sintetiza esa tensión. Por un lado, confirma que Perry sigue siendo una estrella capaz de llenar estadios y convocar multitudes. Por otro, evidencia las contradicciones de un pop cada vez más artificial, donde el playback es regla,como sucede también con Billie Eilish, Sabrina Carpenter o Dua Lipa y la autenticidad es la excepción.
Para quienes la vieron en sus primeras visitas al país, esta Katy Perry es una versión más espectacular pero menos humana. La esperanza de muchos fans es que, en algún momento, pueda recuperar ese toque artístico que la distinguió y volver a poner la música en el centro del show. Mientras tanto, el Movistar Arena quedará en la memoria como un despliegue visual impresionante pero con poca esencia en vivo, un reflejo de las luces y sombras de la industria pop contemporánea.
Una despedida con empanadas
En la noche del jueves 11, ya con sus shows terminados, Katy Perry cerró su visita a Buenos Aires con un gesto inesperado y encantador: fue a cenar al famoso restaurante Don Julio, en Palermo, y al salir donde ya la esperaban decenas de fans y curiosos, comenzó a repartir empanadas entre quienes estaban allí.

Foto: Agenciafe
El video del momento no tardó en volverse viral. Sonriente, vestida de forma informal y con total naturalidad, la cantante interactuó con todos, saludó, firmó autógrafos y ofreció empanadas como quien comparte un pedazo de la cultura argentina, ganándose una vez más el cariño del público local.
A diferencia de sus anteriores visitas en nuestro país, Katy Perry dejó mucho más que un show. Dejó una postal viral con Evita, una fake news política, una crítica al pop actual y una escena entrañable con empanadas en Palermo. Un viaje que, sin dudas, será recordado no solo por sus fans, sino también por todo aquel que haya seguido el fenómeno desde las redes.