CULTURA
Rock nacional con mujeres como protagonistas
Los 80 trajeron tristezas por una guerra impensada, pero también alegrías para un sector de la cultura que marcaría a toda a una generación y en donde las mujeres fueron parte. La música cantada en inglés prohibida por la dictadura, le dio un espaldarazo a un género musical que ya venía creciendo. “Había muchas cosas por decir y el rock nacional lo estaba diciendo”

Los 80 trajeron tristezas por una guerra impensada, pero también alegrías para un sector de la cultura que marcaría a toda a una generación y en donde las mujeres fueron parte. La música cantada en inglés prohibida por la dictadura, le dio un espaldarazo a un género musical que ya venía creciendo. “Había muchas cosas por decir y el rock nacional lo estaba diciendo”
En la década del 80 ocurrió un fenómeno que nadie esperaba. Al terminar la Guerra de Malvinas los militares que estaban al frente de gobierno prohibieron pasar música en inglés en los medios de comunicación. Esto hizo que las compañías discográficas tuvieran que salir desesperadas a buscar bandas para fichar y llenar sus catálogos y contar con más contenidos. “Sucedió algo tan maravilloso que cuando ibas a cualquier lugar solamente se escuchaba rock nacional. Eso fue realmente lo único positivo que dejó el drama de Malvinas”, analizó Mavi Díaz, música de Viudas e hijas de Roque Enroll, una banda formada íntegramente por mujeres.
El rock nacional ya había comenzado su camino años atrás, cuando las bandas tocaban en lugares reducidos para un público cautivo que los seguía. Pero una cosa es la historia oficial narrada por el periodismo de esa época y otra las que, como protagonistas recuerdan Mavi Díaz, Isabel De Sebastián, compositora y cantante de Metrópoli. Y también Andrea Álvarez, baterista de Rouge y percusionista de Soda Stereo, para quién en esos días “había muchas cosas por decir, y el rock nacional lo estaba diciendo”.
La Guerra de Malvinas y los comienzos
“Yo no sé si está todo contado de esa época –abrió el juego Mavi- lo que te puedo decir que ya en el 88/89 sucedió un fenómeno en donde los estadios quedaron chicos, las bandas como Soda o como nosotras, habíamos tocado en todos los estadios posibles” –en el Luna Park con lleno total y una extensa gira por la costa atlántica-. “Empezamos a exportar música argentina y fue un producto bruto que se llevó a toda Latinoamérica con una identidad tan propia, tan argentina, que generó un respeto y una identidad Latinoamericana de la música basada en el rock nacional”.
“Si, creo que el auge del rock nacional tuvo que ver con Malvinas, claro, pero estaban todas las condiciones dadas: se podía volver a ser joven y a disfrutar la música sin que te metan en un camión de la policía. La juventud salió de bajo de las piedras”, afirmó Isabel.
Pero “no se me ocurre que puede no haber sido dicho” –aclara la música- “Para mí fue un momento de mucha libertad, el cielo era el límite. Creábamos vestuarios muy elaborados, muy personales y hasta escenografías. Es como que el tiempo se aceleró en esa época. Fui de las primeras mujeres que armaron una banda. Lo viví de manera natural, pero en perspectiva, he sufrido el machismo, era inevitable”.
De igual manera, Andrea recordó que después de las Malvinas, con la prohibición de pasar música en inglés, empezaron a buscar músicos argentinos de abajo de las baldosas. Como sucedió también, en tiempos más cercanos, con el cupo femenino para los recitales y necesitaban mujeres.
La percusionista recordó: “Era importante y necesario grabar discos, que no era como ahora. Realmente se grababan discos en Estudio Panda, por ejemplo, o ION. Había que sacar un disco por año. Era todo nuevo, todo fértil. Había mucha creatividad, estaba todo por ser dicho”.
En todo ese movimiento, empezó a suceder que al ir a un boliche a bailar, al bowling o a cualquier lugar donde se pasara o se tocara música, sólo se escuchaba rock nacional. “Fue una especie de Disneylandia para los músicos y músicas de esa época, sobre todo para la música underground que empezó a tomar una relevamiento muy importante de lo que era la música comercial en ese momento”, rememoró Mavi.
También ocurría que los jóvenes iban a bailar sin saber que ahí iban a tocar Los Abuelos, Los Twist y Las Viudas o Virus y Soda. De pronto se empezaron a vender muchos discos y a llenar estadios. “Algo absolutamente impensado para bandas de ese momento o anteriores. Desde Seru Giran o Spinetta que tocaban en lugares para doscientas personas, de repente el rock nacional empezó a llenar estadios”.
Del underground a las discográficas
Isabel se acordó de algunas situaciones: “Los ochenta fueron bastante movidos. Al principio seguíamos en dictadura, y veníamos ya envenenados de la sensación que te paraban de un Falcon y entrabas en el tren fantasma. Poco a poco salimos de esa atmósfera. Y como todo había estado tan quieto, comenzamos a crear con libertad, con ingenuidad, por eso fue tan fresco”.
Para De Sebastián la cosa fue gradual. “No se vivió como una explosión, pero calculo que tuvimos suerte que los productores estuvieran buscando talento. No había tantas bandas”. Para ella fue el comienzo de algo. “De algo que nos costó tener: democracia y convenciones sociales compartidas que aseguraban que no se desmadre todo”.
Mavi contó que para ella acceder a una compañía fue una cosa “muy mágica, muy loca y muy audaz”.
“María Gabriela (Epumer), Claudita (Sinesi), Ana Crotti y Andrea Álvarez ya tenían una banda que se llamaba Rouge, que fue la primera banda de chicas que yo vi en Argentina”.
Recordó que un día se enteró que una compañía productora buscaba una banda de chicas para un proyecto y las convocó. “Yo ya tenía la canción Tocando fondo, entonces nos vestimos con la ropa de mi mamá, nos pintamos como puertas y fuimos a intentar que nos recibieran en esa agencia, Abraxas. Que no nos atendió la primera vez que fuimos”.
La segunda vez insistieron y finalmente las escuchó el productor discográfico Bernardo Bergeret, quien llamó a Rubén “Pelo” Aprile también productor y gestor de la compañía Interdisc. “Volvimos a tocar la canción con la guitarra criolla y cantando, y Pelo nos preguntó: ‘¿Cuándo pueden grabar, puede ser en un mes?, ¿Tienen más canciones?’, y yo le dije: ‘Si, obvio’, y ¡no teníamos más! Al mes estábamos grabando nuestro primer disco.”
Las compañías necesitaban material y “nosotras éramos la primera banda de chicas que podía tener un lanzamiento a nivel nacional importante, así que nuestra carrera fue muy meteórica. A los dos meses estábamos sonando en toda la Argentina”.
Se puso de moda el rock en vivo
Andrea comentó que empezó a tocar en diciembre de 1980 en un concierto con la banda Rouge, íntegramente formada por mujeres, algo revolucionario para ese momento. Pero ya tocaba antes de eso porque venía de los 70 con el grupo MIA (Músicos Independientes Asociados) creado por Rubén “Donvi” Vitale y Esther Soto padres de Lito y Liliana Vitale.
“A los 18 formé parte de Rouge –que luego sería Las Viudas e Hijas de Roque Enroll- con María Gabriela Epumer que tenía 17 y Claudia Sinesi de 19. Ahí fue lo de Malvinas y había muchísimas bandas. Para mí era un momento de mucha felicidad, nosotras tocábamos siendo chicas, mujeres, estábamos muy posesionadas con la música”, comentó la baterista.
Pero en 1985 se fue a vivir a Nueva York y no vivió el éxito de las Viudas, “no estuve en la presentación del Luna Park”.
“En Nueva York me encontraba con los músicos argentinos que me contaban como estaban las cosas acá, que había muchísimo trabajo. Una banda tocaba en la misma noche en Lomas, Temperley y Adrogué. Estaba de moda el rock en vivo. Es como que ahí nace el rock nacional. Ese concepto. Que abarcaba desde Sandra Mihanovich, Fontova hasta V8. Medio que nace ahí”, destacó Álvarez.
El rock nacional como industria
Mavi mencionó que en ese contexto empezó a surgir el rock nacional como industria con el aprovechamiento de algunas compañías “porque los músicos éramos muy inocentes en aquella época”. Recordó que las ventas de discos no todas las compañías las declaraban ante SADAIC, “había todo un negocio muy incipiente” y entonces las compañías, algunas no todas, se aprovechaban de esta situación y surgió como relevante la compañía Interdisc, que fue la primera compañía argentina. Viudas estaban en ese sello.
“El rock nacional pasó a ser la bandera y a exportarse” –reveló- “Hubo un momento donde el superávit de la Argentina dependía mucho de la música que se exportaba, porque no solamente comenzó siendo un gran negocio para el país sino que también se exportó a todo Latinoamérica”, afirmó la música.
A propósito, Andrea señaló que los 90 fueron distintos porque ya se había establecido una forma, los sellos manejaban otro dinero. Y que había bastantes mujeres, pero de todas maneras “nunca se equiparó a lo masculino”. Las compañías tenían una mujer y ya estaba. Una cada sello. La chica de Warner, la de Sony y la de Universal.
“Yo aparecí como solista porque me voy de Soda Stéreo y empiezo a laburar como cesionista. Como también lo hace María Gabriela Epumer con Charly García. Empiezan a haber más mujeres en escena”, reconoció con una sonrisa la baterista.
Y afortunadamente, la participación en número de músicas en los escenarios fue mejorando con el tiempo hasta hoy.
Siguiendo con la música y otras artes
Andrea Álvarez, Isabel De Sebastián y Mavi Díaz continúan tocando y cantando, pero también tienen otros trabajos relacionados con la cultura.
Andrea Álvarez
“Hace años que soy música independiente, este año produje varios conciertos con mi banda que salieron muy bien”, afirmó.
A fines de los 90, Andrea empezó a producir su propio material y sacó varios discos. El último fue en 2017, que se llamó Porqué sí, además del sencillo Vamos viendo donde está la libertad. “En este momento estoy haciendo otro disco, pero todavía no sé cómo se va a llamar”, adelantó Andrea.
Isabel De Sebastián
En 1989 fue a grabar un disco a Nueva York, conoció a Bob Telson, músico y compositor, se casó y tuvo dos hijos. Va y viene de las dos ciudades que nunca duermen, la gran manzana y la ciudad de la furia.
En agosto pasado se presentó en una sala de conciertos de San Telmo donde hizo temas de Metrópoli y de sus discos solista: Isabel De Sebastián (2013) y Corazonada (2020). En este último hay una mezcla de música latinoamericana y estadounidense. También incluyó tres temas de su próximo disco en donde le puso música a poesías de Rafael Alberti, marido de su abuela María Teresa León, escritora y dirigente antifascista española. De igual manera, estos temas los presentó en noviembre en el Museo del Prado –Madrid-, en un homenaje a su abuela.
Por otro lado, desde 2020 escribe crónicas desde Nueva York para la prensa argentina.
“Vuelvo en diciembre y si se da me presentaré, no lo tengo pensado, estoy en un túnel con el espectáculo sobre mi abuela que presento en el Museo del prado el 27 de noviembre”, comentó Isabel antes de viajar.
Mavi Díaz
“Proyectos tengo muchos porque soy multifunción y hago muchas cosas a la vez”, dijo la cantante y productora. Actualmente es Directora de Radio Nacional Folclórica 98.7 y en 2010 formó la banda Mavi Díaz & las Folkies, grupo en donde compone y canta folclore.
“En principio, dirigir la radio es algo que me ha dado una vida nueva, un nuevo enfoque de lo que significa aportar toda la experiencia que tengo como productora”.
Con Las Folkies, espera seguir sacando en el verano un montón de videos –de su último disco Malamba- y “por su puesto re encontrarnos en los escenarios”.
“Creo que Las Folkies es la banda más rockera que tuve en mi vida, si bien tocamos con instrumentación criolla, y hacemos gatos, chacareras y sambas alegres, todo lo que tiene que ver con el folclore bailable que es el que me gusta, realmente una nunca deja las músicas que le forman”, reflexionó la música.
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CULTURA
Todas las fuerzas: una denuncia social a través del género fantástico
El film, galardonado como mejor película de la Competencia Argentina, se estrenará en salas argentinas el 15 de mayo. La segunda película de Luciana Piantanida pone foco a través de lo fantástico en la vida de mujeres migrantes trabajadoras del barrio de Once.

El film, galardonado como mejor película de la Competencia Argentina, se estrenará en salas argentinas el 15 de mayo. La segunda película de Luciana Piantanida pone foco a través de lo fantástico en la vida de mujeres migrantes trabajadoras del barrio de Once.
En el actual contexto argentino, que “Todas las fuerzas” haya ganado la Competencia Argentina del BAFICI se muestra como un acto de resistencia frente a los discursos del Gobierno de Javier Milei. El film, premiado como Mejor Largometraje de la Competencia Argentina, recurre a elementos del relato fantástico y a géneros clásicos como el policial para narrar una historia con una fuerte mirada social, ambientada en un universo de mujeres poderosas, cuyos dones las fortalecen y las unen.
Lo que inicialmente se presenta como el retrato de una mujer migrante en Buenos Aires evoluciona rápidamente hacia un policial: Marleen, la protagonista, vive en el barrio de Once, trabaja cuidando a una mujer mayor con demencia y, tras la desaparición de una amiga, debe recorrer la ciudad en su búsqueda.
El interés de Luciana Piantanida por filmar el barrio de Once nació de la curiosidad por conocer más el lugar donde vive. “Lo primero que me llamó la atención cuando me mudé fue la diversidad de personas y comunidades que hay en el barrio”, comentó. Al escribir el guión, tuvo muy presente el movimiento migratorio que, durante los años noventa, trajo a Buenos Aires a chicas muy jóvenes provenientes de Bolivia y Paraguay.
A partir de esas historias, Piantanida imagina un universo de mujeres migrantes que no solo sobreviven, sino que resisten y se conectan a través de poderes sobrenaturales. Marleen se comunica con palomas, mientras otras mueven objetos con la mente o manipulan la energía. Ellas se reconocen y cuidan entre sí, formando una red donde la dimensión política y afectiva está siempre presente.
“No fue una decisión deliberada la decisión de partir desde el género fantástico. Había una escena que ahora no está en la película, pero que era una persecución por las azoteas de Once. Cuando estaba escribiendo, en un momento de la persecución, la protagonista llegaba a la esquina y tenía que dar un salto un poco más largo de lo humanamente posible –cuenta Luciana y agrega–. Nos quedamos pensando con los productores de la peli y enseguida dijimos: ‘Ah, la protagonista aprende a volar en el transcurso de la película’. Y entonces a partir de ahí pensé: ‘Ah, tiene superpoderes’. Empezamos a indagar cómo podía ser este universo y surgió también esta idea del lado B de la ciudad, de la noche y de las partes de atrás de los lugares que vemos como consumidores”.
Una de las primeras imágenes de la película muestra palomas sobrevolando la Plaza Once, una postal que sintetiza el espíritu del barrio. “Haciendo la película me di cuenta de la poca relación que tenemos con el barrio y con los vecinos. Empecé a ir mucho a las plazas, que tienen poco verde y mucho cemento. Lo que hacían las palomas me pareció espectacular: un vuelo hermoso en el cielo; una imagen que no tenemos porque no estamos mirando hacia arriba”, relató Piantanida.
Para construir el elenco, un equipo de casting entrevistó a más de 150 mujeres. En una primera instancia, se las invitó a contar sobre su vida cotidiana y su trabajo. Celia, quien terminaría interpretando a Marleen, se destacó desde el comienzo. “Ella es muy creyente y contaba una historia relacionada a una enfermedad que se revirtió gracias a esa fe”, recordó Piantanida. En la segunda o tercera prueba, se le propuso representar una escena de videncia: “Relatando una visión, lo que hacía con la mirada era muy fuerte. Tiene una intuición enorme para la actuación. Es un talento enorme que ella misma desconocía”.
En cuanto al futuro del cine argentino, en un contexto de desfinanciamiento de la cultura y ataques al INCAA por parte del actual gobierno, la directora expresó su preocupación: “Hay una sensación terrible de fin de época por el enorme daño que está haciendo esta gestión sobre el INCAA y sobre la cultura en general”, manifestó Luciana. Y agregó: “Parece un chiste, pero tenemos que seguir demostrando que el cine argentino es recontra rico y diverso, e interesa tanto acá en el país como afuera”.
CULTURA
La Zurda: una película con tonada cordobesa
El film explora la vida de dos jóvenes marginales en la provincia de Córdoba. En medio de un crímen y la búsqueda de la fama a través del crecimiento de su banda de cuarteto, la película logra tejer entre la amistad y el drama social, acompañados de La Monada, como soundtrack principal.

El film explora la vida de dos jóvenes marginales en la provincia de Córdoba. En medio de un crímen y la búsqueda de la fama a través del crecimiento de su banda de cuarteto, la película logra tejer entre la amistad y el drama social, acompañados de La Monada, como soundtrack principal.
Con rasgos propios del thriller policial, La Zurda se construye como una historia de amistad, traición y drama social. Más de una década después de De Caravana, el nuevo filme de Rosendo Ruiz encabeza los estrenos de la semana y reafirma la potencia del cine hecho en las provincias, esta vez con el cuarteto como protagonista.
El suspenso, la acción, las persecuciones, son los recursos cinematográficos de los que se sirve la película. Rosendo define a La Zurda como una película de género: “Me gustan las buenas películas de género, me encantan, La Zurda está hecha en Córdoba con muy pocos recursos, sin una tradición previa”.
La trama sigue a “La Zurda” (Juan Cruz “El Gáname”) y Yonatan (Marcio Ramsés Salas Ortuay), dos jóvenes de clase trabajadora que sueñan con alcanzar el éxito con su banda de cuarteto. Pero una noche quedan atrapados en un crimen que no cometieron y deben huir, convencidos de que su condición social los condenará irremediablemente.
Así comienza su descenso en una espiral de corrupción y relaciones turbias, que deberán exponer si quieren salvarse. Paralelamente y en el momento más inoportuno, al protagonista se le abre un camino para triunfar como cantante.
Rosendo logra poner sobre la mesa una realidad social empapada de la identidad barrial, en gran parte por la actuación de sus actores. “Los dos protagonistas empezaron a ir al comedor comunitario conmigo durante los dos meses previos al rodaje. El trabajo que hicimos no fue para que imitaran a alguien, sino para que buscaran dentro de sí mismos quiénes serían si les hubieran tocado esas condiciones”, explica Ruiz.
El acento cordobés de los personajes también permite sentir la esencia local: “Cuando presenté la película en el Gaumont se sorprendían, como nos pasó con De Caravana, de ver una película hablada en cordobés. Así tendría que ser, no tendría que ser excepción, tendrían que haber muchas películas de otras provincias”.
Uno de los desafíos más grandes para él fue el montaje. Rosendo comentó que uno de los criterios que guió la puesta en escena fue apostar por el plano secuencia siempre que la acción pudiera sostenerse en un solo encuadre. La decisión respondió tanto a una búsqueda estética como a la necesidad de ofrecer a los actores un terreno con mayor libertad para su interpretación. “Para ellos es mucho mejor poder actuar sin cortes. Aman el plano secuencia porque son ellos respirando el plano”, señaló.
Sin dudas, la incorporación de La Monada como banda sonora fue una de las decisiones más acertadas. “Para muchos es muy acertado de que el universo musical sea cuartetero”, aseguró el director, no solo transportan al espectador al universo cuartetero con sus propias canciones, sino que también compusieron la música extradiegética usando instrumentos característicos del género.
“Si me preguntan los momentos de mayor felicidad es sumar la semana de rodaje De Caravana, de Casa Propia, de La Zurda de todas las pelis porque estando de rodaje la adrenalina está muy alta. Somos un montón de gente, la mayoría amigos en búsqueda de lo mismo, trabajar en conjunto, coordinado, ir superando problemas porque filmar una peli es superar un problema detrás de otro. Eso es dirigir una película, resolver problemas y hacer eso en conjunto. Siempre hay situaciones difíciles y hay que sortearlas y seguir adelante”.
“No sé qué va a pasar con el cine argentino”
A un año del inicio de la gestión de Carlos Pirovano al frente del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa), el Espacio Nacional Audiovisual presentó un informe desolador para la industria. “Presentamos un guión al Inca, en enero iban a dar los resultados, y nunca los dieron. Está desfinanciado y paralizado el Inca, lo quieren realmente destruir. El INCAA debería ser el órgano en el cual nos sentimos apoyados”, señaló Rosendo Ruiz.
“Hace 15 años que Córdoba saca varias pelis, no paramos desde el 2010”, comentó sobre la producción en la provincia. La eliminación de los instrumentos de fomento a la producción, el retiro del apoyo a la difusión y comercialización del cine nacional como la pérdida de presencia en el ámbito internacional, son los factores, que según el balance, a lo largo del 2024 no se aprobó la producción de ninguna película argentina. En el caso de Córdoba, Rosendo resaltó que “había tres pelis Incas que se iban a filmar y no se filmaron. Necesitamos nuestro cine, el mismo Córdoba no puede creer de ir al cine y ver su ciudad”.
A futuro, proyectan la posibilidad de la continuidad de La Zurda, aunque sea la primera vez que piensa en la segunda parte de una sus película, Rosendo cree que le quedaron algunos cabos sueltos “que tienen que ver con cómo fue la transa que hizo La Tana, el comisario, el papá de Sol, que es un empresario político con poder”.
CULTURA
Por qué debemos mirar la vida como Agnès Varda
El viernes 11 de octubre, el Barrio del Raval se transformó para homenajear a la directora de cine, actriz, fotógrafa y artista belga. Cómo fue la acción que realizaron dos cineastas en Barcelona.

El viernes 11 de octubre, el Barrio del Raval se transformó para homenajear a la directora de cine, actriz, fotógrafa y artista belga. Cómo fue la acción que realizaron dos cineastas en Barcelona.
¿Será que se heredan las ganas de que las cosas no terminen? Atreverse a heredar algo puede verse como un deseo de conservación pero, ¿qué conviene perpetuar de lo que se recibe? En las calles estrechas del casco histórico de Barcelona no parece haber mucho espacio para las ideas conservadoras, ¿o sí? En octubre de 2024, la Bienal del Pensamiento reapareció pero no para darle entidad a lo limitante del pasado, sino mostrar ideas visionarias e inundar la ciudad con mentes de vanguardia.
Cuando un público permanece completamente callado en un acto póstumo se impone a gritos una sensación colectiva de respeto y nostalgia. Así como en las películas de Agnès Varda, el patio trasero del Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA) suele ser un espacio de juego y experimentación, pero ese día -el 11 de octubre- fue un juego de memoria y silencio inusual.
El otoño regaló una última noche veraniega, las hojas ya tostadas se resistieron a caer y la gente se empeñó en no abrigarse. Las ganas de aferrarse a algo que supuestamente ya terminó invadieron el evento, una emoción muda pero comprendida por todos los presentes.
Agnès nació en Bélgica en 1928 y murió en París en 2019 dejando una estela de creaciones que inundaron la mente de generaciones de cineastas y artistas de todo tipo. Fue directora, actriz y, a su vez, guionista y artista plástica. Su forma de retratar la condición humana, de invocar pausas contemplativas en quienes ven sus películas y de poner un foco honesto en lo cotidiano, marcó el movimiento artístico de la Nouvelle Vague.
Aunque aquella corriente de cineastas franceses comenzó hace más de 50 años, el siglo XXI se nutre activamente de sus formas de dar a conocer historias. La tan característica mirada juguetona de Agnès fue fuertemente atravesada por claves de género, problemáticas sociales y existencialismo sin censuras. En esa confluencia de vivencias contradictorias (enternecerse con la nostalgia o reírse de lo efímero, por ejemplo) es que se gestó un nuevo idioma fílmico: el “vardiano”.
Sentir admiración ante la creación de los demás puede ser una de las formas más intensas de heredar una mirada en el cine. Carla Simón fue la cineasta catalana invitada a “Herederas de Varda”, la charla en el Patio de las Mujeres del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona. Una de las primeras cosas que Carla destacó de Agnès fue haber decidido que la libertad sería su estilo artístico. Admitió que, incluso para una cineasta consagrada, es algo muy complejo de encontrar.
“Varda rompió la idea de genio”, respondió la francesa Audrey Diwan, la otra directora citada al evento. Luego, la conductora Mariana Borull llevó el debate hacia los confines de la vida sosteniendo que la homenajeada le recuerda a “una niña y una abuela a la misma vez”. Puede que ahí, donde los extremos se tocan, es que resida el legado y el amor por esta cineasta.
Agnès documentó historias desde 1956 hasta 2019. Entre filmar entrevistas a gente que recolecta comida desechada (“Los espigadores y la espigadora”, 2000) y retratar la vida de una joven francesa en la década del 60 (“Cleo de 5 a 7”, 1961), hay un interés de por medio: las ganas de jugar con el retrato, conservar las esencias de la gente y los lugares.
En su filmografía se siente la importancia del paso del tiempo. Ella grabó y fotografió todo lo que el tiempo quiso que pase desapercibido: las fotos de las papas de una cosecha que no fueron seleccionadas para ser vendidas por su forma inusual (“Corazón de Papa”, 1953), las gigantografías de vecinos de pueblos muy pequeños (“Caras y Lugares”, 2017), sus propias manos envejeciendo año tras año.
El afán por jugar con lo actual y el vértigo de percibir que todo es efímero conviven en paz en la obra de Agnès. Sin embargo, sus dos “herederas” resaltaron que ser una mujer reconocida en el cine no es nada fácil. Hasta la propia Varda sufría el recibimiento social de sus películas.
“Agnès no te dice qué tienes que ver, sino que te comparte lo que ella percibió”, explicó Audrey. Esa noche, la Bienal del Pensamiento homenajeó a las miradas que invitan a la reflexión personal, la herencia artística que no dicta o delimita, sino que invita al juego y a la libertad y, por lo tanto, jamás perece.
*Estudiante de la carrera de Periodismo y Producción de contenidos a distancia.
Además en ETER DIGITAL:
Roxy
30/03/2024 at 12:28 am
Muy buena nota!