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Beto Pianelli: “La derecha viene como un tren acelerando”


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El secretario general de Metrodelegados repasa su vida en esta charla íntima con Eter Digital: su familia, la dictadura, sus comienzos militantes, la construcción colectiva en el gremio, los choques con la UTA, y su impresión del país que se viene.


En la oficina de la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y Premetro, su secretario general, Roberto Pianelli, está sentado entre fotos con Cristina Kirchner, Lula, “La Bombonera” repleta, “El Eternauta” y una biblioteca llena de libros muy pequeños.

Luce una camiseta de Boca de los últimos modelos, bermuda y campera deportiva. Se recuesta en un sillón viejo y con el cuero curtido por el paso del tiempo y exclamó:  ”Vamos hablar que la entrevista me saca un rato de los quilombos”.

Enciende un cigarrillo rubio y arranca hablando de su niñez. En su rostro se nota que la recuerda con alegría. El barrio donde se crió fue Flores. Hijo de padre que trabajaba de protesista dental y madre obrera del calzado, que dejó el trabajo siendo muy joven porque le afectaba la salud.

Recuerda a su tía que se llamaba Cleopatra y comenta que nunca la llamaron por su nombre, sino Libertad porque el padre era anarquista. Con ojos vidriosos por la emoción cuenta que se llevaba bien con sus viejos pero era muy rebelde. Cursó el colegio primario en Stella Maris, ubicado en Pergamino y Portela en el barrio porteño de Flores.

Al comienzo de su adolescencia sufrió un accidente y recalcó: ”Me hice mierda, me caí de un colectivo y me fracturé la tibia”. Esto lo hizo abandonar la secundaria.

Juventud Divino Tesoro

Beto, así lo llaman todos sus compañeros, recuerda:  ”Qué locura vivíamos siendo jóvenes en plena dictadura”. Tiempos difíciles que se vivían en la Argentina: secuestro, tortura y mucho miedo. Pianelli sostiene que lo vivió de cerca: el médico de su familia sufrió la desaparición de su hijo, después se suicidó. Hasta 1981 no había tenido relación con la política.

-¿Por qué te empezó a interesar la política?

Me puse de novio con una chica que militaba en la Federación Juvenil Comunista. Un día fui a su casa y empecé a leer sus

libros.

-¿Cuáles fueron lo que te llamaron más la atención?

La pasión según Trelew (Tomás Eloy Martínez), Introducción a la economía marxista (Ernest Mandel) y El caso Satanowsky (Rodolfo Walsh).

Con su pareja de esos tiempos discutía por el papel que cumplió el Partido Comunista en plena dictadura. Pianelli afirma: ”Parte del Partido Comunista era funcional al gobierno de Videla”. Siempre fue descreído de todo y manifiesta que en ese momento era más hippie que otra cosa. Se fue con amigos a El Bolson. En el sur dedicó su tiempo a ser artesano. Volvió a Buenos Aires. Pianelli diceque volvió con quince kilos menos.

En 1982 se produjo la guerra de Malvinas, el país otra vez viviendo una situación dramática. Miles de jóvenes conscriptos fueron a combatir a las islas.

-¿Hiciste el servicio militar?

Por suerte me salvé. Me tocó número bajo, 126.

El sindicalista enfatiza: “La guerra me afectó mucho. Unos días antes estábamos protestando contra el gobierno militar y nos cagaron a palos y después la gente llenó la plaza para aplaudir a Galtieri”.

Empezó a militar en el MAS (Movimiento al Socialismo)con otros amigos. Parado y haciendo gestos hacia la biblioteca del sindicato, exclama:  ”Para mi Trotsky es un monstruo, el tipo cuestionó un sistema y se paró de mano”. Empezó a demostrar su admiración a esa línea política.

El Tunel

En 1994 el menemismo gobernaba el país. Muchos servicios públicos pasaron a empresas privadas. El subte fue uno de ellos. Roberto Pianelli ingresó como boletero de la línea “E”. Nadie podría imaginar qué rol iba a ocupar Beto en el sindicalismo del subte.

El secretario general del gremio cuenta: “Empecé a ver que rajaban gente todos los días. Pensé que organizados no nos podían cagar y que había que generar un espacio humano de solidaridad”. Los cumpleaños fueron la iniciativa. Beto empezó a juntar plata para cada boletero que cumpliera años durante cada mes. La iniciativa tuvo éxito y aprobación de todos sus compañeros. Con mucho entusiasmo nombró a colegas de esa época: Chato, Arturo, Ronco y Calvo, que trabajaban y compartían los mismos sueños. Repartían una revista hecha por ellos en las bocas de entradas de las estaciones de subte llamada “El Túnel”.

Las elecciones siempre fueron ganadas por UTA (Unión Tranviarios Automotor). La gremial encabezada por el secretario general Roberto Fernández apretaba en las estaciones a los metrodelegados. Pianelli subraya: ”Había cada cara que daba miedo, siempre fueron patoteros pero a pesar de eso nuestra gente siempre los enfrentó”.

-¿Por qué decidiste participar en una lista?

Mis compañeros me lo pidieron, “tenés que ser vos”, me dijeron.

Las elecciones se hicieron y la lista opositora a la UTA donde estaba Beto ganó. Fue delegado de los boleteros de la línea donde trabajaba. El primer conflicto que atravesó fue el traslado de boleteros a distintas líneas. Pianelli dice: “Teníamos que parar los traslados, nos juntamos todas las líneas y lo logramos. Y no echaron a nadie”.

La pasión del tema lo exalta y dice que su virtud es aprovechar los momentos del conflicto. “El olfato no se enseña”, afirma.

-¿Te preocupa el avance de la derecha?

Sí, obvio. Pero el mundo cambió, ya no existe un imaginario colectivo. Todo pasa por el consumo y no mirar al otro.

Observa una maqueta de un vagón de subte de los antiguos y afirma que la tecnología ayuda al consumo.

Hace muy poco se produjo el atentado a la Vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández. En 40 años de democracia no pasó un hecho de esta magnitud.

-¿Tuviste miedo alguna vez?

Siempre estás con miedo. Imaginate que enfrente estaba la patota de la UTA pero la exposición pública te ayuda como protección.

Después de dar la respuesta toca su escritorio de madera. Una cábala para que no le pase nada. En el 2023 la Argentina tiene elecciones. Está muy preocupado por los futuros resultados: “La derecha viene como un tren acelerando y hay una pendiente que no tiene maniobra, el tema es que abajo estamos todos nosotros”. Con mucho fastidio enfatiza que el progresismo no dio a la gente respuestas a sus demandas. No se vieron medidas profundas.

Los conflictos van a estar todos los días. Se pregunta el mismo: “¿Vuelve la represión y la cárcel para los trabajadores que reclamen?”.

Su celular empieza a sonar. Atiende y habla con un periodista sobre las elecciones de Brasil. Vuelve a mirar el cuadro que se encuentra con Cristina.

Y concluye: “Sigo siendo un joven no tan joven, con inquietudes, y espero que éstas me sirvan para ser feliz y hacer felices a los demás”.


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