La modelo plus size y activista por la diversidad corporal cuenta su experiencia en la industria de la moda. Además adelanta cuánto falta para la aplicación de la ley de talles.
Tras diez años de trabajo y militancia, Brenda Mato pasó de ser pionera a una referente en el modelaje de talles grandes y el activismo por la diversidad corporal. Un movimiento que busca representar y dar visibilidad a un sector más amplio de la sociedad. Como activista persigue muchos objetivos, pero hay uno en el centro de la escena: el derecho a la vestimenta.
¿Por qué te etiquetás como modelo “plus size”?
Es un posicionamiento político. En el imaginario popular cuando uno habla de modelo no piensa en mujeres con un cuerpo como el mío. Soy una persona gorda que ocupa un espacio que históricamente nos fue negado y me lo gané con mi trabajo, que no tiene que ver con el tamaño de mi cuerpo, ni con cuánto espacio ocupa, sino con lo que hago con él. También me sirve para diferenciar el lugar al que apunto. Si yo me presento a cualquier casting que diga modelo, probablemente me pregunten: “¿Qué haces acá?”.
¿Cómo tomó el mundo de la moda la llegada de modelos como vos?
Hay una cuestión marketinera por la que la moda vende que cambió, que es inclusiva, y la realidad es que no. Todavía es lo mismo que conocimos, con algún que otro cambio muy mínimo que realmente no quieren realizar. Es tremendo sentir que te llaman porque ahora la causa vende, y te muestran para estar asociados con algo, pero en verdad no quieren trabajar con vos. Te convocan por compromiso, pero prefieren que no estés ahí, y te lo hacen notar.
¿De qué maneras?
Esperan que seas una gorda que no sabe cómo trabajar. Hago esto hace diez años, sé cómo hacerlo. Cuando me toca laburar con modelos flacas, ellas tienen 35 percheros, y yo con suerte uno, con un pantalón que esperemos que me entre y tres remerones, porque parece que es todo lo que puede vestir una gorda. Muchas veces debo llevarme mi propio vestuario y eso no le pasa a cualquier modelo clásica.
¿Por qué hay poca variedad de prendas en talles grandes?
La principal excusa es económica, que no se venden, que dan pérdida y que es imposible cubrir una diversidad amplia. Los que hacen talles son los emprendimientos pequeños, de la economía popular, que cuentan con menos posibilidades. Pibas que con una mano te contestan en Instagram y con la otra cosen una prenda. Realmente no hacer talles grandes no es una cuestión económica, es no querer hacerlos.
Militaste durante mucho tiempo por la ley nacional de talles, que se sancionó en 2019. ¿En qué punto está su aplicación?
En este momento estamos en la última etapa de un estudio que va a determinar el tamaño de los cuerpos argentinos. Si bien es federal, no va a todas las provincias, sino a conglomerados de cada región. Con una muestra de 15 mil personas es suficiente para realizar una tabla de medidas. Falta pasar por Entre Ríos, Salta y provincias de la Patagonia. En marzo de 2022 ya se podría empezar a trabajar en el proceso real.
¿Cuál es ese proceso?
Las marcas chicas, que laburan de colección en colección, van a poder aplicar la ley de una temporada a otra. Las más grandes trabajan dos o tres temporadas adelante, por lo que van a tener que adaptar sus talles y cambiar etiquetas dentro de lo que hayan producido. Probablemente se vea bien implementada en unos cuatro años.
¿La sociedad es más inclusiva gracias a leyes como esta?
Este es el inicio de un proceso que no arrancaba nunca y es un derecho que hemos conseguido los ciudadanos, porque esta es una ley que nace de la sociedad civil. Estamos en medio de un proceso de cambios que no sé si vamos a llegar a ver. Mi sueño es no tener que hablar más de esto porque quede obsoleto.
¿Sos optimista sobre si vas a poder cumplir ese sueño?
Si no creyera que las cosas pueden cambiar no sería activista, aunque a veces pienso que no nos merecemos nada. Pero a la vez te llegan mensajes de agradecimiento porque por algo que dijiste, ahora hay alguien que puede ir a una pileta en malla, algo que parece chiquito, pero para la vida de las personas es enorme. Ahí te das cuenta que todo lo que haces vale la pena.
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