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Brian Pereyra: de perder la vista por una crisis familiar a ganar la plateada en Tokio 2020


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El jugador de Los Murciélagos y de Huracán quedó ciego a los 13 años tras la separación de sus padres. Ese hecho le cambió la vida, pero no su hambre de gloria que lo llevó a ser medallista paralímpico.


A los 13 años, la vida Brian Pereyra, jugador de la Selección Argentina para no videntes y Huracán, dio un vuelco definitivo: la separación de sus padres le provocó un problema en el nervio óptico (padece neuritis óptica) que lo llevó a perder la visión. No obstante, más de una década después, su historia de superación lo catapultó a ganar la medalla plateada en los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020. Pereyra se crio con una pelota de fútbol en los pies. Previo a perder la visión pasaba sus tardes pateando con sus amigos del barrio a la vuelta de su casa, en Moreno. Ese amor por el deporte no lo perdió ni cuando quedó ciego a tan temprana edad. No obstante, a pesar de lo deportivo, tenía muchas dudas por cómo seguir su vida en la cotidianeidad. “El primer tiempo fue muy duro, yo no tenía contacto con ninguna persona ciega, no conocía el ambiente, no conocía nada. No sabía que había futbol, yo me preguntaba: ‘¿qué voy a hacer ahora de mi vida?’”, cuenta el 10 de la Selección y el Globo, que en la actualidad tiene 28 años.

El jugador de los Murciélagosnos visitó virtualmente.Brindó una emotiva conferencia para ETER Digital en la que contó detalles de su infancia y de su vida actual, sus comienzos en el fútbol y su éxito con la Selección.

-¿Desde qué momento sos no vidente?

-Perdí la visión a los 13 años. No sé bien cuál fue la causa, pero tenía problemas en casa. Estaba pasando por la separación de mis viejos y estaba muy mal. Fui perdiendo la vista de a poco y decidí callarme. Cuando lo dije, ya era muy tarde y me diagnosticaron neuritis óptica.

-¿Qué sentiste cuando perdiste la visión?

-Fue muy duro. No conocía nada del ambiente y me preguntaba qué sería de mi vida. Me preocupaba mucho el estudio, mi futuro y si podría llegar a formar una familia. Hasta que fui a la Escuela 505 de Moreno, donde conocí a personas ciegas que estudiaban, practicaban deporte y me motivó mucho para salir adelante. Hay vida después de perder la visión.

-¿Cuál fue tu primer contacto con el fútbol para no videntes?

-Cuando perdí la visión practiqué otros deportes para ciegos, como el golbol, torbol o atletismo. Pero yo quería volver a jugar al fútbol como antes, en la cancha del barrio de mi papá. Así que empecé en el instituto Román Rossel con otros chicos ciegos.
-¿Tuviste dificultades en el arranque de tu carrera deportiva?

-Cuando empecé tuve mucho miedo. Éramos ocho personas ciegas corriendo para todos lados.
En cuanto a lo económico, también. Yo empecé en Huracán y me llegó la propuesta de irme a River, lo cual me convenía por el tema del dinero.

-Claro, lo económico es clave muchas veces. ¿En algún momento pensaste en dejar el fútbol?

-Sí, en el 2015 con el cambio de gobierno me sacaron la beca de Jóvenes Promesas. Fue duro porque era la única entrada económica, más allá de la pensión por discapacidad. Me planteé qué hacer porque ya estaba en pareja y teníamos que comer. Ahora me aumentó la beca. Hoy por hoy estoy tranquilo y puedo vivir de esto. Además, trabajo en la Municipalidad de Moreno como auxiliar deportivo, lo cual es otra entrada económica.

-¿Qué nos podés contar de tu familia?

-Tengo una hija de dos años, Leslie, y el hijo de mi pareja, que tiene 11 años. Pero soy como el padre porque lo crié desde bebé. Por parte de mis papás, no fueron mucho de acompañarme. Estaba solo en el deporte, me hubiera gustado que vayan a verme a algún partido. Mi única motivación fue mi fuerza de voluntad.

-¿Cómo fue el paso previo a formar parte de la Selección Argentina?

-Fue en 2011, cuando estaba en el club Unión del Viso y me llegó la propuesta para formar parte de la selección juvenil. Pero como no tenía chances en este club y me fui a Huracán al año siguiente. Después, me llamaron para estar en la selección mayor y entrenar todos los días.

-¿Sienten apoyo dirigencia del club o se sienten excluidos?

-En Huracán hay mucho apoyo, somos el único equipo con cancha propia. Nos abrieron las puertas desde el primer momento.

-Hablemos de los Juegos… ¿Cómo fue la preparación a los Juegos Paralímpicos Tokio 2021?

-Fue muy dura. Se dio la lista de convocados un domingo y el lunes ya fui a entrenar; terminé muy cansado y así fue hasta que viajamos. Además, estaba aislado de mi mujer y mis hijos. Pero todo ese esfuerzo nos dio la medalla de plata. Entrenábamos de lunes a viernes, mucho físico y táctica. Hacíamos ‘’esgrima’’, que, para nosotros es practicar la postura de los brazos y el contacto con los compañeros. También hacíamos partidos con videntes para subir el nivel. Fue muy estresante y difícil, pero nos ayudó muchísimo.

-¿Creían que llegarían a jugar una final olímpica?

-Sí, porque nos preparamos para eso. Para pelear la medalla de plata y de oro. Argentina ganaba una medalla desde Atenas 2004 y nosotros creíamos que este era el año.

-¿Tu recuerdo más lindo?

-Cuando jugué con Silvio Velo al incorporarme a la Selección. Estaba en el mismo equipo de jugadores que admiré siempre. No lo podía creer y pensaba “¿qué voy a hacer ahí?”. Tiraba pases con Silvio y me pasaba la pelota, ¡que groso…!

Antes de que terminara la conferencia, Brian nos mostró la medalla de plata con pleno orgullo. “Es pesadísima”, aseguró. Sin dudas es un atleta con un gran futuro por delante y una carrera llena de éxitos. Se dejó llevar por la motivación propia sin importar sus condiciones haciendo valer su talento y pasión, el fútbol.

Su punto de éxtasis llegó el pasado 4 de septiembre, cuando con Los Murciélagos ganó la medalla plateada en Tokio, Japón, tras caer en el partido decisivo ante Brasil por 1-0. “El partido final fue peleado, luchado. Ellos tuvieron una y fue adentro. Creíamos que este era el año”, sostiene Pereyra. Sin embargo, más allá de no haber logrado el premio máximo y conseguir el segundo puesto, el futbolista rescata de su paso por Tokio lo vivido a expensas del resultado: “Estaba feliz de la vida. Todavía toco la medalla y no lo puedo creer. Llegar a jugar un Juego Paralímpico no lo hace cualquiera. Soy un afortunado. En la villa olímpica no podíamos salir a ningún lado, no podíamos tener contacto con otros países. Estábamos encerrados en la habitación por la pandemia”.

En la actualidad, Pereyra desea continuar ligado a Los Murciélagos y seguir jugando al deporte con el que se divertía de chico en las calles de Moreno. “Ahora ya me sumo a los entrenamientos de Huracán. También con la Selección, aunque pocos días. También juego en la Liga de Brasil, el 10 de octubre vuelo allá. Además, estoy en Peñarol de Uruguay y en diciembre viajo para jugar con ellos”, cierra.


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