Connect with us

SOCIEDAD

Con la pista en el ojo

Eran las 6 de la tarde y la pista de Parque Chacabuco estaba repleta de gente de todas las edades, desde niños hasta ancianos. El clima era el ideal, mientras algunos corrían a ritmo competitivo, otros trotaban y unos pocos caminaban.

Eran las 6 de la tarde y la pista de Parque Chacabuco estaba repleta de gente de todas las edades, desde niños hasta ancianos. El clima era el ideal, mientras algunos corrían a ritmo competitivo, otros trotaban y unos pocos caminaban.


El Gobierno de la Ciudad la destaca como la pista más moderna del país, la cual cuenta con una superficie de tartán, 400 metros de longitud y 8 andariveles. Al ingresar, un cartel indicativo señala que los días de lluvia la pista permanecerá cerrada, no se permitirá el ingreso con botines y mucho menos de pelotas, ni tampoco mascotas. Pero para quienes vayan a entrenar, las actividades como la caminata o el trote suave se podrán realizar únicamente en los carriles 6 , 7 y 8, mientras que los andariveles 1, 2, 3, 4 y 5 estarán afectados para la realización de atletismo, con profesores a cargo. Y es que para los más desprevenidos en el tema, en estas pistas de 400 metros, los primeros carriles suelen estar liberados para aquellos que practican pasadas y corren a mayor velocidad, bajo una suerte de código ético.

Matías Gómiz es entrenador de las categorías juveniles de la agrupación atlética FcMax y junto a sus alumnos ocupaba los primeros 3 carriles. “A sus marcas, listos, ya!”, era el grito que repetía una y otra vez mientras sus doce dirigidos, quiénes oscilaban entre los 10 a los 15 años como máximo, pasaban de a grupos de tres y con testimonio en mano a practicar la prueba de posta.

—¿Cuáles son los valores que intentas transmitir como entrenador?

—Me gusta que los chicos entiendan que no se trata de ser un grupo, sino de un equipo. Más allá de que el atletismo es un deporte prácticamente individual, intento inculcarles un compañerismo que implica que todos se saluden, la buena convivencia y alentar siempre al compañero que compite.  

Matías tiene 26 años y estuvo ligado toda su vida al deporte. Fanático de Boca, del automovilismo, el tenis y, sin dudas, el atletismo, aquella disciplina que conoció a los 14 años en el club Las Águilas de San Martín, ubicado en la localidad de Villa Ballester. Llegó por influencia de su padre y ahí conoció amigos, a su pareja Ailén, fue a varios torneos metropolitanos y nacionales e intensificó la adrenalina que siente por el deporte.

Allí se mantuvo hasta sus 19 años, cuando una dificultad en la vista lo obligó a abandonar la disciplina. Solía ir al oftalmólogo con regularidad debido a que arrastraba problemas desde chico, de hecho en sus inicios entrenaba con anteojos. La vista comenzó a nublarse cada vez más, lo notaba en su día a día, en la calle, al mirar una pantalla o mientras corría, hasta que en uno de sus controles el diagnóstico arrojó que se trataba de un desprendimiento de retina, una enfermedad ocular que heredaba por parte de su tío y su tío abuelo, ambos por el lado materno.

—Tuve un desprendimiento de retina en el ojo derecho, el cual me tuvo alejado del deporte hasta los 23 años.

La retina es la capa posterior del ojo y transforma la luz y las imágenes en señales nerviosas que son enviadas al cerebro. Según la página web del Centro Oftalmológico Barraquer de Barcelona, el desprendimiento de retina se produce cuando esta se separa del epitelio pigmentario, su capa más externa y, de este modo, se acumula líquido en el espacio que queda entre ambas, lo cual provoca que la retina se quede sin nutrición y sin riego sanguíneo, lo que puede conducir a una pérdida, en ocasiones irreversible, de la visión.

—Al principio no llegaba a entender el por qué me pasaba a mí. De un día para el otro pasé de ser una persona activa y sin problemas de salud de ningún tipo a estar pendiente de una operación, en donde no sabía si me iban a sacar el globo ocular completamente.

Matías pasó por tres operaciones entre diciembre de 2016 y junio de 2017. A partir de su tercera intervención, casi pierde en su totalidad la visión del ojo derecho. En una primera instancia, su diagnóstico había sido un desprendimiento de retina con mácula comprometida, luego se agravó a un desprendimiento más desgarro de retina, con compromiso del nervio y presión ocular

—¿Qué fue lo más difícil?

— El hecho de que tenía que estar quieto, porque cualquier mínimo movimiento complicaba el diagnóstico. Obviamente no podía correr ni jugar al fútbol, fue durísimo.

—¿Tenías la ilusión de volver al atletismo?

— Yo estaba completamente negado con el atletismo y con el deporte en general, aún teniendo el alta. No quería saber más nada.


Martín Taborda fue el entrenador de Matías en Las Águilas previamente a su dificultad en la vista, se llevaban muy bien y al notar su alejamiento del deporte, no dudó en insistirle para que vuelva al atletismo: “Siempre me interesó sumarlo porque tiene una capacidad de liderazgo innata que se nota en los grupos en los que está, de hecho hoy sus compañeros en La Tribu lo apodan ‘el capi’”.

Era diciembre del año 2017, el clima de fiestas y el calor comenzaba a abrumar con cada vez más fuerza, lo que en el atletismo implica una cosa: el inicio de la pretemporada de verano, época de entrenamientos intensos y mucha transpiración.

Luego de tantas dudas e invitaciones por parte de su ex entrenador, Matías se había acercado hasta el CEMEF (Centro Municipal de Educación Física), un predio deportivo municipal ubicado en José León Suárez que cuenta con pista de atletismo. Allí lo esperaría Martín, supuestamente tomarían mates, pero por las dudas se había ido vestido con short, remera cómoda deportiva y zapatillas para correr, por si la tentación de ver la pista le ganaba.

Entró por el portón principal del predio, y mientras caminó el largo recorrido que hay desde la entrada principal hasta la pista, en su cabeza rondaban los recuerdos de sus años pasados y una pregunta “¿Podré volver a competir?”

Al llegar, saludó a todos y se encontró con Martín, quien le dijo: “andá con los velocistas, que vas a entrenar con nosotros”. En ese momento, Matías ni lo dudó, ya tenía la ilusión, pero ese comentario le dio la motivación que necesitaba para animarse a volver, pese a que todavía tenía el ojo un poco hinchado y estaba con sobrepeso, no le importaba, las ganas y la adrenalina lo envalentonaron.

“Más allá de que siempre tuvo las ganas de volver por la pasión que tiene por el atletismo, destaco que en ese momento tuvo la cabeza fría suficiente como para entender que era un trabajo lento y constante para adaptarse nuevamente al ritmo competitivo”, señaló Martín.

—¿Cómo fue esa vuelta al deporte?

—No llegó a pasar un mes y mi profe ya me había planteado objetivos, pero me fue llevando de a poco. Ese 2018 no competí, me dediqué a ponerme en forma.

—¿Y a competir?

—Recién en abril de 2019 pude volver a correr en Parque Lomas, me acuerdo que hice 100metros a la mañana y una posta de 4x100metros a la tarde, la cual ganamos y fue una sensación única.


Eran las 8 y 26 de la noche y la pista del Parque Chacabuco se estaba vaciando, ya la gente se iba con sus bolsos y los padres pasaban a buscar a sus hijos para dar fin a la jornada. En medio de la pista, en la parte donde abunda el césped y no el tartán, Matías seguía practicando la salida de tacos de hierro con dos alumnos. Les decía que para darse impulso “rompan el taco” y los alentaba, para luego cantarles el tiempo que había marcado su cronómetro. Los padres de los chicos miraban cansados y con ganas de que termine.

Hoy, además de ser de esos entrenadores que son de los primeros en llegar y los últimos en irse, Matías ya está asentado como atleta del club La Tribu, junto con varios compañeros nuevos y a su entrenador Martín que lo define como “un tipo transparente que le cae bien a todos, de esos que es difícil volver a encontrar”.

En estos 5 años consiguió varias cosas: tonificar su físico, cambiar su hábitos alimenticios, volver a hacer pruebas de velocidad, romper todas sus marcas e incluso competir recientemente en la Copa Nacional Mar del Plata 2022, esto sumado al hecho de iniciar la carrera de entrenador. Pero sin dudas, su mayor logro fue el volver a encontrarse dentro del deporte que en su momento tuvo que dejar y al cuál no quería volver, una pasión que tanto el destino, como él mismo quisieron tapar, pero que el tiempo se encargó de volver a ponerla en su lugar.

Seguir leyendo
Si te gustó la nota, dejanos tu comentario

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

SOCIEDAD

“La Catedral de Francisco”

Cientos de fieles dejaron sus oraciones y ofrendas en el templo que vio pasar a Jorge Bergoglio como cardenal primado de Buenos Aires. Cómo fue la despedida al “Papa de los pobres”.

A esa hora en la que Plaza de Mayo se deja ganar por la noche y los autos iluminan junto al alumbrado público, las escalinatas de la Catedral Metropolitana se convirtieron en un altar urbano. Velas encendidas, otras ya derretidas; ramos de flores frescas apoyados sobre las columnas que tienen pegadas banderas argentinas y papales, rosarios, estampitas, camisetas de San Lorenzo y cartas escritos a mano. Sobre Rivadavia, un retrato en tiza del Papa decora el asfalto como si su figura emergiera desde ese suelo que alguna vez lo vio caminar.

Detrás de las cámaras de TV de los medios nacionales e internacionales, y de los vendedores de recuerdos sobre las escalinatas, hay un murmullo bajo que envuelve. Gente que reza, que conversa en voz baja o que simplemente está. Turistas, creyentes, algunos que no se identifican con ninguna fe. Todos llegaron allí por alguna razón. Edgardo y Jazmín, una pareja peruana que observa en la entrada de la Catedral, comenta que estaban de visita cuando sucedió la muerte del sumo pontífice. “Era muy humilde, incluso ahora, en su despedida. Esperamos que el próximo Papa siga su legado, pero sabemos que en nuestra vida no veremos otro latino”, dice ella.

Unos pasos adentro del templo, un perro callejero duerme justo debajo de la cartelera que anuncia las misas y ceremonias especiales a la ocasión. No estorba el paso. La gente lo rodea, lo mira e incluso le toman fotos como si también él formara parte de esta escena serena y devota.

Adentro, el ambiente se vuelve más íntimo. Los pisos de mármol y las paredes macizas contienen la emoción de quienes ingresan. Aquí ya no hay medios de comunicación ni vendedores ni ruidos molestos. Solo pasos lentos y un murmullo que acoge.

Al final del pasillo de la nave principal, a pocos metros del altar donde Bergogliocelebraba misas, un escritorio exhibe un libro abierto. La gente se acerca a firmarlo, a dejar un mensaje, una oración. Al lado hay un cartel escrito con letras simples: “Francisco. Recibir la vida como viene. Detrás, custodiado por cadetes de la Policía Federal vestidas de gala, un cuadro del Papa con su tradicional túnica blanca y su cruz plateada. Al costado, la mitra y el báculo que él utilizó cuando era cardenal primado de Buenos Aires. Todorodeado de coronas de flores blancas sobreel piso.

Frente a ese altar se detiene Daniel, un joven brasileño que también reflexionó con ETER Digital sobre los desafíos del porvenir: “Francisco fue un hombre del futuro que luchó por los que no tienen voz. No creo que haya otro como él. Quien lo suceda tiene una tarea inmensa: sostener un legado difícil de olvidar”.

Sentada sobre los viejos bancos de madera, una mujer llora hasta con el cuerpo. Se tapa la cara mientras a su lado un hombre la abraza y un niño mira sin entender demasiado. La imagen se repite varias vecesen otros bancos: la del duelo compartido en familia y entre generaciones.

A pocos metros, tres hombres se detienen frente al mausoleo de José de San Martín, que esta vez tiene menos protagonismo que de costumbre. Hoy todos los ojos y gestos parecen estar dirigidos a Francisco.

El reloj se acerca a las 20 cuando los policías que rondaban por los pasillos anuncian el cierre de la Catedral. Pero afuera el recuerdo sigue. Una señora mayor, de pelo corto rojizo y mirada vivaz, camina con paso seguro hacia un móvil de televisión: es conocida como “La Señora de los Velorios”. Pero esta vez no vino exclusivamente por eso. “Yo vine hoy por él. Era una persona muy humilde. En las misas de San Cayetano saludaba uno por uno sin importar la cantidad” de gente que hubiera, recuerda. Orgullosa de que haya sido argentino, Mari reivindica la relación del Papa con su Patria: “No me molestó que no volviera a Argentina. Su misión acá ya estaba cumplida”.

La Catedral Metropolitana, la Catedral del Papa, no parece estar triste sino más bien emocionada, como si supiera que Francisco no se irá del todo. Que lo que deja no cabe en una tumba sino en los gestos, palabras, luchas y convicciones que muchos fielestomarán como bandera. 

Desde la vereda hasta el altar, este lugar que alguna vez fue la casa de Bergoglio hoy vuelve a serlo. Por una noche al menos. O al menos por esta despedida, por la historia que empezó en estas baldosas donde ahora se vuelve a rezar por él.

Seguir leyendo

SOCIEDAD

Sabe la Tierra: comunidad, sostenibilidad y compromiso 

La feria que tiene como objetivo cuidar la tierra y generar un vínculo entre los pequeños productores y los consumidores “rescatando la relación humana más allá de la compra-venta” está por cumplir 15 años. Conocé cómo se originó el proyecto que tiene en la actualidad mercados semanales en la Ciudad, Vicente López y Necochea.

La feria que tiene como objetivo cuidar la tierra y generar un vínculo entre los pequeños productores y los consumidores “rescatando la relación humana más allá de la compra-venta” está por cumplir 15 años. Conocé cómo se originó el proyecto que tiene en la actualidad mercados semanales en la Ciudad, Vicente López y Necochea.


Va cayendo el sol en el Parque Las Heras y la primavera se hace notar con su típica brisa de la última hora de la tarde. La esquina de French y Coronel Díaz es una postal de domingo: en el frente se alzan los puestos de la feria de consumo consciente más famosa de Buenos Aires, con sus toldos blancos y sus características mesas forradas de arpillera en las que se lee su emblema: “Sabe la Tierra”. 

De fondo, el atardecer. La calesita que completa el cuadro da sus vueltas finales despidiendo a los niños que ríen y juegan hasta el último minuto antes del cierre. Los feriantes siguen vendiendo. El ambiente huele a fruta, a inciensos, a la vainilla de los postres caseros que ofrece uno de los puestos. Cada sección tiene sus olores, sus colores y sus sabores, según los productos que ofrecen, y son tan intensos que parecen elaborados para que los consumidores puedan llevarse un pedacito de naturaleza a sus hogares citadinos.

Créditos: Gobierno de la Ciudad.

Seguramente cuando Angie Ferrazzini pensó este espacio que uniría a pequeños productores, emprendedores y artesanos para conectarlos con el público, no se imaginó que terminaría gestando toda una propuesta cultural que ofrecería desde mercados itinerantes que recorren la ciudad hasta talleres de cocina y horticultura. 

Hoy, quince años después, la creadora de esta organización cuenta que Sabe la Tierra recibe cada mes alrededor de cincuenta mil personas en los más de cincuenta mercados y festivales que se presentan en diferentes barrios y ciudades. “Somos un equipo de 30 personas que creemos en otra forma de producir y de consumir”, contaba en la Charla TED que presentó en Necochea en 2023.

Y agregó en esa presentación: “Se me ocurrió crear un mercado de productores donde se pudieran encontrar los productores con los consumidores, promover el bien común y generar lazos de confianza. Esta fue la idea inicial para el proyecto hace 20 años”.

Como suele suceder con los grandes soñadores que cambian realidades, Angie comenzó a vivir su sueño en su propio jardín: no contaba con el capital necesario para sostener una gran exposición en un centro de convenciones como habría querido por ese entonces, pero eso no la detuvo. Con el propósito firme y la visión clara, esta exponente de la cultura naturista convirtió su casa en el espacio que sostendría el puente entre las dos puntas del mercado sustentable: productores y consumidores. Hoy, ese mismo puente se extiende a lo largo de trece locaciones distribuidas por todo el país.

“Venimos porque nos gusta comprar productos orgánicos y porque nos encanta el ambiente de la feria”, dice Candela, una joven que pasea con su familia y se detiene en cada stand observando con atención los productos exhibidos. Como ella, muchos de los clientes que visitan el lugar son fieles a la filosofía de la organización, que tiene seguidores desde sus inicios, cuando solo podía encontrarse en su primera locación formal: la estación San Fernando del Tren de La Costa. Desde allí fue expandiéndose como lo hacen los fenómenos culturales cuando saben atender necesidades sociales.

Más de mil puestos de trabajo generados demuestran que Sabe la Tierra no es solo un modelo de consumo responsable, sino también de economía sustentable. Este mercado consciente abre sus puertas para que cualquier emprendedor pueda desarrollarse y ofrecer productos de calidad. Tal es el caso de Luisa, el talento detrás de los mejores tequeños de la zona, que cautivan paladares de todas las edades en la carpa de comida venezolana.

Créditos: Sabe la Tierra

Luisa recibe a las personas que se detienen en su mesa con una amabilidad especial, invitándolos a degustar un bocadito de empanadas típicas de su país. Con una sonrisa amplia acompaña el son caribeño que lleva en el habla. Cuenta que vive en Argentina hace cinco años y que forma parte de la feria hace tres; y que gracias a este espacio es capaz de mantener a su familia y que incluso pudo pagar un viaje de visita a su entrañable Caracas

“La feria nos cambió la vida. Estamos agradecidos por esta fuente de trabajo que nos permitió lograr la anhelada estabilidad económica”, afirma emocionada. Esta emprendedora, que supo sobreponerse a los embates de la expatriación e insertarse en el mercado laboral de nuestro país a través de su vocación en la cocina, es un ejemplo del impacto que tiene en los trabajadores este espacio de comercio justo y consciencia. Para esta comunidad, los valores agroecológicos y el compromiso fueron la clave del crecimiento.


*Estudiante de la carrera de Periodismo y Producción de contenidos a distancia.

Además en ETER DIGITAL:

Consumo de alimentos procesados: el tabaquismo del siglo XXI 

La Biblioteca del Puente en Caballito: un gran esfuerzo para no dejar morir la cultura y los buenos valores 

Seguir leyendo

SOCIEDAD

Cómo fue la toma de estudiantes en defensa de la UNTREF

En octubre del año pasado, luego de una resolución del Centro de Estudiantes de la universidad pública, se decidió hacer un plan de lucha en contra del hostigamiento a la comunidad universitaria y las políticas de desfinanciamiento del actual Gobierno.   

En octubre del año pasado, luego de una resolución del Centro de Estudiantes de la universidad pública, se decidió hacer un plan de lucha en contra del hostigamiento a la comunidad universitaria y las políticas de desfinanciamiento del actual Gobierno.   


“Universidad tomada” advierte una bandera en la puerta de la Sede Lynch de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF). Son las ocho de la noche de un miércoles de octubre  en el barrio de Sáenz Peña y la vereda de la sede abunda de información. 

Una clase abierta donde los alumnos sentados en ronda en pupitres azules escuchan atentamente al docente. A metros, estudiantes se reúnen distendidamente algunos de ellos con sus mochilas, mientras otros cargan bolsas con acolchados y sábanas para pasar la noche en su casa de estudios. 

La UNTREF se encuentra tomada con vigilia hace exactamente siete días luego de la Resolución Interclaustro -realizada el 10 de octubre de 2024- donde participaron docentes, no docentes, estudiantes y graduados

La decisión fue una toma organizada que garantice la continuidad de las clases y que incluya un plan de lucha para visibilizar el reclamo presupuestario por las universidades nacionales. “Estuvimos todo el fin de semana organizando el cronograma, nos acostamos a las 4 de la madrugada para levantarnos a las 7”, comenta Lucho Borzatto, estudiante de la Licenciatura en Logística e integrante del centro de estudiantes. 

A lo lejos se escuchan los murmullos de otra clase abierta que sucede en el sum del edificio, donde se encuentran el buffet y la fotocopiadora. Las luces son tenues porque el docente proyecta diapositivas para el desarrollo de la clase. En simultáneo, alumnos salen de sus aulas, algunos vuelven a sus hogares, otros se reúnen en allí o en la vereda para pasar parte a sus compañeros sobre su desempeño en los parciales. Las paredes del establecimiento aún conservan afiches pegados de otras cátedras y no faltan los carteles con consignas como “No caímos en la universidad pública, la elegimos”

“La gente camina como un caballo por acá, no habitamos la universidad, muchos venimos a cumplir, siento que eso está cambiando”, comenta Lena Blanco, estudiante de la Licenciatura en Gestión del Arte y la Cultura mientras toma el último sorbo de mate. Está sentada delante de la bandera de su carrera que pintaron para la Marcha Federal Universitaria de abril. Además, expresa su sorpresa al ver la cantidad de carteles pegados en las paredes: “Antes no se podía poner nada, no encontrabas ninguna expresión más que las típicas que hay en los baños”. 

Alrededor de 200 alumnos de la UNTREF se organizaron y formaron comandos divididos en distintas áreas. “Tomar la universidad no es joda”, indica Lucho y agrega: “Requiere de mucho trabajo y sacrificio”. Y así es, los comandos se dividen por área: prevención y logística, agenda cultural, documentación audiovisual, comidas y alimentos, higiene, prensa y comunicación, entre muchas más. De esta forma, se suman a los cientos de miles de estudiantes involucrados en el plan de lucha a lo largo y ancho de todo el país.

A partir del veto del Presidente Javier Milei a la Ley de Financiamiento Universitario, las tomas en las facultades brotaron como pasto después de la lluvia. Un relevamiento de la FUA (Federación Universitaria Argentina) indicaba en ese entonces que ya eran más de 30 edificios tomados, mientras que asociaciones civiles como Argentinos por la Educación afirmaban más de 80. 

Incluso fue un momento donde algunas universidades fueron tomadas por primera vez, como fue el caso de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM). La amenaza por el desmantelamiento de las universidades nacionales puso en alerta a todos los estudiantes en cada rincón del país y los convocó a organizarse para defender su futuro. 


*Estudiante de la carrera de Periodismo y Producción de contenidos a distancia.

Además en ETER DIGITAL:

Marcha universitaria: una multitud contra el veto de Milei

Los bomberos de Cromañón recuerdan cómo fue aquella noche

Seguir leyendo

ETERDigital