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DESINFORMACIÓN SEXUAL


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Según el Ministerio de Salud de la Nación, el 15,6 por ciento de los nacimientos en la Argentina corresponden a madres menores de 20 años. Según algunos especialistas, la educación sexual debe iniciarse en primera instancia en el hogar y luego en el colegio. Sin embargo en muchos casos la desinformación prima a la hora de implementar la teoría a la práctica.

Por Eleonora Porcel, Hernán Sueldo y Juan Pablo Tardioli

En 2008, la cartera sanitaria había creado el programa nacional de Educación Sexual Integral (ESI) con el objetivo de evaluar, coordinar e implementar acciones sobre la temática en todo el país. Se promueven la toma de decisiones con el cuidado del propio cuerpo, las relaciones interpersonales, el ejercicio de la sexualidad y de los derechos de los niños, las niñas y los jóvenes. Pero para Cecilia, de 28 años, este cuento de hadas nunca existió.
Lo que se ve tan rosa y tan perfecto en los papeles en su vida se terminó por convertir en una pesadilla. En ningún momento le dieron educación sexual y así fue como con 14 años quedó embarazada de su primer hijo. “Una sola vez no te cuidas, pero quedaste embarazada”, dice Cecilia mientras en una oficina de un colegio de Monte Grande se traspapelan programas del ESI.
“Lamentablemente, según la provincia en que naciste y su idiosincrasia se tendrá más o menos acceso a tus derechos humanos: al de la información, a la educación o a la salud”, remarca Sabrina Cartabia, abogada y presidenta de la Red de Mujeres e integrante del colectivo Ni Una Menos.
La Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal Seguro y Gratuito busca subsanar muchas de las falencias producto de la escasa y a veces nula implementación de programas como el ESI. Bajo el lema “Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir” la campaña busca formar conciencia en las mujeres respecto de sus derechos.
“Cuando mi hija tenga un novio, quiero llevarla al médico. Que la asesore y la tranquilice. Que ella sepa que puede tomar una pastilla para no quedar embarazada, más allá de un preservativo o no”, dice Cecilia desde su experiencia y consciente de lo que puede implicar no hablar del tema con su hija.
La desinformación supone uno de los mayores obstáculos a vencer desde las instituciones a nivel comunicacional. “Empezar seriamee a implementar la educación sexual integral es una forma de evitar la violencia contra las mujeres. Sin embargo, el Estado está desarmando ese programa y en muchas provincias son muy contrarios a brindar este tipo de información. Salta, por ejemplo, se ha negado a aplicar el programa de educación sexual, pero por otro lado aplica la educación católica en las escuelas públicas. Entonces nos enfrentamos a grandes problemas de implementación.”, señala Sol Rodríguez Garnica, titular de la cátedra Justicia y Derechos Humanos en la escuela de comunicación ETER.
Con el paso del tiempo a Cecilia las cosas se le complicaban más y más. Una noche, luego de tener relaciones sexuales con un conocido quedo nuevamente embarazada. “Por esa época era una chica muy callada, no decía nada, no te decía las cosas de frente. El me llevaba diez años. Yo tenía la ilusión de que toda va a estar bien. Que te va a cuidar, que de toda su amabilidad se va a transformar en algo bueno. Fue muy fea toda la situación.” En un contexto donde la falta de información es la primera estrella, un embarazo no deseado se transforma de una posibilidad en un problema y a veces en una consecuencia. La situación legal en Argentina respecto del aborto en general atraviesa diferentes niveles dependiendo de qué provincias adhieren al fallo FAL.
El caso de Cecilia es particular ya que fue víctima de lo que actualmente se conoce como “Stealthing”, un término que en inglés significa “en sigilo” o “secretamente” y que se usa para describir la “moda” entre algunos hombres de quitarse el preservativo durante el acto sexual a pesar de haber acordado con su pareja usarlo.
Desde 1921, en la Argentina el aborto es legal sólo si es realizado como consecuencia de una violación o si pone en riesgo la vida de la mujer. En 2012 la Corte Suprema de Justicia de la Nación determinó el alcance del derecho al aborto no punible. Ordenó a las autoridades implementar los protocolos hospitalarios y exigió no judicializar los casos. A cinco años de este fallo, solamente un tercio de las provincias asegura este derecho. El caso de Cecilia ilustra claramente la situación en la que se encuentran gran cantidad de mujeres. Con un estado ausente y a falta de medidas que den soluciones frente a estos casos, la mayor parte de las víctimas de este sistema toma decisiones desesperadas.
Cecilia hizo uso de pastillas para producir en ella un aborto medicamentoso. “La gente dice no duele, no pasa nada. Que no va a pasar nada, es doloroso, te desangras entera, pasas un mal momento. Todo el tiempo sale sangre y lo que es peor te puede quedar un pedacito adentro y te infectas entera. Es lo que me pasó a mí. Quedo una mitad adentro y la otra mitad salió. Quede toda hinchada y termine en el hospital porque ya no largaba nada más.”, describe Cecilia a BONDI. Por otro lado la organización Red de Mujeres asegura que existen líneas de acceso a información sobre como abortar con pastillas ya que son el método más sencillo y seguro. ¿Qué caminos está trazando la realidad?
Cada 36 horas una mujer muere por realizarse un aborto y entre 370 y 522 mil son las interrupciones de embarazos por año, según el Ministerio de Salud de la Nación. Estas cifras son estimativas, ya que por tratarse de una práctica clandestina no se dispone de datos precisos.


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