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DI STEFANO LA LEVANTÓ, DIEGO Y MESSI NO


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La Copa América es una deuda para los dos más grandes jugadores de la historia del fútbol argentino. El tercero en discordia, sí lo hizo, antes de dar el salto a Europa y convertirse en el máximo referente del Real Madrid. ¿Podrá hacerlo Leo esta vez?

Por Tomás Walter (@tomiwalter99)

Diego Armando Maradona, es considerado uno de los máximos ídolos de la Selección, principalmente por la obtención del Mundial de México 1986. Sin embargo, en las tres ocasiones que tuvo de disputar la Copa América (1979, 1983 y 1989), jamás levanto el trofeo; no solo eso, sino que tampoco alcanzó alguna final. Su máximo logro fue completar el podio en 1989, detrás de Brasil y Uruguay.

La primera que le tocó jugar, significó su presentación en la selección mayor después de haber ganado el Mundial sub-20 jugado en Japón, con una inolvidable dupla con Ramón Díaz. En esa competición, el astro utilizó la camiseta número 6; la 10 en cambio, quedó en poder de Juan Carlos Bujedo, un lateral izquierdo de Vélez que no jugó ni siquiera un minuto.

El ganador fue Paraguay, que levantó el trofeo en el estadio Monumental de River, luego de ganarle la final en un triple partido a Chile, hasta ese momento sin títulos. Argentina -quien venía de levantar la Copa del Mundo un año antes- quedó eliminada en la fase inicial y salió última. Ganó un solo partido, ante Bolivia, por 3-0, y “Pelusa” metió un gol. El entrenador, César Luis Menotti, utilizó la Copa América para darle minutos a los nuevos valores. De los campeones del mundo, sólo jugó Daniel Passarella. Ambos participarían en la cita máxima en España 1982.

La segunda chance, parecía encontrarse al alcance de la mano: fue en 1987, un año después de que la Selección fuera campeona del mundo por segunda vez, en México. En esa ocasión, la competición la organizó Argentina. Maradona ya era una un barrilete cósmico que deleitaba con su fútbol a los hinchas de Napoli. Los dirigidos, en ese entonces, por Bilardo, jugaron una gran primera ronda, en la que Maradona convirtió tres tantos. Sin embargo, en semifinales, cayó con la Selección Uruguaya de Enzo Francescoli (que luego se consagraría) y, finalmente ante la Colombia de René Higuita y Carlos Valderrama en el cotejo por el tercer puesto.

La última oportunidad la tuvo en 1989, un año antes de viajar a Italia para jugar la Copa del Mundo, en la que saldría subcampeón. Argentina, dirigida por Bilardo, viajó con muchas estrellas a Brasil. La Albiceleste completó una buena primera fase pero perdió con Uruguay y Brasil en segunda ronda y quedó en la tercera colocación. Maradona se fue con las manos vacías en una pobre performance, en la que ni siquiera anotó un tanto. Un año después sin Diego en el plantel, Argentina levantaría la Copa América.

Para Lionel Messi, la historia sería muy distinta, aunque en términos estadísticos -hasta el momento- jamás levantó una Copa América. Sin embargo, de las cuatro que disputó, alcanzó tres finales.

Su debut en este tipo de torneos fue en 2007, bajo la dirección técnica de Alfio Basile y un año después de disputar su primer Mundial, en Alemania. Allí, tuvo un gran desempeño en un conjunto plagado de grandes jugadores que jugaba un fútbol maravilloso. Convirtió dos goles a lo largo de la competición y fue nombrado mejor jugador joven de la misma. De todos modos, se quedó en las puertas de su primer título con la Selección absoluta, luego de que Argentina fuera goleada por Brasil por 3-0.

Su segunda Copa América llegó cuatro años después, en Argentina. La Selección hizo las valijas prematuramente: luego de una primera fase regular en donde empató dos partidos y ganó uno, enfrentó a Uruguay en los cuartos. Allí cayó en los penales, luego de un empate en uno, en el Cementerio de los Elefantes, donde Colón hace las veces de local. En ese torneo “La Pulga” no pudo mojar ni una vez. Esa Selección -prácticamente sub-25 dirigida por Sergio Batista, fue duramente criticada, y el máximo goleador de la historia de la Albiceleste, uno de los principales apuntados.

Ya en 2015, Argentina cruzó Los Andes para una nueva prueba. Con un Messi encendido que venía de levantar la Champions con el Barcelona, parecía el momento indicado. Los comandados por Gerardo Martino, hicieron una primera ronda correcta, en la que coleccionaron dos victorias y obtuvieron un empate. Luego, vencieron en los cuartos a la Colombia de José Pekerman en los penales y en las semis vapulearon por 6-1 a la Selección Paraguaya, dirigida por Ramón Díaz. En la final esperaba el local: Chile, hizo un planteo táctico inteligente y desmejoró las virtudes de los argentinos. Finalmente, los de Jorge Sampaoli se impondrían en los penales y Lionel Messi -que convirtió solamente un tanto en ese torneo- le pasaría, otra vez, por al lado al trofeo.

Un año más tarde, en una edición especial, denominada Copa América Centenario, Argentina tuvo una actuación magnífica: con Messi como estandarte, ganó cinco partidos al hilo, con cinco tantos de La Pulga. De hecho, en la semifinal frente a Estados Unidos, el 10 se convirtió en el jugador que más tantos convirtió vistiendo la Albiceleste. En la final, la Selección tuvo su revancha con Chile, pero no la pudo aprovechar: luego de un empate sin goles (como en la edición anterior), se definió todo desde los doce pasos: El capitán argentino, erró su penal e instantáneamente rompió en llanto. Sus compañeros no pudieron revertir la historia y los transandinos se consagraron por segunda vez consecutiva. Luego del encuentro, en zona mixta, cansado de quedarse siempre a un paso de la consagración, el astro del Barcelona renunció al combinado argentino, aunque, algunos meses después se calzaría la camiseta nacional nuevamente. Este año, en Brasil, el delantero de 31 años tendrá la posibilidad de disputar nuevamente la Copa América e intentará revertir la historia.

Alfredo Di Stéfano –quien completa el podio de los mejores tres jugadores de la historia argentina- fue el único del trío que no disputó ninguna Copa del Mundo, diferenciándose de Diego y de La Pulga. Si bien su trayectoria en la Selección fue fugaz, bastó para ganar la Copa América de 1947, esquiva para Messi y Maradona. En aquel torneo disputado en Guayaquil, la Saeta Rubia convirtió cuatro goles para Argentina, todos los de su historial en la Selección, para contribuir con el tricampeonato tras los títulos de 1945 (Santiago de Chile) y 1946 (Buenos Aires).


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