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EL CHICO AL QUE EL FUTSAL LO OBLIGÓ A MADURAR


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Mathias Coronel dejó el fútbol de 11 en Ferro Carril Oeste y se decidió por la cancha chica en su infancia. Ahora es uno de los referentes del plantel que espera llegar a la final de los Juegos Olímpicos de la Juventud en el clásico sudamericano ante Brasil.

Por Santiago Laino

A ciertas personas se les presentan oportunidades irrechazables que las obligan a hacer un cambio en sus vidas. Modificaciones que muchas veces están vinculadas a dejar cosas y situaciones de lado, por mucho que cueste. El caso de Mathias Coronel se asocia al de un chico que demuestra una madurez pocas veces vista. El joven de 17 años es uno de los integrantes del plantel argentino de futsal, disciplina que en 2018 y por primera vez en la historia será parte de los Juegos Olímpicos de la Juventud.

Su historia con la pelota comenzó como la de casi todos los niños: por diversión, en Parque Chacabuco, barrio en el cual transitó su infancia luego de vivir dos años en San Cristóbal. A los siete empezó a jugar en cancha de 11 en Ferro Carril Oeste. A los once, y ya tomando decisiones poco comunes en un niño, decidió dejar debido a que no jugaba mucho. Todavía a esa edad con el único objetivo de divertirse. Sus condiciones le permitieron que el coordinador de futsal le propusiera a él y a su hermano ir a probar la disciplina, siempre en el club de Caballito. Mathias aceptó, y la experiencia le convenció.

Sin embargo, el gran cambio se produjo el año pasado, cuando se dio su debut en la selección Sub 18, en un amistoso frente a Paraguay en Misiones: “llegar a la selección prácticamente me cambió la vida, porque te hace crecer mentalmente y como jugador. Es todo un sueño”, confesó Mathias. No solo eso, sino que también se integró al plantel profesional de Ferro.

En sus inicios no tenía como objetivo llegar a la realidad que hoy vive: “sinceramente nunca pensé en llegar a lo que estoy ahora, nunca me lo imaginé”, expresó. Todo le llegó por sorpresa, por obra del destino, pero a base de esfuerzo y sacrificios supo aprovechar dichas oportunidades. Desde ese entonces, se vio obligado a modificar su estilo de vida, tanto profesionalmente como también sus hábitos, los de un pibe de 17 años.

“Me entreno de lunes a viernes doble turno, a la mañana con la selección y a la tarde noche con Ferro” contó Mathias, quien además agregó: “me cuesta llevar la vida de un profesional, pero yo creo que todo es tiempo para poder acostumbrarme más que nada. Si lo llevo con tranquilidad y haciendo las cosas bien va a ser fácil”. Además, admite que sus padres Natalia y Diego son piezas fundamentales para sobrellevar su rutina: “estoy agradecido con ellos porque siempre me acompañan”.

A su edad, una de las cosas primordiales es el estudio, y es otro aspecto en el cual Mathias no tuvo otra opción que adaptarse. Y es acá donde se ve otro signo de madurez envidiable en él: lejos de cegarse por sus éxitos, de dejarse llevar por la comodidad de jugar en la primera división en su club y ser parte de la selección, decidió no abandonar el colegio: “este año arranque a hacerlo a distancia, por internet. Mucho mejor ya que no tengo tanto tiempo” expresó.

Asimismo, explicó cómo es que lo evalúan: “tengo que entregar trabajos prácticos por cuatrimestre e ir a rendir una vez por cada materia, que son cuatro por cuatrimestre”, y además confesó: “estoy en el último año, en quinto. Me va bien por suerte”. Lejos de escaparle a las responsabilidades, prefiere dejar de lado experiencias y salidas con sus amigos, como es el caso del viaje de egresados. “Decidí no ir a Bariloche porque me tenía que ir esta semana y con la Selección teníamos las dos finales de la Liga Sudamericana contra Brasil, así que preferí quedarme”, contó. Los brasileños, que finalmente se consagraron campeones, derrotaron por 6-0 y 4-3 al conjunto Sub 20 de la albiceleste. “Ojalá haya revancha en los Juegos”, se esperanza.

Con la intención de no desviarse del principal objetivo de este año, que son los Juegos Olímpicos de la Juventud, más allá de querer mantenerse en buen nivel en su club, Mathias hizo un análisis con respecto a la decisión de negarse a ir al tan esperado viaje como a tantas otras salidas: “me costó tomar la decisión más que nada por mis amigos, pero yo creo que lo que se vive con la selección no se compara con nada. Estoy muy tranquilo, con mis amigos voy a tener mil momentos más y sé que esta decisión va a ser mejor para mi futuro”, explicó.

Por último, el juvenil de Ferro contó cuáles son los objetivos de cara a los Juegos y qué es lo que el entrenador Matías Lucuix le pide a sus dirigidos: “Ganar. Los técnicos nos inculcaron eso, sea donde sea vamos a ir a ganar. El objetivo es la medalla dorada. Tenemos que aceitar cosas y vamos a estar muy bien”. Del mismo modo, analizó el estilo de juego del equipo y contó cuáles son sus principales características: “Somos un equipo que sabe sufrir y sabe sus limitaciones, en el cual cada uno se hace fuerte en el rol que cumple y en sus características. Me desempeño como ala defensivo y me defino como un jugador rápido y con buen remate”.


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