El entrenador argentino, al mando de Arabia Saudita en Estados Unidos 1994, sorprendió al mundo del fútbol.
El indio corría de acá para allá. Era medio salvaje, por eso le decían así. El apodo surgió cuando él jugaba en el sur de Rosario, por allá en la década del 60´, más específicamente cuando pasó de Newells a Vélez. La realidad es que Jorge nunca dejó de moverse. ¿Quién diría que de formar un club o dirigir a Independiente o Argentinos, pasaría a encabezar uno de los momentos más importantes de la selección de Arabia Saudita?
Argentina era gobernada por Carlos Saúl Menem, cuando un pedido muy particular tocó la puerta de la Casa Rosada. Fahd bin Abdulaziz al-Saúd, Rey y primer ministro, envió al embajador de Arabia a la Casa de Gobierno con una tarea especial: encontrar al entrenador ideal para el mundial de Estados Unidos. El presidente argentino le aseguró que conseguiría al mejor, y emprendió la búsqueda para cumplir su palabra.
En ese momento el primer nombre que resonó en aquella reunión fue el de Carlos Bilardo. Quien dijo que no por su pasado cercano con el seleccionado argentino y el subcampeonato en el Mundial 90. Entonces un encargado de la custodia presidencial nombró a Jorge. Le dijeron a Menem que él había jugado en River, enseguida aceptó, llamó al Rey y le dijo que le mandaba al mejor.
Así fue como Arabia Saudita fue una de las 24 selecciones participantes del Mundial de Fútbol 1994, realizado en Estados Unidos. Los saudíes formaron parte del grupo “F, junto a Países Bajos, Marruecos y Bélgica. En su primera clasificación perdió contra La Naranja, pero logró dominar a Marruecos y Bélgica y pasar a los octavos de final de la copa.
Aunque la caída en octavos contra Suecia significó el último escenario del sueño mundialista saudí, los Halcones Verdes quedaron en la historia en aquella clasificatoria: había sido la primera vez que la Selección Nacional de Arabia participaba en la competición. Y lejos de dejar una mala imagen, el mundo futbolístico había quedado atónito.
Ese histórico equipo, encabezado por el argentino, es considerado “el mejor del Reino”, ya que instauró en la sociedad una serie de buenos recuerdos, aun así luego de formar parte de otras cuatro ediciones.
Contra Bélgica, un emblemático gol del talentoso delantero Saaed Al-Owairan, idéntico al del Diego contra los ingleses, fluyendo con la pelota antes de media cancha, corrida de frente a todos los rivales, todos en el suelo, golazo que quedó inmortalizado en la gran campaña Saudí.
—¿Por qué no siguió en Arabia después del Mundial? –le preguntó el periodista Diego Borinski en una nota para la sección “100 preguntas a…” de La Nación-.
–Porque querían meternos jugadores. El fútbol es lindo porque todos creen que saben, y los árabes no eran la excepción. Mandó llamarnos el rey y querían meternos un 9 del que decían que era el Pelé árabe (…) tenía 37 años, y querían que lo pusiéramos contra Holanda (…) No lo pusimos y se pudrió todo. Al final fue la mejor campaña de Arabia en su historia y tuvimos que irnos, y nunca volvieron a llamarnos. El árabe está acostumbrado a que manda; mira de reojo si uno no le hace caso –se explayó Solari.
Actualmente, Arabia conforma junto a Argentina, Polonia y México el grupo “C” del mundial a disputar a fin de año en Qatar. Y será el primer rival del conjunto albiceleste el martes 22 de noviembre a las 7. Entre ambas selecciones, se cruzaron cuatro veces, empataron dos y la Albiceleste ganó los otros dos partidos.
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