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EL TRY FEMENINO


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El rugby femenino tuvo su explosión hace diez años. En Argentina pasó de haber tres clubes en la década de los 80 a los 16 de hoy. Hay torneos nacionales, internaciones y hasta un seleccionado femenino. ¿Cómo avanzaron las mujeres en un deporte con impronta masculina?

Por María Florencia García | @florgarciad

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No usan maquillajes, la transpiración moja sus camisetas y se muestran despeinadas. Saben cómo caer en cada golpe. Juegan más suave que los hombres, pero tacklean igual que ellos. No les interesa si se raspan o se golpean. Tampoco si tienen las piernas marcadas o no. Así son las mujeres que se enfrentan entre sí cada domingo.
En el rugby femenino hay un ambiente muy familiar. “Muchas son madres y llevan a sus hijos a cada partido para que las vean”, le contó a ETER Digital Micaela Braña, jugadora de Gimnasia y Esgrima de Ituzaingó.
No ocurría lo mismo en los años 80 donde el rugby era algo inconcebible para las mujeres. Hoy, Las Vikingas del club GEI y las chicas de Centro Naval de Núñez son las más antiguas, al ser dos de los primeros clubes en llevar la guinda bajo el brazo.
Pasaron 28 años desde que se formó el rugby femenino en GEI y se jugó el primer partido en la Liga argentina y sudamericana. Aunque fueron cuatro encuentros y se cortó. “En esa primera competencia habían aparecido los noticieros y estábamos en revistas como una novedad”, expresó Mónica Mottura, capitana de Las Vikingas. Luego, el rugby no prosperó.
En los comienzos de los 90 el club del oeste armó un nuevo proyecto y el rugby volvió a jugarse. Entonces, las chicas de GEI trabajaban en la semana de profesoras de educación física o de comerciantes y los domingos salían a la cancha. Aunque, el deporte nunca despegaba.
Micaela Braña empezó a jugar en Las Vikingas hace dos años y fue en el mismo momento donde comenzó a explotar el rugby femenino después de pelear, principalmente, con la Unión Argentina de Rugby.
Siempre eran las mismas jugadoras las que competían. Hoy, ya no pasa eso. Las chicas lograron ficharse y recibir una colaboración de la UAR, institución que les organiza un torneo a nivel país. “Antes todo dependía de cada jugadora, como por ejemplo los viajes al interior”, sostuvo Jennifer Barreiro, una de las pilares de GEI.
Las chicas tienen la misma reglamentación que los chicos. A diferencia de otros países, en Argentina se juega la modalidad Seven al no llegar al cupo de 15 jugadoras. “La modalidad Seven es más dinámica y tiene cualidades físicas que son más trabajadas”, explicó Braña.
Tackles, patadas, golpes, trys es lo que se observa los fines de semana. Sin embargo, en este deporte todavía tan masculina se las señala. Sin embargo, cuando no juegan, las rugbyes se maquillan, se pintan las uñas y les gusta vestirse bien. Si bien están las mujeres que tienen otra elección sexual, eso ya depende de cada una.
No solo aumentaron las jugadoras en el rugby, sino también los campeonatos. A fin de noviembre se jugará la tercera edición del Seven Femenino que se disputará en el Plumazo, en el Club Atlético Estudiantes.
El torneo de Paraná servirá como una oportunidad para reflexionar y analizar la violencia de género. El evento tiene como víctimas a muchas mujeres de las distintas provincias que participan. “El torneo se propuso para que funcione como un intercambio de realidades”, contaron sus organizadores, César Jamardo y Jorgelina Leite.
La idea surgió a partir del asesinato de Priscila Hartman, en Paraná, quien es una de las 295 víctimas del maltrato en Argentina. Priscila participó de la edición anterior de este torneo. Sus organizadores contaron que cada chica que asista la va a recordar porque es un hecho demasiado actual.
El tercer tiempo existe para ambos. Si bien los chicos son mayoría y también lo son en su presencia en los torneos, las mujeres han crecido y cada año aumentan las inscripciones y los campeonatos ¿Qué importa si el rugby es de los hombres o las mujeres?


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