El destacado relator riocuartense falleció hoy a los 63 años. Desde ETER Digital, recordamos a quien siempre será uno de nuestros referentes de la narración radial futbolera a través de una entrevista que realizó el año pasado uno de nuestros estudiantes.
Por Juan Manuel Otharán
El 2 de octubre de 1924 Argentina superó 2-1 a Uruguay en cancha de Sportivo Barracas. El radioaficionado Horacio Martínez Seeber y el cronista del Diario Crítica, Atilio Casime, relataron el partido por LOR Radio Argentina desde una tarima ubicada sobre los vestuarios. Desde ETER Digital, a 95 años del hecho, homenajeamos a representantes del relato deportivo, con un informe en el que cuentan sus experiencias.
El 16 de mayo de 1979 Osvaldo Wehbe se midió ante un micrófono por primera vez para transmitir un partido de manera oficial entre Boca y Peñarol por la Copa Libertadores. Y ese día, Armando Capurro marcó el 1 a 0 y se convirtió en el primer grito de gol del Turco por LV16 Radio Río Cuarto. Cuatro décadas después, el riocuartense, tras haber pasado por varias emisoras como Continental y Cadena 3, relata en Grupo Maradó y dialogó con ETER Digital sobre sus comienzos, sus vivencias y referentes en la profesión.
-¿Cuál es tu referente y el mejor de la actualidad?
-El referente de niño era Fioravanti cuando no existía la televisión y era todo radio. Una persona que utilizaba un lenguaje exquisito, no competía contra la televisión. Después apareció José María Muñoz y en la actualidad considero que el mejor sigue siendo Víctor Hugo Morales, aunque hay muchos y muy buenos.
-Contá tu principal cualidad.
-Mi principal cualidad es que ningún relato es igual. Trato de ponerle algo de impronta a cada uno y sin anotar, es algo que me surge. También es que sigo siendo hincha de fútbol y creo comprender lo que el hincha pretende escuchar. Lo hago sin mentirle y comentando lo que realmente está ocurriendo.
-¿Por qué casi no hay mujeres relatoras?
-Hay, pero es una cuestión cultural. Antes no se conocían las mujeres futbolistas y hoy hay un fútbol profesional femenino. Creo que una mujer puede relatar sobre todo en televisión y en la radio también, aunque se precise más dinámica, no hay ningún tipo de impedimento. Ya tenemos un montón de colegas que demostraron una gran capacidad como comentaristas o analizando el fútbol, creo que se va a ir superando en la medida que haya mujeres que quieran hacerlo y seguro las hay.
-¿Cómo te manejás con la objetividad?
-La objetividad no existe como tal, todo es subjetivo y pasa por el pensamiento de uno en la vida. Uno va a las canchas con un preconcepto de cómo será el partido, de qué jugadores le gusta y qué equipo juega mejor. Lo bueno es que el mismo partido te lo cambia. Lo que considero que no pasa en nuestra profesión es que esos preconceptos al periodista le cuesta cambiarlos por orgullo, si la semana anterior lo contradecía y eso es lo peor que puede pasar. A nadie se le va a caer una medalla por cambiar de opinión, sin caer en ser un panqueque; hoy el mejor, mañana el peor, el más grande al más bajo. El manejo de la subjetividad pasa por la honestidad intelectual de cada uno.
-Detallá las diferencias entre relatar para radio o para TV.
-Hay gran diferencia, aunque no se note hoy. Actualmente hay gran exigencia en los medios. A los relatores de televisión se les pide que lo hagan casi radialmente. El mejor relator de televisión es el que da los nombres de los que van llevando la pelota sin agregar demasiado, teniendo en cuenta que la gente lo está viendo el partido y eso me parece minimizar al espectador. La radio tiene mucha más magia. Pinta una escenografía distinta, mucho más adornado, pero sin caer en exageraciones. Creo que hoy los relatores de televisión son de radio y me gustaba más cuando hablaban menos.
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-¿Cómo llegaste al relato?
-Llegué cuando era chico, porque ponía once soldaditos o figuritas de cada lado y relataba todo a la siesta mortificando a los vecinos seguramente. Después las cosas se fueron dando, estudiaba derecho, hice los primeros años en Córdoba y me presenté en Radio Rivadavia en la corresponsalía cordobesa y empecé a trabajar casi de empleado doméstico, limpiando y dando una mano en lo que podía. En Río Cuarto precisaban un relator, yo pensaba en ser comentarista, pero se me dio y empecé en un Boca-Peñarol por la Copa Libertadores y traté de hacerlo sin imitar a nadie y comencé así hasta llegar a 11 mundiales, nada menos.
-Contá tu mayor logro y si te queda objetivo por cumplir.
-Creo que fue haber estado a la altura, habiendo inmensos relatores. Esa sensación de haber cumplido. Trabajé con Muñoz, con Víctor Brizuela, con Víctor Hugo, y creo haber estado a la altura de lo que me pidieron y lo que yo podía dar. Creo que estoy hecho. Poder hacerlo los fines de semanas y en Río Cuarto sin tener que viajar tanto lo disfruto mucho todavía.
-¿Qué se siente al relatar?
-El sentimiento del relato es ponerme en la piel del que te está escuchando, me emociona mucho un gran gol o una gran atajada. También me entristecen mucho algunas cosas que pasan en una cancha, como la violencia o que no puedan ir visitantes, por eso el relato es un sentimiento y cada vez que lo hago siento que me debo a uno o a miles que te están escuchando y trato de dar lo mejor. Me apasiona, me gusta y lo disfruto.
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