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El último rey de Portugal


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Eusebio es una de las leyendas más grandes del fútbol: ídolo de Benfica y se consagró en la Copa del Mundo de 1966 al lograr el tercer puesto. La vida de un jugador que se sienta en la mesa de los grandes.


“Oro, oro. Conseguimos Oro”, gritaba el entrenador de Benfica, Bèla Gutman, en cada entrenamiento mientras se maravillaban con el poder físico y técnico del jugador.

El oro que tanto anhelaban lo encontraron en la actual Maputo, capital de Mozambique, que en ese momento era la ciudad de Lourenco Marques en la colonia de África Oriental Portuguesa. Era un jugador fuera de serie, alguien que llevaría al club y al país hacia la gloria. Una perla negra.

Nació como Eusebio da Silva Ferreira el 25 de enero de 1942, aunque tuvo mil nombres. Nené fue el primero en el equipo amateur “OS Brasileros” que un entrenador de la zona había formado para que los chicos jugaran. En ese barrio negro de Mafalala donde jugaba descalzo, escapándose del colegio y del cual para salir hacia la zona blanca de la ciudad había que mostrar una documentación especial.

Se probó en varios clubes y logró quedar en Sporting Clube, club filial del Sporting de Lisboa que al ver su calidad le ofreció una chance, pero él veía a esa institución como racista, de la elite, él siempre quiso jugar en la vereda de enfrente, en Benfica.

En 1960 Eusebio fue embarcado en un avión rumbo a Portugal bajo el nombre de Ruth Malosso para que nadie se enterara dónde estaba. Tenían miedo que fuera secuestrado y obligado a firmar por el otro club. Al llegar al Viejo Continente comenzó una batalla legal de más de cinco meses para ver quien se quedaba con el pase del jugador. Benfica pudo firmarlo y el 13 de mayo de 1961 se inició la “leyenda de Ruth” con el club que lo llevó a ganar 16 títulos domésticos, una Copa de Europa en cuatro finales disputadas y a ser el máximo goleador del club con 473 goles en 440 partidos.

Todos sabían que estaban viendo un fuera de serie y en cada partido que jugaba los calificativos no alcanzaban. Pelé en esa época era el rey del fútbol, tanto en Santos como en la selección de Brasil, que ostentaba el bicampeonato del mundo, y claro, las comparaciones no son un invento nuevo. “El otro Rey, el Pelé africano”, decían las revistas de la época y hasta algunos se animaban a decir que Eusebio era mejor. “Di Stéfano era el número uno, el mejor de todos. Pelé fue como yo, que también marqué más de mil goles”, diría el propio Eusebio años después.

No quería ser comparado, la Pantera Negra, como lo apodaron un día en Wembley, quería formar su propia leyenda. Y en 1965 tuvo su recompensa al obtener el Balón de Oro al mejor jugador de Europa, siendo así el primer africano y el primer jugador de raza negra en conseguirlo. También obtuvo el segundo lugar dos veces y ganó la Bota de Oro en un par de ocasiones.

En 1966, en Inglaterra, Portugal jugaría su primer mundial de la mano de Eusebio y dejaría una vez más con la boca abierta al mundo del fútbol.  A los lusos les tocó el grupo de la muerte, ya que en él estaban Bulgaria, Hungría —muy potente en esa época— y el Brasil de Pelé, al que enfrentó en el último partido, donde Eusebio marcó dos goles y lo dejó afuera de los cuartos de final.

El 23 de julio se vio una de las mayores remontadas de la historia de los mundiales. A los 21 minutos del partido, Corea del Norte, que había dejado eliminada a Italia en fase de grupos, le ganaba 3 a 0 a Portugal, pero Eusebio despertó al equipo y marcó cuatro goles para el 5 a 3 que lo llevó a semifinales, donde perdería 2-1 con los locales a pesar de su descuento. Luego, marcó el noveno tanto, que lo convirtió en el máximo goleador de ese mundial, contra la Unión Soviética en el partido por el tercer puesto: los lusos ganaron 2 a 1 y lograron la mejor posición final de la historia.

La Leyenda que labró su nombre tuvo una vida donde las comparaciones siempre estuvieron presentes. Desde sus inicios como el nuevo Pelé hasta cuando Cristiano Ronaldo atravesaba uno de sus mejores momentos. La gente siempre cuestionó quién era mejor a lo largo de su carrera y luego de fallecido en 2014. Como si esa pregunta en sí respondiera algo.

Eusebio no dejó de mostrar su tristeza cuando en 2013 CR7 lo pasó en el segundo puesto de máximo goleador de su selección. Cristiano respondió cuando se formó esa polémica: “Él no debe estar triste por eso, los récords solo están para romperse. Pero al final Eusebio siempre será Eusebio”.


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