ENTREVISTAS
ENTREVISTA A AGUSTÍN D’ATELLIS

Por
ETER Digital
Le preguntamos, al economista y profesor de la UBA Agustín D’attellis, qué piensa sobre el modelo (o no modelo) económico actual del país y cómo lo ve a futuro… ¡escuchalo y enterate!
Por Alejandra Bruno, Brenda Lento Martín, Julieta Peréz, Leandro Díaz y Agustín Raggi
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ENTREVISTAS
Yamil “Chapu” Morales: “Hacer la música de uno es un camino de guerrero y yo quiero seguir guerreando”

Por
Rodrigo Reina
Chapu es músico, cantante, compositor, profesor de música y artista. Aunque, el día de la entrevista, trabajó en otra cosa. Entonces, ahora Yamil, prepara el mate y se pone a merendar.
Cuenta su día… se nota en su mirada que está cansado: hoy cavó pozos y trabajó arduamente, pero su simpatía siempre puede más. Para él, que es varios al mismo tiempo, todos los artistas de alguna manera u otra “buscan transformar el mundo”.
-¿De dónde viene tu apodo?
-Mi viejo por momentos. En un grupo al que voy me llaman así, dicen que “tengo que aprender a salir el personaje”. Chapu es una persona artística y Yamil es más el “yo” que queda entre las cuatro paredes de mi casa. El apodo viene de chiquito, porque me comparaban con Chapulín Cardetti. Poca gente me llama por mi nombre, pero se está dando más que la gente diga: “Hola, Yamil”.
-¿Cómo comenzó tu incursión en la música? ¿De dónde viene ese gusto?
-Mamá era locutora, siempre escucho rock, Charly o Fito Páez. Recuerdo de ir a lo de mi tío, tenía un mini componente y escuchar Queen, Madonna, Michael Jackson y La Bersuit. Papá nos cantaba con la guitarra, él escucha mucho folclore. Había mucha música en casa.
-¿Cuál fue tu primer instrumento?
-El piano. Mi hermano tenía una banda, se olvidaron el teclado y empecé a tocar. Es un método rústico, cavernícola. Entendí cómo era la posición de los acordes, me di cuenta que sonaban. Después me enteré que es visualmente el instrumento más fácil de tocar, no es que tenés que andar calculando por cejilla o semitono, está explicado visualmente.
-Aprendiste con Adrián Lucci, músico de folclore y música clásica. También con Miguel De Ipola “Chucky”, tecladista de Los Piojos. ¿Qué enseñanzas te dejaron cada uno?
-Adrián fue más técnico e institucional. Entendí que el músico puede estudiar toda la vida. Chucky me enseñó a tener confianza en la “flasheada”. Valoro mucho a la gente que muestra lo que hace.
La música no tiene que ver con la complejidad, si no con lo que transmite. Podés hacer una canción con dos acordes y no tiene por qué estar bien hecha, sino que tiene que transmitir algo.
-¿Qué le dirías a una persona que toca y canta, pero no se anima a mostrarse?
-Que la abuela o la madre lo van a ir a ver. Si no, seguí igual, sin bronca y sin odio, hay un montón de cosas hermosas en el arte. Si tenés canciones, no las dejes en tu casa, tráelas para compartir y que aprenda a convivir con la frustración. Que decirlo en voz alta ayuda a que pase. Hay que darle bola a la salud mental, la frustración son ratitos y la podés cambiar.
-Uno de tus mayores éxitos es La Biga Alada. ¿Cómo nació el grupo?
-Primero éramos cinco, empezamos a sumar y la rockeamos. La carrera musical tiene un montón de brazos, un montón de ramas, esto de querer hacer la música de uno es un camino de guerrero y yo quiero seguir guerreando.

-La banda hizo shows en reconocidos lugares de CABA. ¿Cuál fue el show más importante?
-Hace poco tocamos en el Konex, La Trastienda, Uniclub, Marquee, Makena. Teloneamos a La Delio Valdez, a Nonpalidece y estuvimos en “Perros de la Calle”; también en San Andrés de Giles. Disfruté todos los shows, es un momento de conexión entre la banda y la gente. El público de La Biga toca junto con nosotros.
-En 2018 sale “Por algún Lío (La cumbia de Messi)”, ajeno a su género, ¿cómo surgió esto?
-Somos cumbieros también. La canción habla de amor y de, ¡qué atrevido bardear a Messi! Debe ser de los argentinos más perfectos que existió, como Maradona. Es muy importante hacer noble el oficio de periodista, porque podés crear controversia en la gente que genera amor, hay gente como Lionel Messi que genera mucho amor. El buen periodista también debería generar amor. La buena persona siempre genera amor.
-Estuviste en grupos con distintos géneros. ¿Cuál es tu género musical más definido?
-Empecé tocando rock, después cumbia. Luego, a tocar canciones mías que no me identificaban ni en la cumbia ni el rock. Tuve esa mezcolanza de niñez que me terminó convirtiendo en un poli-amor de la música en general.
-¿En qué te inspirás para escribir tus canciones?
-No tengo un método, me inspira todo. Cuando tengo ansiedad busco inspiración. Es un salvavidas para amortizar, quizás, lo feo del mundo e intento de transformarlo. Creo que todos los artistas buscan transformar el mundo. Así terminé haciendo una canción a mi hermana, a mi perro, de contenido social, a las adicciones, al amor, a las mujeres. Por momentos me pongo en primera persona, en otros en una persona pseudo-omnisciente y en otras situaciones en tercera persona.
-¿Cómo te organizas para componer, ensayar, trabajar y tu vida privada?
-Estos últimos días no tengo mucho tiempo, pero me hago un espacio para tocar. Es un momento de soledad, de introspección, algo ermitaño por momentos. Hago canciones desde la alegría, el dolor, la tristeza, la armonía, la paz, la guerra, el odio o la vergüenza; no es un solo canal.
-Del Barrio Prado, de donde sos, salieron muchos músicos locales. ¿Qué opinás de eso?
-Es una fortuna, no solo del barrio, si no de San Antonio de Areco. Creo que falta un impulso municipal, hay una ausencia cultural tremenda. El que canta otro género que no tenga que ver con folclore y tango, no tiene espacio para nada.
Hay que escuchar todo género, al idioma argentino en todo caso, porque tradición es todo y una de las palabras que asocio con tradición, es el respeto.
-La banda está en un impasse, ¿qué proyectos tenés?
-Estoy grabando como solista; estoy en un momento de introspección, de buscar serenidad, calma, paz. Lo estoy grabando en Master of Puppets. Ya grabé tres canciones.
También planeo armar una nueva banda… empieza con Chapu Morales, pero no sé en qué contexto. Que la gente esté atenta, ETER, tu viejo, el barrio, todos… No me importa de dónde vengas, es un mensaje con mucho amor, mucho cariño, poniendo el 100% de mi alma, de mi cuerpo.
Yamil “Chapu” Morales tocando en San Antonio de Areco. Créditos: Daniela Núñez Correa.
-¿Dónde te ves de acá a 10 o 15 años?
-Amándome. Es lo único que quiero hacer hoy; no puedo mirar más, vivo solo por hoy. De acá a 10 o 15 años, si estoy, ojalá que sea queriéndome para poder querer bien a los demás y tener un amor responsable.
-Hoy me dijiste que a veces soy Yamil o Chapu. ¿Quién sos ahora?
-Yamil. Vengo de mulear (trabajar), es la realidad. La vivo con alegría, por más que haya ganas llorar por momentos.
En el escenario soy más “Chapu”. Es mi cuota de amor para el mundo. Antes, quizás, era todo el tiempo Chapu. Hoy en día me siento mucho tiempo yo, Yamil. Es un garrón por momentos, porque no me gusta todo el tiempo. A mí me encantaría tener esa vida de tocar todos los días, pero no es así y lo acepto.
-¿Qué le dirías al Chapu de hace 20 años?
-No cometería errores que me hicieron tropezar y que se han vuelto un problema, me quedo con lo lindo de la infancia, caminar las calles, pedir facturas, jugar a la pelota, la gomera. Los chicos tienen que ser felices.
-Si tuvieras que ponerle un título a la entrevista, ¿cuál sería?
-Futuro fracaso del éxito de mi corazón.
*Estudiante de la carrera de Periodismo y Producción de contenidos a distancia.
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Ornella D’Elia: “El INCAA es autárquico, la idea de querer eliminarlo es ideológico”

Por
Sol De Matteo
La joven actriz opinó que los constantes intentos de atropello del gobierno de Javier Milei contra la cultura son también “una forma de matar nuestra historia”.
Ornella D’Elia (21) nació en Mar del Plata y creció en Tigre, donde se enamoró de la actuación. Promesa del cine y la TV argentina, a quien comparan mucho en las redes sociales con Angelina Jolie, hoy la rompe en la serie “Camaleón: el pasado no cambia”, donde interpreta a Delfina y comparte pantalla con La China Suárez y Pablo Echarri.
Anteriormente, protagonizó la película Los sonámbulos (2019) y participó en las novelas La 1-5/18 (2021) y Buenos chicos (2023), producidas por Pol-ka. También actuó en La ira de Dios (2022), entre otros proyectos.
-¿Cómo describirías la situación de la industria audiovisual hoy? ¿Creés que está recibiendo el apoyo necesario por parte del Estado?
-Hubo todo un tema inmenso con el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA). El INCAA es autárquico, la idea de querer eliminarlo es ideológica. Yo creo que hay cosas que van más allá de la financiación. Es una decisión política, es una censura permanente. Con la cultura no se juega así, y es también una forma de matar nuestra historia, porque para muchos es lo que nosotros somos, entonces ahí hay algo más allá político, que es más bien emocional.
-¿Sentís que este momento está más relacionado a decisiones políticas y económicas que con cuestiones artísticas?
-Sí, porque hay personas que se quedaron sin laburo, que tienen hijos, familia, y necesitan seguir adelante. Me importa mucho lo que está pasando con el cine, con mis colegas, mis amigos y la gente que quiero. Deseo que tengan oportunidades, que no la estén pasando mal y que algo que se construyó durante muchos años con tanto amor, esfuerzo y tanta vida puesta en esos proyectos quede completamente desvalido, por debajo de la baldosa.
-¿Cómo cambió la representación de las mujeres en la industria audiovisual?
-Qué difícil esta pregunta. Siento que desde que arranqué a actuar hasta este momento. En mi opinión, el cambio, o por lo menos me veo a mí, es que estamos más plantadas.
-A la hora de seleccionar un proyecto, ¿te inclinás por el guión, el director, el elenco, el mensaje que da? ¿Qué considerás que es lo más importante?
-Me fijo mucho en el guión, porque claramente es lo que va a llevar la historia. Pero también creo en quién está a cargo del proyecto; si me siento cómoda con esa persona, no me importa no conocerla. Si hay algo en su personalidad o en su forma de trabajar que se complementa con la mía, para mí eso es lo más importante.
-¿Cuál fue el proyecto que más te interpeló hasta el momento?
–Los Sonámbulos, una película que hice con la directora Paula Hernández, me desafío bastante a nivel personal y profesional. Era una niña y el personaje pasó por un montón de cosas muy fuertes. Cuando leí el guión y cuando lo trabajamos con la directora y con la directora de casting María Laura Berch era impactante leerlo y actuarlo también.
-¿Por qué? ¿Qué recordás de ese personaje?
-No me olvido más que estábamos en el Festival de Mar del Plata, la película había terminado y la gente seguía sentada en la butaca y las mujeres de las primeras filas lloraban. Cuando se levantaron y me vieron, me abrazaron y sentí como cuando una persona está desgarrada y te dice ‘gracias’. No lo podía creer eso. Lo recuerdo como un buen momento, como algo lindo.
-¿Cómo preparás un personaje? ¿Ponés cosas tuyas?
– Siento que todo lo que alguna vez le di a un personaje existe en mí. La actuación tiene eso: te permite encontrarte todo el tiempo con algo nuevo, y ese algo siempre sos vos. Cuando estoy ensayando, en ese momento me pasa mucho que capaz salgo a la calle siendo ese personaje para ver también cómo me mira la gente, o me siento en una plaza para analizar cómo miro y no solamente lo que le pasa a los demás, sino cómo es que voy sintiendo cuando estoy en ese personaje y qué me sucede.
-¿Qué pasa con el después de una escena?
-Yo no puedo hacer una escena y estar desconsolada llorando, o de repente gritando en un ascensor, y cuando el director o la directora dice ‘corte’ que esté todo espectacular. Hay algo que te atraviesa. Y si no sentiste nada, no podés transmitir y eso se ve después cuando mirás una película, serie o lo que sea. Cuando ves a un personaje que está muy emocionado y no está llorando con lágrimas, pero realmente te llega. Eso busco transmitir.
-¿Cómo te llevás con las redes sociales?
-Las redes sociales son muy conflictivas porque nos creemos todo lo bueno y todo lo malo. No son parámetro de nada. Yo estuve con un montón de ataques de pánico y ansiedad, y nadie nunca en las redes sociales se enteró de que estaba pasando por ese momento. Era un espejo de una miserable realidad.
-Te comparan mucho con Angelina Jolie en las redes. ¿Cómo te sentís con eso?
-(Risas) Es verdad, me da un poco de vergüenza porque ella es una bomba, es la mujer más linda, pero no sé si me pasa algo específico.
-¿Tenés algún proyecto que puedas adelantar?
-Sí. Hay estrenos, muchas cosas lindas que todavía no salieron y que las estoy esperando con ganas. Una película de Luis Ortega, una serie y otra película. Después también hay bastantes cosas por apostar en España, que están ahí, pero prefiero ser más prudente con eso.
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Florencia Rodríguez: “Hoy el celular es el tercero en discordia en muchas relaciones”

La tecnología proporciona acceso inmediato a información, permite formar comunidades y compartir intereses. Sin embargo, su uso excesivo se asocia a una mayor probabilidad de presentar patologías de salud mental.
En la era digital en la que vivimos, la tecnología forma parte del día a día de millones de personas, principalmente de los más jóvenes. Sobre el impacto que tienen las redes sociales, la licenciada en Psicología, Florencia Rodríguez, dice que perjudican las habilidades sociales ya que, cada vez más, “abundan los vínculos virtuales líquidos, superficiales”.
Ella se especializa en parejas, dependencia emocional y adicciones; a la vez que se enfoca en el comportamiento de los más jóvenes y sus vínculos. Además de profesional de la salud, es docente y creadora de contenido desde su cuenta personal.
-¿Cómo repercute la tecnología en los vínculos?
-A nivel vincular, cada vez es más difícil conectarse en relaciones cara a cara. Muchos mantienen vínculos virtuales líquidos, superficiales, y desarrollan cada vez menos sus habilidades sociales. Además, logran terminar una relación con tan solo un clic. Hoy el celular es el tercero en discordia en muchas relaciones.
-¿Se puede desarrollar adicción a la tecnología y las redes sociales?
–Sí, hoy se habla mucho de adicción a la tecnología. El uso de las redes sociales está generando un gran impacto a nivel personal y vincular. Por un lado, tener varias aplicaciones abiertas en simultáneo y recibir estímulos visuales, sonoros e información, genera un aumento en los niveles de dopamina, ocasionando un vínculo adictivo con el uso de los dispositivos.
Cada vez se necesita más tiempo en pantalla para generar el mismo efecto, como si fuera una droga. Además de que el uso excesivo de pantallas hace que estemos en varios lugares al mismo tiempo, menos en el presente, en el aquí y ahora. Hoy, vamos a un recital y en lugar de disfrutar el momento, nos preocupamos porque nuestro tema favorito quede grabado en el celular. Entonces, en definitiva, no estuvimos en el recital.
-¿Esto se puede relacionar con patologías como la ansiedad o depresión?
-Sí, totalmente. La repetición de este circuito genera altos niveles de ansiedad y depresión. Todo pasa a ser aburrido fuera de las pantallas, y nos desconectamos cada vez más de nuestros vínculos y de nosotros mismos.
-¿Qué beneficios dirías que tiene el uso de la tecnología?
-El mayor beneficio es que podemos acceder a conocimiento sobre alguna temática específica o a un servicio de calidad desde cualquier parte del mundo. Cuestiones que, antes, para muchos eran inaccesibles. También nos permite estar informados de la realidad y de movimientos de diferentes países del mundo.
-¿Y respecto al ámbito social?
-En cuanto a lo social, pienso que posibilita el armado de redes de apoyo, contención y también permite compartir intereses. Se generan muchas comunidades a través del uso de la tecnología.
-¿Cuál es el impacto que tiene el uso de la tecnología en los adolescentes?
-Hoy todo está en internet, los chicos cada vez tienen menos herramientas para resolver problemas cotidianos, ya que no se preocupan en buscar los recursos, obtienen la respuesta rápida en Google. Esto se ve reflejado hasta en las tareas, hoy en día hay muchos docentes que cuando corrigen trabajos prácticos notan que se hicieron con Inteligencia Artificial (AI). En definitiva, se terminan viendo afectadas muchas de nuestras capacidades: el lenguaje, la concentración, la memoria…
-¿Cuáles son las edades más vulnerables para sufrir las consecuencias de un uso indebido?
-Si bien los adolescentes de entre 12 y 16 años son los más vulnerables a los efectos perjudiciales de las plataformas, todos los que no reciban acompañamiento y límites de parte de sus padres pueden sufrir las consecuencias de un uso indiscriminado. Hoy vemos muchos padres ocupados, pero pocos abocados a la crianza o brindando tiempos de calidad.
-¿Cómo debería ser el rol de los padres? ¿Deberían estar presentes o controlar el contenido al que acceden sus hijos?
-Los padres son quienes deben regular el uso de las tecnologías según la edad. Y, sobre todo, deben enseñar con el ejemplo: si ellos están todo el tiempo hiperconectados, ¿cómo pedirle a sus hijos lo contrario? Deben limitar la cantidad de aplicaciones descargadas en los dispositivos, el tiempo de uso y utilizar las restricciones de edad de cada aplicación. Y también informar y educar para prevenir el grooming.
-Últimamente se está viendo un aumento en los casos de apuestas online.
-Sí, sobre todo en hombres. Cada vez hay más casos de ludopatía y se está dando en edades más bajas. Las aplicaciones de juegos o canales de apuestas virtuales son verdaderamente un problema. Los padres les dan a los hijos el uso libre de la tecnología sin ningún tipo de moderación, y esto los habilita a tomar este tipo de riesgos.
-¿Se observan diferencias entre hombres y mujeres en el uso de las redes y otros entornos tecnológicos como los videojuegos?
-Sí, las mujeres son más usuarias de las redes sociales. Los hombres también utilizan mucho los videojuegos.
-¿Por qué creés que se da la diferencia de género?
–Los hombres suelen estar más tiempo hiperconectados porque, en general, son quienes desarrollan menos recursos a nivel emocional, son más evitativos. Y precisamente el celular es una herramienta que les permite evitarse, no conectar con lo que les pasa. También se combina con que son más inmaduros emocionalmente y utilizan los videojuegos para continuar alojados en ese lugar de niños, para evadir las responsabilidades.
-¿Y en las mujeres?
-A las mujeres se les juegan más cuestiones de autoestima a través de las redes. Prevalecen mayormente los sentimientos de envidia y la competencia con otras mujeres, que lleva a una búsqueda constante de aprobación externa.
-¿Aprobación externa en forma de likes?
-Sí. Hace poco Instagram incluyó una opción para no visualizar los likes. Hoy, todo se negocia por un like. La pregunta es: ¿cuál es el límite?
*Estudiante de la carrera de Periodismo y Producción de contenidos a distancia.
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