ENTREVISTAS
“ES UNA TORTURA PENSAR QUE SI NO GANÁS NO SERVÍS PARA NADA”

El futbolista Ignacio Bogino recorre su carrera deportiva a la par de sus intereses artísticos y cuenta cómo es la convivencia entre esas disciplinas.
Por Agustín Palmisciano
Los libros se precipitan sobre los estantes como los hinchas sobre el alambrado. En el centro de la escena Ignacio sale jugando con la cabeza levantada esquivando las patadas mientras tira paredes con los mejores autores que se le acercan. A sus 33 años, el defensor central de Brown de Adrogué y de recorrido por distintos clubes de Primera, se siente cómodo ante la tranquilidad que ofrece el lugar, lejos de los insultos comunes de una cancha de fútbol, con música de fondo que acompaña el pintoresco escenario que ofrece la madera y los libros. En una mesa con la iluminación justa se juega un partido de palabras sin perdedores. El escenario no es coincidencia. “No es lo mismo tener una charla en una cancha de fútbol que en una librería”.
—¿Cómo conviven los gustos artísticos con tu carrera cómo futbolista profesional?
En el ambiente del fútbol profesional se cree que hay que vivir pensando y consumiendo solo fútbol, como si fuera el único alimento formativo. Así me fui criando, con un poco de culpa por mis gustos por la pintura y la literatura. No los podía integrar porque estaba mal visto. Con el tiempo me di cuenta que mis inquietudes artísticas me nutrían y me hacían mejor jugador y persona. El fútbol también es una expresión artística porque hay un hecho cultural donde se junta gente a verlo y hay un espectáculo. Cuando pude integrar mis gustos me sentí mucho más completo.
—¿Tuviste inconvenientes por tener inquietudes “incompatibles” con el mundo del fútbol?
Está marcado tácitamente y muchas veces te llega. Hay técnicos que te pueden llegar a decir algo si te ven con un libro, te miran mal. Al principio sentí natural tener que apartar mis gustos personales. De grande pude romper con eso y ser una persona más completa. Me parece que dedicarse exclusivamente a algo, como si no hubiese variante o distintas maneras de ser no sirve. Cuando estuve en Patronato fui a un taller de pintura y empecé a ver desde una forma académica la manera de encarar esa profesión. Me escapaba de la concentración para ir al taller. En Temperley encontré compañeros con inquietudes parecidas e hicimos un programa de Radio y nos empezamos a alimentar de esas cosas. Después me separé, y tuve mucho tiempo en mi casa y me volqué de lleno a eso porque era la manera de sostenerme en la soledad. Pero la más importante fue cuando me pude hacer fuerte en el vestuario y pude decir lo que soy, no quería imponer nada, simplemente mostrar que además del fútbol me gusta dedicarme a otras cosas como la lectura y la pintura.
—¿Cuándo empezaste a perder el miedo a mostrar que además del fútbol tenes otros intereses?
Cuando mi hermana tuvo un accidente, hace 4 años. Ahí cambió todo y empecé a buscar la tranquilidad personal. Sentí que me tenía que reinventar y alimentar de todo lo que me hacía bien y fue ahí que perdí totalmente el miedo de perder los privilegios del fútbol y fue en ese momento de cercanía con la muerte cuando vi lo absurdo y lo frágil que es la vida, y que el fútbol es un poco de ficción y un circo montado.
—¿Cómo fue la relación con tus compañeros a partir de la influencia de la literatura y ese universo artístico que forma parte de tu personalidad?
Fueron muchos planteles y siempre hay conflictos de poder donde todos quieren jugar. Seguramente no he sabido manejar situaciones y he sido pedante en algunos momentos pero también fui aprendiendo de mis errores y traté de no imponer. Al principio quería regalar libros y me di cuenta que no era la manera, que cada uno elige su camino y se va forjando. Es importante escuchar más que repetir. Cuando hablas, siempre repetís lo que sabes, si es que sabes, y sino hablas al pedo. Empecé a tener esa posición y me sentí más cómodo y ahora estoy en un lugar donde saben cómo soy, me respetan y me dejan ese espacio y yo también hacia los demás.
—¿Te pasa que te dicen “vos no sos futbolista”?
Sí, Me encanta. Me encanta que me digan que no soy algo. Muchas veces chocan mucho los mundos. Voy al taller de escritura y hablamos de literatura y al otro día a entrenar y es otra lógica y otra manera de hablar, y está bueno alimentarse de las dos. Porque el fútbol también me sirve para la Literatura, como leer y pintar me sirven para jugar al fútbol.
—¿Te ayuda a tener un mejor rendimiento deportivo abstraerte del fútbol a través de la radio, la pintura o la literatura?
Sí. Esa es la alimentación de la que hablo. Creo que es necesario generarse espacio para bajar a la tierra, que llegue otra información y abrir otros caminos. La lectura y la escritura me sirven para adquirir otra experiencia y buscar una voz personal con todo lo que me dio el fútbol y así buscar generar una identidad como escritor. También está la radio, donde ahora no estamos haciendo, pero si no me animaba a hacer el programa no me hubiese animado a escribir. Además logramos generar una voz propia dentro del fútbol, conocer gente del periodismo deportivo que no conocía y lograr una identidad. Todo esto hace que lo otro pierda peso y te ayuda a reconocer que es un deporte donde se puede ganar o perder, los resultados son aleatorios. Es bastante torturador pensar que si no ganas no servís para nada. Esa lógica me hizo perjudicar a mucha gente que tenía al lado y poderme volcar a otras cosas me hicieron bajar a la tierra y sentirme más tranquilo.
—¿Cómo convivís con la violencia y las presiones propias del fútbol?
No lo hago. Lo anulé. No digo que no me llegue, pero a mí me tocó descender en Central, cuando era muy chico y recién empezaba. Soy de Rosario y no podía salir a la calle, es como si se terminara el mundo. Después me tocó descender con Temperley y entendí que todo es un proceso y que el club había crecido un montón y que había sido parte de ese proceso. No hay una muerte y no son tan importantes las victorias y las derrotas porque al fin de semana siguiente volvés a jugar, y el torneo que viene también, y si lo tenes que hacer desde el Nacional B, no pasa nada. Con respecto a la violencia me hace muy mal ver que hay todo un montaje para que suceda, como si fuese la causa de todo para vender más. Es horrible. Es lo peor que puede pasar, por eso no tengo cable, miro solo los partidos que quiero. Obviamente canales deportivos no consumo y me hace estar más tranquilo. Voy y disfruto el juego.
—¿Cómo te llevas con el periodismo que se focaliza en el show en vez de otras cuestiones?
Para mí es un asco, daña al deporte, genera presión, violencia a través de la obtención de resultados como pasó con el River Boca en la Final de la Libertadores y todo eso hace que el fútbol sea cada vez más feo porque si hay tanto en juego, que te dicen que es de vida o muerte, ¿que lugar va a haber para que alguien tire un caño o alguien disfrute? No hay libertad para jugar tranquilo porque es todo bastante corrosivo en ese aspecto y todo lo que veo que no me alimenta o no me hace crecer lo dejo de lado. Para mí ahora lo más importante es jugar, disfruto de eso, es mi trabajo, me mantiene económicamente y no me interesa nada figura en un lugar.
—¿Cómo ves el fútbol actual con la mediatización y partir de los intereses económicos que se manejan?
Hay que entender que el que tiene el verdadero poder en el fútbol somos los jugadores, si no hay jugadores no hay negocio. Pero parece al revés, no solo parece que tenemos miedo a los periodistas y que queremos participar del show, tiene que ser todo lo contrario. Nosotros tenemos que habilitar para que ellos vengan a un lugar noble y que después de un partido los jugadores se puedan dar un abrazo y demostrar que es un deporte.
—¿Cómo te manejaste con esa burbuja que genera la fama en los jugadores?
Es como la voracidad del ego. Aparece algo ficticio que empieza a ser una burbuja que se va haciendo cada vez más finita, más sensible, y cualquier cosita que te toque en ese “lugar de grandeza”, enseguida explota. El trabajo más importante del jugador es nunca dejar de sentirse un ciudadano común y corriente aunque te hagan sentir especial, todo se termina en algún momento. En mi caso cuando me empezó a molestar lo dejé porque me confundía y me focalicé en mi trabajo. Además empezar a estar en otros ambientes y conocer otra gente también me ayudó para alimentarme de otra cosa y salir de ese lugar donde todo es difícil de sostener, eso forma parte de uno de los problemas del retiro, nunca te cuestionaste nada y de golpe ya no sos más ese famoso que decían, no te ponen más likes en redes sociales y el verdulero no te regala más nada.
—¿Debería haber mayor articulación con la educación en el deporte?
Sí, porque ahora está separado el cuerpo de la mente por decirlo de alguna manera. Hay que juntar el intelecto y el cuerpo, no solo dentro de la cancha, sino fuera porque el jugador de fútbol ocupa un lugar importantísimo y lo hace también en la vida, cuando se viste, cuando camina por la calle o comprándose un auto. Entender eso es importante porque hay que hacerse cargo del rol que uno ocupa, el fútbol da mucho privilegio pero también responsabilidades.
—¿Cómo surge la idea de firmar junto a más de 100 deportistas el apoyo a un candidato presidencial?
Lo más importante es que se pudo manifestar en un papel. Estas personas que no sienten, que tienen plata y que no hablan de nada toman una posición política, solo les importa lo que pasa al lado y esa burbuja se rompe automáticamente. Conmigo se comunicó Seba Vidal, fui compañero de él en Patronato y milita en “La Cámpora”, es una persona muy comprometida, siempre ha estudiado y desarrollado en Ciencias Políticas. Me mandó un mensaje con la idea y le dije que lo apoyaba porque me parecía importante. La situación del país no da para más y mucha gente está sufriendo mucho y más allá de las ideologías, yo tampoco creo que la fusión política del peronismo sea la adecuada para el país como yo lo deseo, pero hay que salir de la miseria y la única fuerza que puede sacar este modelo es ese y me pareció la mejor posibilidad. Hay muchos jugadores reconocidos que lo pensaron y no lo quisieron hacer porque tienen miedo de perder privilegios, pero me pareció una movida muy importante.
—¿No hablar o manifestarse implica una postura?
Obvio. Cuando te dicen “yo de política no hablo”, estas ejerciendo un poder espantoso porque justamente es para que se aprovechen de uno. Sin hablar de lo partidario, todo gesto es política. De cualquier manera que lo hagas, como te vistas o lo que sea, estás haciendo política entonces los neutros por así decirlo, no sirven de mucho y hay cosas urgentes que desarrollar y todas las posturas tienen un peso que desarrollar.
—¿Cómo ves el progreso del fútbol femenino?
Creo que se está avanzando mucho gracias a jugadoras que le pusieron el cuerpo durante mucho tiempo y ojalá sea cada vez más un espacio abierto donde todos puedan desarrollarse hasta llegar al fútbol mixto, que creo que es el paso más lógico. Entender que el fútbol se pueda llegar a jugar entre todos, seguro yo no lo voy a ver.
—¿Realmente crees posible un fútbol sin distinción de género?
Cada cual tiene sus características. Yo soy jugador con todo lo que me rodea, con los libros, mis limitaciones y mis virtudes pero entender que solo porque “sos más fuerte”, es una característica que te pone por encima del otro es porque está mal encajado. Si habría un límite de lugares, 5 varones y 5 mujeres se haría una estrategia distinta y todo sería más amplio y diverso. Armar un fútbol donde se pondría en una posición a alguien por la rapidez, a otro por la sensibilidad en el otro. Que las características de uno hagan al espectáculo y ojalá se dé, me parecería lo más natural. Los chicos cuando son chicos juegan todos juntos entre ellos, después de grandes les sacan el lugar o le dan la pelota a los varones pero todos tienen las ganas de jugar sin distinción de sexo.
ENTREVISTAS
Ornella D’Elia: “El INCAA es autárquico, la idea de querer eliminarlo es ideológico”
La joven actriz opinó que los constantes intentos de atropello del gobierno de Javier Milei contra la cultura son también “una forma de matar nuestra historia”.

La joven actriz opinó que los constantes intentos de atropello del gobierno de Javier Milei contra la cultura son también “una forma de matar nuestra historia”.
Ornella D’Elia (21) nació en Mar del Plata y creció en Tigre, donde se enamoró de la actuación. Promesa del cine y la TV argentina, a quien comparan mucho en las redes sociales con Angelina Jolie, hoy la rompe en la serie “Camaleón: el pasado no cambia”, donde interpreta a Delfina y comparte pantalla con La China Suárez y Pablo Echarri.
Anteriormente, protagonizó la película Los sonámbulos (2019) y participó en las novelas La 1-5/18 (2021) y Buenos chicos (2023), producidas por Pol-ka. También actuó en La ira de Dios (2022), entre otros proyectos.
-¿Cómo describirías la situación de la industria audiovisual hoy? ¿Creés que está recibiendo el apoyo necesario por parte del Estado?
-Hubo todo un tema inmenso con el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA). El INCAA es autárquico, la idea de querer eliminarlo es ideológica. Yo creo que hay cosas que van más allá de la financiación. Es una decisión política, es una censura permanente. Con la cultura no se juega así, y es también una forma de matar nuestra historia, porque para muchos es lo que nosotros somos, entonces ahí hay algo más allá político, que es más bien emocional.
-¿Sentís que este momento está más relacionado a decisiones políticas y económicas que con cuestiones artísticas?
-Sí, porque hay personas que se quedaron sin laburo, que tienen hijos, familia, y necesitan seguir adelante. Me importa mucho lo que está pasando con el cine, con mis colegas, mis amigos y la gente que quiero. Deseo que tengan oportunidades, que no la estén pasando mal y que algo que se construyó durante muchos años con tanto amor, esfuerzo y tanta vida puesta en esos proyectos quede completamente desvalido, por debajo de la baldosa.
-¿Cómo cambió la representación de las mujeres en la industria audiovisual?
-Qué difícil esta pregunta. Siento que desde que arranqué a actuar hasta este momento. En mi opinión, el cambio, o por lo menos me veo a mí, es que estamos más plantadas.
-A la hora de seleccionar un proyecto, ¿te inclinás por el guión, el director, el elenco, el mensaje que da? ¿Qué considerás que es lo más importante?
-Me fijo mucho en el guión, porque claramente es lo que va a llevar la historia. Pero también creo en quién está a cargo del proyecto; si me siento cómoda con esa persona, no me importa no conocerla. Si hay algo en su personalidad o en su forma de trabajar que se complementa con la mía, para mí eso es lo más importante.
-¿Cuál fue el proyecto que más te interpeló hasta el momento?
–Los Sonámbulos, una película que hice con la directora Paula Hernández, me desafío bastante a nivel personal y profesional. Era una niña y el personaje pasó por un montón de cosas muy fuertes. Cuando leí el guión y cuando lo trabajamos con la directora y con la directora de casting María Laura Berch era impactante leerlo y actuarlo también.
-¿Por qué? ¿Qué recordás de ese personaje?
-No me olvido más que estábamos en el Festival de Mar del Plata, la película había terminado y la gente seguía sentada en la butaca y las mujeres de las primeras filas lloraban. Cuando se levantaron y me vieron, me abrazaron y sentí como cuando una persona está desgarrada y te dice ‘gracias’. No lo podía creer eso. Lo recuerdo como un buen momento, como algo lindo.
-¿Cómo preparás un personaje? ¿Ponés cosas tuyas?
– Siento que todo lo que alguna vez le di a un personaje existe en mí. La actuación tiene eso: te permite encontrarte todo el tiempo con algo nuevo, y ese algo siempre sos vos. Cuando estoy ensayando, en ese momento me pasa mucho que capaz salgo a la calle siendo ese personaje para ver también cómo me mira la gente, o me siento en una plaza para analizar cómo miro y no solamente lo que le pasa a los demás, sino cómo es que voy sintiendo cuando estoy en ese personaje y qué me sucede.
-¿Qué pasa con el después de una escena?
-Yo no puedo hacer una escena y estar desconsolada llorando, o de repente gritando en un ascensor, y cuando el director o la directora dice ‘corte’ que esté todo espectacular. Hay algo que te atraviesa. Y si no sentiste nada, no podés transmitir y eso se ve después cuando mirás una película, serie o lo que sea. Cuando ves a un personaje que está muy emocionado y no está llorando con lágrimas, pero realmente te llega. Eso busco transmitir.
-¿Cómo te llevás con las redes sociales?
-Las redes sociales son muy conflictivas porque nos creemos todo lo bueno y todo lo malo. No son parámetro de nada. Yo estuve con un montón de ataques de pánico y ansiedad, y nadie nunca en las redes sociales se enteró de que estaba pasando por ese momento. Era un espejo de una miserable realidad.
-Te comparan mucho con Angelina Jolie en las redes. ¿Cómo te sentís con eso?
-(Risas) Es verdad, me da un poco de vergüenza porque ella es una bomba, es la mujer más linda, pero no sé si me pasa algo específico.
-¿Tenés algún proyecto que puedas adelantar?
-Sí. Hay estrenos, muchas cosas lindas que todavía no salieron y que las estoy esperando con ganas. Una película de Luis Ortega, una serie y otra película. Después también hay bastantes cosas por apostar en España, que están ahí, pero prefiero ser más prudente con eso.
ENTREVISTAS
Florencia Rodríguez: “Hoy el celular es el tercero en discordia en muchas relaciones”
La tecnología proporciona acceso inmediato a información, permite formar comunidades y compartir intereses. Sin embargo, su uso excesivo se asocia a una mayor probabilidad de presentar patologías de salud mental.

La tecnología proporciona acceso inmediato a información, permite formar comunidades y compartir intereses. Sin embargo, su uso excesivo se asocia a una mayor probabilidad de presentar patologías de salud mental.
En la era digital en la que vivimos, la tecnología forma parte del día a día de millones de personas, principalmente de los más jóvenes. Sobre el impacto que tienen las redes sociales, la licenciada en Psicología, Florencia Rodríguez, dice que perjudican las habilidades sociales ya que, cada vez más, “abundan los vínculos virtuales líquidos, superficiales”.
Ella se especializa en parejas, dependencia emocional y adicciones; a la vez que se enfoca en el comportamiento de los más jóvenes y sus vínculos. Además de profesional de la salud, es docente y creadora de contenido desde su cuenta personal.
-¿Cómo repercute la tecnología en los vínculos?
-A nivel vincular, cada vez es más difícil conectarse en relaciones cara a cara. Muchos mantienen vínculos virtuales líquidos, superficiales, y desarrollan cada vez menos sus habilidades sociales. Además, logran terminar una relación con tan solo un clic. Hoy el celular es el tercero en discordia en muchas relaciones.
-¿Se puede desarrollar adicción a la tecnología y las redes sociales?
–Sí, hoy se habla mucho de adicción a la tecnología. El uso de las redes sociales está generando un gran impacto a nivel personal y vincular. Por un lado, tener varias aplicaciones abiertas en simultáneo y recibir estímulos visuales, sonoros e información, genera un aumento en los niveles de dopamina, ocasionando un vínculo adictivo con el uso de los dispositivos.
Cada vez se necesita más tiempo en pantalla para generar el mismo efecto, como si fuera una droga. Además de que el uso excesivo de pantallas hace que estemos en varios lugares al mismo tiempo, menos en el presente, en el aquí y ahora. Hoy, vamos a un recital y en lugar de disfrutar el momento, nos preocupamos porque nuestro tema favorito quede grabado en el celular. Entonces, en definitiva, no estuvimos en el recital.
-¿Esto se puede relacionar con patologías como la ansiedad o depresión?
-Sí, totalmente. La repetición de este circuito genera altos niveles de ansiedad y depresión. Todo pasa a ser aburrido fuera de las pantallas, y nos desconectamos cada vez más de nuestros vínculos y de nosotros mismos.
-¿Qué beneficios dirías que tiene el uso de la tecnología?
-El mayor beneficio es que podemos acceder a conocimiento sobre alguna temática específica o a un servicio de calidad desde cualquier parte del mundo. Cuestiones que, antes, para muchos eran inaccesibles. También nos permite estar informados de la realidad y de movimientos de diferentes países del mundo.
-¿Y respecto al ámbito social?
-En cuanto a lo social, pienso que posibilita el armado de redes de apoyo, contención y también permite compartir intereses. Se generan muchas comunidades a través del uso de la tecnología.
-¿Cuál es el impacto que tiene el uso de la tecnología en los adolescentes?
-Hoy todo está en internet, los chicos cada vez tienen menos herramientas para resolver problemas cotidianos, ya que no se preocupan en buscar los recursos, obtienen la respuesta rápida en Google. Esto se ve reflejado hasta en las tareas, hoy en día hay muchos docentes que cuando corrigen trabajos prácticos notan que se hicieron con Inteligencia Artificial (AI). En definitiva, se terminan viendo afectadas muchas de nuestras capacidades: el lenguaje, la concentración, la memoria…
-¿Cuáles son las edades más vulnerables para sufrir las consecuencias de un uso indebido?
-Si bien los adolescentes de entre 12 y 16 años son los más vulnerables a los efectos perjudiciales de las plataformas, todos los que no reciban acompañamiento y límites de parte de sus padres pueden sufrir las consecuencias de un uso indiscriminado. Hoy vemos muchos padres ocupados, pero pocos abocados a la crianza o brindando tiempos de calidad.
-¿Cómo debería ser el rol de los padres? ¿Deberían estar presentes o controlar el contenido al que acceden sus hijos?
-Los padres son quienes deben regular el uso de las tecnologías según la edad. Y, sobre todo, deben enseñar con el ejemplo: si ellos están todo el tiempo hiperconectados, ¿cómo pedirle a sus hijos lo contrario? Deben limitar la cantidad de aplicaciones descargadas en los dispositivos, el tiempo de uso y utilizar las restricciones de edad de cada aplicación. Y también informar y educar para prevenir el grooming.
-Últimamente se está viendo un aumento en los casos de apuestas online.
-Sí, sobre todo en hombres. Cada vez hay más casos de ludopatía y se está dando en edades más bajas. Las aplicaciones de juegos o canales de apuestas virtuales son verdaderamente un problema. Los padres les dan a los hijos el uso libre de la tecnología sin ningún tipo de moderación, y esto los habilita a tomar este tipo de riesgos.
-¿Se observan diferencias entre hombres y mujeres en el uso de las redes y otros entornos tecnológicos como los videojuegos?
-Sí, las mujeres son más usuarias de las redes sociales. Los hombres también utilizan mucho los videojuegos.
-¿Por qué creés que se da la diferencia de género?
–Los hombres suelen estar más tiempo hiperconectados porque, en general, son quienes desarrollan menos recursos a nivel emocional, son más evitativos. Y precisamente el celular es una herramienta que les permite evitarse, no conectar con lo que les pasa. También se combina con que son más inmaduros emocionalmente y utilizan los videojuegos para continuar alojados en ese lugar de niños, para evadir las responsabilidades.
-¿Y en las mujeres?
-A las mujeres se les juegan más cuestiones de autoestima a través de las redes. Prevalecen mayormente los sentimientos de envidia y la competencia con otras mujeres, que lleva a una búsqueda constante de aprobación externa.
-¿Aprobación externa en forma de likes?
-Sí. Hace poco Instagram incluyó una opción para no visualizar los likes. Hoy, todo se negocia por un like. La pregunta es: ¿cuál es el límite?
*Estudiante de la carrera de Periodismo y Producción de contenidos a distancia.
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ENTREVISTAS
Agustín Gómez Sanz: “La Revista Lazer era internet sin internet”
El primer redactor de la mítica revista de cómics y anime argentina habla sobre el legado que dejó la publicación respecto del humor y la cultura japonesa.

En julio de 1997, Leandro Oberto y Pablo Ruiz, fundadores de la editorial Ivrea, sacaron a la luz la Revista Lazer. La publicación tenía características que la diferenciaban del resto, como por ejemplo, su lenguaje coloquial muy marcado, su humor y, más adelante, el correo de lectores en el que se mantenía una conversación con quienes enviaban sus cartas a la editorial.
A los pocos números de salida Agustín Gómez Sanz es contactado por Leandro para que, en principio, sea colaborador. Este llamado lo convirtió en uno de los primeros redactores de la revista hasta el año 2006, tres años antes del cierre de la publicación. A su vez, esto desembocó en su temprano ingreso a Ivrea donde se encargó de traducir múltiples mangas al español.
-¿Cómo fue el momento en el que pasaste de escribir un artículo a ser redactor de la revista?
-Leandro necesitaba información sobre los nombres de los personajes de Sailor Moon. Él sabía de mis conocimientos en japonés por lo que me pidió si podía escribir un pequeño apartado. Al siguiente número me pidió dos notas y para el próximo ya escribíamos la revista mitad y mitad.
-¿Era muy difícil conseguir información sobre un producto tan lejano?
-El acceso a la información era muy restringido y esporádico. No había internet prácticamente y la que había era muy lenta. Incluso Windows a veces no sabía cómo interpretar el japonés en las páginas web. Justamente la falta de información sobre el idioma fue el motivo por el cual yo pude entrar.
-¿En qué se basaban para elegir los temas?
-Tratábamos de estar al tanto de qué se iba a publicar, qué era lo próximo a salir. Había muy pocos estrenos pero teníamos relación con los canales que iban a emitir las cosas. La idea de que alguien pudiera ver una serie completa de punta a punta en ese entonces era muy extraño así que nos encargabamos de brindar las guías de capítulos.
-¿Y la elección de los especiales en qué se basaba?
-La idea de los especiales surge porque las notas primero se hacían de a pedazos. Llegabas a contar la información que había hasta el momento que escribías pero con el paso del tiempo quedaba obsoleto y había que hacer una nota más del tema. Nos dimos cuenta que podíamos compaginar todo en una revista especial. Al principio surgió como un rejunte. Después fue más hacer una enciclopedia que incluya todo lo referido hasta el momento.
-Dentro del humor que manejaba la revista se usaban muchas imágenes con texto simple, ¿podrían considerarse los primeros memes?
-Yo me fui haciendo cargo de la parte humorística de la revista. Contaba con una carpeta que tenía millones de imágenes sobre Japón entonces surgió la idea de crear una sección que sea la imagen con un epígrafe y se empezaron a dar chistes recurrentes. No creo que sean los primeros memes pero si es un poco lo que hoy es el lenguaje de internet.
-¿De dónde surge el característico lenguaje coloquial que usaban en la revista?
-Era una decisión editorial muy fuerte. Una regla que habíamos marcado para todos los redactores junto con el no hablar en primera persona. La idea era hacer una nota objetiva, sin decir qué te gusta y qué no, como si te la estuviera contando un amigo.
-¿Sentís que la revista influyó en el crecimiento de la cultura japonesa en el país?
-Todos los que formamos Lazer estábamos ubicados en un momento específico y preciso que generó que la Lazer sea internet sin internet. Servimos para dar a conocer y masificar, pero no podemos decir que el crecimiento fue por lo que nosotros hicimos. Quizás si no estaba la Lazer pasaba igual. Fue más una sincronía que una causa y efecto. Es innegable que hubo una explosión de la cultura japonesa; y si ayudamos a que eso pasara, fantástico. Pero no somos una de las razones por las que eso sucedió.
-¿Llegaron a tener impacto fuera de Argentina?
-Llegaban cartas tanto de acá como de otros países de Latinoamérica. Nos planteamos cómo sería publicarla afuera, pero lo que hacía especial a la revista era esa personalidad que uno sentía que conocía a la persona con la que estaba hablando. Si la publicabamos afuera había que hacerlo con gente local que diera justamente esa localidad.
Primera edición de la Revista Lazer del 7 de julio de 1997.
-¿Cómo era el proceso para elegir qué cartas de lectores se publicaban?
-Leandro recibía las cartas y se fijaba qué podía funcionar más en el “Correo de lectores”. La idea era que se dé una conversación. No se censuraba nada. Se buscaba qué era lo más interesante que podía surgir tanto por la carta recibida como por la respuesta que se le pudiera dar en la revista.
-¿Cómo lograron sobrevivir a la crisis del 2001?
-Para Lazer no fue un problema en el sentido de que la información seguía estando disponible mientras hubiera fondos. Gracias a que Ivrea publicaba mangas en España podíamos seguir editando sin problemas acá y, además, la revista en ese entonces tenía un éxito bastante grande.
-¿Influyó la censura que solían recibir los animes en la televisión a la hora de informar sobre los mismos?
-Nosotros mostrábamos lo que no se mostraba en la televisión. Era una forma de mostrar la diferencia cultural, el mostrar que allá se veían cosas que acá la gente se volvía loca por tapar u ocultar y no pasaba nada. Era mostrar cuál era el producto original.
-¿Llegaron a tener problemas por derechos de autor o por licencias?
-En esa época se podía publicar mientras dijéramos que los derechos eran reservados e indicar a quién le pertenecían. Podíamos movernos un poco más sueltos siempre y cuando este ese disclaimer en los créditos dando a entender a quien correspondían las imágenes pero no, no se pagaban derechos.
-Si la revista Lazer se publicará hoy, ¿qué crees que sería diferente y que podría mantenerse igual?
-Nada podría ser lo mismo, hacerla de igual manera hoy no tendría sentido. Todos los temas que nosotros tratábamos de volver mainstream son el mainstream de hoy en día. El problema ya no sería la información sino cómo presentarla y qué información elegimos contar.
La información es tanta hoy en día que dejó de ser lo importante. El juego hoy está en crear un contexto. Conectar y explicar las referencias que contextualizan. La información está en todos lados, darle contexto sería el servicio hoy en día. Habría que darle una vuelta de rosca a los datos que ya existen dando vueltas.
*Estudiante de la carrera de Periodismo y Producción de contenidos a distancia.
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