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FÚTBOL REGISTRADO


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Primer paso para la profesionalización del fútbol amateur. La C será la primera categoría en profesionalizarse. Forma parte del proyecto que pretende extenderse a los deportistas de las divisionales más bajas. Les permitirá acceder a una obra social, tener aportes jubilatorios y seguridad laboral.

Por Nadir Cannolo (@Cano_arg); María Dellavalle (@PiniDellavalle); Víctor Doat (@VictorDoat); Natalia Konradi (@NatalyKonrad); Julieta Mosqueira (@J_Mosqueira)

A partir de enero de 2014, los clubes de la Primera C del fútbol argentino deberán registrar los contratos de sus respectivos planteles profesionales. El proyecto fue tratado entre Futbolistas Argentinos Agremiados (FAA), la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) y los máximos dirigentes de la divisional. “Luego del receso de verano y cuando los torneos se reanuden, los equipos de la C deberán, obligatoriamente, registrar los contratos de todos los jugadores”, afirma el titular de FAA, Sergio Marchi.

La profesionalización implica que los deportistas que militan en la cuarta categoría del fútbol local contarán con todos los derechos laborales que un trabajador en blanco posee, como aportes jubilatorios y cobertura médica.

El proyecto comenzó a hablarse por lo bajo en los pasillos de la AFA hace aproximadamente cuatro años, pero tomó fuerza en los últimos dos meses a raíz del fallecimiento del jugador de Laferrere, Héctor Sanabria, en un encuentro que su equipo disputaba ante Lamadrid. “Cuando se fue Héctor, comenzó a hacerse un debate más profundo. Los jugadores reconocen que se hacen estudios mínimos. Además, hay que aclarar que la C es fútbol y obviamente es un deporte de alto rendimiento”, argumenta Damián Trillini, periodista del ascenso para TyC Sports.

La situación contractual de los futbolistas de la C es diferente a las categorías superiores: el arreglo económico corre por cuenta de la buena voluntad de la dirigencia de los clubes. Muchas veces, el pago figura como viáticos, lo que implica, entre otras cosas, que no tienen cobertura médica. “El registro de los contratos es algo que los jugadores pedían; les va a dar no sólo un contrato, sino seguridad laboral, una obra social, un sustento”, afirma Trillini.

Foto 1Dock-Sud
Dock Sud, club de Avellaneda, juega en la Primera C

No todos los clubes cuentan con un departamento médico instalado en sus instituciones y, muchas veces, sus jugadores no son sometidos a los exámenes correspondientes para chequear si pueden practicar un deporte de alto rendimiento.  “La idea que tenemos es, por intermedio de AFA, una pensión médica a los jugadores, pero hoy no estamos en condiciones. La idea es estirarlo para principio del año que viene”, asegura Edgardo Guerrero, presidente de la Primera C y del club Talleres de Remedios de Escalada.

Además, los clubes que integran esta categoría no cuentan con el ingreso económico que perciben las divisiones superiores, por ejemplo, las televisaciones, que atraen patrocinadores; el aporte del Estado; capitales privados, entre otros.  Al respecto, Guerrero remarca: “Ojalá se federalice la televisación, porque ver la publicidad de los clubes da la posibilidad de venderlas más caras y además genera mayor repercusión.”

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Entrenamiento doble turno

El ingreso económico que tiene un jugador de la C no le permite vivir sólo del fútbol. Por eso, para llegar a fin de mes deben complementar los entrenamientos con un trabajo adicional. Guillermo Bogado juega de delantero en el club Luján, entrena tres horas diarias de lunes a viernes y, finalizada la práctica, es operario en la fábrica de su padre.  “Muchas veces regulamos en el trabajo para poder entrenar y llegar lo mejor posible a los partidos”, afirmó Bogado, y aclara: “La mayoría de los jugadores tenemos otro trabajo porque la C no paga tan bien como para vivir sólo de esto”.

Además enfatiza en la importancia de tener un sueldo en blanco: “Yo creo que se va a poder. Hoy todos los arreglos son de palabra y profesionalizar la categoría va a ser mucho más serio para la C y para los que jugamos.”

También, a raíz de la muerte de Sanabria, Bogado puso en jaque los exámenes médicos de la categoría: “Juego desde los 17 años y ahí fui a que me hicieran los exámenes en AFA para el apto físico. Pasado eso, rara vez me sometieron a exámenes. Dos veces nomás, y tengo 31 años actualmente.”

Por su lado, Gerardo Gómez tiene 22 años y juega de defensor lateral derecho en club Club Dálmine, que integra desde que tiene cinco años. Si bien ahora su club juega en la B Metropolitana, cuando aún no habían ascendido de categoría debía mantener múltiples trabajos. “Aparte de fútbol, mientras estaba en la C, me la rebuscaba: trabajé en escuelita de fútbol, repartía revistas de Cablevisión y fui ayudante en colonias de verano. Además, estudié durante dos años el profesorado de educación física”.

Foto 2 Berazategui
Berazategui tiene 38 años de vida como club y actualmente juega en la C

Y no era el único que lo hacía: sus compañeros también debían buscar formas alternativas para generar ingresos. “Algunos de mis compañeros también trabajaban porque el sueldo en la C no era como para poder vivir solamente con eso”, se sincera. Sin embargo, cuando ascendieron de categoría, sólo él siguió teniendo un trabajo paralelo. “Hoy en día, en la B metropolitana, sigo con la escuelita, pero mis compañeros sí se dedican sólo al futbol, porque ya es profesional”, concluye.

 

  Primera B Nacional Primera B Metropolitana Primera C
Profesionalizado No
Servicio Médico No
Contratos En blanco En blanco En negro
Entrenamientos Intensivos Intensivos Amateur
Televisación No
       

 


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