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LA CENICIENTA DEL MUNDIAL


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Islandia, el país más diminuto en jugar un Mundial, consiguió su ticket para Rusia 2018 gracias al apoyo de su público, un verdadero jugador Nº 12.

Por Lucas Thiele

Lunes 9 de octubre de 2017. Es de noche y el triunfo ya fue conseguido. Se encienden bengalas. Los espectadores, levantan los brazos formando una V y esperan. Jugadores, cuerpo técnico y médico se acercan a la tribuna lateral de la derecha. Atrás quedó la histórica victoria por 2-0 frente a Kosovo, con goles de Gylfi Sigurdsson y Johann Gudmundsson, en el Laugardalvollur Stadium de Reikiavik.
El camino a la clasificación al Mundial de Fútbol de Rusia 2018 duró un año y cuatro días. El comienzo fue a 4.375 km de la capital islandesa, más precisamente en Kiev, Ucrania. Un 5 de septiembre de 2016, la capital ucraniana fue el punto de partida de esta historia, el resultado de ese primer partido fue un empate 1-1. Luego siguieron dos partidos como locales. La “Tierra de Nieve”, traducción de Snaeland (primer nombre que tuvo la isla), los recibió con esperanzas luego de lo que fue el rendimiento en la Eurocopa 2016, en la que llegaron a eliminaron a Inglaterra para alcanzar los cuartos de final. Las victorias 3-2 ante Finlandia, el 6 de octubre de 2016, y 2-0 ante Turquía, tres días después, dejaban a Islandia en la cima del Grupo I de la clasificación europea, junto con Croacia.
Otra vez, viajar a Europa del Este. En esta ocasión, hacia la península balcánica. 4.037 km separan a las capitales islandesa, Reikiavik, de la croata, Zagreb. Esa distancia se volvió aún más grande luego de la victoria de Croacia por 2-0, el 12 de noviembre de 2016. Casualmente, el azar quiso que estas dos selecciones se volvieran a encontrar en el Mundial, ya que compartirán el Grupo D, junto con Argentina y Nigeria.
Llegó el año 2017 y el 24 de marzo fue la fecha para retomar la clasificación europea. Otra vez, un viaje a los Balcanes para disputar la quinta fecha: 4792 km tuvieron que viajar hasta Shkoder, Albania, para enfrentar a Kosovo. ¿Por qué el partido se tuvo que disputar en territorio albanés? Porque en Kosovo no tiene un estadio reglamentario para disputar partidos FIFA. La victoria fue 2-1 para los islandeses y el siguiente partido era frente a Croacia, como locales. El fútbol, y la victoria, volvieron a Reikiavik el 11 de junio de 2017. Islandia debía ganar para volver a la cima del Grupo I y, por qué no, para vengar la derrota de visitantes. Y lo hizo. En un partido muy sufrido, en el que los croatas estaban consiguiendo un empate valioso, el gol de Hordur Magnusson, en el minuto 90 para el 1-0 que catapultó a los islandeses a la primera posición de la clasificación.
Pero la felicidad y la primera colocación duraron poco. Los 3332 km recorridos hasta llegar a Tampere, Finlandia, parecieron fatales luego de la derrota 1-0 del 2 de septiembre de 2017. Pero no había lugar para lamentos, ya que tres días después recibieron a Ucrania. El triunfo por 2-0 y la victoria de Turquía sobre Croacia, por 1-0, volvieron a colocar a Islandia en la cima, junto con los croatas.
La última doble fecha FIFA fue la confirmación de Islandia como clasificado a su primer Mundial. Viajaron 5520 km, la mayor distancia de la saga, hasta Eskisehir para enfrentar a Turquía y golearon por 3-0, el 6 de octubre de 2017. Pero esto no fue todo: el empate, en el último minuto, de Finlandia visitando a Croacia dejaba a Islandia puntero, en soledad, faltando una fecha para terminar la clasificación europea. Con ganarle a Kosovo, como local y ante su gente, se aseguraban el pasaje a Rusia 2018.
Y eso fue lo que sucedió el 9 de octubre de 2017. Todos lo vivieron como un hecho histórico y lo festejaron agrupándose frente a una tribuna del estadio con el ritual vikingo. Un simpatizante, con una camiseta que dice “Big Glacier 2018” en la espalda, sostenía un bombo. Otro, a su izquierda, dio dos golpes en el mismo. El silencio se hizo presente en el estadio. Plantel y cuerpo técnico islandés estaban frente a la gente. El capitán del equipo, Aron Gunnarsson, lideró el festejo. “¡UH!” y un aplauso se escuchó en todo el estadio. El eco fue enorme. Cuatro segundos después, otros dos golpes al bombo, otro grito y otro aplauso de los 40.000 islandeses presentes (más del 10% de la población total del país). Los repiques y aplausos se continuaron cada vez con más velocidad, más intensamente, para terminar en una ovación y gritos de celebración. Islandia logró su primera clasificación a un Mundial de Fútbol. En Rusia buscará demostrar que esto no fue una casualidad.


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