El ex futbolista y entrenador, forjado como tal en Argentina, el país de la picardía, vivió la experiencia de ser director técnico en Suiza, el país más neutral del mundo. ¿Qué pasa con un argentino en tierras helvéticas?
Por Ignacio Galimberti y Agustín Pacios
Nació el 23 de mayo de 1953 en Esmeralda, pueblo de la provincia de Santa Fe. Como futbolista, fue un trotamundos: debutó en Sportivo Belgrano, pasó por Colón, Independiente (donde fue ídolo absoluto y ganó todo), Estudiantes, Nantes de Francia, Toluca de México, y Sion de Suiza. En su faceta como entrenador, volvió al “Rojo” y estuvo en otros tantos equipos. Pero hoy vamos a tocar uno en especial: La selección Suiza; conjunto que le dejó sensaciones de todo tipo.
Fue el treinta de junio del año 2000 cuando Trossero renunció al FC Lugano, club Suizo que disputaba la Súper Liga de dicho país. En la temporada disputó 36 fechas, de las cuales gano trece. Por su parte, en la Copa Suiza, quedo eliminado en la tercera ronda, al perder 3-1 frente al Lausanne Sport. Dichos resultados derivaron en la partida de Trossero y también en su curiosa llegada al mando de la selección nacional de Suiza. El desafío que se le presentaba era importante: clasificar al mundial. El que se venía era el del 2002, con sede en Corea-Japón. Si bien los resultados no se le habían dado en su club anterior, dieron frutos las relaciones que pudo entablar en dicha estadía. “El trato fue muy bueno”, expresó. Tal fue así que el catorce de julio del 2000 asumía como DT de la selección. Suiza compartió grupo con Rusia, Eslovenia, R.F de Yugoslavia, Islas Feroe y Luxemburgo. De los diez partidos que disputó, ganó cuatro, perdió también cuatro, y empató dos. Culminó la eliminatoria con catorce puntos en su haber y terminó cuarto en el grupo, pero solo accedían los primeros dos. Suiza tenía un gran equipo. Más allá de los resultados, generó un equilibrio tanto en ataque como en defensa. De hecho, los partidos que no salió victorioso fueron cerrados y no por más de un gol de diferencia. Dos de los cuatro que ganó, lo hizo convirtiendo cinco goles. Su actuación no fue mala, pero no gano los partidos que tenía que ganar. Renunció luego de perder frente a Eslovenia por 1-0 de local. Sea cual sea la razón, ese partido fue el punto de inflexión por lo que inmediatamente renunció al cargo y voló para Argentina y así sumarse a Independiente como entrenador. “Fui un pelotudo. Como dije, soy de ida y vuelta. Tenía contrato hasta el 2002 pero por la clasificación perdimos dos partidos claves de local, contra Eslovenia y contra Rusia. Los dos uno a cero. Faltando siete minutos y el otro faltando solo uno. Ellos querían renovar el contrato porque el equipo venía jugando muy bien. Lo dejé para volver a Independiente”. Enzo comentó que se arrepintió por tal decisión: “Fue una locura, no lo pensé. Sé dio así”. Afirma que toda su familia le insistía con quedarse, pero en corto momento, estaba firme con la decisión que había tomado. Si algo queda claro de la estadía de Enzo Trossero en Suiza es que hizo jugar bien a su equipo, logro que no parecía factible antes de que asumiera. Logró darle un toque de equilibrio y buen juego a una selección que hasta el día de hoy es competitiva y da batalla a cualquier otro país. De igual a igual.
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