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LA DÉCADA DEL PEOR ESTRÉS


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Según los expertos, el lapso de edad que ronda el medio siglo, es el momento de más tensión de la persona. Los problemas familiares y laborales predominan.

Por Uriel Birnbaum (@urielbir)

Según un estudio de D´Alessio IROL, entre los 45 y 55 años las personas sufren los mayores niveles de estrés. Ricardo Iacub, titular de la cátedra de Tercera Edad y Vejez de la Facultad de Psicología de la UBA, afirma: “Hay estudios que indican que a los 50 se produce el pico de menor felicidad. Hay una sensación de mucho peso, irritabilidad y una necesidad de compararse con el otro. Las tensiones se enfocan en cuestiones laborales, familiares y corporales. El individuo tiene una sensación de que su vida se está redondeando y, en muchos casos, se le dificulta continuar”.
“Estas sensaciones se pueden asociar a que muchas de estas personas tienen a sus padres mayores en una frágil situación y pueden ser objeto de cuidado. Es la etapa en que aparece el cambio de trabajo, por estar tanto tiempo en el mismo, y hay mayor temor al fracaso”, indica Iacub.
Clara Levcovitch, 49 años, administrativa de una empresa de tarjetas de crédito, vive en el barrio porteño de Villa Crespo, cuenta su historia de todos los días: “La principal situación que me pone nerviosa es la económica. Me cuesta llegar a fin de mes y les tengo que dar de comer a mis dos hijos. Mis padres son otro problema, los dos están grandes y los tengo que atender como si fueran también mis hijos”. Levcovitch, angustiada por esta sensación, siguió: “Me fastidia y sufro las reacciones de mis padres para conmigo. Aparte, sus estados de salud cambiantes me generan incertidumbre”.
La licenciada Beatriz Goldberg, experta en crisis individual, también dio su punto de vista y atribuye los problemas a cuestiones biológicas: “La mujer está en el período de la menopausia y el hombre atraviesa la andropausia, que son similares. Sufren parecidos síntomas: irritabilidad, compiten permanentemente con el otro y se ponen más objetivos de lo que pueden cumplir. Hay mucha sobreexigencia personal. Es por todo esto que entre los 45 y 55 años se sufre el mayor estrés”.
Goldberg, escritora de más de 10 libros sobre psicoanálisis, se refirió al término “Burnout” y mencionó que puede aparecer cuando el ser humano se inyecta demasiada presión, con la implícita capacidad de desarrollar problemas físicos y psíquicos. “Este es el momento en que la persona tiene que parar sí o sí, porque de lo contrario lo hace por una enfermedad, que le puede marcar el límite”, concluyó la profesional con pasado en el hospital neuropsiquíatrico Borda.
Además, el asesor de la Dirección Nacional de Políticas para Adultos Mayores, Iacub, advirtió sobre otra emoción en las personas que rondan el medio siglo: ”Empiezan a aparecer preguntas existenciales, asociado a que gran parte de la vida ya pasó. Lo que queda es menos y el reloj cambia de sentido. En lugar de pensar para adelante, aparecen pensamiento asociados a cuántos años quedan por vivir”.
La cuestión corporal no es menos importante en esta crisis y sus muestras están a la vista. Según indica el investigador de la Universidad de Buenos Aires, el cuerpo empieza a sentir el límite. Tras observar su crecimiento durante tantos años, éste puede empezar a quejarse. “Hacés un deporte y podés llegar a sentir un dolor que antes no estaba. Podés observar que ves menos, que escuchás menos. El cuerpo está más quebradizo”, concluye el autor de cinco publicaciones a su nombre.
Goldberg, conferencista en ferias, hospitales, colegios y universidades, analizó que hay personas en esta década fallecen en un partido de tenis o jugando al fútbol por imponerse más esfuerzo físico del que en realidad debían asumir.
Sandra Alvarez, 53 años, maestra de primaria, residente en la zona norte de la Capital Federal, aportó sus sensaciones: “Cuando estoy muy estresada me siento en una situación límite y con ganas de dormir y apartarme de todo. Por estos tiempos me ocurre bastante seguido”. Alvarez aclara que es muy perfeccionista y obsesiva. Dice, a modo de ejemplo, que el día debería tener 100 horas para llegar a hacer todas las tareas. “Me influye muchísimo la familia y el trabajo, pero trato de que cada vez me pegue menos”, cuenta.
Goldberg, con más de 30 años de trayectoria, dejó consejos para vivir más felices y sentenció: “Es importante para estos hombres y mujeres armar redes de contención, con gente de la misma edad, en donde charlen y se acompañen mutuamente. Lo ideal sería no ponerse metas tan altas para no frustrarse”.


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