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CULTURA

¿Las redes sociales están transformando el hábito de lectura en los jóvenes?

Mientras muchos adultos se lamentan por el supuesto “desinterés” de los jóvenes por la lectura, las redes sociales están gestando una revolución. En plataformas como Instagram y Tik Tok, la lectura se redescubre desde lo digital. Videos cortos, reseñas estéticas, desafíos de lectura y creadores carismáticos que funcionan como puente entre los libros y las nuevas generaciones de lectores.

Lejos de alejarse de los libros, son cada vez más los jóvenes que se acercan a la lectura por caminos fuera de lo tradicional. Ya no se trata solo de leer por obligación escolar o de seguir una lista de clásicos: ahora el encuentro con la literatura ocurre en scrolls y en recomendaciones personalizadas.

Leer para compartir, compartir para leer

A partir de la pandemia y el crecimiento del fenómeno “BookTok”, la comunidad lectora de Tik Tok, surgió una nueva figura: los bookfluencers, creadores de contenido especializados en literatura. Mediante contenido breve como reels, videos o carruseles recomiendan libros, comparten reseñas, arman rankings y dialogan con sus seguidores sobre tramas, personajes y emociones. 

Encontraron un nicho que hasta ese momento no estaba siendo explotado, el de los jóvenes en busca de contenido ágil, cercano y sincero. Los lectores comenzaron a seguir a creadores que mostraban sus lecturas del día a día, sus géneros preferidos, autores que merecen más reconocimiento o títulos olvidados. Así nacieron comunidades alrededor de sus cuentas, que hoy no solo comparten recomendaciones, sino también formas de habitar la lectura.

Este fenómeno se encarna en creadoras como Camila Ochoa, mejor conocida como @america.vespucia, y Emily Casais, @emilybookishbooks, dos de las tantas voces activas en el universo de la recomendación literaria en redes. Son pares que invitan a leer desde la experiencia. Ambas coinciden: los jóvenes no están leyendo menos, están leyendo distinto.

Fuente: Perfil de Instagram de Camila Ochoa

Fuente: Perfil de Instagram de Emily Casais

En sus cuentas, reciben mensajes que confirman el alcance y la potencia de su trabajo. Emily suele recibir consultas de personas que quieren empezar a leer, ya sea en inglés o en español, y que buscan una primera recomendación para adentrarse en ese mundo nuevo. Asegura que, después, le cuentan que les gustó y los ayudó a engancharse con la lectura. A Camila le pasa algo similar: madres o tías le escriben pidiéndole consejos para que sus hijos o sobrinos comiencen a leer. Esta clase de mensajes son los que les gustan recibir y las llevan a pensar “por esto lo hago”.

Desde su rol de mediadoras digitales, se convierten en acompañantes de la lectura: ayudan a sus seguidores a salir de un bloqueo de lector, animarse con un género que nunca habían probado o a redescubrir el placer de leer. Además del contacto cercano con su comunidad, tanto Emily como Camila ofrecen contenidos atravesados por su sensibilidad. Comparten esos libros que a ellas les gustaron y, por sobre todo, las movilizan.

Emily intenta variar en sus recomendaciones, a pesar de no salir mucho de su zona de confort, para que el público tenga más variedad de autores, géneros y cantidad de páginas. Sus reseñas se caracterizan por incluir los “trigger warnings”, advertencias de los temas sensibles que toca el libro, de esta manera pueden evitarlos o cuidarse a la hora de leerlo. Su comunidad, entonces, sabe que sus sugerencias apuntan a lecturas intensas y con personajes complejos. Por ejemplo, una de las últimas recomendaciones de su perfil es La huella del infierno de la escritora israelí de fantasía juvenil Leigh Bardugo.

Fuente: Perfil de Instagram de Emily Casais

Camila, por su parte, se define como una “mood reader”, elige lecturas dependiendo de su estado de ánimo. Dentro de sus últimas publicaciones predominan los libros de Ali Hazelwood, escritora italiana que es furor entre la juventud por sus novelas románticas. Deep End y Problematic Summer Romance son los libros que aparecen en sus reels más recientes y, en ellos, genera cercanía con sus seguidores y a la vez provoca que el libro te atrape desde el primer momento.

Coinciden en que el género más elegido por los jóvenes hoy es el romance contemporáneo. Pero el dark romance y las fantasías también generan interés. Sin embargo, más allá del género, lo que buscan es crear una comunidad con la que conecten con las lecturas y generen emociones. “Quizás si el libro toca un nervio sensible en mí va a ser más probable que lo recomiende, porque me gustaría que le llegue a alguien que también necesita recibir ese mensaje”, asegura Camila.

La experiencia personal de cada una de ellas influye, y mucho, a la hora de recomendar un libro. Buscan ser genuinas y comunicar desde el respeto. Ellas, como tantos otros divulgadores literarios que habitan las redes, tienen un mismo objetivo: generar deseo al lector desde la cercanía, la autenticidad y la empatía. 

Cuando la librería también scrollea

La revolución digital no sólo transforma los hábitos de lectura en los jóvenes, sino también el modo en que los libros circulan y se venden. Lo que antes pasaba exclusivamente en librerías físicas o recomendaciones boca a boca, hoy se entrelaza con el algoritmo, las redes sociales y los bookfluencers. Esa convivencia entre lo analógico y lo digital también se da en lugares como el Parque Rivadavia, donde Santino Vescovo atiende el Puesto 40 junto con su madre, una librería al aire libre con fuerte presencia en redes sociales.

Su abuelo era el dueño del puesto, explica que no se podía hablar con él sobre introducir la librería en las redes sociales. A su madre costó hacerla entender que tenían que apuntar a eso. “Antes de poner un libro en exhibición, primero tenés que venderlo por redes porque la gente está en su cama, en su casa, cansada, mirando Instagram o Tik Tok y vos tenés que aparecerles”. De alguna manera hay que llegar al público, darse a conocer. Y al utilizar las redes como segunda vidriera, eso está pasando cada vez más.

En sus cuentas, @puesto40libros, sube fotos, videos y reels para dar a conocer su catálogo. Además, detecta qué libros están en tendencia y qué busca la gente, a partir de eso, puede adaptar sus libros a la venta. Del género fantasía, las trilogías y combos se venden mucho, una de las sagas más elegidas es De Sangre y Cenizas de Jennifer L. Armentrout. Y del género romance el libro Mejor que en las películas de Lynn Painter, según Santino “parece que escribe oro, es adictiva y en este momento está muy de moda”.

Fuente: Perfil de Instagram de Puesto 40

No es casualidad que muchas personas lleguen al Puesto preguntando por algún libro que vieron en sus redes o que fue recomendado por un creador de contenido literario. Santino no las ve como una amenaza, sino que las considera aliadas. Estas figuras de referencia en el mundo lector modificaron por completo la forma de descubrir libros y el Puesto 40 lo confirma: “Los jóvenes son muy permeables, antes de mandarse solos a ver qué pueden leer, suelen refugiarse en personas que les parecen copadas y que les recomiendan libros”.

Los jóvenes hoy eligen autores por género, estilo, su estado de ánimo o hype. Santino, tanto en su librería física como en sus cuentas de Instagram y Tik Tok, puede observar a un nuevo tipo de lector: activo y curioso. En su Puesto, cada día, ve cómo los libros, el algoritmo y el entusiasmo de una comunidad se entrelazan para construir nuevos modos de leer.

De los estantes al feed

Según la Encuesta Nacional de Consumos Culturales 2013/1023 del Sistema de Información Cultural de la Argentina, el 68% de los jóvenes publica contenido en sus redes sociales y el 80% consume publicaciones de influencers. Si bien no hay datos actualizados, estos porcentajes permiten pensar que toda práctica cultural asociada a lo digital hoy tiene más oportunidades de crecer.

Si los jóvenes habitan las redes sociales, interactúan, producen y se informan a través de ellas, es lógico que la lectura también se transforme en este ecosistema. No se trata de una competencia entre pantallas y libros, sino de una nueva forma de encontrarse con la lectura. Bookfluencers, librerías con presencia online y algoritmos literarios no hacen más que evidenciar este cambio.

No es que los jóvenes ya no leen, sino que ahora leen más variado. Eligen diversos géneros, buscan autores que los interpelen, personajes con los que puedan identificarse, historias que los atraviesen. Y muchas veces, encuentran eso gracias a un video de 30 segundos que les dice: “Este libro me cambió la vida”.

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