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“Los ejes de nuestro documento no permiten que se hagan actos en común”


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En otro acto masivo, el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia (EMVJ) junto a los partidos de izquierda cerraron la jornada con el Caso Milani como emblema de incompatibilidad

Por Laura Ochoa

El camión-escenario que llevaba la Radio Abierta de la Red Nacional de Medios Alternativos, los equipos de audio y a los dirigentes cortaba Avenida de Mayo en Salta y arrinconaba a las agrupaciones artísticas con la calle Santiago del Estero. Un espacio de cien metros bailados al ritmo de la murga y gritos cantados: Derechos Humanos de ayer y de hoy, Ya basta de ajustes y de represión y Madres de la plaza, el pueblo las abraza, pisando las sendas peatonales ahora convertidas en banderas celestes y blancas, con las siluetas de hombres y mujeres bajo la consigna Nunca Más. Sobre las veredas, carteles con las consignas “son 30 mil, fue genocidio”, imágenes de un Presidente de La Nación con bigotes y orejas y el símbolo de reciclaje con las caras de Videla, Menem y Macri.

Las organizaciones, mayormente de izquierda, que marcharon junto al Encuentro Memoria, Verdad y Justicia (EMVJ) son: el Partido Obrero; la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos; Liberpueblo; Izquierda Socialista; Corriente y Colectivo Memoria Militante; el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS); el Partido Comunista Revolucionario (PCR); el Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST); el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT); la Coordinadora Contra la Represión Policial e Institucional (CORREPI), y la Central de Trabajadores de Argentina (CTA), entre otras. Sus dirigentes repitieron los ejes temáticos adelantados por Osvaldo Barros, miembro de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos en representación del Encuentro, en la conferencia de prensa realizada en el salón consular del Hotel Bauen el lunes pasado: contra la impunidad de ayer y de hoy, no a la reconciliación; cárcel común y efectiva a todos los genocidas; denuncia de los crímenes por parte del Estado, las desapariciones, las torturas y el gatillo fácil; rechazo al ajuste y a la represión por parte del gobierno; juicio, cárcel y cadena perpetua para César Milani, ex Jefe del Ejército acusado de crímenes durante la dictadura militar; no a la baja de edad de la punibilidad; no a la criminalización de la juventud; no a los DNU discriminativos hacia los inmigrantes; no al pago indiscriminado de la deuda externa, y no a la fragmentación de los juicios, entre otros.

La premisa más repetida en la marcha encabezada por el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, el ex candidato a presidente Nicolás del Caño, el Secretario General del MST Alejandro Bodart  y la dirigente Vilma Ripoll fue la importancia de marchar de forma independiente y con los organismos de Derechos Humanos.

Carlos Sueco Lordkipanidse, miembro de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos, manifestó en representación del Encuentro la imposibilidad de compartir el espacio con los peronistas, por incompatibles: “Los ejes de nuestro documento no permiten que se hagan actos en común. Nuestros reclamos abarcan la actualidad, el pasado inmediato y el anterior”.

Julián Asiner, presidente de la Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA), agregó: “Nosotros no somos partidarios de esta división. Se dio [desde el kirchnerismo] para poder defender los intereses propios de un gobierno que fue represivo. Hoy está en la oposición  y pretende hacer de este 24 de marzo una marcha autorreivindicatoria por parte de gente que puso a Milani al frente del Ejército”.

La conformación de un aparato de seguridad privada con militantes portando bastones de madera bajo sus pecheras fue explicada por las agrupaciones como una necesidad. “Las organizaciones sindicales del kirchnerismo son una patota sindical, el Movimiento Evita hace unos años portó armas”, justificó Asiner. Por su parte, Lordkipanidse confirmó: “La intención es tratar de eludir todo tipo de agresión. Los compañeros están puestos para garantizar la seguridad de los presentes como hacemos todos los años, pero en esta circunstancia, debido a la intimación para que nosotros corramos nuestra marcha, que tuvo características autoritarias”.

Un joven sosteniendo un cartel con la cara de Rafael Videla cantó: “Juguemos al Estado mientras los cuerpos no están… ¿Los cuerpos están?”. Y la sensación inexplicable, asociada a la canción infantil, obligó a la multitud responder al unísono: “¡No!”. Es que no estuvieron, y tampoco están.


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