Los periodistas Pablo Llonto y Oscar Barnade analizan el papel de los medios en la cobertura del Mundial ’78.
Por Rodrigo Paradiso, Marcelo Rodríguez, María Florencia Rojas, Juan Cruz Sorgente, Christian Zaremba y María Eugenia Zuna.
En el universo del fútbol argentino es reconocida la grieta entre dos filosofías opuestas que pululan en el periodismo deportivo: Menottismo o Bilardismo. El primer director técnico campeón del mundo proclamó un estilo de juego ofensivo, con una técnica que represente el espíritu del fútbol criollo y deje de lado los campeones morales, apuntando a los reconocimientos reales. En cambio, Bilardo le da importancia a lo táctico, a la preparación física, persiguiendo un único objetivo: ganar. Esta grieta se profundiza al terminar la última dictadura militar, con la asunción de Bilardo como director técnico de la Selección Nacional.
Fue así como muchos de los periodistas que trabajaron durante el mundial `78, proclives a cobijarse en los calores del poder, dejaron de alabar el juego de Menotti para posicionarse del lado bilardista de la vida. Y después justificaron esa transición asegurando que existió una normativa firmada por la Junta Militar que prohibía a todos los medios de comunicación criticar el estilo de juego menottista. Pero esta evidencia nunca pudo corroborarse.
Pablo Llonto comenzó su carrera en la redacción del diario Clarín durante 1978. Conocedor del tema, asegura: “No hubo una directiva explícita de la junta militar para prohibir críticas a la selección o a Menotti”. Es así como en esta entrevista con alumnos de Eter, el autor de La noble Ernestina y La vergüenza de todos desmiente la hipótesis que sostiene que el gobierno de facto obligó a los medios privados a no hablar mal del equipo de fútbol argentino. Según explica, el único comunicado que existió fue de parte del vicecomodoro Jorge Pedrerol, que en esa época era el interventor de las radios Splendid y Excelsior. Este informe, indicaba que “por el espíritu patriótico que debía guiar a los argentinos, había abstención absoluta de realizar comentarios adversos hacia la selección en los programas de esas radios”. Estas directivas fueron excluyentes para medios de comunicación nacionales, pero no aplicaban a los privados que podrían tener sus propios análisis del equipo de fútbol argentino para el mundial, como La Razón.
Por otra parte, Clarín era un caso en particular porque, según Llonto, “era un diario absolutamente menottista, a tal punto que Menotti era uno de los columnistas pagos, un empleado del diario”. Durante su paso por el medio asegura que nunca se enteró de la resolución. “Ni siquiera la decisión de excluir a Maradona fue cuestionada”, sentencia el escritor.
En contraposición, el especialista en fútbol y actual periodista deportivo de Clarín, Oscar Barnade, sostiene que “en la revista Goles hubo un comunicado que prohibía hablar mal de la Selección y que obligaba a publicar cualquier acto protocolar del mundial”. El medio gráfico citado era privado y uno de los pocos que tomaba una posición contraria al trabajo de Menotti.
Sin embargo, ambos coinciden que los medios sufrieron un proceso de “autocensura”, debido a que se dejaron de criticar las decisiones del técnico argentino. Algo que Barnade describió así: “Si estás en un medio podés jugar ahí pero tenés que seguir la línea editorial”. Y en el caso de la revista Goles, eso fue lo que sucedió. Se dejaron de lado las críticas para pasar a acompañar el camino que llevó al seleccionado argentino a conquistar el primer mundial.
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