Saber disimular sus 22 años en una cancha es, probablemente, la mejor habilidad que Luciano Vicentín demostró este año.
Los primeros ocho meses de este 2022 fueron más intensos que el resto de su vida: participó en el Mundial de Vóley convirtiéndose en una de las figuras del plantel argentino, se mudó a Alemania, donde actualmente viste la camiseta del “Friedrichs Hafen”, y hace muy poco consiguió la clasificación al Panamericano de Santiago 2023. De todo esto y más habló en una extensa charla desde su casa en Friedrichshafen para ETER Digital.
“Todavía no caigo, se me dio muy rápido la posibilidad de jugar en un Mundial y no he tenido tiempo de procesarlo, creo que a medida que vayan pasando los meses, voy a ser consciente realmente de la experiencia vivida”, cuenta Luchi, como lo llaman sus amigos y familia de su Paraná natal.
Aún le es difícil expresar y explicar en palabras lo mucho que significó el Mundial, pero está convencido que fue, hasta el momento, su mejor experiencia en lo deportivo. “Mi debut en el Mundial fue en el partido contra Irán, justo se lesiona Palacios e ingresé como titular. En ese partido estuve más enchufado que nunca. Las ganas de jugar, de representar al país, saber que había mucha gente mirando y también que es una vidriera para nosotros, los jugadores, de mostrarnos a clubes de todo el mundo para nuestro futuro deportivo. Había muchas cosas en juego, entré nervioso, pero a las dos o tres pelotas me sentí más cómodo”, comentaba sobre su primer partido en el certamen.
La Selección mayor que representó a Argentina en la cita mundialista estuvo integrada de forma variada, con jóvenes que tenían su debut en un evento de tal categoría y otros que ya contaban con experiencia y hasta una medalla olímpica como Facundo Conte, Bruno Lima, Agustín Loser y el capitán Luciano De Cecco.
Luciano destacó la suerte de formar parte de un equipo donde aprendió mucho de los mayores, se adaptó e integró muy bien y él mismo considera tener “cuatro o cinco padres dentro de la selección”, entre los que destaca a Martín Ramos.
Cabe destacar que Argentina avanzó hasta los cuartos de final, cayendo ante Brasil en un partido muy parejo por 1-3 y habiendo derrotado en los octavos de final a Serbia por un contundente 3-0.
EL LABO B DEL ALTO RENDIMIENTO
Pero a pesar de sus cortos 22 años, Luciano analiza todo lo que ha vivido de una forma madura, destacando que en en el profesionalismo no todo es color de rosa y positivo:
“En Polonia, mi primera experiencia fuera de mi país, la pase realmente mal, uno está solo, por momentos es complicado, desde ahí hablo mucho conmigo mismo. Cada vez que vuelvo a Paraná, veo que mis abuelos, mis papás están más grandes, el tiempo pasa, mis amigos se van recibiendo y yo no estoy. Mi novia tiene algún problema y no puedo estar ahí para ayudarla, esa es la parte complicada, pero trato de poner todo en la balanza y ser positivo. Soy consciente que esto es solo una etapa de mi vida, no voy a ser de esos jugadores que juegan hasta los cuarenta años”, reflexionaba Vicentín.
El éxito y la soledad pueden ir de la mano: en uno de sus primeros partidos en Alemania, finalizó como MVP (mejor jugador del partido) y al terminar, la gente del club, los sponsors y demás compañeros lo felicitaron, lo aplaudieron, pero luego, al volver a su casa, sin su familia ni amigos, se encontró en el departamento que el club le alquilaba, sólo y sintiendo un gran vacío.
De forma muy clara expresó: “Que te digan que sos el mejor, no te da absolutamente nada, ahí me di cuenta de eso, es duro, pero te enseña a madurar y entender qué cosas son realmente importantes”.
PRESENTE Y FUTURO
A la hora de hablar de los próximos objetivos, Luciano tiene muy bien planificado lo que quiere y desea:
“Mirando a lo lejos, lo que alumbra son los Juegos Olímpicos, eso sería como el último escalón, estas dos temporadas que quedan hay que seguir subiendo. Hoy por hoy, mi visión, llega hasta París 2024, no me imagino algo más que eso”, destacaba el jugador sobre cómo imagina su futuro. A nivel deportivo es su máximo sueño y algo que anhela desde chico.
Pero como si el presente y futuro fuera poco, Luciano también tiene una imagen de él en unos cuantos años, cuando se retire del deporte profesional, donde se ve en Paraná, jugando y disfrutando mucho del fútbol. “Tengo bastante planeado lo que se viene. Mi intención es dejar una huella en la Selección obviamente. Trato de invertir el dinero que gano hoy por hoy jugando para poder depender lo menos posible en un futuro del vóley y no me imagino viviendo en otra parte que no sea Paraná”, confiesa, y así deja en claro que aún sabiendo que su gran talento lo hará recorrer el mundo, uno siempre vuelve a los lugares felices.
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