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Mateo Coronel a corazón abierto

El delantero de Atlético Tucumán, Mateo Coronel, dialogó junto a ETER Digital sobre su presente en el Decano, lo complejo que es estar lejos de la familia, por qué cada gol que convierte es golazo, su formación desde chico, el momento que se le “cruzó tirar todo a la mierda”, su mejor compañero dentro y fuera de la cancha, y por último señaló en qué clubes y ligas le gustaría experimentar.

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El delantero de Atlético Tucumán, Mateo Coronel, dialogó junto a ETER Digital sobre su presente en el Decano, lo complejo que es estar lejos de la familia, por qué cada gol que convierte es golazo, su formación desde chico, el momento que se le “cruzó tirar todo a la mierda”, su mejor compañero dentro y fuera de la cancha, y por último señaló en qué clubes y ligas le gustaría experimentar.

-¿Cómo es jugar en Atlético?

-Jugar en Atlético me cambió la vida para bien. Encontré la soltura y eso era lo que necesitaba yo. Que me dejen hacer lo que sabía ya con todo lo que había aprendido en Argentinos Juniors. Pude plasmarme muy bien en la cancha y disfrutar un montón, y pude afianzarme en el equipo, que era lo que buscaba.

-¿Qué es lo más lindo de jugar al fútbol?

-Lo más lindo de jugar al fútbol, además de patear la pelota, es la amistad que uno hace con los compañeros, la gente que se cruza, la gente que está en el club. El día a día es algo muy dinámico, muy lindo que tenés momentos de felicidad inmensa y tenés momentos donde la tristeza te inunda. Pero son un grupo de personas y jugadores que tiran para el mismo lado, donde se hace una unión muy linda y creo que eso es lo más lindo.

-Sos de Villa Ramallo, una ciudad lejana a Tucumán. ¿Cómo es vivir tu día a día, muy lejos de tu familia?

-Soy de Ramallo, Ramallo pueblo que está al lado de Villa Ramallo. Jugué en Defensores de Villa Ramallo, pero soy de Ramallo pueblo. Es duro estar lejos de la familia, lejos de las raíces de uno, pero ya se hace un modo de vida estar lejos. Uno se acostumbra y sabe que por ahí en el año la ve a la familia poco, pero cuando la ve, trata de disfrutarlo y aprovecharlo porque son momentos muy rápidos. Además, cuando ellos pueden me vienen a ver o cuando vengo a Buenos Aires los veo. Dentro de la lejanía, estamos bastante en contacto.

-A lo largo de tu carrera, ¿cuál fue el técnico que más te enseñó y el que más influyó en tu carrera?

-El técnico que más influyó en mi carrera fue Gabi Milito, en lo táctico. La verdad que me enseñó un montón, aprendí un montón y hablé un montón con él. Pero el técnico más importante fue Lucas Pusineri porque él me dio lo que yo necesitaba. Me entendió, me permitió jugar libremente y poder hacer lo que yo sé. Son dos técnicos, que son los que más me enseñaron. Uno de la parte táctica y otro de la parte humana, y de lo táctico también, obvio, pero fue más como un amigo.

-Busqué tu perfil en internet y dice que tu apodo es “El tres piernas”. ¿Cómo es eso?

-No sabía que tenía ese apodo, la verdad. La gente en Tucumán está loca y pone cosas que me hacen reír, pero yo solamente juego porque amo jugar a la pelota, amo hacer goles y amo que la gente disfrute de lo que yo hago y me lo reconozcan con apodos, fotos… Es algo muy lindo y algo que me cambió la vida venir acá a Tucumán y que la gente me reconozca tanto.

-¿Cómo es un día con Mateo Coronel? Desde que te levantas hasta que te volvés a dormir.

-Un día de Mateo Coronel es bastante aburrido, la verdad, ja. Voy, entreno, vuelvo y comemos con Sara, mi novia. Dormimos la siesta porque ella también va al gimnasio a la mañana. Tomamos unos mates, merendamos, sacamos el perro un rato a pasear, a Milo, y después a la tarde por ahí puedo llegar a jugar un rato a la Play o mayormente miramos series, charlamos… Estamos muy unidos, muy juntos y la verdad que mis días son así, son aburridos tal vez para otra gente, pero a mí me encanta y disfruto mucho el día a día con Sara, con mi perro y con mis amigos.

-Cada gol que convertís, es un golazo. ¿Tiene que ser lindo el gol para que valga?

-Sí, la gente también me dice que, si no es un golazo, no vale, pero yo solamente quiero hacer el gol. Por ahí tengo una forma de definir particular, que me gusta arriesgar. Lo entreno y me sale natural a veces. Gracias a Dios estoy convirtiendo lindos goles acá en Atlético y esperemos que sigamos por más.

-¿En algún momento dudaste de jugar al fútbol? ¿Se te cruzó por la cabeza dejar el deporte?

-Hubo una etapa, cuando volví de Newell’s… Me agarró un bajón y no quería saber nada porque no había jugado mucho. Tenía mi futuro incierto, pero rápidamente me volví a enfocar y seguir adelante. Fue en Defensores de Villa Ramallo que me dejaron sin entrenar seis meses por el tema del contrato. Fueron meses muy duros. Se me cruzó tirar todo a la mierda, pero siempre me aferré a Dios. Soy muy creyente en la Biblia; leo y tengo mi familia muy cristiana. Con mi novia nos aferramos a las cosas de Dios y con eso pude salir adelante.

-Cuando ibas a entrenar, ¿cómo lo hacías?

-Cuando iba a entrenar en Argentinos, iba con Franco Moyano porque vivíamos en el mismo edificio. Después me mudé e iba solo. Acá en Tucumán, en el mismo barrio vivimos tres compañeros y por la misma zona vivimos como seis. Vamos en algún auto, tomando mate matándonos de risa. Tenemos un lindo grupo y la verdad que disfruto mucho eso, el día a día, esas cosas que cuando no juegue, la voy a extrañar.

-¿Hiciste algún sacrificio para ser futbolista profesional?

-Sí, sacrificio siempre se hace para jugar al fútbol. Primero, estar lejos de la familia, que es algo muy fuerte. Yo soy una persona muy familiera, y de la nada me tuve que ir a vivir a Buenos Aires, donde era todo un quilombo y no entendía nada. Fue uno de los sacrificios que hice. Después, gracias a Dios, siempre estuve rodeado de buena gente que me acompañó y me guió para hacer las cosas bien. La verdad que los sacrificios siempre están y se hacen por el fútbol, se dejan muchas cosas. Dejé a mis amigos, dejé muchas cosas de lado por mi sueño y la verdad que no me arrepiento de nada.

-¿Qué es lo que te dice tu familia al jugar en primera?

-Mi familia, por el hecho de jugar en primera, está muy contenta, muy orgullosa. El otro día me tocó convertir y ellos estaban emocionados. Para uno, que ellos puedan ver lo que uno hace y que hace bien, es gratificante y te llena de energías para seguir. Ellos están muy contentos por mí y mi hermano, que juega al fútbol y canta, y tenemos la familia llena de talentos. Ellos están orgullosos y eso los pone muy feliz.

-¿Quién es tu mejor amigo dentro y fuera de la cancha?

-Acá en Atlético, mi mejor compañero en la cancha es Bruno Bianchi porque fue el primero que me ayudó cuando llegué. Es con el que más afinidad tengo y, por ser más grande, nos llevamos bien. Nos juntamos a comer, me entiende y me ayuda, me aconseja, y me caga a pedos cuando me tiene que cagar a pedos. Después nos reímos todo el tiempo. La verdad que en Atlético hice muchas amistades, y en Argentinos me llevaba muy bien con Franco Moyano, también con Lanzi (Fede Lanzillota), con quien tengo una relación hermosa hoy en día. Cuando voy para Ramallo, me hago una escapada a Buenos Aires para verlo a él, a Enzo Kalinski y a otros. Cuando estaba, la verdad que era muy amiguero.

-En un futuro, ¿en qué club te gustaría jugar o qué liga?

-En mi futuro, ojalá me pueda ir a jugar afuera. Es lo que uno quiere para poder progresar, en un fútbol diferente y económicamente también. Eso va a llegar en su momento y estoy enfocado acá en Atlético. Lo tenga que venir más adelante, vendrá, pero siempre uno sueña con dar un salto de calidad en lo económico, en lo futbolístico y por ahí me gusta la liga de Brasil, también en Europa y en algún club grande de Argentina… Esperemos lo que Dios diga, lo mejor para mí. Estoy tranquilo, disfrutando acá de cada momento en Tucumán, tranquilo y aprovechando el momento y la oportunidad que me da Dios para hacer lo que más me gusta.

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Mauricio Romero: “Siempre me comprometí al máximo con los clubes, mis compañeros y en cada entrenamiento”

Mano a mano con el pampeano que se convirtió en referente del fútbol mexicano por vestir las camisetas de Puebla, Monarcas y Atlante. En la actualidad trabaja en un equipo de su ciudad natal en La Pampa. 

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Mano a mano con el pampeano que se convirtió en referente del fútbol mexicano por vestir las camisetas de Puebla, Monarcas y Atlante. En la actualidad trabaja en un equipo de su ciudad natal en La Pampa. 


Mauricio Romero es un ex futbolista argentino nacido en General Pico, La Pampa, el 13 de enero de 1983. Inició su camino en el fútbol en Pico Football, club de su ciudad natal, para luego irse a las inferiores de Lanús. Tras un largo camino en las divisiones formativas del club granate, logró debutar en primera división y empezar a escribir su historia en el fútbol. 

Después tuvo un paso por el fútbol mexicano, donde se convirtió en referente del Club Morelia. Luego de retirarse se puso el buzo de ayudante de campo para dirigir a Ferro de General Pico en el Federal A.

–¿Fue difícil la decisión de dejar el fútbol?

–No fue difícil. Era algo que lo venía pensando desde hace algunos meses porque tenía algunas molestias en la pierna, producto de una lesión que sufrí en Morelia y empecé a tener osteocondritis. 

Estuve jugando algunos años con muchas infiltraciones de ácido hialurónico; hasta me he tomado queterol, que se utiliza para el dolor de muelas. Esta situación no me gustaba porque cada vez entrenaba con menos frecuencia y ya no aguantaba la carga física de las pretemporadas, entonces tomé la decisión de dejar el fútbol.

–Una vez retirado te uniste al cuerpo técnico de Mauricio Giganti, ¿esto fue planeado?

–La verdad que no. Un día me reúno con Mauricio con el motivo de tomar un café y hablar de fútbol. Yo creí que se trataba solamente de eso, pero me di cuenta que él me estaba analizando y después de la conversación me comentó que estaba buscando un ayudante de campo. Obviamente me tomé algunos días para pensarlo porque era para dirigir el Federal A. La tercera categoría del fútbol argentino no es cualquier cosa.

–Llega un momento en el que Giganti deja y tomás las riendas de Ferro de Pico, ¿qué experiencia te queda cómo técnico en el Federal A?

–Yo quedé como interino para que el club tenga más tiempo de entrevistar a otros entrenadores y para mí fue una experiencia única y con mucha más responsabilidad que cuando era ayudante de campo.

–En medio de este interinato ocurre la terrible situación vivida en Mendoza con los disparos, ¿cómo fueron los momentos previos? 

–La verdad fue muy desagradable, porque nadie se espera ir a un estadio de fútbol y que haya una disputa entre hinchadas que termina en disparos. Fue un momento terrible porque previo a que me golpeara el proyectil ya habían pasado dos o tres balas. Escuchaba el silbido. Pero, más allá de eso, me indigna lo que sucedió después: la policía haciendo un informe lamentable. Lo mismo la terna arbitral, todos cubrían a los violentos.

–¿Cómo fue tu proceso para llegar a las inferiores de Lanús?

–Vinieron dos captadores de Lanús a la cancha de Pico Football para hacer una prueba de fútbol y nos hicieron jugar dos partidos entre todos los chicos que se habían presentado. En el primer partido jugué de mediocampista, mi posición habitual. Pero, en el segundo juego me pusieron de marcador central y jugué mejor que en el primero. 

Cuando terminó la prueba, me llamaron y me dijeron que había quedado seleccionado para ir a conocer las instalaciones del club y realizar un encuentro con los jugadores y ahí ver si me fichaban o no.

–¿Recordás el primer llamado a primera división?

–En el 2007 me llama Héctor “Bambino” Beira, quien era el entrenador del momento, para hacer algunos entrenamientos como sparring. El primer día me retó tres veces porque tenía una manera brusca de ir a marcar, es que para mí ese entrenamiento era una oportunidad de oro. 

Al final de la práctica pensé que me iba a llamar la atención otra vez, pero se acercó y me dijo que a partir de ese día comenzaba a entrenar con el plantel de primera.

–¿Cómo fue el día de tu debut?

Fue un día tranquilo, me tocó debutar frente a Argentinos Juniors en un partido que había sido postergado. Fue el debut soñado, en ese partido marqué mi primer gol y ganamos uno a cero, la verdad que fue uno de los días más recordados de mi carrera.

–¿Fue difícil tomar la decisión de dejar Lanús para jugar en Morelia de México?

La verdad es que con Lanús hemos tenido alguna disputa porque había tenido algunas posibilidades de salir antes, pero la última palabra siempre la tiene el club. Yo tenía 24 años y ya quería cumplir el sueño de jugar en el exterior, en ese entonces el fútbol mexicano estaba bien visto porque jugaban la Copa Libertadores. Llegué al Morelia en una situación no muy agradable para el club, estaba peleando el descenso, pero a partir de ahí empezaron a mejorar las cosas y logramos clasificar a play-offs.

–¿Qué creés que te llevó a convertirte en capitán y referente de Morelia?

Yo creo que el tiempo. Tomás Boy, el entrenador de ese momento, decide darme la cinta de capitán después de un año en el club. Creo que él vio mi forma de ser en el club, siempre me comprometía al máximo en todo sentido, las ganas de querer estar, de ayudar a mis compañeros y el compromiso con cada entrenamiento. Yo lo tomé con mucha responsabilidad, para nada sentí una presión por tener la cinta.

–¿Cómo calificarías tu paso por el fútbol mexicano?

Lo calificaría como positivo, simplemente eso, no quiero darle un calificativo más alto. Fue positivo principalmente en Morelia, porque estuve casi seis años en el club y en lo deportivo estuvimos siempre en lo más alto peleando por conseguir algún título. 

Luego tuve un paso por otras instituciones como Puebla, Atlante y Dorados de Culiacán, donde también se hizo un gran trabajo pero no se dieron los resultados.

–En 2016 volvés al fútbol argentino, ¿qué te llevó a tomar la decisión de jugar en Gimnasia?

–Gimnasia fue una experiencia muy linda donde creo que hice un trabajo aceptable y terminé bien la adaptación al fútbol argentino, porque cuando venís de otro país después de tanto tiempo no es fácil. A mi me llamó Pedro Troglio, quien dirigía en ese momento, y desde el primer día pude adaptarme rápidamente a la velocidad y la fricción de nuestro fútbol. 

La verdad que disfruté mucho en el club, sobre todo por el cariño de la gente. Gimnasia es una institución muy pasional y me sorprendió que no tuvieran títulos.

–También tuviste un paso por el Nacional B, ¿qué diferencia notás entre la primera y la segunda división?

–El Nacional también fue una experiencia muy linda, es una categoría muy competitiva. La mayor diferencia que noté fue la velocidad en la toma de decisiones, quizás la inteligencia del jugador de primera división es superior en ese sentido. En cuanto a lo físico, en la segunda división hay mucha más fricción, es mucho más brusco. En aquel momento, al ser una categoría inferior eran mucho más permisivos los árbitros.

–Fuera del fútbol, ¿tenés algún hobby?

–En mis tiempos libres me gusta mucho convivir con mi familia, acompañar a mis hijos en sus actividades. Pero mi hobby principal es la pesca, cuando tengo la oportunidad voy a pescar con mis hijos o con mi hermano y mi papá, quién me transmitió la pasión.


*Estudiante de la carrera de Periodismo Deportivo a distancia.

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Javier Schaab: “Quiero llevar Punta Alta a lo más alto en el mundo del ciclismo”

A sus 45 años continúa representando a la Argentina en diferentes competencias como fue el Mundial de Ciclismo en Pista 2024 de los Juegos Olímpicos.

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A sus 45 años continúa representando a la Argentina en diferentes competencias como fue el Mundial de Ciclismo en Pista 2024 de los Juegos Olímpicos.


Con una trayectoria marcada por logros y desafíos, ha representado a la Argentina en diversas competiciones internacionales. En los Juegos Panamericanos, su desempeño ha sido excepcional: en 2016 en Guadalajara, México, ganó tres medallas de oro, tres de plata y una de bronce; en 2017 en San Juan, Argentina, conquistó tres oros y dos platas; y en 2018 en el Distrito Federal, México, logró nueve oros. 

Javier Schaab, nacido en 1979 en Punta Alta, es un destacado ciclista argentino y nos invita a conocer su experiencia en el deporte, su conexión emocional con su ciudad de origen y sus ambiciones. 

-¿Qué esperabas para el Mundial de Pista en Francia 2024?  

-Yo soñaba con volver a representar a mi país, poder llevar a Punta Alta a lo más alto.

-¿Cuál fue tu enfoque actual en el entrenamiento?

-Fui elevando las exigencias. También hicimos gimnasio junto a mi profesor, Gabriel García. La preparación es clave para alcanzar mis metas.

-¿Cómo has manejado la pandemia y su impacto en tu preparación? 

-En la pandemia no hubo competencias, así que estuvimos haciendo trabajos en casa. Esto trajo muchas complicaciones, pero supimos estar tranquilos sabiendo que los objetivos grandes estaban parados. Aproveché para hacer una pretemporada y recuperar algunas lesiones que tenía en aquel entonces. Además, pude pasar más tiempo con la familia. 

-¿Fue diferente a cómo te preparaste en Estados Unidos en 2017 antes de las competencias? 

-En Estados Unidos me cambiaba y me iba en bicicleta desde el hotel, tenía que llegar temprano a la pista. El taxi era caro. Tenía un rodillo en el hotel y otro en la pista para entrar en calor. Con una bici de pista andaba por las autopistas, no me quedaba otra.

-¿Cómo viviste esa experiencia en la que lograste la Medalla de Plata?

-No me doy cuenta en el momento de lo que he logrado. En la competencia venía tercero y, al final, luché codo a codo con otros competidores. Cuando cruzamos la línea, fue un momento de bronca y alegría. Cuando levanté la vista, vi a la Selección y a mi familia gritando. Esa medalla fue muy significativa. Fue la única medalla de la Selección.

-¿Qué significa para ti la camiseta de la Selección Argentina?

-Cuando te ponés la celeste y blanca es algo muy fuerte, por todo lo que te ayuda la gente y sobre todo la familia. Nadie llega solo. 

-¿Cómo comenzaste en el ciclismo? ¿Qué recuerdas de tu primera carrera?

-Arranqué a los 7 años. Para una fiesta me regalaron una bicicleta de carrera chiquita y el que me embaló fue mi tío Roberto. Mi primera carrera fue en el Albatros XX. Me largué con un pantalón de pijama, una remera y me pusieron un casco.

-¿Cómo te sentiste en tu primera competencia nacional?

-Me sentí increíblemente emocionado. Fue en Jáuregui, un recuerdo imborrable para mí. Era solo un chico, y a pesar de los nervios, todo salió bien. Recuerdo la adrenalina antes de la carrera, el ambiente lleno de energía y la alegría de cruzar la meta. Esa experiencia me motivó a seguir compitiendo y me dejó una lección importante sobre la perseverancia y el trabajo duro. ¡Fue un momento que jamás olvidaré! 

-¿Qué significa para ti representar a Punta Alta? ¿Cómo ha sido tu relación con los torneos de Bahía Blanca?

-Para mí representar a Punta Alta es lo más lindo. Para mí es todo, porque es la gente que siempre me apoyó y me bancó en todas. No me pondría una camiseta que diga Bahía Blanca jamás. Siempre me hicieron la contra por pelear y ganarles los torneos a ellos.

-¿Qué sacrificio has hecho por tu carrera?

-Para ir a México en 2018 vendí el auto, ¡una locura!

Javier Schaab compitiendo en el Campeonato Panamericano Master de Pista y Ruta, celebrado en la Ciudad de México en 2018. 

-A tus 45 años, ¿cómo te sientes respecto a las posibilidades de seguir compitiendo? ¿Cómo manejas la presión y las expectativas de volver a la competencia internacional?

-Soy consciente de mi edad y mis posibilidades, pero la ilusión de seguir compitiendo nunca se pierde. Creo en mis condiciones, me conozco arriba de la bicicleta y estoy dispuesto a dar el máximo para volver a lograr un podio.

-¿Cuál es tu gran objetivo en el ciclismo?

-Busco ser campeón del mundo. Me preparo para eso.


*Estudiante de la carrera de Periodismo y Producción de contenidos a distancia.

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Victoria para Sainz antes de decirle adiós a Ferrari

¿Por qué no automovilismo en los Juegos?  

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La Rodríguez olímpica

El #6 de La Rodríguez es un compilado de las mejores notas que las y los estudiantes produjeron durante este 2024 sobre los Juegos Olímpicos de París: análisis de diferentes disciplinas deportivas, historias rescatadas del olvido, debates y opiniones, informes especiales, perfiles de los protagonistas y entrevistas exclusivas.
Agradecemos profundamente a nuestras/os estudiantes y a sus docentes. Por su compromiso y por la responsabilidad histórica que el oficio les demanda. El mismo periodismo que por tantos años nos enseñaron Marcelo y Ernesto.

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El #6 de La Rodríguez es un compilado de las mejores notas que las y los estudiantes produjeron durante este 2024 sobre los Juegos Olímpicos de París: análisis de diferentes disciplinas deportivas, historias rescatadas del olvido, debates y opiniones, informes especiales, perfiles de los protagonistas y entrevistas exclusivas.

Agradecemos profundamente a nuestras/os estudiantes y a sus docentes. Por su compromiso y por la responsabilidad histórica que el oficio les demanda. El mismo periodismo que por tantos años nos enseñaron Marcelo y Ernesto.

Hacé clic en la imagen para leer la sexta edición de «La Rodríguez»

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