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“Me preparé toda la vida para esto”


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Gastón Alto, tenista de mesa, cumplirá su sueño: competirá en su primer Juego Olímpico. ¿Cuál fue la fórmula para clasificar a Tokio? “Mi mamá me inculcó la constancia para entrenar todos los días a doble turno o triple turno”, explicó el mendocino.


Las ilusiones de miles de deportistas se renuevan cada vez que se extingue la llama olímpica e inicia un nuevo ciclo de entrenamientos, pruebas y clasificaciones por cuatro años,  para conseguir un lugar en el evento deportivo más importante del mundo. Un ideal que forja el carácter y la disciplina de quien busca con determinación representar los colores de su nación ante los ojos de millones de televidentes. A los 7 años, Gastón Alto tomó por primera vez una paleta y en las mesas del Club Regatas de Mendoza inició el espíritu de competencia que años más tarde lo llevaría a perseguir el sueño olímpico de izar la bandera argentina en el tenis de mesa. El 16 de abril de 2021, en el Preolímpico de Rosario, el mendocino se convirtió en el atleta N° 147 de la delegación nacional que viajará a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.

Gastón es uno de los máximos exponentes del tenis de mesa a nivel nacional y mundial; sin embargo, su vida transcurre con normalidad en su natal Mendoza. Todas las mañanas arranca temprano el día con la preparación física, lleva su hijo a la escuela y lo busca, frena al mediodía la vorágine de los entrenamientos y retoma las prácticas por la tarde. Pese a su estricto plan de cara a Tokio, el tenista de mesa se tomó un tiempo para rememorar sus inicios, conversar acerca del papel de su familia en su carrera y el impacto del deporte en su día a día:

“Mi mamá me inculcó la constancia para entrenar todos los días a doble turno o triple turno. Me incitaba a que entrenara y no faltara. Es un deporte con muchos gastos: viajes, competencias, materiales. Vengo de una familia de clase media y ellos hacían un esfuerzo grande para mandarme a mí y a mi hermano. Pude competir en todas las competencias nacionales gracias a ellos”, como explicó el deportista.

—¿De dónde nació el deseo de jugar tenis de mesa? 

—Mis papás nos hicieron socios del Club Regatas de Mendoza, cuando yo era muy pequeño a los 4 años. Mi hermano (Matías) es ocho años mayor que yo y él empezó primero con el tenis de mesa,  hoy en día, él es el entrenador de la Selección Argentina. Yo lo seguía para todos lados y me quedé con ese deporte que era vidriera en el club, tras pasar por varios deportes. Inicié por culpa de mi hermano se podría decir (entre risas).

—¿Qué te motivó a dedicarte a este deporte?

—Me fue gustando a medida que fui entrenando y empezando a competir. A los nueve años jugué mi primera competencia nacional y a los nueve también fue mi primera competencia internacional con la Selección Argentina. No me gustaba tanto entrenar. Sí ir a competir, ganar o perder, irse llorando con bronca, esas sensaciones siempre me gustaron. Son más las derrotas  que un deportista tiene que las victorias. Continué con la disciplina, no me frustré, seguí entrenando, continué con la rutina y eso ha hecho que hasta el día de hoy pueda haber conseguido darle cosas al deporte. Cuando sos chico, nos creemos que todo es ganar y ganar, en realidad perdemos más veces de las que ganamos, ganamos muy poquitas, siempre se sacan cosas positivas y eso lo he sabido manejar, me han ayudado a manejarlo bien.

El video de Gastón Alto defendiendo con garra un punto a dos metros de la mesa, en el partido decisivo por el cupo del Preolímpico de Rosario frente al chino nacionalizado dominicano,  Jianji Wu, recorrió gran parte de los medios deportivos del país. La garra, lucha y entrega son su mejor golpe. ¨Esa es la principal característica que tengo. Soy de luchar, salgan las cosas o no. Por ahí se ve bien o no, pero es mi estilo. Agarrar un poco de confianza, sacarle la confianza al rival, juego un poquito con eso¨.

—¿Cómo te preparaste para el Preolímpico y cómo viviste la clasificación a Tokio 2020?

—Me preparé toda la vida para esto.  Uno sueña con ese momento. Hacemos una preparación de cuatro años, donde el objetivo mayor son los JJOO. Pasamos por los ODESUR, donde nos fue bien, los Panamericanos (Lima 2019) logré dos medallas de plata por primera vez. La última parte la hice entrenando en Portugal. Por el tema de la pandemia nos quedamos sin  competencia. Solo tuvimos una en Qatar, con Horacio nos fue muy bien, llegamos a la final del dobles con los mejores del mundo. Después solo entrenamientos y vivimos una semana de mucha tensión en el Preolímpico de Rosario.  Mucha presión, se dormía muy poco, dos horas de corrido como mucho, te despertabas pensando que habías dormido 6-7 horas. Volvía a dormir pensando cuando se hacia la hora de levantarme, con mucha ansiedad y nervios. El momento final fue de alegría, de sacarme un peso de encima, con 10 kilos menos en el cuerpo y algo que busqué toda la vida lo conseguí de grande.

En Argentina, son pocas las disciplinas deportivas que les permiten a los atletas un cambio económico significativo para poder vivir de eso como profesional. Incluso en el fútbol, básquet, automovilismo y tenis, hay un grupo selecto que firma contratos millonarios y son patrocinados por grandes empresas. El tenis de mesa y Gastón Alto no escapan a la regla. ¨Yo tengo que trabajar. Trabajo con el deporte dando clases particulares. Tengo un pequeño club acá en Mendoza. No nos salvamos con el tenis de mesa como el fútbol o los demás deportes. Vivimos una vida normal¨.

—¿Cómo es el apoyo del Estado?

—Recibimos una beca del ENARD y de Secretaria de Deportes de la Nación que realmente no nos alcanza.  Hoy en día es muy poco. La mayoría de las becas son por logro. Estoy en una beca como medallista panamericano. Siempre apoyan para la preparación, en varios gastos de los que tengo en Europa cuando voy a entrenar como pasajes y alojamientos. No es una cuestión política, es una cuestión de muchísimos años. Por ahí antes el dinero valía un poco más. Se ha ido devaluando la moneda, hemos quedado los deportistas desactualizados con los salarios. Me ha ayudado muchísimo en mis comienzos y al día de hoy el club donde empecé, me ha dado la mano para los viajes y los materiales, un montón de cosas que al día de hoy les tengo que agradecer.

Poco acostumbrado al reconocimiento de la gente en su larga trayectoria, hoy Gastón Alto goza de elogios y felicitaciones por parte de los mendocinos y el resto del país, siendo una de las esperanzas argentinas para conseguir una medalla olímpica en Japón.  En menos de 50 días, el aficionado de Boca Juniors y de Los Redondos viajará con la pasión que lo caracteriza en búsqueda de sus sueños junto a la delegación albiceleste.

—Por último, ¿a qué rival te gustaría enfrentar y cuál sería un sueño por cumplir?

—¡Al peor, al más malo! El peor debo ser yo así que, al segundo más malo (con una risa pícara). Y un sueño por cumplir es hacer un buen papel en estos Juegos Olímpicos.


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