Como alternativa a tradicionales cuentos infantiles y juveniles que inculcan estereotipos de hombres y mujeres, ya surgen opciones culturales como la Colección Antiprincesas de la Editorial Chirimbote o la novela La chica pájaro, de Paula Bombara.
Por Ariadna Boza y Mariana Leder Kremer Hernández
Princesas atrapadas que esperan a un príncipe salvador, mujeres cuyos mejores amigos son los animales y las tareas del hogar, estereotipos perpetuados a través de cuentos y películas que son objeto de consumo diario de niñas y niños durante la infancia. Pero, como alternativa presente a la tradicional masividad de compañías como Disney u otras industrias del entretenimiento infantil y juvenil, existen y se expanden opciones culturales como la Colección Antiprincesas de la Editorial Chirimbote o la novela La chica pájaro, de Paula Bombara.
Cerca de 100 personas acudieron a la reciente presentación de los cuentos de Colección Antiprincesas en el Centro de Difusión Cultural Severino Di Giovanni, en el barrio porteño de San Telmo. Nadia Fink, autora de los dos títulos de la colección, Frida Kahlo y Violeta Parra para chicas y chicos, explicó: “Las princesitas que vemos en los cuentos suelen tratar de salvarse solas, por eso a la colección la pensamos desde un lugar muy colectivo, y creemos que estas mujeres que estamos rescatando tenían en su horizonte hacer cosas con otras y con otros, cambiar el mundo entre muchas y muchos”.
La Editorial a cargo es Chirimbote, un proyecto autogestivo de literatura infantil del cual Fink forma parte, dentro de la Editorial Sudestada que lanzó estos cuentos sobre mujeres significativas de América Latina: sus historias y acciones, con actividades para realizar desde casa en paralelo a la lectura del cuento o una vez que se haya finalizado. Los cuentos pueden encontrarse en librerías y kioscos de diarios por un valor de $70 cada uno y durante la presentación se podían adquirir los dos por $100.
Familias con niñas y niños disfrutaron de una tarde de cuentos y la música en vivo de un dúo que interpretó canciones de la cantautora chilena Violeta Parra, número dos de la Colección Antiprincesas, mientras Pitu, el ilustrador de los cuentos, dibujaba a Violeta tocando la guitarra. Si bien la colección está pensada para lectores de 6 a los 12 años, más de un adulto se vio inmerso y entretenido con la lectura de los cuentos que recuperan varias cuestiones: por un lado, la figura de la mujer en sí, y por el otro, la cultura latinoamericana, muchas veces opacada por el colonialismo cultural que ingresa en nuestras vidas desde la temprana infancia. Acerca de la elección de las mujeres, Fink declaró: “Pensamos en mujeres más reales y tan importantes en la historia como fueron Frida Kahlo, Violeta Parra y todas las que se van a venir, que han trascendido en su tiempo porque dejaron de lado ese rol que se les quería imponer como mujeres, y salieron a buscar sus deseos y pelear por sus ideales”. La escritora adelantó que el número tres será sobre Juana Azurduy.
Para entender la amplia recepción que está teniendo la colección, la autora hizo hincapié en el contexto que atraviesa la sociedad: “En un contexto cultural donde la marcha Ni una menos fue tan numerosa, y donde tenemos una ley de matrimonio igualitario que permite que hoy pueden tener hijas e hijos matrimonios del mismo sexo, se espera que haya una literatura que muestre toda esas diversidades, que es lo que no se hace desde estos libros que muestran estereotipos que son demasiado marcados”.
En relación a este contexto de la movilización Ni una menos y la problemática de la violencia de género, la editorial Norma, desde su clásica colección de literatura infantil Zona Libre, publicó La chica pájaro, de Paula Bombara, una novela sobre el caso de una joven que sufre violencia de género. Si bien el libro comenzó a distribuirse casi en forma paralela a la movilización del 3 de junio, la autora trabajó dos años en su libro, y las fechas alusivas fueron una coincidencia, según contó Ana Litvinoff del sello Norma.
En la novela, Mara es una adolescente que escapa de su casa, con un madre que sufre violencia por parte de su pareja, para huir del hijo de esta pareja, que pretende relacionarse con ella a la fuerza. El poder aprender a pedir y recibir ayuda es una idea que Bombara trabaja a lo largo de todo el relato, una consigna que numerosas organizaciones contra la violencia de género reclaman para incluir en las escuelas y todos los ámbitos en los que se pueda transmitir información sobre la problemática.
Queda pendiente el interrogante sobre la implementación en las escuelas y demás ámbitos educativos de un programa de educación en contra de la violencia de género y en pos de la igualdad entre el hombre y la mujer, incluyendo estos cuentos y novelas (y los que vendrán) como parte de la biografía obligatoria. Pero algo adelanta la licenciada en educación Nancy Gutiérrez, quien afirmó: “Los libros de Antiprincesas buscan desestabilizar este estereotipo, y esto es muy bueno porque les brinda a las niñas una alternativa en la construcción de lo femenino. Además, a las princesas siempre las presentan como débiles o pasivas a la espera de un príncipe que las rescate, en cambio en estos libros tenemos mujeres fuertes, independientes, talentosas y que pueden valerse por sí mismas. Que las chicas puedan tener un acceso a esta construcción de lo femenino me parece muy saludable”.
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