El regatista Santiago Lange será abanderado de Argentina junto a su compañera Cecilia Carranza, en los Juegos Olímpicos de Tokio.
Contra viento y marea. Muchas historias son las que inspiran a las personas a pelearla por su sueño, y Santiago Lange cuenta con una de ellas. Nació el 22 de septiembre de 1961, se crió en San Isidro a orillas del Río de la Plata y lleva la navegación en las venas. Su padre ya había sido parte del equipo de Yachting que representó a Argentina en los Juegos Olímpicos de Helsinki 1952. Santiago siguió los pasos de su padre, compitiendo en vela y representando al país en seis ocasiones en un juego olímpico. Tokio 2020 será el séptimo. En tres consiguió medalla: Bronce en Atenas 2004 y Beijing 2008, y la más importante en su carrera fue la dorada en Río de Janeiro 2016. Consiguió ganar cuatro títulos mundiales (en 1895 lo hizo en Argentina) y obtuvo tres subcampeonatos mundiales.
Mientras Lange se preparaba para asistir a un nuevo juego olímpico, al cual ya estaba clasificado, recibió una pésima noticia médica. Lo diagnosticaron con cáncer de pulmón, el cual ponía en duda la participación del regatista en el torneo. “Me cuido. Como bien. No tomo alcohol. Nunca fumé. ¿Por qué me pasa esto a mí?”, fue lo que se preguntó en ese momento. Seis meses pasaron entre la operación, en la que le extirparon parte del pulmón izquierdo, y la cita olímpica. Una coincidencia “linda” como dice Santiago, fue que su operación fue el mismo día de su cumpleaños: el 22 de septiembre, un buen momento para hacer borrón y cuenta nueva. Venció al cáncer, su máxima victoria en la vida, como si fuese poco asistió al juego olímpico y se llevó la medalla dorada en la clase Nacra 17 que para agigantar la historia fue por un solo punto frente a la selección de Australia.
“Todo esfuerzo tiene su recompensa”, dice la frase. Santiago lo consiguió, venció a una de las enfermedades más terribles que puede transitar el humano, ganó una medalla dorada poco tiempo después, y Argentina cuatro años después se lo retribuye al nombrarlo abanderado olímpico junto a Cecilia Carranza, una de las máximas proezas a las que puede aspirar un deportista. Gaby Sabatini, Manu Ginóbili y Lucha Aymar son algunos de los que tuvieron el privilegio de ser abanderados argentinos.
“El único lugar donde estoy en comunión conmigo mismo es el agua”, contó Lange. Conoce mejor que nadie la navegación, y el agua. Es su casa, su hábitat natural. Los capitanes nunca abandonan el barco, y él nunca lo hizo. Se plantó, hizo frente a las adversidades y salió victorioso. Por eso será nuestra bandera en los Juego junto a Cecilia Carranza.
Los abanderados argentinos de la historia:
1924 Enrique Thompson, atletismo
1928 Héctor Méndez, boxeo
1932 Alberto Zorrilla, natación
1936 Juan Carlos Zabala, atletismo
1948 Alfredo Yantorno, natación
1952 Delfo Cabrera, atletismo
1956 Isabel Avellán, atletismo
1960 Cristina Hardekopf, saltos ornamentales (no compitió)
1964 Jeannette Campbell, natación
1968 Carlos Moratorio. equitación
1972 Carlos D’Elia, equitación
1976 Hugo Aberastegui, remo
1984 Ricardo Ibarra, remo
1988 Gabriela Sabatini, tenis
1992 Marcelo Garrafo, hockey sobre césped
1996 Carolina Mariani, judo
2000 Carlos Espínola, vela
2004 Carlos Espínola, vela
2008 Emanuel Ginóbili, básquet
2012 Luciana Aymar, hockey
2016 Luis Scola, básquet
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