El aumento en el uso de descartables y de las ventas por internet trajo como consecuencia un incremento en el consumo de este material. ¿Qué pasa con el medio ambiente?
Por Hugo Del Valle Servidio
El aislamiento social, preventivo y obligatorio trajo consigo un incremento en el consumo de plásticos, no solo en los de uso sanitarios, como barbijos, guantes y botellas de alcohol en gel, sino también en los de un solo uso o descartables. En el primer semestre del año las ventas por internet se incrementaron un 106% en relación al mismo período de 2019, según la Cámara Argentina de Comercio Electrónico (CACE). Pero ¿qué tienen que ver las compras online con el plástico? En la mayoría de los casos, los productos adquiridos llegarán a destino envueltos en una colorida bolsa de dicho material que, a menos que tomemos cartas en el asunto, estará cientos de años dando vueltas por el planeta.
Antes de la aparición de la Covid-19, era ya de por sí una de las mayores amenazas para el planeta. Pero la pandemia la potenció: “Por alguna razón creemos que lo que viene envuelto en plástico es mejor o es menos contagioso. Muchas veces aparece incluso como la única opción, dejando de lado otras alternativas menos contaminantes”, explica Agustina Legasa, mejor conocida como @blondaverde, economista y concientizadora ambiental.
“Tenemos que darnos cuenta de que, si yo compro algo y genero un residuo, este residuo sigue siendo mío y me tengo que hacer responsable de él: lo que tiramos no desaparece”, sostieneJoaquín Feldman, responsable de operaciones outdoor de GEA Sustentable, una empresa que se dedica a la gestión integral de residuos reciclables, orgánicos y especiales para grandes generadores, es decir, para aquellas empresas u organismos que, por la cantidad de residuos que producen, cuentan con una recolección diferenciada. Una vez por semana, también abre las puertas de su planta de San Fernando a los vecinos: “Los jueves recibimos residuos de particulares, y la verdad es que durante la pandemia, se notó un aumento en la cantidad. El solo hecho de estar más en casa ya es motivo de generar más residuos”, explica el ingeniero industrial, y agrega: “Sus ventajas generan al mismo tiempo grandes perjuicios ambientales, por eso es imprescindible el reciclaje, para evitar que se consuman nuevas cantidades de materia prima y de recursos naturales no renovables, como el petróleo”.
En la misma sintonía, Blonda Verde explica:“Estamos acostumbrados a la lógica de que si algo se rompe se tira y listo, compramos otro. Un buen ejercicio es preguntarme si realmente lo necesito o si lo puedo reemplazar con otra cosa o reparar y, si no queda más opción que comprarlo, deberíamos elegir la opción menos contaminante, que pueda reutilizarse, no use tóxicos, no tenga plásticos y que sea de la región”.
Hablando de comprar y tirar, la semana pasada se llevó a cabo la 8va edición del Cyber Monday, uno de los eventos de venta por internet más importantes de la región. Según los primeros datos informados por la CACE, durante los tres días en que se desarrolló se vendieron un total de 6 millones de productos, lo que representa un incremento de más del 60% respecto de la edición 2019. Entre los rubros más vendidos se encuentran: electrodomésticos y aires acondicionados; electrónica, audio, video y TV; teléfonos celulares; indumentaria; colchones y sommiers. Productos cuyos embalajes suelen estar conformados por una gran cantidad de bolsas y telgopor, ambos productos plásticos que terminarán en la basura, inmediatamente después de abrir el producto.
De responsabilidad extendida y activismo imperfecto
“El plástico es fácil y barato de producir, es liviano, impermeable y se le puede dar la forma que se quiera, por eso hoy prácticamente todo está hecho de este material”-detalla Legasa- El problema es que tarda cientos de años en descomponerse y que, en realidad, lo hace en forma de micropartículas, es decir que nunca desaparecerá del todo, sino que seguirá contaminando suelos, mares y hasta el aire que respiramos”.
Respecto de esto último, la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD) alertó recientemente que cerca del 75% del plástico generado por la pandemia de COVID-19, como mascarillas, guantes y botellas de desinfectante para manos, se convertirá en desechos que llegarán a vertederos y mares, con un grave costo para el medio ambiente y la economía.
En Argentina, si bien el manejo de los Residuos Sólidos Urbanos (RSU), entre los que se encuentra el plástico, está regulado mediante la Ley N° 25.916 de Gestión de Residuos Domiciliarios, no existen datos globales ni estadísticas coherentes, ya que, lamentablemente, dicha normativa deja a criterio de las distintas jurisdicciones el manejo de los residuos, como así también su reciclado y/o recuperación. El Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible estima que en 2017 se generaron en el país entre 1 y 1,5 kg de RSU por habitante por día, algo así como 17 millones de toneladas al año, de las cuales el 15% corresponde a plástico.
En cuanto al incremento del consumo de plásticos y su gestión, Blonda Verde considera que desde los distintos gobiernos (Nacional, provinciales y municipales) se tomó conciencia de esta problemática, pero que esto no implica que se hayan establecido políticas o acciones para evitarlo: “Necesitamos implementar de manera urgente un ley de Responsabilidad extendida del productor, que haga que tanto estos como los comerciantes de este material se hagan cargo de gestionar el fin de vida de los productos que ponen en el mercado, así, los costos de su gestión se incorporan en la producción y se incentiva a buscar alternativas, como también a mejorar las tasas de recuperación y reciclaje actuales”.
Sin ir más lejos, la Comisión de Diputados para Recursos Naturales y Conservación del Ambiente Humano aprobó el viernes pasado el proyecto de Ley de presupuestos mínimos de protección ambiental para la reducción progresiva y prohibición específica de los plásticos de un solo uso. Uno de los oradores de la videoconferencia fue Jerónimo Batista Baucher, científico, ambientalista y creador de un vaso biodegradable hecho de algas, quien durante su exposición destacó que los microplásticos terminan en lo que consumimos: “Cada uno de nosotros, cada persona, está consumiendo en promedio 5gr de plástico por semana, el equivalente a un vaso descartable cada 7 días”
Por último, Feldman explica que no todos los plásticos son iguales y que no todos son reciclables: “Es imprescindible que dejemos de usar plásticos de un solo uso, es decir, aquellos destinados a ser utilizados una sola vez antes de ser descartados, como pueden ser bolsas de supermercado, envases de alimentos, botellas, sorbetes, recipientes, vasos y cubiertos, ya que no se les puede dar una segunda vida, no son reciclables. Es necesario que haya una transformación de la matriz productiva de este material hacia un modelo más sostenible y que no sea nocivo para el ambiente, además de fomentar la educación para un desarrollo sostenible y promover la economía circular”.
Desde su lugar, Agustina sostiene: “Yo trato de plantar la semilla del cambio individual, o lo que ella llama del ´activismo imperfecto´: son muchas las formas en las que impactamos en el mundo y son miles los caminos que tenemos para ir teniendo una vida cada vez menos contaminante y amigable con el planeta. No podemos cambiar todas nuestras costumbres y hábitos de un día para el otro, por eso está bueno ir de a poco, pero de manera constante. Empezando, en este caso, por separar los residuos o reemplazar los plásticos descartables”.
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