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“Poder dar la vuelta con el equipo fue algo increíble”


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Manuel Crivelli, jugador de handball que actualmente se desempeña en el Cavigal Nice de Francia, habló sobre la complejidad de emigrar a un equipo extranjero, su pasado en Ferro y el legado familiar.

Con 24 comenzó su desempeño en el club europeo y pasados ya tres años tiene pensado emprender el retorno al “Verde”, el club de sus amores. El representante argentino en el Campeonato Mundial de 2019 contó cómo fue su experiencia vistiendo la camiseta nacional.

Hacía 29 años que Ferro no lograba el título metropolitano. ¿Qué se sintió lograrlo en la que fue tu última temporada en el club?

– En Ferro hacía varios años que estábamos peleando arriba, jugando finales, con oportunidades de ser campeones, pero no se nos daba. En ese torneo yo, tres meses antes de que termine, ya tenía el contrato firmado para irme a Francia. Sabía que era mi última oportunidad. Empezamos muy bien, fuimos muy regulares y eso nos llevó a ser campeones. Fue como un broche para mi salida del club. Poder dar la vuelta con el equipo fue algo increíble. Más sabiendo que era mi última oportunidad.

“No fue fácil dejar el club”, explicó el deportista formado desde los tres años en Ferro Carril Oeste y agregó que “más allá de handball, tenía una vida ahí”. Si bien agradece haber tenido tiempo para “madurarlo”, ya que eso le apaciguó su malestar, aclaró que “no fue fácil pensar que de un día para otro no iba a pertenecer más”.

-¿Cómo fue la adaptación en Francia?

– Los primeros meses no fueron fáciles. Me imagino que un deportista que cambia de club necesita una adaptación y más siendo otro país con otro idioma. Al principio, me costó el cambio de ritmo de juego, la vida, la relación con los compañeros. Después de algunos meses, de ya conocer a todos los chicos y aprender el francés, me fui sintiendo cada vez mejor. Ya es el tercer año que estoy acá y estoy muy adaptado.

-¿Qué diferencias encontrás con la sociedad argentina? ¿Y cuáles con el deporte?

– No encontré muchas diferencias sociales. Son dos países occidentales, a nivel cultural no hay mucha discordancia. Si en el trato. En Argentina somos más representativos con el cariño, en Francia son más fríos, por lo menos al principio. A nivel deportivo hay bastante diferencia, sobre todo con lo físico. Acá al ser profesionales los jugadores están más desarrollados y tienen otra formación. Lo que más se nota es el ritmo de juego, es lo que más me costó al principio.

-¿Qué tan importante son las amistades dentro del deporte? ¿Influye tenerlas lejos?

– Son importantes siempre, más allá del deporte, en la vida. Obviamente no sos amigo de todos tus compañeros, tenés más afinidad con uno que con otro, pero lo más importante dentro de un grupo es el compañerismo entre los jugadores. A mí sí me influye tener lejos a mis amigos y mi familia. Es una de las contras que tiene el hecho de estar afuera. El día de mañana lo que te acordás son los momentos vividos y las personas que conociste.

Estudios realizados durante la pandemia demuestran que el impacto psicológico en las personas fue muy fuerte. Esto se acrecienta si uno se encuentra a 11.570 kilómetros de su familia, amigos y seres queridos.

-¿Cómo viviste el aislamiento estando en Niza?

– Fue complicado, cada uno lo vive a su manera. Pero nadie te puede decir que fue positivo o que lo pasó bien durante el aislamiento. Tuve la suerte, si bien estaba lejos de mi gente, de estar en una ciudad muy linda. Podía bajar a la playa si quería y eso te libera un poco la cabeza.

-¿Cómo te entrenaste durante la cuarentena?

– Nos entrenábamos, como la gran mayoría, en casa porZoom y con los materiales que teníamos. Al principio lo hacía, pero a medida que pasaban las semanas se volvía más difícil. Por eso pude disfrutar cuando volvimos a entrenar, primero en lo físico con las pesas y después con todo el grupo, fue un momento muy lindo. Esto de entrenar en casa no estuvo bueno sobre todo para la cabeza.

Su hermana, Victoria, es central de la Selección Argentina y de Ferro Carril Oeste. Es la encargada de manejar los hilos en “La Garra”. Conocida como la “Maga”, quedó en la historia grande del país al obtener una plaza en los Juegos de Río de Janeiro 2016, la primera clasificación de la historia. Es por eso que nombrar el apellido Crivelli es sinónimo de handball.

– ¿Qué similitudes y diferencias encontrás entre la forma de jugar de hermana y la tuya?, ¿en qué te ayudó ella para mejorar?
– Siempre hablamos con mi hermana que somos bastante diferentes en el juego. Además de que jugamos en la misma posición, tenemos la intención de generar juego para el equipo, de encontrar la mejor posición para el lanzamiento, los dos somos jugadores de equipo. Ella es una jugadora que maneja mejor los tiempos, tiene una pausa que es muy importante y tiene lanzamiento exterior. Yo soy un jugador más dinámico, más rápido y busco sorprender de diferentes maneras.

-¿Qué sentiste al representar la camiseta de la selección en el Mundial de Alemania y Dinamarca 2019? ¿Cómo fue el momento en que te enteraste que estabas convocado?

– Representar a la selección es lo más lindo que hay. Nunca imaginé que iba a jugar un mundial con la Selección, por suerte me tocó estar. En ese momento no me lo creía. Había muchos jugadores lesionados y era el primer mundial del entrenador (NdeR: Manuel Cadenas) al frente del equipo. Tuvimos una gira previa por Alemania y fuimos 18 ó 20 jugadores, pero había que hacer un corte más después y bueno ahí me enteré que por suerte quedé e iba jugar el mundial. No te das cuenta en el momento de lo que estás jugando, pero sí, me acuerdo del primer partido del mundial que sonaba el himno, es de esos momentos que no te podés olvidar nunca.

Como todo maradoniano, el 25 de noviembre no fue un día más. Estando cerca o lejos el nombre del astro argentino era reconocido en todo el mundo. Su partida se sintió y dejó secuelas imborrables como las que deja una bomba atómica.

¿Cómo viviste la muerte de Maradona desde tan lejos?

-Fue lo peor de ese año tan difícil. Soy muy fanático de Maradona, lo tengo tatuado hace muchos años.  Me acuerdo que terminamos de jugar un partido, habíamos ganado y estábamos todos muy contentos. Agarré el teléfono y me apareció en Twitter la tendencia de esta noticia, lo cerré automáticamente, no quise creer. A los dos minutos vino un dirigente y me preguntó si sabía lo que había pasado. Ahí caí. Estaba tan lejos que no lo creía, no tenía a nadie cerca para acompañarme con el sentimiento. Después hablé con familiares y amigos y me contaban lo que pasaba en el país, me decían que salías a la calle y era todo tristeza. Sigo sin creerlo y creo que como todos nos vamos a quedar con lo mejor de Diego, a nivel fútbol y por fuera. Para mí es lo más grande que hay y nunca le recriminé nada de su vida personal.


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