SOCIEDAD
Refugios para víctimas de violencia de género en CABA: mientras la violencia crece, el Estado se retira
En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires hay 3.121.707 habitantes, según el último censo. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) recomienda “Una casa de acogida o refugio para la contención de violencia de género por cada 10.000 habitantes donde se facilite alojamiento seguro de emergencia, asesoramiento cualificado y asistencia para la búsqueda de alojamiento a largo plazo”. Actualmente, la ciudad cuenta con cuatro de estos espacios estatales y al menos debería haber uno por comuna porteña.

Según el Estudio Regional sobre los Refugios para las mujeres víctimas de la violencia de género en América Latina, los albergues organizados y manejados por grupos u organizaciones de mujeres a partir de esfuerzos privados muchas veces no cuentan con el apoyo del Estado ni dialogan con los servicios estatales para armonizar los criterios. En el barrio porteño de Villa Crespo se encuentra Shalom Bait, que no forma parte de la administración pública y tampoco funciona como refugio. Pero, ante la ausencia del Estado, se encarga de brindar asistencia integral, grupos terapéuticos, entrevistas individuales y patrocinio jurídico para las causas judiciales de las mujeres que acuden al lugar.
En conversación con Tamara Santoor Neiman, trabajadora social y coordinadora del área de voluntariado, explica que el tiempo de demora para la atención es de una semana, y que ofrecen asistencia virtual para las víctimas que no pueden acercarse por distancia o porque no tienen con quién dejar a sus hijos. Además, la coordinadora amplía que el riesgo alto o altísimo está dado por situaciones de convivencia o intentos de suicidio. Hay distintas situaciones que indican un riesgo alto, ligadas con las características de los agresores: si es adicto, si hubo amenazas, si tiene antecedentes penales o si cuenta con acceso a armas.
El pasado 3 de junio, a 10 años del primer “Ni una menos”, una mujer fue asesinada por un policía de la Ciudad de Buenos Aires. Se trata de Gabriel Fernando Danielo, de 39 años, quien ya tiene una perimetral y una denuncia por violencia de género de parte de su ex pareja. ¿Asesinó a su ex mujer? No. Danielo se dirigió al gimnasio de Anabella Viviana Florentín, su ex, en la localidad de Moreno. A balazos, con su arma reglamentaria, mató a Marcela Fabiana Heredia, la actual novia de Florentín.
¿Dónde pueden refugiarse las mujeres víctimas de violencia de género?
El observatorio “Ahora que sí nos ven” (AQSNV), que se encarga de relevar, analizar y visibilizar las violencias hacia las mujeres, publicó un informe por los 10 años del primer “Ni una menos”, que recorre los femicidios ocurridos desde 2015 hasta el 25 de mayo del presente año. En el documento mencionan que en el 85% de los casos el femicida pertenece al círculo íntimo o es conocido de la víctima, y que el 64% de los casos tienen lugar en la vivienda de las víctimas, que en ocasiones comparten con el agresor.
Sobre esto, Neiman agrega que cuando una víctima llega a la asociación, se realiza una entrevista de admisión. “Se las escucha, qué es lo que les está pasando, qué es lo que necesitan. Lo principal es hacer un análisis del riesgo de la situación en la que están para poder asesorarlas”, explica.
De acuerdo al observatorio AQSNV, los casos como los de Anabella Florentín representan un 10% de las víctimas de femicidios, donde su ex tiene una perimetral pero de todas formas se acerca para agredirla. En diálogo con Lis Torres Zambrano, criminóloga especialista en género y violencia de género y parte del observatorio, detalla que cuando una mujer decide hacer una denuncia se encuentra con varias barreras: “La primera siempre es la revictimización. Contar tantas veces como sea posible la situación de vulnerabilidad, de riesgo, de violencia que está viviendo esa víctima. Y en segundo lugar, el desfinanciamiento que hay de las políticas públicas en materia de prevención, abordaje y erradicación de la violencia contra las mujeres”.
Ausencia del Estado
Desde que asumió Javier Milei se desintegró el Ministerio de la Mujer. Además, se erradicaron 13 programas de género que, ante esta eliminación en el organigrama, quedaron bajo la órbita del Ministerio de Justicia con Mariano Cúneo Libarona a la cabeza. Algunos programas son MenstruAr; Promotoras y promotores territoriales de género y diversidad; Fortalecimiento de las organizaciones sociales de género y diversidad; Escuelas populares de formación en género y diversidad “Macachas y Remedios”; Perspectiva de género e igualdad en la diversidad en el desarrollo rural “Sembrar Igualdad”; Acceso a derechos para personas travestis, transexuales y transgénero; Dispositivos territoriales de protección integral de personas en contexto de violencia por motivos de género; Participación social y ciudadana en materia de género y diversidad; Igualdad de géneros en el trabajo, el empleo y la producción “IgualAr”; Apoyo urgente y la asistencia integral inmediata ante casos de violencias extremas por motivos de género; Capacitación en perspectiva de género y diversidad para el sector privado “FormAr Igualdad”; Producir, GenerAr.
En la Ciudad de Buenos Aires, a cargo del mandatario Jorge Macri, la realidad no es muy distinta. En una nota publicada en Página 12 en el mes de febrero, se sostiene que a fines de diciembre de 2024 la Subsecretaría de la Mujer, hasta entonces bajo la órbita de la Vicejefatura de Gobierno porteña y liderada por Carolina Barone, es reducida a Dirección General. Lo que implica una pérdida de rango y de jerarquía dentro del organigrama oficial.
Desde el Gobierno porteño justifican la medida como parte de una “reforma institucional” destinada a optimizar recursos y evitar duplicación de funciones, en el marco de un ajuste que acumula un “ahorro” de $13.319 millones. Incluso la designación de un nuevo responsable de la cartera recién ocurre en marzo de 2025, dejando vacío el puesto durante 3 meses. Se designó a María Candela Díaz Mazzeo mediante el boletín oficial de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Aunque se intentó establecer contacto con la Dirección General de la Mujer y refugios que pertenecen al circuito de la ciudad, no se obtuvo respuesta.
Al desfinanciamiento y la ausencia del Estado nacional y local, se suma el cierre de dos Centros Integrales de la Mujer (CIM) en la comuna 2 y 13. Los CIM son espacios estatales que cumplen las mismas tareas que organizaciones no gubernamentales como Shalom Bait y La Casa del Encuentro, ubicada en el barrio de Almagro.
Situación de víctimas en LATAM
La violencia de género atraviesa todo el continente y, con ella, la necesidad urgente de espacios de resguardo y acompañamiento para quienes logran escapar del círculo de la violencia. En América Latina, los refugios no solo son insuficientes, sino que presentan grandes desigualdades según el país, la región geográfica y la voluntad política de los gobiernos. Según el último informe del Mecanismo de Seguimiento de la Convención de Belém do Pará (MESECVI), elaborado con datos de 16 países, existen al menos 568 refugios en toda la región, pero con coberturas desiguales: mientras Argentina reporta 167, en Paraguay hay solo dos.
Pese a los avances en normativa y regulación, el acceso a estos espacios sigue siendo limitado. La mayoría se concentra en zonas urbanas y capitales, lo que deja desprotegidas a muchas mujeres en áreas rurales o alejadas. A esto se suma la coexistencia de modelos mixtos, donde conviven refugios estatales con iniciativas privadas que, muchas veces, no cuentan con apoyo oficial ni presupuesto estable. En el gráfico a continuación, se puede observar la distribución, el tipo de administración y la cobertura por país, así como las principales brechas que enfrenta la región en esta política pública clave para garantizar el derecho a una vida libre de violencias.
El abandono también es violencia
Entrevistadas por Éter Digital, las voluntarias explican que “Se desarticulan muchos dispositivos de atención, hay vaciamientos en áreas estatales que se encargaban de implementar políticas públicas con perspectiva de género”.
Sobre el desfinanciamiento al Programa Acompañar, que otorgaba una ayuda económica durante tres meses para víctimas de violencia de género, Tamara Neiman comenta que el ingreso es dificultoso, ya que es para víctimas de riesgo altísimo, cuando quizás hay mujeres de riesgo medio que necesitan la ayuda. También agrega que demora mucho en enviarse las altas para situaciones de urgencia. Si bien realizan derivaciones, no lo hacen de forma directa, sino con algún contacto del ex Ministerio de la Mujer de la Nación. Muchas víctimas, al llegar a los CIM para realizar las altas, se encuentran con que una exigencia es atenderse sí o sí en ese centro.
En un presente gobernado por la extrema derecha, las mujeres, la comunidad LGBT y los trabajadores siempre resultan afectados. Aunque existan organismos voluntarios, es importante la presencia del Estado para garantizar seguridad y una vida digna a los ciudadanos. “Estas redes son fundamentales, pero no pueden ni deben reemplazar al Estado: lo que hacen es brindar una solución parcial ante un Estado ausente”, concluyen desde la Casa del Encuentro.