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Río, otra vez como protagonista


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Como resultado del cambio de sede, la cancha más grande de Brasil volverá a ser el núcleo de los últimos 90 minutos en un campeonato internacional. El Maracaná, estadio que actualmente cuenta con capacidad para 87 mil personas, ya fue la estrella en dos finales mundiales, 1950 y 2014, y de dos Copas América, 1989 y 2019. 

Desde Pepe Schiaffino y Alcides Ghiggia hasta Everton Soares, Gabriel Jesus y Richarlison de Andrade, pasando por, Romário, Bebeto, Rubén Sosa,  Lionel Messi,  Philipp Lahm y  Mario Götze. Vivió silencios ensordecedores como euforias sin sonido. Fue pisado por zapatos con suela de goma y por botines fluorescentes. Frecuentado por hinchas vestidos con saco y corbata y por otros con capas en forma de bandera y caras pintadas con sus mismos colores. Este camino que se inició en 1950 con su apertura, directamente relacionada con la Copa Jules Rimet, continúa nutriendo de historia al futbol mundial.

La primera final fue el mismo año de su inauguración y la selección local consiguió el acceso a ese partido, donde enfrentaría a Uruguay. Debido al formato de ese entonces, Brasil con empatar se consagraba como el cuarto campeón mundial.  Cuando la ventaja ya era evidente, llegó el gol de Albino Friaça para que “La Auriverde” gritara “campeón” de manera anticipada, sin saber que el conjunto “charrúa” contaba con un “Mago” y un “Verdugo”. El Mago le decían a Schiaffino, considerado el mejor jugador uruguayo del siglo veinte, quien a los sesenta y seis  minutos conectó un violento remate que resultó inalcanzable para Moacir Barbosa, el arquero rival, y así llenó de esperanzas al pueblo oriental. ¿Quién era el otro? Ghiggia. Se convirtió en verdugo ese día, dictando la sentencia final, metiendo el segundo gol, regalándole la segunda copa a su país y hundiendo a Brasil en la peor tragedia futbolística de su historia, el Maracanazo.

Treinta y nueve años después, en julio de 1989, tendría revancha, pero en una Copa América. Las mismas selecciones se volvieron a encontrar en el mismo túnel, a punto de pisar el mismo césped y pararse frente a los miles de espectadores cariocas que acudieron al imponente estadio. El resultado fue otro. Sin magia y sin guillotina Uruguay no pudo revertir el gol convertido por Romário en el comienzo del segundo tiempo y Brasil se hizo con su cuarto trofeo continental.  

En el último partido del Mundial 2014, en un estadio totalmente remodelado, los vestuarios y lasplateas se vistieron de otros colores, y quienes alzaron la copa en el palco no hablaban ni castellano ni portugués. Ese Mundial que los argentinos tanto recuerdan, por las canchas y las calles repletas de camisetas celestes y blancas, por los “Brasil decime que se siente”, por los penales frente a Holanda, por los goles de Messi, por los festejos de Messi y por Messi, se convirtió en el primer Mundial celebrado en América y festejado en Europa. ¿El culpable? Mario Götze, el chico de tan sólo 22 años que convirtió a los 113´ y golpeó a la Argentina.

Por último, la final de la Copa América de 2019, enfrentó al local y a un rival poco recurrente en dicha instancia. Brasil contra Perú, el encuentro menos esperado. Perú llegó a la final eliminando favoritos a su paso, Uruguay en cuartos y Chile, campeón de las dos ediciones anteriores, en la semifinal, pero no logró hacerle frente a un Brasil con grandes nombres en su plantel. Everton Soares, Gabriel Jesus y Richarlison convirtieron para el campeón y Guerrero había conseguido momentáneamente el empate a uno tras un penal.


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